martes, 28 de febrero de 2017

Amor en la Red - Capítulo 8 - Bodas

Se casarían a mediados de Agosto.  Ingrid deseaba contar con la presencia de sus amigas, y para ello las llamó inmediatamente que supieron la fecha

- Carmita ¿ por dónde andáis?
- Ingrid  ¿ ocurre algo ?
- Si, nos casamos dentro de una semana
- ¡ Dios mio !- dijo Carmita
- ¿ Qué pasa, qué pasa ? - apremiaba Susana preocupada
- Deseo vengáis a nuestra boda - pidió Ingrid
- No faltaremos. Pediremos unos días más a cuenta de vacaciones.  Mejor si fuera en fin de semana, porque de esta forma no tendríamos que pedir favores, puesto que acabamos de llegar del veraneo
- Haré todo lo posible de que así sea - respondió Ingrid, despidiéndose de sus amigas.

Y así lo hicieron.  Encontraron a su amiga exultante de felicidad y a un Jack totalmente desconocido: amable, cariñoso, solícito...  También conocieron a Thomas y a Sarah, en fin, comprobaron que el entorno de  la pareja era tan armónico como feliz

Después de la boda, se reunieron todos en un restaurante a las afueras de Fowey. Eran pocos los acompañantes,  entre los que reinaba la alegria.  Jack e Ingrid se retiraron pronto. Querían estar a solas y comenzar su luna de miel.  La tenían programada para la primera hora del día siguiente.    Irían a Londres y después cruzarían al continente, a Paris.  Disponían de pocos días, ya que Jack debía incorporarse a su nuevo trabajo el día 1 de Septiembre, pero serían unos días intensos de felicidad.

Ya estaban instalados en su hogar, Jack había comenzado su trabajo en el hospital como residente, pero debido a su experiencia su destino fué en urgencias.  Estaba contento, era feliz a pesar de que no pasaban juntos el tiempo que deseaban.  Ella le esperaba ansiosa por estar con él, y disgustada, aunque no lo diera a conocer, cuando le tocaba guardia. Era de 24 horas seguidas, pero se trataba del futuro y de lo que Jack amaba: curar a las personas que acudieran a urgencias.  Amaba su profesión y además estaba satisfecho, porque tendría oportunidad de intervenir en alguna operación, lo que le serviría para la experiencia que habría de tener cuando terminase la residencia y por fin fuera cirujano titulado.  Ingrid canturreaba contenta preparando una cena muy del gusto de Jack, ese día terminaba su turno a las 10 de la noche, y a pesar de que él no estaba acostumbrado a cenar a esas horas, haría una excepción.  Era inmensamente feliz, amaba a su esposo y él la amaba, nada se interponía en su felicidad. Sonó su móvil y una voz sumamente familiar la respondió al otro lado

- Ingrid, chica ¿ cómo te va ?
- ¡ Marta, Marta ! ¡ qué gusto volver a oirte ! ¿ cómo estáis ?
- ¿ Que cómo estamos ? Felices, amiga, muy felices.  Nos casamos la próxima semana y quiero que vengáis
-Marta, no sé si Jack podrá acompañarme.  Acaba de incorporarse a su nuevo trabajo y no creo que le den permiso, pero yo acudiré, seguro.  No me lo perdería por nada del mundo.
- Intentad venir los dos.  Nos haría muchísima ilusión



Continuaron hablando un buen rato más.  La charla era alegre y amena, puesto que las dos amigas estaban pletóricas de felicidad. Al colgar, Ingrid sonrió pensando en lo extraña que es la vida y lo jugueton que es el destino con  las personas. Cuando llegó Jack, le contó las noticias de Marta y el deseo expresado de que asistieran a su enlace

- Bien que me gustaría, mi amor, pero acabo de empezar, tú lo sabes.  No creo que pueda hacerlo; necesitaría al menos cinco días.  Si hubiera sido antes de mudar de trabajo, no habría problema, pero en éste. . .
- Lo comprendo rey. Ya se lo he dicho. No te preocupes, pero a mí me gustaría asistir
- Desde luego. Ve tú en representación de los dos. Ella ha sido muy importante en nuestras vidas.-
Acurrucada entre los brazos de su marido, le decía mimosa
- Te voy a echar mucho de menos
- Y yo ¿ qué ?¡ Acostarme en una cama fria, sin nadie que me dé calor ! . . .- bromeó Jack - Quizá tenga que buscarme a alguien que me acompañe - dijo riendo
- Ni se te ocurra. Ese sitio es mio y de nadie más - dijo Ingrid abrazando a su marido.

Se casaron en Milán, en donde fijarían su residencia. Marta estaba preciosa y Giulio no cabía en sí de contento.  Su familia era en extremo cariñosa y afable.  Se deshicieron en atenciones con las amigas de Marta.  Los recién casados recorrerían la costa italiana y pasarían unos días en Capri como viaje de novios.  En un aparte con Ingrid, Marta confesó a su amiga



- No iremos solos en el viaje. Seremos tres
- ¿ Cómo tres, lleváis carabina ?
- Ja, ja, ja.  Nooo. Estoy embarazada.  No lo sabe nadie de su familia; ahora lo sabes tú también
- Marta ¡ qué alegría !- Ingrid abrazó a su amiga- Nosotros esperaremos más, como un año. Queremos disfrutar del matrimonio y, a que Jack se estabilice en el hospital.  Aunque parezca imposible, deseo ser madre.
- Amiga- le dijo Marta - ¡ No te conozco ! ¡ Tú queriendo ser madre, pero si ni siquiera querías tener novio ! Verdaderamente, Jack es un campeón -  Ambas amigas se abrazaron riendo.



Los novios después de despedirse, emprendieron su viaje de luna de miel. Las amigas tomaron el avión que las llevaría a cada una a su destino.  Ingrid regresó al lado de Jack que la esperaba ansioso por verla.  Después de ponerle al corriente de todo lo acontecido en la boda, Ingrid insinuó que la gustaría dentro de unos meses aumentar la familia, a lo que Jack asintió encantado.

- De acuerdo mi amor. Iremos en busca del niño. Buenas noches, cielo, descansa que el viaje ha sido largo.

Los días transcurrían apaciblemente, no obstante Ingrid planteó a Jack que estaría bien comenzase a trabajar.  Había días, cuando él estaba de guardia, que se sentía bastante sola

- Si es ese el motivo ¿ por qué no buscas amigas? Hazte socia de algún club, de algún gimnasio.  En ellos siempre tienes a alguien con quién hablar
- ¿ Y cómo ? apenas hablo inglés. Si, si, ya me lo avisaste. Mañana mismo buscaré en los anuncios del periódico a ver si encuentro algo.  Quizás en algún despacho de abogados. . - dijo Ingrid bostezando- Buenas noches cariño. Hasta mañana- Dió un beso a su marido y abrazados se durmieron.

A la mañana siguiente en cuanto Jack se hubo marchado, se dirigió al pueblo en busca del periódico.  Entró en un pub y ante una taza de café, comenzó a desgranar uno por uno los anuncios que venían.  Encontró una solicitud en un despacho ó gestoría. Tomó nota del número de teléfono y procedió a contactar con el mismo.  Quedaron para una entrevista al día siguiente.  Y al día siguiente Ingrid acudió a su cita para la entrevista. Advirtió que su inglés era muy primario, pero no le dió demasiada importancia el que sería su jefe. Y la plaza que ofertaban quedó concedida a Ingrid, que contenta aguardó con impaciencia a que llegara Jack para comunicárselo.

Debido a su experiencia en el despacho de Madrid, y a sus tres años de estudios en Derecho, se convirtió en una buena ayudante  del  jefe. Había avanzado en la lengua inglesa y ya no la daba miedo el mantener una conversación.  El jefe era un señor de mediana edad,  establecido en el lugar hacía muchos años, recién terminada su licenciatura en derecho.  Los clientes tampoco daban problemas; eran trabajos rutinarios, sin complicaciones.  Ingrid estaba a gusto. Había establecido amistad con la otra secretaria y en alguna ocasión, cuando Jack estaba de guardia, comían fuera de casa o por la tarde acudían al cine.



Habían cumplido su primer aniversario de boda. Jack intervenía con más frecuencia en las operaciones y todo les marchaba divinamente, a pesar de que Ingrid echaba de menos a sus amigas con las que por las noches, durante las ausencias de Jack, charlaban mediante el ordenador.

