sábado, 30 de abril de 2016

Los O'Connor - Capítulo 7 - Ultimatum

Iris pasó la noche muy inquieta, nerviosa. Iba de una lado para otro de la habitación tratando de asimilar la situación que se había planteado. No quería casarse, no quería un matrimonio tan forzado, tan extraño con una persona a la que a penas conocía y además  no la quería ver ni en pintura. De repente se dijo :

 - Si no hay otra solución, sea, pero impondré mis propias reglas.Si no las aceptan no habrá boda, eso es seguro
.

Se levantó temprano y en cuanto Phillip y Susan hicieron lo mismo planteó lo que durante toda la noche había estado pensando: Brendan no sabría nunca que iba a tener un hijo.
Cuando lo expuso,   los hermanos se miraron sin pronunciar palabra , y fue Susan la que dió su opinión.

- Pero hija, él  tiene derecho a saberlo ¿ cómo vas a ocultárselo?. Es imposible. No estoy de acuerdo, no puede ser.
 -Pues así será, de lo contrario,  por mucho que os empeñéis, no me casaré.

Phillip no daba crédito a lo que escuchaba. La decisión era firme, nunca lA había visto más segura de sí misma. Tardó unos momentos en dar su respuesta, y al fin comentó :

 -Hablaré con tu tío, le expondré tu petición, y veremos qué pasa. Por favor piénsalo bien antes de dar ningún paso
- Lo he pensado durante toda la noche; este bebe será mio solamente. Ya veis que ni siquiera ha llamado por teléfono, señal inequívoca de que no nos quiere. En el caso de enterarse le daría lo mismo.  Si no es así, no me uniré a esa persona, de ningún modo.

Y el padrino llamó a su hermano y le expuso lo que Iris había exigido para "salvar el honor de la familia".  Sean  estuvo madurando la petición. Había tenido la noche anterior un serio altercado con Brendan pues éste había rechazado de plano el contraer matrimonio con Iris.

- Es una niña , no me voy a atar a ella de por vida, no la amo ni siquiera me siento atraído. Es una persona muy simple; no no me casaré.   Ni hablar.

Sean apeló al honor de la familia y trató de convencerle con el argumento de que a lo sumo estarían casados  durante un año y además viviendo en distintos lugares. Al contraer matrimonio civilmente el divorcio sería más sencillo y cuando los rumores del escándalo se hubieran calmado se separarían y cada uno podría hacer lo que quisiera.  Brendan se quedó callado y le dijo:

 -Si es con esa condición, me lo pensaré. No durará más de un año, de lo contrario el escándalo que provocaré será tan grande que tendrás que irte a vivir a otro continente
- Te lo prometo, no durará más de un año


Pero eso había sido  la noche anterior, y ahora había otro escollo. No podían esperar mucho puesto que a Iris se le notaría en breve. A Sean le agradaba la idea de convertirse en abuelo y además de Iris, pero el ultimatum que ella había dado, desbarataba todos sus planes. ¿ Cómo enfocarlo ? Brendan debería saber que su acto iba a tener consecuencias.  Por otro lado recordando lo que él planteó la noche anterior le hizo reflexionar y pensó ." bueno que así sea, de cualquier forma se enterará, pero cuando eso suceda la situación ya se habrá normalizado".  Descolgó el teléfono y llamó a sus hermanos. Phillip habló con Sean durante largo rato, y al final le dijo:

-Di a Brendan que necesito verle cuanto antes, y no te preocupes no le comentaré nada, pero preciso hablar con él. Iris no le verá; será un encuentro breve, pero hay algo que tengo que solucionar  cuanto antes, me es un poco urgente
-Yo le transmitiré tu desEo y no creo que ponga ningún inconveniente, máxime si no tiene que entrevistarse con Iris.  Te comunicaré la fecha de vuestro encuentro, pero debes pedirle alguna explicación. Esta situación es tan incómoda para ti como para mi
- No perdona, para mí es más complicada, ¿ no crees?. - Y colgaron el teléfono. Por la noche fuE Brendan el que llamó  y quedaron en verse a la siguiente semana.

