jueves, 16 de febrero de 2017

La celta que llegó de lejos - Capítulo 18 - Sueños

Ya había llegado la hora de la cena, y James dió por terminada por esa noche, la lectura de sus parientes, ante las protestas de las dos mujeres, emocionadas e intrigadas por sus andanzas. Si por ellas hubiera sido, seguirían, y la verdad es que la narración era interesante  ¿Que le pasaba a Lúa ?  ¿Era melancolía por la ausencia del esposo, o era algo mas ?

Ninguno hablaba, ni siquiera comentaban nada durante la cena. Estaban sobrepasados por lo que estaban leyendo  que ni siquiera imaginaron.

—¿ Nunca se te ha ocurrido leer esos libros, James?
— La verdad es que no.  Necesitaba un tiempo que no tenía.  Todo lo veía muy lejano  y, en aquellas fechas ocurrieron muchas cosas que a veces duelen recordar. No . Nunca sentí curiosidad por ello. Y no pensaba hacerlo nunca, hasta ahora
— No es simple curiosidad lo que siento. Es algo extraño. Es como si tuviera una voz interior que me dijera: hazlo, hazlo.  Pero hasta ahora, todo lo que hemos conocido ha sido el inmenso amor que sentían.  Creo que no  hay más que eso: un amor irrepetible
— Yo pienso que si se repite. Míranos.  Ha sido todo como un cuento, una historia que se repite, y creo que es por algún motivo.  Todo ocurre en la vida por algo.  —Tú misma ¿ Por qué elegiste de Escocia, las Highlands? Pudiste haber quedado en Edimburgo o en el mismo Inverness, pero avanzaste en tu camino hasta aquí.
— Bueno..., de pequeña escuché la leyenda y mi mente se sintió atraída hacia Lúa.  Era mi heroína de adolescente; pensaba que era muy romántico todo lo que había sabido. Pero también quedé decepcionada al llegar aquí.  Nadie recordaba nada, y es que en realidad han pasado muchos, muchos años, y sólo a mi interesaba destapar viejas historias, o leyendas, que no se sabe muy bien lo que hay de cierto en todo.  Pero ahora, a medida que vamos avanzando en el relato, compruebo que en realidad no es nada inventado, muy al contrario, ellos vivieron y fue ese su estilo de vida.
— Está bien. Y tu mamá ¿ qué opinas ?
— Hijos, de siempre, entre la familia y en voz baja, se han repetido los amores de esta pareja y se contaba que ella murió por amor.  Francamente después de la lectura de hoy, así lo creo.  No hay ningún misterio, todo de lo más normal, a pesar de que ahora nadie muera de melancolía.
— Megan, siento contradecirte. Hay algo que me dice interiormente, que no fue así.  Si lo piensas, todas las sensaciones que he tenido han sido encaminadas hacia ella.  Como si hubiera algo que desea sepamos.

— Basta ya, cielo.  Te estás obsesionando y eso no me gusta.  Tiene razón mi madre. Se vio con una patuleta de críos, ella sola, en una época de penurias.  Amaba a su marido... es un cóctel digno de un melodrama.  No tenían otra cosa más que pensar y es lógico que se echaran de menos.  Creo que eso será todo lo que vamos a descubrir.
— Llévame al castillo
— ¿ Cómo dices ?

Megan y James, dejaron suspendidos sus cubiertos en el aire, tratando de analizar lo que acababan de escuchar. ¿Por qué deseaba regresar a las ruinas? Estaba obsesionada ¿ qué la ocurrió en realidad aquella noche, había dicho toda la verdad?

Una vez acostados, James abrazó a su esposa tratando de quitarle de la cabeza la descabellada idea de volver  al castillo, pero ella no desistía del empeño

— Está bien. Mañana te llevaré.  Pero has de prometerme que serás prudente y obedecerás cuando decida que habremos de regresar a casa.  Me da miedo te caigas y sufras una recaída
— Te lo prometo. No sé cómo explicarlo, porque es difícil para mi encontrar algo  razonable en todo esto que me ocurre, y que nunca había sentido.  Ahora durmamos.  Estoy algo agotada por las emociones sentidas.
  —Buenas noches, cariño.  Descansa y no pienses más en ello.

Enseguida se quedó dormida tras darse un beso de buenas noches. Pero estaba lejos de tener un sueño tranquilo. Soñaba con un rostro y un lema. Imágenes confusas del patio de un castillo.  Niños corriendo. Una estancia grande y despoblada de muebles que parecía una capilla, y una losa en el suelo sin inscripción o al menos no se distinguía en su sueño.  Respiraba con dificultad, pero de repente vio el rostro de Lúa, joven y sano como era cuando llegó a Escocia, y junto a ella el varonil rostro de Kendrick que tomaba de la mano a su mujer.  Después todo desaparecía, y ella sobresaltada despertó de improviso.


— ¿ Qué te ocurre ? Hacías unos movimientos extraños, como cuando soñando das un tropezón. Y gemías, pero no llorabas ¿ Qué pasa? ¿ Has tenido una pesadilla ? — la preguntó James
— Algo así, no sé.  Sin duda he mezclado todo lo que hemos leído. Sigamos durmiendo

Pero Marian ya no pudo conciliar el sueño en toda la noche. Sin poder evitarlo, repasaba una y otra vez las imágenes de su pesadilla, que contrario a lo que ocurre normalmente, no se borrarían olvidándolas, muy al contrario las veía nítidas, una y otra vez.

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