Habían habilitado  una webcam y de este modo podían verse.  Cada vez con más frecuencia, la asaltaba la idea del bebé, y cada vez lo iban dilatando.  Los dos estaban enfrascados en sus trabajos respectivos, y el tiempo corría veloz.  Jack había hecho amistad con el ginecólogo de urgencias. De unos cuarenta y pico años, se complementaban perfectamente, e incluso le ayudaba en alguna pequeña intervención, como aplicar puntos en algún desgarro vaginal, o en alguna cesárea, por ejemplo a alcanzarle el instrumental requerido.  Estaba feliz, y cada noche al llegar a su hogar, los esposos se contaban las incidencias de sus respectivos trabajos.  Algún que otro fin de semana salían junto con el ginecólogo, por nombre Philip y su esposa Hellen, Thomas, Sarah y ellos dos.  Las mujeres se llevaban muy bien , haciéndose buenas amigas.





lunes, 27 de febrero de 2017

Amor en la Red - Capítulo 7 - Proyectos

Alguien movía su hombro. ¿ Se trataba de un sueño, quién podría ser? Su cabeza, aún dormida, no se daba cuenta de que había pasado la noche con alguien y ese alguien la agitaba para que recobrara la consciencia.

Despierta, mi amor, despierta - decía Jack al oido de Ingrid que dormía plácidamente
- ¿ Qué ocurre ? - le respondió ella adormilada
- Tenemos miles de cosas que hacer, así que anda,  levántate

Ingrid extendió la mano hasta su rostro, y con la mejor de sus sonrisas, acarició la mejilla de Jack





- Buenos días 
- Buenos días, sweetness Voy preparando el desayuno mientras te duchas
- Pero ¿ qué hora es?, apenas es de día - protestó ella
- No, son las siete. Aquí no tenemos el sol radiante de España, por eso parece que es más temprano
- ¿ Por qué tanta prisa ?, estamos de vacaciones

Jack sentándose en el borde de la cama, dio un beso a Ingrid y comenzó a detallar todo lo que debían hacer a primera hora. Lo primero de todo.

- Tengo que ir a solucionar algo y después a trabajar. Tú estás de vacaciones, pero yo todavía no.  Y tú, creo, debes dar unas explicaciones a tus amigas ¿ cierto?
- ¡ Oh Dios mio, se me había olvidado !
- ¿ Qué se te había olvidado ? ¿ Lo nuestro ?
- No, no.  Lo nuestro ha sido mágico, imposible de olvidar.  Mis amigas . .  se me habían olvidado.  Y es que me vuelves loca, no me dejas ni pensar, ja, ja, ja. Pero tienes razón ya mismo me levanto. Date la vuelta
- ¿ Que ? ¿ Cómo que me de la vuelta ?
- Si, me es violento levantarme delante de ti
- ¡Pero si hemos dormido juntos ! - protestó Jack
- Ya lo sé, pero ha ocurrido todo tan rápido,que no me da tiempo a procesarlo. Dame tiempo, por favor
- Todo lo del mundo, pero me voy a tener que ir ya
- Dame un beso antes de irte
- Miles, miles, miles - y Jack  feliz comenzó a besarla en las mejillas, en los ojos, en los labios, ..

Jack pensaba cómo debía enfocar el tema para no herir a Christine, porque a pesar de que sabía que en cualquier momento romperían, ella se había portado bien con él, y no merecía dar la callada por respuesta.  Por eso cuando llamó a la puerta, la muchacha sabía que se avecinaba un problema.  La noche anterior no la había llamado, ni tampoco había acudido a su casa a pasar la noche como ocurriera en otras ocasiones.  Los rumores habían corrido rápido:  tres extranjeras estaban en el pueblo preguntando por Jack.  En las localidades pequeñas, cualquier cosa que rompa la monotonía diaria, corre veloz entre los vecinos, y ese rumor la había llegado en cuanto salieron del consultorio.  Quizás alguien que estaba aguardando en la consulta, fuera la que lo extendiera.





Pero fué el gesto serio de él, lo que la hizo comprender que una de esas extranjeras era el amor de Jack, pero ¿ a qué había venido ?  Según  ella conocía, no estaba interesada en Jack, ¿ entonces?  Una luz de esperanza se abrió paso en su pensamiento, pero se desvaneció rápidamente, en cuanto él comenzó hablar

- Verás Christine, ha ocurrido algo inesperado.  Tú estás al corriente de toda mi vida, y aunque cuando comenzamos nuestra relación te dije que me era imposible olvidarla, sabes que traté por todos los medios de hacerlo, y hasta creí conseguirlo, porque a tu lado he sido feliz.  Tuve el cariño que me faltó en ella, tu comprensión y paciencia, pero ...  No la olvidé y hoy, cuando la he visto, he retrocedido en el tiempo y . . .
- Y habéis reiniciado vuestra relación ¿ no es eso ? - dijo Christine
- Si. Ella vino en mi busca porque me echaba de menos, pero cuando de nuevo estuvimos frente a frente supimos que no podíamos acabar,  porque ella había comprendido que lo pensado en un principio había dejado de tenerlo en cuenta al comprobar  que se había enamorado de mi, una vez que dejamos de estar en contacto. Entonces lo comprendió, y vino a ver si aún era posible comenzar de nuevo.
- No es necesario que sigas. Sabía que tarde o temprano ella se daría cuenta de lo que iba a perder si te rechazaba
- Vamos a casarnos lo más pronto posible. Aunque seguiremos viviendo aquí de momento.  En septiembre, cuando me incorpore a mi nuevo trabajo, ya veremos.  Quería que lo supieras lo más pronto posible,  por mi, y no por otra persona.

Jack la besó y dando media vuelta, salió de su casa y de su vida. Christine se quedó mirando  la puerta como si no fuera posible lo que acababa de escuchar: había perdido al hombre de su vida. "Ojalá ella te sepa apreciar en lo que vales, Jack " se repitió

Unos golpecitos suaves resonaron en la habitación de Ingrid. Abrió y ante ella sus amigas estaban listas para emprender nuevamente su marcha. En sus rostros se reflejaba la preocupación que sentían por su amiga, pero las desconcertaba su expresión risueña y el brillo que reflejaban sus ojos




- ¿ Qué te pasa ? - la preguntaron, al no entender nada de lo que sucedía
- Pasad, he de hablar con vosotras largo y tendido - Sentadas en la cama de Ingrid, las chicas escuchaban atentamente el relato de lo ocurrido la noche anterior, y estallaron de alegría, cuando una Ingrid plena de felicidad, les anunció
- Y vamos a casarnos lo más pronto posible.  Regresaré a Madrid para despedirme del despacho y recoger mis cosas, pero inmediatamente me vuelvo. No quiero volver a dejarle solo ni un minuto más de lo necesario.

Las tres abrazadas, daban grititos de alegría mientras hacían una rueda riendo nerviosas A los ojos de Carmita asomaron unas lagrimillas de emoción. Sabía lo que había supuesto para su amiga la incertidumbre de ese viaje, y  que fuera posible se encontrase con la negativa de él.  Por eso al haber ocurrido todo lo contrario, estaba muy contenta por ella.  La llamada de teléfono de Jack, las hizo calmarse

- Sweetness, ya está todo arreglado. Mañana iré al juzgado para ultimar nuestra boda.
- Jack mis amigas están aquí, te están esperando
- Despídeme de ellas, amor. No puedo ir, tengo que entrar a trabajar en este momento, tengo una urgencia.   Cuando llegue a casa, tenemos que hablar extensamente. Te quiero,
- Yo también ¿ vendrás pronto?
- Salgo a las tres, y en  cinco minutos,  estoy en casa. Pero . . . no te he dado la llave. Acércate al consultorio y te la daré. En cuanto pueda, haré un duplicado. Ahora seremos dos - dijo riendo
- Iré en cuanto las chicas se marchen . Por primera vez te prepararé la comida
- Pues sólo tengo latas y alguna pizza en el congelador
- ¡ Jack ! ¿qué clase de  médico eres que no cuidas tu comida?
-Pronto tendré a mi mujercita que me cuidará. Oye, lo siento, tengo que colgar
- Chao mi amor. Hasta luego

No se podía ser más feliz, ni estar más contenta, ni querer más a una persona.  Las chicas, una vez recogido su equipaje, volvieron para despedirse de ella