Phillip planeó,  que Susan  e Iris,  fueran a comprar la casa que iba a ser su hogar durante un tiempo en un pueblecito de pescadores y que ellos conocían de haber pasado las vacaciones de verano. De esta forma él estaría libre para entrevistarse con Brendan. No iba a ser una entrevista agradable por la tremenda decepción que le había producido que precisamente él se hubiera comportado de tal manera.  En la fecha fijada llegó Brendan a Madrid y se entrevistaron en el hotel donde se había hospedado. La situación era tensa. Los dos hombres se miraban fijamente y ninguno de los dos articulaba palabra, no sabiendo cómo romper ese silencio. Fué Phillip el que se adelantó con una simple pregunta : ¿ por qué ?  Brendan bajó la mirada y le contesto apenado:

 - No se tio Phillip, no sé lo que pudo pasar por mi cabeza. No tienes idea de la pesadumbre que tengo y no sólo por ella, también por ti; imagino que el cariño que me tenías lo habré perdido y espero subsanar  mi error con este disparatado matrimonio que va a truncar nuestras vidas tanto a ella como a mi. Reconozco que tengo que pagar las consecuencias de  lo que hice, y,  aunque no lo creas,  siento que ella se vea envuelta en esta situación. Es una buena chica y yo me aproveché de su inocencia. Si pudiera dar marcha atrás lo haría sin dudar. Es una niña muy divertida y lo hubiéramos pasado bien como amigos si yo no hubiera hecho algo que no debía. Lo siento tio, lo siento mucho.

Estaba verdaderamente apesadumbrado, como si en ese momento se diera cuenta de las consecuencias de su delito. Maduró en cuestión de horas. Ya no era un chico alocado.  Ahora era responsable de su acción, y Philip  pensó " no tienes ni idea de toda la verdad, no te la creerías". Siguieron los reproches, las explicaciones y al cabo de un rato Phillip le explicó lo que quería de él:

- Brendan, dentro de poco serás el  responsable de la Compañía, tendrás el mando de todo y yo quiero dejar arreglado un asunto que me preocupa. Ni Iris ni Susan saben nada de ésto, por lo que te ruego no lo divulgues. No me encuentro bien y por si a mi me ocurriera algo, quiero que seas el tutor de Iris, que la cuides y la protejas. Que la aconsejes respecto a las acciones del capital, ya que ella será mi heredera universal. Nadie mejor que tú, su esposo, para cuidar de sus intereses. Si ya sé, serás su marido por una temporada, pero también se que eres leal y cuando das una palabra la cumples.  Quiero que me asegures que cuidarás de ella, pase lo que pase.


Brendan no se esperaba aquello. Se preocupó no tanto por el encargo, sino por la salud de su tío, el que más quería. ¿ Qué es lo que le pasaba? De aspecto esta bien, un poco delgado y con cara triste, pero lo achacó a la especial circunstancias que estaban viviendo.

- Te prometo que la cuidaré y protegeré siempre, pase lo que pase. Cualquiera que sea el destino de nuestras vidas, siempre estaré cerca de ella .  Pero ¿qué es lo que te ocurre, no será que estamos todos más sensibles por la situación?
- No hijo, tengo una lesión en el corazón desde hace tiempo. Nunca he comentado nada con Iris, bastante tenía la pobre con superar las cosas que le han ocurrido a lo largo de su corta vida, y te ruego que permanezcas callado  mientras yo viva. Después,  a la apertura del testamento,  se sabrá   todo lo que he dispuesto. El abogado , ya conoces su nombre, tiene un vídeo con el testamento y mis instrucciones que dará a conocer a todos-.  Brendan se tornó muy preocupado. Su tío tenía todo bien dispuesto, señal de que  en verdad algo le ocurría.

Comieron juntos y a media tarde se despidieron. Brendan volvió a Irlanda y Phillip un poco más tranquilo se dirigió a su casa para hablar con las "chicas"  por teléfono, como habían acordado.

-¡Menos mal que está Susan con nosotros!.  No sé cómo me las hubiera arreglado con Iris, mi pequeña. ¡ Qué pronto te ha tocado madurar !. Estela tendrás que perdonarme, no supe cuidar bien de ella. Me pesará toda la vida-.   Y poco a poco se encaminó dando un paseo hasta llegar a su domicilio.

Sean pensó que había que acelerar la boda de Thomas y Maureen porque de esa manera taparían un poco la otra boda, si acaso trascendiera lo ocurrido y además Iris no podía esperar.
Maureen y Thomas se casaron felices.

- ¡ Qué distinta esta boda de la mia! - pensó Brendan que se convertíria en hombre casado en unos pocos días.