- ¿ Te vas a cuidar ? - gimoteó Carmita
- Me alegro tanto por ti- repitió Susana




Las vió partir y pensó lo distinto que había sido todo, con tan sólo unas horas de diferencia.  Cuando el día anterior pensaba que había perdido a Jack Todo había tomado un giro repentino,  inesperado.    Se arregló un poco y partió andando en dirección al ambulatorio. Iba pensando en cómo haría para entenderse con la enfermera, pero eso no la importaba, ya no. Era demasiado importante lo que ocurría en su vida, que eso le causó risa.  Delante del mostrador del control, tomaba notas otro doctor, rubio como Jack, que levantó la mirada del papel que estaba escribiendo, para fijarla en ella

- Señorita ¿ se acuerda de mi ? Estuve ayer con dos amigas. Lo siento no hablo inglés. Pregunto por el doctor Howell, Jack Howell
- Oh, si. Está con una paciente, pero me dejó este sobre
- Perdón no la entiendo -.  La enfermera la tendió el sobre que al recogerlo se dió cuenta que era la llave
-- ¿ Es usted Ingrid ? - la preguntó el doctor que estaba en el control
- Si
-Yo soy Thomas, amigo y compañero de Jack








- Ah, doctor Thomas. Le conozco aunque sólo de oidas. ¿ Cómo está ? - dijo extendiendo su mano que fué recogida por el médico
- De momento no tengo pacientes, y me encantaría charlar un momento con,usted
- Claro, con mucho gusto
- Venga por aquí, por favor.  Julie avíseme si llega alguien - dijo dirigiéndose a la auxiliar
- Creí que no la conocería nunca. Jack me ha hablado tanto de usted, que estaba intrigado por comprobar si era tan bonita como decía. No me ha mentido, es usted muy bonita y no me extraña que perdiera la cabeza
- No sé qué decirle, estoy abrumada
- Verá. Jack es para mi como un hermano.  Le conozco hace muchos años; juntos estudiamos la carrera, juntos tuvimos nuestros primeros amores, juntos nuestras primeras fechorías en Ibiza. . . etcétera, etcétera  Por eso cuando desde hace un tiempo le veia tan decaido, triste y con mal carácter, me preocupó mucho porque él no es así.  Después de mucho rogarle me confesó que se había enamorado de una chica, pero ella no quería saber nada de amoríos.  Esta mañana me dice que usted vino ayer en su busca.  Cuando le ví entrar, casi no le reconocía: volvía a ser el Jack de toda la vida, el alegre, el cariñoso, el profesional.  Por eso. . .No quiero meterme en sus asuntos, es cosa vuestra, pero no quisiera volver a verle en el estado  de depresión que le he visto.  Si no le quieres  lo suficiente como para compartir su vida, déjale, ahora. No le hagas concebir falsas esperanzas, no se lo merece
- Es cierto, Jack es buena persona, amable y cariñosa y no se merece que nadie le haga sufrir.  Pero te equivocas al juzgarme tan a la ligera. Tontos pretextos los que yo ponía para no comprometerme ni con él ni  con nadie.  Lo que no sabía, de lo que no me daba cuenta,  es de que necesitaba a Jack, más que cualquier otra cosa .  Le necesitaba hasta para respirar, pero me dí cuenta demasiado tarde.  Este viaje lo he realizado pensando en que no tendría otra oportunidad.   Que él, quizá, hubiera organizado su vida, ya que desde hace tiempo no habíamos estado conectados. El mismo me dijo que tenía novia, y entonces con un dolor inmenso en el corazón dí marcha atrás y me ausenté.  El llamó a mi puerta anoche y todo cambió.  Quizá no haya sabido expresarle lo importante que es para mi, que ya nada ni nadie podría separarme de él, y que estoy dispuesta a unir mi vida y formar una familia con Jack.  Sé que obré mal, pero se lo dije desde un principio sin darle falsas esperanzas, sin saber, tonta de mi, que era lo más importante que me había ocurrido nunca. El conocerle me ha dado la vida, una vida a la que yo voluntariamente renuncié.  Lamento profundamente haber causado daño a otra persona inocente de mis insensateces, lo siento de verdad, pero él me lo ha  pedido y,  seré su mujer. No me importa el matrimonio, no quiero un papel firmado en el que diga que soy su esposa. Yo me considero ya su mujer.  Quiero estar a su lado legal o ilegalmente.  Créeme es lo que más me importa.
- Bien Ingrid, si es así como dices, sé bienvenida. Esta noche os espero a cenar en casa, Sarah se alegrará enormemente de conocerte




- ¿ Puedo pedirte un favor?- pidió Ingrid
- Desde luego
- Deja la invitación para mañana. Tenemos miles de cosas de las que hablar sobre nuestro futuro, miles de cosas para organizar  la boda, y sobretodo quiero estar a solas con él -.  Thomas la miró sonriente y dijo
- Eso está hecho, te comprendo.  Yo también cuando éramos novios, buscábamos estar solos. Además vosotros lo necesitáis. Tenéis que organizar una vida, ja, ja, ja -.  Ingrid le dió un beso en la mejilla al despedirse
- Gracias por ser tan buen amigo de Jack. Espero convencerte y que lo seas también mio.  Saluda a Sarah, aunque no me conozca
- Te conoce, ¡ya lo creo que te conoce!. Adiós, ¿ quedamos entonces para mañana por la noche?
- De acuerdo, mañana cenaremos en tu casa.  Adiós Thomas, y gracias por todo.
- Prueba superada - dijo cuando a solas se encaminaba hacia la casa de Jack una vez fuera del consultorio.

Jack llegó pronto.  Lo hizo deprisa y subió el terreno que le separaba de la entrada, dando grandes zancadas. Estaba ansioso por estrechar entre sus brazos a la mujercita que le aguardaba, y que durante tanto tiempo había deseado verla en su hogar.  Después de abrazarse, besarse y decirse cosas bonitas, él la tomó de ambas manos y la condujo hasta el salón, la hizo sentarse a su lado y comenzó a explicarle su charla con Christine





- Me resultó violento, a pesar de que ambos sabíamos que ese momento llegaría, pero no me gusta dañar a nadie - permaneció en silencio un momento, y prosiguió - Pero ahora ya está todo claro, ya nadie se interpondrá entre nosotros.  Mañana tengo guardia, pero pasado mañana en cuanto salga del consultorio, iré al juzgado.
- Jack, había quedado con Thomas para ir mañana por la noche a cenar a su casa y conocer a Sarah
-¡Oh no!.  Mi amor, lo siento, pero tendrás que ir tú sola. Has de acostumbrarte a ésto.  Los médicos difícilmente podemos hacer planes. Están las urgencias y, prepárate, porque habrá veces que nos llamen cuando estemos durmiendo, o comiendo, o  en otros menesteres
- No te preocupes, rey. Me acostumbraré, sólo dame tiempo.  Tengo la cabeza como una olla exprés no puedo pensar más aprisa  en  tantas cosas .






Charlaron de miles de cosas, huecos vacíos en sus vidas mientras estuvieron separados.  Él la contaba su estancia, su triste estancia, en Fowey a su regreso de España.  Ella le escuchaba reclinada su cabeza en el hombro de él, cogida a su mano, besándosela de vez en cuando.  Permanecieron así durante largo rato; estaban juntos, se amaban y eran felices.  No necesitaban nada más.



domingo, 26 de febrero de 2017

Amor en la Red - Capítulo 6 - Verde campiña inglesa

Lentos, iban pasando los meses, y por fín llegó Julio, el destinado para las vacaciones de las chicas.  Carmita y Susana contentas para disfrutar de su nueva aventura, Ingrid,  al contrario, expectante y nerviosa por lo que encontraría en Inglaterra. Sentía miedo de haber perdido definitivamente a Jack.  Nadie más que ella tendría la culpa si así era. Hacía más de dos meses que no sabía nada de él.  Iría a ciegas en ese viaje, pero tenía que hacerlo y aceptar lo que se encontrase en Fowey.


El último día de Junio, decidieron ir a cenar y tomar alguna copa con varios de sus compañeros de trabajo como despedida de vacaciones.  Ingrid no tenía ningún interés en ello, pero Carmita estaba contenta y lo quería celebrar.  Eran en total cinco personas las que formarían la pequeña reunión.  Por fín dieron por finalizada la despedida y cada una se fue a su casa.  Ingrid estaba triste, no sabía muy bien  porqué. En vez de estar deseosa que llegará el día siguiente, quería que la noche fuese larga, muy larga y que el amanecer del día 1 de Julio, no llegase nunca. ¿ Qué encontraría en Inglaterra ?



Ya estaban acomodadas dentro del avión que en poco más de dos horas y media las dejaría en Londres. Allí mismo, en las oficinas de Iberia, realizarían las gestiones referente al alquiler del coche contratado desde Madrid. Con todo en órden decidieron emprender la marcha hacia la ciudad.  Allí comerían algo antes de ir al hotel reservado.  Así pues, una vez recogidas las maletas,  se dirigieron a Londres.  Carmita y Susana no paraban de hablar exultantes por el comienzo de las vacaciones, y contrariamente a lo imaginado, hacia un sol espléndido, lo que les alegraba aún más  Muy al contrario Ingrid iba callada. Sólo de vez en cuando hacía algún comentario.  Sabedoras sus amigas de lo que podía estar pasando por su cabeza, se hacían las desentendidas, como si no se dieran cuenta de la zozobra de Ingrid.  Después de tomar un frugal almuerzo, consultaron el plano y buscaron la situación del hotel. Una vez localizado se dirigieron hacia él.  Todavía les daría tiempo, después de instalarse, de disfrutar de la noche londinense.  El hotel tenía la fachada típica de una construcción  clásica de Londres, muy agradable, y su interior, sin ser excesivamente lujoso, era cómodo y confortable.  Estarían las tres juntas en la misma habitación, lo que significaba charla hasta altas horas de la madrugada.  Dieron orden en Recepción de que les avisasen a las siete de la mañana.  No conocían lo que podrían tardar en llegar a su destino, por tanto irían despacio y con precaución.  Además al no estar acostumbradas a conducir como se hacía en el Reino Unido, debían tener mucho cuidado en no tener un tropiezo.



Sonó el teléfono de la habitación avisándoles de que era la hora solicitada.  Se vistieron recogieron todo y salieron a la calle.  Mientras desayunaban en la cafetería del hotel consultaron nuevamente el plano y trazaron una raya con un rotulador desde Londres hasta la localidad en donde vivía Jack

Las amigas disfrutaban del maravilloso paisaje verde de la campiña inglesa. No paraban de hacer comentarios, pero Ingrid se incorporaba a la conversación con desgana, argumentando que le dolía la cabeza - " intentaré dormir algo" - justificó para entornando los ojos, sumergirse en sus pensamientos.  Deseaba y temía llegar

- Quiero llegar cuánto antes. Deseo terminar con esta zozobra de una vez- pensaba Ingrid- Soy estúpida ¿ dónde está la chica que se prometía no enamorarse jamás? Y aquí estoy detrás de alguien, que posiblemente ni siquiera se acuerde de mi.

Con mil precauciones, emprendieron rumbo a lo desconocido.  Habían estado en Inglaterra muchas veces, pero nunca habían salido de Londres, ciudad que adoraban. Mientras consultaban el plano constantemente tomaron la carretera que les conduciría al primer destino: Fowey. Al volver un recodo apareció ante sus ojos



- ¡ Vaya, es precioso ! - comentó Susana
- Parece la Costa Brava- dijo Carmita
- Bueno, tanto como la Costa Brava . . . pues la verdad, no.  Todos los pueblecitos de pescadores se parecen algo - replicó Susana-De todas formas es una maravilla. ¿ Te gusta Infrid?
- Desde luego es muy bonito
- Pues no parece que sientas mucho entusiasmo - dijo Susana
- Déjala. ¿ No ves que está preocupada ? - argumentó Carmita.

Pararon en una de las calles del lugar para preguntar por el consultorio en el que trabajaba Jack, que por otra parte era conocido de los vecinos

- No está muy lejos de aquí - dijo uno de ellos, indicándolas el camino

Carmita dominaba perfectamente el inglés, por tanto no tenían dificultad alguna para hacerse entender. Muy al conrario ocurría con Susana e Ingrid, que hablaban un inglés muy elemental.  Al llegar al consultorio, fueron informadas en  el control por la enfermera que atendía el mismo, que Jack ese día libraba y por tanto no iría a trabajar.

- Puedo indicarles la dirección de su casa. Quizás esté allí, porque como dentro de nada toma sus vacaciones, anda preparándolo todo.
- Muchas gracias, señorita. Si es tan amable... porque la dirección que tenemos nosotras, no estamos seguras de que sea la correcta - y dicho ésto, Ingrid sacó su agenda mostrando los datos que ella tenía, y sí , coincidían con los de la enfermera.  Le dieron las gracias y después de indicarlas por dónde debían ir, emprendieron de nuevo el viaje, pero ésta vez para Ingrid fue el tramo más difícil.  Al llegar frente a la casa,  les dijo
- Esperad, por favor. Sólo un segundo

Las chicas la miraron comprendiendo por lo que estaba sucediendo en su interior, y aguardaron pacientes a que su amiga se repusiera y sosegara su ansiedad.  Tomó aire, y a renglón seguido dijo

- Vamos allá. Lo que sea sonará; no tiene objeto retrasarlo más



Al llegar a la puerta, las chicas dieron un paso atrás, dejando en primer término a Ingrid, que pulsó el timbre decidida.

- Voy enseguida. Un momento por favor - una voz masculina muy conocida por ella fue la respuesta a su llamada

De repente la puerta se abrió sacando de su ensimismamiento a Ingrid, que con la vista al frente se encontró cara a cara con Jack, que con ojos de asombro no podía creer a quién tenía delante

- Hola Jack, ¿ cómo estás ?
- ¡ Ingrid !, no podía imaginar que cumplieras la petición que te hice hace meses.  Hola chicas - dijo dirigiéndose a las amigas de Ingrid que conociera en la terraza de la Gran Vía en Madrid

Los pésimos augurios de Ingrid se habían cumplido.  La frialdad con que la recibió, no se parecía en nada a su despedida en Madrid.  Por eso y porque ya contaba con ello, reaccionó inmediatamente y tomó la iniciativa de la situación.

- Estamos de vacaciones recorriendo vuestra campiña y la costa, y hemos pensado ¿ por qué no acercarnos a saludar a Jack?, y aquí estamos
- Bueno pasad.  Tengo algo de desorden en casa.  Estoy preparando un viaje para dentro de unos días y estoy organizándolo todo
- No te preocupes, nos vamos enseguida. Sólo ha sido un momento en nuestro camino; nos desviamos para saludarte, pero no queremos retrasarnos mucho, para no viajar de noche.  No estamos acostumbradas a conducir por el lado contrario - dijo riendo, aunque estaba destrozada por dentro.
- Bueno siquiera tomad un té y luego marcharos si así lo creéis oportuno
- De acuerdo-, dijo Carmita que era la más decidida. -  Jack preparó el té.  Sus manos temblaban Ni en mil años hubiera imaginado aquella visita.
- ¡ Dios mio ! - dijo mientras volcaba el agua en la tetera-.  Al reunirse con ellas les dijo
- Pienso que podíais quedaros esta noche y de este modo podríamos organizar una cena por el reencuentro y así conoceríais a mi novia -  Aquellas palabras fueron una bomba en los oidos de Ingrid.  Las amigas la miraron al escuchar aquello sabedores de sus expectativas
- Nos gustaría mucho Jack, de veras que sí, pero ocurre que debemos entrar en el hotel a la hora fijada, de lo contrario perderíamos las habitaciones-, dijo Ingrid - Nos tomamos el té y nos marchamos.  Quizás en otra ocasión. ¿ Conseguiste la plaza en el hospital ?
- Si, me incorporo en septiembre. Así podré practicar y dentro de  unos dos años, ejerceré como residente
- Eso es estupendo. Me alegro muchísimo. Sabía que lo conseguirías. Y ahora chicas, vamonos se nos hace tarde

Las tres se levantaron y extendieron sus manos hasta Jack a modo de saludo, encaminándose hacia la salida .  Por unos breves instantes la pareja quedó a solas. Jack la miraba queriéndola decir miles de cosas que no salían de su garganta.  Ella se le adelantó y dándole un beso en la mejilla, dijo

- Adiós Jack.  Deseo que te vaya todo muy bien y seas feliz, te lo mereces. Adiós

Ingrid no dijo " hasta pronto".  Sabía perfectamente que todo había concluido y no se volverían a ver más.  Se reunió con sus amigas, que poniendo el coche en marcha arrancaron para salir de allí cuanto antes.  Ninguna de las tres habló.  La decepción que debía sentir su amiga, les acongojaba y lo sentían por ella, por las ilusiones que hubiera podido hacerse, pero también pensaban  que sólo ella era la responsable de aquel fracaso y nadie más.