Mientras su hermano daba palabra de amar y respetar para siempre a Maureen, pensaba en que debería hablar con su fiel amigo Clive de lo ocurrido, si quería que le representara en Madrid, en su boda por poderes.

Mientras todos festejaban el enlace del menor de los O'Connor, Clive notó algo extraño en Brendan, y aprovechó que había salido a los jardines, fue tras él, tratando de averiguar qué le ocurría.  Ya no eran los chicos alocados de hace un tiempo; ahora Thomas se había convertido en un hombre casado, y lo había hecho con la mujer que había amado desde siempre. Pero ¿ qué le ocurría a Brendan ? ¿ Sería que estaba enamorado de su cuñada ?  Le encontró sentado en un banco del jardín semi oculto de la vista de todos, en el lugar en que Victoria y él solían sentarse para charlar.  Le conmovió la cara de tristeza que tenía. Él que era alegre como un cascabel, pero  desde hacía algún tiempo, ya no tenía el mismo carácter. Se acercó despacio y llamó la atención de su amigo



-¡ Eh Brendan ! Tenemos que hablar.


viernes, 29 de abril de 2016

Los O'Connor - Capítulo 6 - Tu rostro envenena mi sueño

Primero entró Iris en la casa, intentando que nadie la viera, aunque fue inútil; tanto Paul como Louise la vieron subir las escaleras rápidamente, algo que les extrañó.  Al cabo de unos instantes lo hizo Brendan, con cara de pocos amigos.  Al ser preguntado por su madrastra por la forma de actuar de ambos, solamente dijo:

- Hemos discutido -, y se perdió en su habitación.



Louise y el mayordomo, se miraron perplejos, pero no dieron importancia: " es cosa de jóvenes ", pensaron, y cada uno de ellos siguió con lo que estaba haciendo.  Iris no bajó a comer alegando que estaba algo indispuesta

- Seguramente he cogido algo de frio- es lo que dijo

Brendan si lo hizo, pero a penas probó bocado. Sean no se apercibió de la situación, y su mujer no quiso comentar nada, para no darle más importancia de la debida.  Sabía que Brendan no tenía mucha conexión con Iris, y no le extrañaba que se hubieran peleado.  El almuerzo siguió sólo con la conversación de los esposos y tía Susan, que miraba de reojo a su sobrino extrañada de su ceño fruncido constantemente.  En cuanto terminó la comida, pidió permiso, se levantó y salió de su casa con la excusa de reunirse con sus amigos.

Iris con rabia y dolor se duchó refregándose la esponja por el cuerpo como para arrancarse la piel; de repente paró y se acurrucó en el suelo de  la ducha llorando desesperadamente por el dolor que le había producido al actitud de Brendan. Trataba de calmarse, aunque no lo conseguía, y por la tarde se decidió  a hablar con Sean,  sin decirle el verdadero motivo.   Se dispuso a no dejarse convencer,  en el caso de que su tío insistiera en que acabase sus vacaciones.  Como suponía,  Sean insistió en que debía cumplir el plazo que se había establecido, es decir,hasta unos días antes de empezar el nuevo curso. Ella se mantuvo firme alegando que su padrino la necesitaba y Susan sospechando que algo había ocurrido entre los jóvenes, se puso de su parte y al fin Sean cedió a su pretensión.



Al día siguiente muy temprano inició el viaje de regreso a casa por el mismo camino que la trajo hasta allí. Antes de partir, dirigió su mirada hasta el balcón de Brendan, pero el joven ni siquiera estaba asomado. Lo que ella ignoraba es que él la observaba desde el interior y había permanecido en vela toda la noche.Estaba arrepentido de lo ocurrido y no se explicaba qué extraña razón le había conducido a agredirla de esa manera. Pensó la influencia de los amigos, y  al tiempo se reprochaba que ellos habían sido los inductores, pero él no debió seguir el juego. La mirada mitad asombro, mitad dolor de Iris, no se le había borrado de su cabeza en toda la noche y era como un martillo que le golpeara  constantemente.

- Lo siento, lo siento- repetía por lo bajo a través de los visillos de su ventana, cuando vio partir el coche en el que iba Iris rumbo a Madrid.