- No tengo ganas de viajar, chicas -, las dijo - Busquemos un motel y hagamos noche aquí
- Me parece bien ¿ y a tí Susana ?
- A mi también. La verdad no me apetece meterme ahora en carretera. No disfrutaría de nada
- Cuando veníamos hacia aquí, vi un motel antes de entrar, podíamos quedarnos allí y descansar-comento ´Carmita- ¿ quieres Ingrid ?
- ¿ Cómo dices ? , si, si. Haced lo que creáis oportuno
- Decidido, volvamos atrás - dijo Carmita

Alquilaron las tres habitaciones correlativas.  Dejarían la de el medio para Ingrid.  Así lo decidieron.  Solicitaron unos bocadillos y una vez lo hubieron comido, cada una se dirigió a su aposento, notificando en recepción el nombre de a quién corrrespondía cada habitación.

Por fin Ingrid, a solas, pudo desahogarse de toda la angustia acumulada por el día.  Ya había acabado todo, ya había salido de dudas. Ahora otra mujer había recogido lo que ella tuvo en sus manos y lo despreció.  Nadie tenía la culpa, ya se lo avisaron.  Se dio un baño en lugar de una ducha.  Permaneció dentro del agua caliente, durante largo rato.  Debía relajarse, debía seguir el camino ocultando sus sentimientos a las amigas que dieron su aprobación por acompañarla.  No podía permitir amargarlas el viaje.  Decidió que al día siguiente estaría como si tal cosa y continuarían su camino, sin ningún interés por parte de ella.

Se metió en la cama. No tenía ganas de leer. Estaba cansada, pero no tenía sueño y dejó la luz encendida; miraba al techo repasando todo lo vivido en ese día y tratando por todos los medios que el sueño acudiese en su ayuda.  No quería, no debía pensar más. No deseaba sentir esa angustia que le atenazaba la garganta. No más.

Después de recuperarse de la sorpresa por la presencia de Ingrid en su casa, Jack se dirigió a su coche para ir en busca de Christine, la novia con la que andaba enredado. Pero la impresión de volver a verla , le indicaba que no había conseguido olvidarla, a pesar de sus propósitos y de tener un romance con aquella forastera que se cruzara en su camino algún tiempo atrás.  Desde un principio había sido muy claro con ella, y no la prometió nada más que la esperanza de que algún día olvidase definitivamente a Ingrid. Ella lo había aceptado así, creyendo que era altamente improbable  que se volvieran a juntar los caminos que la distancia y la intolerancia de ella había alejado.


Aún no era de noche y había la suficiente claridad como para ver que al pasar frente al motel de las afueras, viera el coche de las muchachas, aparcado frente a una puerta. Anduvo unos metros, pero de repente giró en un recodo y retrocedió hasta llegar a la recepción del motel. Se bajó e inquirió el número de la habitación de Ingrid

- Ah, si, las extranjeras.  Es la número 6 la del centro
- Gracias, muchas gracias

Unos golpes en la puerta, sacaron a Ingrid de sus pensamientos.  Creyendo que sería alguna de sus amigas, ni siquiera su puso una bata encima del pijama, sino que abrió la puerta, viendo frente a si el rostro serio de Jack.

- ¿ Qué haces aqu?- preguntó
- Iba camino del pueblo y al pasar vi vuestro coche.  Pensé que debía hablar contigo.  Lo de esta tarde ha sido todo tan rápido ...
- Iba camino del pueblo y al pasar vi vuestro coche.  Pensé que debía hablar contigo.  Lo de esta tarde ha sido todo¡ tan rápido. . .!
- Si lo ha sido por lo inesperado. Ni te imaginabas quién iba a visitarte - dijo riendo para ocultar su congoja

Jack la miraba no sabiendo por dónde empezar la conversación. Como si un sexto sentido le avisara, avanzó hacia ella y tomándola en sus brazos, la besó intensamente, no como en el aeropuerto, sino con toda la angustia, el amor y el deseo que sentía por aquella alocada muchacha que le había robado el corazón.  Ella correspondió a su abrazo, mientras  le susurraba al oido

- Dios mio Jack, te quiero, te quiero. Sé que es demasiado tarde, sé que no debo decirlo ahora cuando es demasiado tarde, pero... Márchate, por favor
- Ingrid ¿ por qué has tardado tanto ?
- Has sido tú el que has roto. Reconozco que tienes razones para ello, que fui una estúpida engreída que me sabía a salvo de lo que sienten millones de personas en el mundo y yo creí poder luchar para no caer en las redes de un amor que te mortifica y que no te deja vivir en paz el resto de tu vida
- Calla, calla. No pensemos en ello ahora. Sea quién  sea que haya tenido la culpa, olvidémoslo ahora y vivamos el momento


- Pero tú tienes otra chica en tu vida, y no es justo que ella tenga que pagar mis errores
- Shssss.Te he dicho que calles.  No deseo hacer sufrir a nadie. Ella ha sido paciente conmigo, pero también es sabedora de lo que ocurría, de lo que está a punto de ocurrir, ahora. Nunca la he engañado, he sido muy claro . Sabía desde el primer día que el amor de mi vida eres tú
- Entonces ¿ por qué dejaste de llamarme, de escribirme ? Esperaba como agua de mayo tus charlas, pero cuando te fuiste distanciando, supe que todo había cambiado, que había ocurrido lo normal, lo que yo no quise aprovechar.  Por lo tanto la culpa ha sido mía y lo asumo.  Lo nuestro ya no es posible
- Ni siquiera lo pienses. He trabajado duro, me he sacrificado mucho, y todo por ofrecerte algo más de lo que tenía. Nunca perdí la esperanza de enamorarte, y ahora estás aquí.  Ya no te dejaré escapar. Casémonos
- ¿ Qué dices ?
- Que seas mi mujer, Que formemos una familia y que no pienses siquiera que va a fracasar. Envejeceremos juntos y nunca, óyelo bien, nunca, aunque tengamos nuestros altercados va a desembocar en separación.  Porque eres toda mi vida, eres el motor que me impulsa a seguir adelante. Te he querido siempre, desde que te vi y nada ni nadie me hará renunciar a ti

Ingrid refugiada en su pecho, lloraba no sabía si de alegría,  angustia contenida, deseo, amor, ó por todo junto.  Y fue de él. Se amaron tan intensamente como si quisieran recuperar todo el tiempo perdido.  Al día siguiente pensarían en como solucionar los frentes que se habían abierto esa noche, pero  lo que tenían muy claro es que no renunciarían a estar juntos nunca más


sábado, 25 de febrero de 2017

Amor en la Rwd - Capítulo 5 - Añoranza

Jack llegó a Fowey cuando ya era de noche. Estaba  cansado, deseoso de tumbarse en la cama y dormir, dormir de un tirón hasta el día siguiente.  Pero antes debía llamar a Ingrid tal y como la había prometido.  Deseaba hacerlo, deseaba escuchar su voz aunque fuera brevemente.  Pensaba en lo duro que iba a ser volver a la rutina diaria. Los días que había pasado en Madrid, con ella, habían calado profundamente en sus sentimientos.  Se sentó en un sillón y descolgando el teléfono marcó el número que llevaba escrito en una tarjeta que le había dado.  En ella venía reflejada la dirección y el teléfono de su trabajo.  Después de hablar con España, lo pasaría a su agenda del móvil.  Contempló la fotografía del fondo del teléfono; era una que la había sacado en Toledo en un descuido de Ingrid. Con el dedo anular de su mano derecha, acarició el rostro de la jóven, al tiempo que una voz al otro lado, le hizo transportarse hasta la salita de Madrid, en donde la imaginaba sentada viendo la televisión



- Sweetness, ya estoy en casa
- Jack ¿ qué tal el viaje?
- Bien, muy bien
- Estarás cansado después de la paliza que te he dado  y viajar todo el día
- Si lo estoy. En cuanto termine contigo me acostaré. Mañana empiezo a trabajar
- Bueno, pues no te entretengo. Descansa  ¿hablaremos mañana?
- ¿ Quieres que hablemos?
- Claro. ¿ Por el chat?
- Por el teléfono y por el chat. Por los dos medios
- Ja, ja, ja, ¿ No te has quedado harto de mi ?
- Sabes que no. He pasado unas mini vacaciones increibles. Como nunca he disfrutado.
- Bueno, no te entretengo que tienes que descansar. No  faltes a la cita de mañana. Te echo de menos
- Yo también, y mucho. Hasta mañana. Duerme bien

Cuando hubo colgado, Jack contempló la fotografía de su móvil y pensativo dijo en voz alta

" No tienes ni idea de lo que me voy a acordar de ti. Ni te lo imaginas.  La duda de si te volveré a ver,  es como una espina que se me clavase ".

Cogió el maletín que había llevado en el viaje y entró en su habitación, se tumbó en la cama sin desvestirse y, con la mirada fija en el techo, mentalmente empezó a rememorar todos los momentos que pasó con ella, desde su primera entrevista hasta su despedida en el aeropuerto.  Todavía sentía en sus labios el roce de los de ella, suaves y cálidos, en los que a penas pudo depositar un ligerísimo beso de despedida.  Para él había representado algo más, para ella era sólo eso: un beso de despedida.

Jack, se levantó temprano. Había dormido mal, soñando a ratos secuencias raras,  con personajes raros.  Al no haber dormido bien, estaba aún muy cansado, sin ánimos para ir a la clínica y escuchar los padecimientos de los que acudieran a ella.  Debía estar de guardia hasta el día siguiente en que le reemplazaría  Thomas, su compañero y amigo.


Entró en la consulta y ya le aguardaban  dos señoras

, Enseguida las atiendo- dijo amablemente a las pacientes.  Escuchaba con atención los síntomas que padecían
- No tiene importancia Mrs. Mills, son cosas de la primavera.  En unos días se le habrá pasado, de todas formas vigile su alimentación y beba agua. Si acaso en una semana no se siente mejor, vuelva y veremos qué se puede hacer. Adiós, que le vaya bien

La siguiente paciente, por un estilo. Catarros, alergias primaverales, alguna diarrea en niños... Cosas rutinarias y afortunadamente sin importancia.  El día transcurrió aburrido y lento, pero aún le quedaba la noche, que era mucho peor.

Fowey era un pueblo tranquilo, de gentes tranquilas que casi nunca originaban problemas sanitarios.  Chateó un rato con Ingrid y, posteriormente la llamó para darle las buenas noches y escuchar su voz aunque fuera un instante.  Tomó sus libros y se puso a estudiar; quería ser cirujano y para conseguirlo estudiaba en la universidad a distancia, ya que su trabajo no le permitía desplazarse hasta Londres, porque tampoco su economía le permitía vivir sin trabajar.  En su plaza de médico en Fowey ganaba un buen sueldo y le permitía vivir con desahogo, y a pesar de tener unos ahorros, no eran lo suficiente como para vivir de las rentas.



 Quizá tardase más tiempo en graduarse como titular, pero no tenía otro remedio.  Si le saliera la plaza en el hospital en la que lo había solicitado, podría además practicar,  lo que le sería muy beneficioso.  No confiaba en que la obtuviese,  porque hacía tiempo había cursado la solicitud y aún no tenía noticias en ningún sentido.

Como a las tres de la madrugada el sueño le vencía y le costaba concentrarse en los libros.  Pensaba mucho en Ingrid - "quizás demasiado" pensaba-, pero no podía evitarlo.  El recuerdo de ella no le abandonaba nunca.  Escondió la cabeza entre las manos preguntándose por qué se había fijado en ella, si no sería correspondido.  Al no poder concentrarse, optó por apartar los libros y reclinado sobre la mesa se quedó dormido hasta que los primeros rayos de sol le despertaron.  Ya eran  las siete de la mañana.  Pronto vendría la auxiliar de información y el practicante ATS; por lo menos tendría a alguien con quién charlar hasta que comenzase la consulta.  Miró el reloj y pensó

- ¡ Dios mío !, son las siete. Hasta las diez de esta noche tengo que estar aquí. . .

Marta llegó pasadas las doce de la noche. Había esperado hasta el último momento para separarse de Giulio. Habían sido inolvidables los días que pasaron juntos. Como buena familia italiana, eran muchas las personas que la  constituían.  No sólo eran los padres y hermanos, primos, tios, sobrinos,...  todo el núcleo familiar al completo fueron a conocer a la novia de Giulio y en una de esas fiestas acordaron contraer matrimonio a finales de verano cuando el otoño estuviera a punto de entrar. Todo esto era relatado a Ingrid que sentada en la cama de su amiga, la escuchaba sonriente y feliz por la alegría que derrochaba al hablar de su prometido

-  Y tú ¿ que ?
- No te lo vas a creer. ¡ Nos hemos hecho amigos !
- ¿ De quién ?
- Pues de Jack. Estuvo aquí y tuve que darle exlicaciones de cómo actué. . ., bueno el caso es que me perdonó y hemos estado desde el Jueves Santo saliendo sin parar. Ha marchado esta mañana para Londres
- ¿ Nada más ?- dijo Marta
- ¿ Y qué más quieres?
- Pues. . . si te gusta, si váis a seguir, en fin todo eso
- Marta, te diré para tu tranquilidad, que sí que me gusta mucho, como amigo, claro, y si,  nos volveremos a ver. Pienso viajar en las vacaciones de verano a verle. El no lo sabe, pero iré. Me agrada mucho su compañía; es dulce, tierno y cariñoso. Y además, muy guapo - dijo ésto último algo ruborizada, lo que no pasó desapercibido para su amiga
- Uy, uy, uy. Creo que es algo más que simplemente " me gusta ".  Y no me extrañaría, el tiempo que le traté por FB, era un encanto de hombre.
- Mañana te contaré más despacio, ahora acuéstate que es tarde y mañana tenemos que trabajar - replicó Ingrid

Jack, pasado un tiempo, dejó de darle las buenas noches de viva voz, es decir dejó de hablar con ella. Sus contactos se producian a través de Internet.  Ingrid no acababa de comprender el por qué de aquél cambio de proceder, pero a un tiempo entendía que él también tenía su vida, y poco a poco fue desechando de su cabeza la idea de desplazarse a Inglaterra durante sus vacaciones de verano.

Así fueron pasando los días, monotonamente para ambos.  Jack enfrascado en sus estudios,   y ella en su trabajo y,  en las salidas que hacía con sus amigas y ayudando a Marta en los preparativos de su ajuar de novia.  Algo en su interior le causaba una especie de resquemor que no acaba de comprender.  Todo se debía a la ausencia de las llamadas nocturnas de Jack.  Ya no era igual, todo el interés de él se había desvanecido.  Sin duda la distancia es un buen antídoto para poner cada cosa en su lugar, y ella le había dejado muy claro desde el principio que no estaba interesada por él.

Una mañana, el cartero se personó en la clínica portando una carta para Jack.  El mensajero conocía al doctor y sabía que a esas horas estaría en el consultorio, por eso se lo acercó al lugar de trabajo, a pesar de llevar la dirección de su domicilio.  Era del hospital en el que había solicitado la plaza.  Abrió el sobre nervioso, pero al mismo tiempo creía que no lo había conseguido, pero se equivocaba

- ¡ Lo he conseguido, lo he conseguido !- comentaba a sus compañeros de trabajo
- Bien por nuestro chico- comentó Thomas sonriendo y dando unas palmadas en la espalda de Jack

Thomas era amigo de Jack desde la universidad. Juntos empezaron a trabajar en el consultorio.  Jack fué su padrino cuando  contrajo matrimonio con Jenny, y padrino también fué de su primer hijo Philip.  Era algo mayor que Jack.  Se enamoró pronto y en cuanto tuvo su primer trabajo decidió formar una familia.  Jack le había contado su aventura española. Confiaba en él y escuchaba siempre sus consejos.Le había recomendado que cuanto antes cortara la relación que mantenía con Ingrid, aunque fuera de amistad, ya que sus esperanzas de llegar a algo serio, cada vez eran más escasas.