Durante el día volvió al trabajo y trato de concentrarse en él.  No quería pensar en ella, pero irremediablemte una vez y otra, su recuerdo volvía.  Ya no estaba Iris. Miró su reloj y pensó que a esa hora ya estaría en Madrid, y probablemente su tio Philip supiera lo ocurrido.  No cenó alegando que estaba cansado y se refugió en su habitación, metiéndose en la cama.  Trataría de dormir, a ver si así se olvidaba de ella.  Pero el rostro asombrado de Iris invadía su sueño.  Era inútil despertarse; y volver a quedarse dormido.  Una y otra vez el sueño se repetía.  Veía su cuerpo ensangrentado y llorando de rodillas frente a él, que la miraba con rostro despectivo. Optó por levantarse.  No dormiría más; no quería verla más.  Con mano temblorosa, descolgó el teléfono.  No sabía porqué lo hacía. ¿ Para pedirla perdón , ó simplemente escuchar su voz ?  No tenía las ideas claras ¿ Qué le estaba ocurriendo ? Acaso ¿ le remordía la conciencia? Si al menos se hubiera quedado, trataría de hablar con ella, de que le perdonase, aunque creo que no lo haría nunca.  Pero así en la distancia...
Y escuchó la voz de Iris en el mensaje de voz, y un escalofrío recorrió su cuerpo.

En el aeropuerto de Dublín Iris se despidió de Paul con lágrimas en los ojos dándole un abrazo y susurrando " lo siento tanto "... No dijo más, Paul no entendía a qué se refería, sólo tiempo más tarde lo comprendió todo.   Se perdió entre  todos los pasajeros  que iban a tomar el vuelo que le conduciría a Madrid, con el padrino. Con él se sentía segura y confiaba en poder olvidar todo lo ocurrido.  Y llegó a casa.

El padrino le preguntaba absolutamente por todo: como era su nueva cuñada, cómo estaba Susan, cómo los muchachos ...

-Por cierto tengo que hablar con Brendan de un asunto que quiero arreglar-. .Iris se echó a temblar y pensó "Dios mio, no puede ser que se haya enterado, me hubiera dicho algo".   No era de eso que ella imaginaba de lo que quería hablar con Brendan, sino del futuro de su  querida Iris. Quería que estuviera segura si él faltase,  y puesto que el heredero de la dirección iba a ser Brendan a pesar de ser joven, quería  dejarlo todo bien atado para que ella  disfrutara de una vida tranquila.

Brendan no la llamó ni una sola vez, una llamada que ella esperaba con ansiedad, siquiera para disculparse, pero nunca volvió a saber de él. Transcurrieron los días,  y de repente una mañana al levantarse sintió unas náuseas espantosas y un malestar que nunca había sentido. Extrañada pensó que posiblemente la cena le había sentado mal o muy probablemente los nervios de empezar un nuevo curso: su primer año de universidad. Estuvo molesta durante todo el día, pero no comentó nada. Phillip en la cena se la quedó mirando y observó que tenía muchas ojeras y que de repente rechazaba la comida y urgentemente se dirigía al baño con náuseas. Al día siguiente le volvió a ocurrir lo mismo, y entonces el padrino le comunicó que ese mismo día irían al médico.



Fueron al doctor que  atendia a Philip  y   solicitó al padrino  que le dejara a solas con ella. El médico le indicó que la tenía que hacer algunos análisis y entonces le diría el diagnóstico,  aunque en ese  momento le haría una ecografía.  Al terminar el reconocimiento,   dijo  a Iris:

-  Lo que me imaginaba, estás embarazada.

 Se le heló la sangre en las venas, no atinaba a decir palabra, no era posible que aquello la estuviera ocurriendo. ¿ Cómo se lo iba a decir a su padrino, qué le iba a decir, qué iba a pensar de ella? No pudo contener las lágrimas y temblando le confesó al doctor lo que le había ocurrido pidiéndole que le guardase el secreto ,  el doctor le aseguró que así sería, era secreto profesional entre médico y paciente.  Llegaron a casa. Ella no quiso cenar y le dijo a Phillip que tenía que hablar con él urgentemente, no cabía demora.  Tragó saliva le cogió las manos y le contó toda la verdad entre lloros y temblores. A la exigencia del padrino de que le confesara el nombre del infame, ella declaró el nombre de Brendan.

-  No es posible, no es posible. Es la persona en la que más confiaba, es mi sobrino preferido, mi elegido. No es posible- Repetía una y otra vez dando vueltas por la habitación. No daba crédito a lo escuchado ¿ Cómo ? ¿ Por qué ? Conocía a Iris y a Brendan también, pero no obstante, daba todo su crédito a lo contado por ella.