- Por tu bien - le recomendaba Thomas - debes cortar con ella, de lo contrario vas a sufrir mucho.  No puedes influir en sus sentimientos; si ella te quiere sólo como amigo, pues tú verás... Yo que tú lo dejaría. Hazme caso




Jack comprendía que tenía razón, que no la podía imponer unos sentimientos que ella no sentía.  Por eso tomó la determinación de dejar de llamarla por las noches , y espaciar más su contacto por el chat.  No conseguía nada en absoluto. Siempre estaba presente y por ello decidió salir con una chica que hacía poco se había trasladado desde Londres.  Salían a cenar, al cine, hacían excursiones, y esporadicamente se acostaban juntos.  Pero nada daba resultado; a pesar de que se mostraba cortés y amable con ella, no conseguía quitarse la imagen de Ingrid, ni siquiera la sacó de su móvil.  Su pareja le preguntaba al principio" quién era esa chica", a lo que él después de unos instantes respondía vagamente " una amiga de España "

Ingrid seguía con su vida adelante, decepcionada por el "olvido" de Jack.  Decidió que ya era suficiente y no pensaría más en él.  Lo que sí hizo fue organizar sus próximas vacaciones de verano. Ese verano no sería igual: Marta no iría con ellas, ya que ante su próximo enlace debía viajar a Italia para organizar su futuro hogar. Agustina e Isabel, sus otras amigas, acababan de echarse novio y no viajarían.  Carmita y Susana, sí irían , pero ¿ a dónde ?.  Ella daba largas , resistiéndose a olvidar su proyecto Londres.  Tenía una débil esperanza de que Jack, en cualquier momento solicitaría el cumplir con la promesa de que fuera ella la que viajara hasta Inglaterra.  Las amigas la apremiaban: tenían que concretar con la agencia el viaje; quedaba poco tiempo y todas las plazas estarían ocupadas si se retrasaban.  Se vió obligada a darlas explicaciones

- Veréis chicas, tengo un problema
- ¿ Que te ocurre ? - preguntó Carmita
- Ya conocéis lo de Jack y mio. Le prometí que viajaría en mis vacaciones de verano hasta Inglaterra para pasar unos días con él, en justa correspondencia con la visita que realizó en Semana Santa. ..
- ¿ Y ? - preguntó Susana
- Pues ... que las cosas han cambiado mucho. Nos hemos distanciado y, ese es el motivo por el que retraso el viaje
- ¿ Te gusta Jack? - insistió Susana
- No, no la gusta. Le amorata. . .- comentó Carmita - Te dije que te enamorarías algún día, y entonces olvidarías todos tus prejuicios sobre una pareja.
- ¡ Estás enamorada de Jack ! - sonrió Susana



Ingrid no sabía qué decir, porque ellas lo dijeron todo.  Por primera vez, al escuchar a sus amigas, se dió cuenta que todas sus dudas respecto a él se debían a que se había enamorado, y le daba mucha tristeza que, justamente ahora, él la fallase.

- Pues vamos a Inglaterra - dijo muy segura Carmita
- ¿ Cómo ? - dijo Ingrid
- Pues eso.  Nos da igual un pais que otro
- Pero Inglaterra lo conocemos - dijo Ingrid
- Pues asi lo conocemos más. Veréis mi plan es el siguiente: no le digas nada si continuais escribiéndoos. Nos hospedamos en Londres, allí alquilamos un coche y desde allí nos desplazamos hasta donde vive, le vemos y según veamos, así procedemos. Si todo va bien, Susana y yo seguimos viaje y tú te quedas con él, y aclaras la situación. Si va mal, pues hacemos lo mismo contigo : cogemos el coche y seguimos la ruta
- A mi me parece bien - dijo Susana
- Y a tí ¿ qué ? ¿ qué decides ? - preguntó Carmita a Ingrid- Al cabo de unos instantes de dudas, se dio cuenta de que era una buena solución y la aceptó.
- Muy bien, pues mañana mismo vamos a la agencia y concretamos viaje, alojamiento y coche- aseguró Carmita

Ingrid estaba contenta de la solución que le habían brindado sus amigas, y por primera vez su corazón golpeaba más fuerte pensando en que aún podría verle.  Pero nuevamente la duda acudió a su mente

- Y si tiene novia ¿ qué haré ?  No me lo quiero ni plantear. ¿ Cómo he podido llegar a esta situación ? Yo no quería, no quería...  Sabía que en cuanto fuese débil me ocurriría ésto.  El amor no trae más que dolor.

Unas incipientes lagrimillas, resbalaron por sus mejillas, suplicando para sus adentros de que, al menos esa noche, Jack  contactara con ella.  Mantenía el ordenador permanentemente encendido, esperando inútilmente oir el tintineo de que el chat estaba funcionando.  No había ni solicitado ni admitido amistad con nadie excepto con Jack, por eso nadie, sólo él, solicitaba ser atendido.




viernes, 24 de febrero de 2017

Amor en la Red - Capítulo 4- Toledo

 Cuando salieron del restaurante, siguieron caminando. Estaban a gusto , relajados, con una conversación fluída y divertida en la que las risas eran frecuentes. En el rostro de Jack podía verse que le complacía la compañía de aquella chica, y en el de Ingrid, nadie hubiera pensado que le había estado rehuyendo hasta el día anterior.  Él  deseaba que Ingrid supiera su vida, sus aventuras juveniles, como las de Ibiza, y su primer amor de instituto.  Se había enamorado "locamente" de Lucille, una chica de su clase que le dio calabazas en cuanto se la declaró.  Luego cada uno siguió su camino: él,  la universidad, ella comenzó a trabajar en una oficina y supo  unos años más tarde se había casado y era una feliz ama de casa. Al llegar a este punto, Jack detuvo por un momento su conversación, lo que hizo que Ingrid le preguntara


- ¿ Sigues enamorado de ella ?
-¡ No !, eso fue en el instituto y duró lo que duró, sin más.  En la universidad me volví a enamorar
-¡ Vaya, si eres un Don Juan !
- Ja, ja, ja - rió él- No, tampoco duró mucho. No tengo mucho éxito con las mujeres. Mi amor duró un curso, luego decidí que lo primero era estudiar y ya no volví a sentir a Cupido.  ¿ Y tú, has tenido algún flirt?
- Bueno, lo normal. Ya sabes mis pensamientos, nada serio: una cena romántica, algún beso y nada más.  A la semana se había terminado la relación.  Soy inestable en ese tema, así que me quedaré soltera para siempre.
- Pues sería una pena, porque eres muy linda e inteligente.

- Tú tampoco estás nada mal
- ¿ Es un cumplido?
- Ja, ja ,ja. ¡ Estamos buenos. . .!-comentó Ingrid



Paseando y haciendo confidencias, se les hizo la hora de contemplar las procesiones.  Jack estaba asombrado ante el espectáculo que se abría ante sus ojos.  No era muy creyente, pero se asombraba de la emoción que la gente sentía ante una imagen de Jesus, y del fervor  y silencio con que todos rezaban.  Una voz se alzó cantando una saeta
  
-¿ Cantan flamenco?
- No, se llama saeta y es una especie de oración que dedican a la imagen, haciéndose eco del dolor que pudiera sentir María, la madre de Jesús
- Es increíble, nunca me lo hubiera imaginado.  Yo creí que lo que iba a ver era al Cukusclan.
- Te refieres a los nazarenos.  Por cierto nos lo copiaron y ahora todos lo identifican con esa banda de pirados

Guardaron unos momentos de silencio hasta que hubo pasado la procesión.  Continuaron su camino y decidieron dar por terminada la velada, puesto que al día siguiente habrían de madrugar
- ¿ Quieres conocer Toledo ?
- Me encantaría. Si,  me gustaría mucho
- Bien pues mañana iremos.  Ven pronto porque hay mucho que ver en la Ciudad Imperial
- ¿ A qué hora  ?
- ¿ A las ocho ?
- Bien a las ocho estaré aquí. Hasta mañana
- Hasta mañana Jack. Que duermas bien

Se despidieron en el portal del domicilio de Ingrid, y ésta le dio un beso en la mejilla a modo de despedida.  Jack aguardó hasta que ella entró en el ascensor, y después lentamente emprendió el regreso hasta el hotel,  Se tocaba la mejilla en dónde Ingrid depositó su beso, al tiempo que pensaba

- Sería una verdadera lástima que se quedase soltera, si señor

Hacía una noche preciosa de primavera, y la gente paseaba feliz por las calles. Al ser festivo nadie tenía prisa y él era feliz.  Había pasado un día precioso, había ganado una amiga y se había divertido con ella. 

- ¡ Santo cielo, qué guapa es !-pensaba  y se admiraba de haber olvidado la rabia y frustración que había sentido cuando ella se identificó.

Ingrid a su vez  mientras aguardaba que el sueño llegase, pensaba  " no está mal este inglés", y poco a poco los párpados se le fueron cerrando lentamente. El despertador sonó y bruscamente se despertó. De un salto salió de la cama al comprobar que a penas tenía media hora para ducharse y vestirse

- Con lo puntuales que son los ingleses, seguro que a las ocho le tengo llamando a la puerta.  He de darme prisa, menos mal que lo dejé todo preparado anoche. A ver si lo llevo todo: la documentación, dinero, la máquina de fotos y el plano de Toledo. ¡ Ah , las llaves ! Si , lo tengo todo. Me daré una ducha rápida y listo. A la hora, puntual, llegó Jack.  Venía contento y relajado. Sentía entusiasmo por conocer la ciudad mundialmente famosa: la de las tres culturas, cristiana, árabe y judia. Sabía que habían convivido las tres sin tener problemas. ¡ Lástima que ahora no sea así , que todo sean peleas por todo el mundo!   Pero no era sólo su viaje turístico, sino , el hacerlo en compañía de aquella extraña chica por la que cada vez sentía más atracción.

- El despertador me ha jugado una mala pasada.  No ha sonado a la hora que debía, pero lo tengo todo dispuesto ¿ quieres café, has desayunado?
- No te preocupes, has sido puntual y no,  no quiero café. Desayunamos en una cafetería ¿ te parece?, así no nos entretenemos
- Me parece bien. Pues entonces vayámonos
- Cuando quieras

Ingrid sacó su pequeño coche del garaje y emprendieron rumbo a Toledo, después de haber desayunado en la cafetería junto al domicilio de ella.  La miraba de soslayo, para que ella no creyera que la observaba, pero si lo hacía.  Miraba su cara de perfil que sonreía ligeramente, y sentía que una oleada de ternura subía hasta su pecho.  Sabía perfectamente lo que le estaba ocurriendo, pero nadie lo advertiría, ella no debía notarlo, de lo contrario temía diese la espantada.  Ingrid conducía segura sin apartar la vista de la carretera, pero  presentía que él la miraba a hurtadillas, y eso la complacía grandemente- "¿ qué pasa ?" - pensaba

Pasaba que le estaba resultando interesante esta aventura que nunca sospechó desembocara en esta relación de amistad. Le había rehuido, no quería saber nada de él, pero al final las cosas ocurren y nosotros no sabemos por qué pasan y cuándo pasan.  Se sentía tranquila, iba a ser una amistad conocedora de lo que pensaba y,  se sentía relajada al saber que Jack no intentaría otra cosa más que el ser amigos.  Ahora sí chatearía con él sin miedos y a gusto, porque ambos sabían el terreno que debían pisar.  El sexto sentido femenino la indicaba que él se sentía atraído hacia ella, pero había dejado las cosas muy claras y si Jack se equivocaba sería su problema, porque sabía a qué atenerse respecto al modelo de relación que debían mantener.

Tuvieron que dejar el coche en el aparcamiento a la entrada de la ciudad, pues habían prohibido la circulación de vehículos para preservarla al máximo, y porque al ser una ciudad medieval las calles eran estrechas y muchas eran las personas que circulan por ellas.
La Puerta del Sol y su muralla, les dió la bienvenida

- Siempre que vengo me impresiona esta ciudad. Es una preciosidad, te transporta a otras épocas
- Es precioso- exclamó Jack-  Es muy bonito tu país
- Si, si que lo es, y tiene tanta riqueza cultural que es imposible verlo a vista de pájaro. En cada región, en cada ciudad, hay historia, un paisaje distinto, todo es distinto una de otra, en todo: comida, costumbres, paisaje.
- Se nota que adoras a tu país
- Si, es verdad, lo quiero.  Pero pienso que todos adoramos el pais en el que nacemos. Son nuestras raíces, nuestra historia,...  Además Europa es¡ tan rica. .  hay tanto que ver y disfrutar!  ¡ somos tan viejos ! - Llegaron a la plaza de Zocodover  y allí Ingrid entró en una pastelería y compró unos dulces típicos de Toledo: el mazapán.  Riendo y felices comenzaron a degustar las pequeñas figuras de confitería

- ¡ Qué ricas, son exquisitas ! ¿ Con qué están hechas ? - preguntó Jack
- Con almendras y azúcar. Algunas están rellenas.  Ingrid tenía entre sus manos una rellena de cabello de angel y que previamente había mordisqueado
- Mira ésta está  rellena - y la llevó hasta la boca de Jack que también la mordió - Ella 
 fue a retirar el resto del mazapán, pero la mano de Jack la detuvo. Sin apenas rozar sus dedos, terminó de degustar la golosina.  Mientras ésto hacía, la miraba a los ojos ,  que le sonreían
- Francamente deliciosas- es todo lo que dijo restándole importancia el gesto que había tenido.
Siguieron su camino por las callejuelas de la ciudad. Visitaron el Alcázar,  la Catedral,  las callejuelas del barrio judio, la sinagoga del Tránsito.... Entraron en las tiendas de artesanía clásica de Toledo.
- Desearía ver el cuadro tan famoso de El Greco
- Ah, si : El entierro del Conde de Orgaz. Tenemos que ir a la iglesia de Santo Tomé.  Y también visitaremos su casa.  Cuando estás en ella, parece que va a parecer de un momento a otro. Se respira una paz inmensa

Desde un mirador, contemplaron la vista panorámica de la ciudad. La belleza de su paisaje sobre el rio.  Jack estaba deslumbrado y satisfecho.  Era hermosa la puesta de sol y la luz dorada que iba tomando el paisaje.  Bajaron la cuesta lentamente hasta llegar al aparcamiento.  Jack volvió la vista como para impregnar su mirada de la visión de aquella majestuosa puerta de entrada a la ciudad.  Habían pasado un día inolvidable.
Al llegar a Madrid, Ingrid dejó a Jack a la puerta del hotel

- Y mañana ¿ qué hacemos ?
-¿ No estás cansado ?
-Si, lo estoy ahora, pero mañana no. Me queda sólo un día de estar en Madrid. El domingo salgo para Londres y he de aprovechar el tiempo todo lo que pueda
- ¡ Qué pronto se han pasado estos días !- dijo ella
- Si, han sido muy cortos. Lo he pasado de maravilla, han sido inolvidables
-Mañana, si quieres, daremos una vuelta por Madrid. Así no tendrás que madrugar tanto y,  podrás descansar.  Por la tarde podríamos ir al teatro ¿ te parece?
- Lo que tu digas, eres mi anfitriona. Cuando vayas a Inglaterra, yo seré tu guía
- ¿ De dónde sacas que voy a ir a Inglaterra?
- Es lo justo, yo he venido dos veces. La próxima te toca a ti
- Bueno, anda ve y acuéstate pronto. Hasta mañana, que duermas bien- se despidió Ingrid. Jack la vió partir en su coche, al tiempo que la dijo
- Dentro de un rato te llamaré
- ¿ Por qué ?
- Para ver si has llegado bien
- De acuerdo, hasta luego Jack - e hizo la señal del adiós con la mano , que había sacado por la ventanilla



El sábado había pasado rápido. Estaban algo nostálgicos, se les hacía corto el tiempo que habían pasado juntos.  Echaría de menos a aquella muchacha tan inesperada, pero que le había calado más profundamente de lo que él hubiera querido.  Frente a la ventana de su hotel, reflexionaba sobre todo lo sucedido en apenas tres días y el giro tan fantástico que había dado su vida. Estaba seguro que se había enamorado de ella, pero no tenía ni una sola esperanza de llegar a algo serio . " En fin  - suspiró - el amor nos gasta estas bromas".

Habían llegado al aeropuerto con bastante  antelación. Jack había comprado algunas revistas y unos bombones para Ingrid.  Mientras paseaban, Jack la dijo

- Supongo que ahora chatearemos con más frecuencia que antes. Ya nos conocemos, y te voy a echar mucho de menos. Estoy a gusto contigo; eres amena y siempre tienes una conversación inteligente, divertida.  No me he aburrido en ningún momento
- ¡ Vaya ! gracias por tu elogio.  He de decirte que eres mejor de lo que pensaba.  En ningún momento me he sentido incómoda, muy al contrario. He estado muy contenta a tu lado.  Siento que tengas que marcharte - La azafata de tierra dio la órden de " los pasajeros destino a Londres, van a proceder a su embarque" . . .

- Bueno, pues ésto se acabó - dijo con pena Jack
- Si, así parece

Se miraron por unos instantes. Querían dilatar al máximo la partida, ninguno de los dos se decidía a moverse.  Jack rompiendo el momento,  se acercó a la cara de Ingrid y suavemente, sin apenas rozar sus labios, la dió un beso al tiempo que la decía

- Adiós, sweetness. Hasta pronto
- Jack, no quiero que te hagas ilu. . .
- Ya lo sé.  Calla . . .
- Adiós Jack. Cuídate y llámame en cuanto llegues, no por el chat, sino por teléfono. Me gustará oir tu voz.
- Así lo haré, en cuanto llegue a casa, aunque quizá sea tarde
- No importa, llámame en cuanto llegues.  Anda entra de una vez.
- Adiós. He sido muy feliz estos días. Cuídate

Y se perdió por el túnel que le llevaría a su asiento en el avión.  Ella se quedó mirándole partir y permaneció asomada al ventanal hasta que el avión despegó.

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