Lleno de furia descolgó el teléfono y solicitó hablar con su hermano. Se encerró en el despacho, pero Iris pudo oir perfectamente las voces que daba enfadado y la exigencia que planteaba a su hermano, que no menos irritado, negaba  lo que estaba oyendo. Al final acordó con Sean que éste hablaría con Brendan en cuanto llegara del despacho y esa misma noche tendría su respuesta.
Iris temblaba de pies a cabeza. Solamente una vez le había visto de esa manera y fué cuando fallecieron sus padres. Estaba nervioso sin dejar de pasear por la estancia, ni siquiera la miraba y ella pensaba que la culpaba de algo de lo que no era responsable.  Pero se equivocaba.  Phillip era el que se acusaba a sí mismo de haberla dejado ir fuera de casa, debería haberla protegido de los peligros que podía correr. Echó de menos más que nunca a Estela, y se repetía: "si hubiera vivido su madre la hubiera advertido de todo y no la hubiera ocurrido nada". Se pasaba la mano por la cabeza como queriendo ahuyentar todas las ideas que se le venían a la mente.



Como a las diez de la noche sonó el teléfono y rápidamente Phillip lo descolgó; sabía que era su hermano para darle una solución. No se equivocó, era Sean con voz temblorosa confirmando lo que Iris le había contado. Tuvieron ambos un largo silencio como si se les hubieran acabado las palabras, y de repente Sean anunció:

- Se  casará con ella rápidamente, por poderes y de esta manera no habrá escándalo. Ella no tendrá por qué preocuparse y seguirá su vida como si nada hubiera ocurrido. El ha cometido un error y tendrá que repararlo. Tendrás noticias nuestras en breve. Adiós-.  Y colgó el teléfono.

Phillip se quedó pensativo observando el aparato como si no hubiera oido bien y de soslayo miró a Iris  que estaba expectante, llorosa y muy pálida.  Al anunciarle lo que habían programado para sus vidas, ella se negó en redondo. No ataría su vida a una persona que ni siquiera le había pedido disculpas, no era capaz de soportarlo. Ella dijo que no, pero el padrino tajante la dijo:

- No hay más que hablar, os casareis pero viviréis cada uno vuestra propia vida; esa criatura tendrá un apellido y por eso te tienes que sacrificar. No eres tu,  es la criatura que viene en camino la que deberá acaparar todo tu esfuerzo.
-Pero me da vergüenza, padrino. ¿ Qué dirán en la universidad mis compañeros?, se reirán de mi.  No , me niego

Entonces Phillip se arrodilló frente a ella y tomándola de las manos y abrazándola después la dijo

 --Nos iremos a vivir a donde no nos conozcan, tendrás a tu hijo, le querremos y cuidaremos y tu irás a la universidad a seguir tus estudios.
-Pero padrino me dará vergüenza aunque no estemos aquí
-Seguirás los estudios en la universidad a distancia, y para el siguiente curso,  cuando tu hijo haya nacido, irás como un alumno normal. Buscaremos a una mujer responsable que nos ayude con el bebe y todo lo solucionaremos.

La abrazó tiernamente como un buen padre que era y juntos lloraron, silenciosamente.
No había transcurrido ni una hora cuando de nuevo sonó el teléfono; esta vez era tía Susan que llamaba llorando y llamando a Iris.

- Sabía que había ocurrido algo, lo sabía, no hacía más que repetir esas palabras-. Al final más calmada les dijo:

 - Mañana mismo me pongo en camino para allí, no os dejaré solos, no a esa inocente niña. Mañana nos vemos, os quiero.



Dicho y hecho; tia Susan llegó a Madrid por la noche del día siguiente. Se fundieron en una brazo largo y entrañable los dos hermanos pues hacía tiempo que no se veían y a Iris cogiéndola en su regazo la abrazó,  calmándola.  La acunaba como si de una niña se tratara, abrazándola y besándola en los cabellos.

-Quiero ser como una madre para tí, pequeña. No estarás sola, nosotros os cuidaremos a ti y a tu hijo, no estarás sola.

jueves, 28 de abril de 2016

Los O'Connor - Capítulo 5 - Curiosidad malsana y amistades peligrosas

Habian transcurrido los días.  Hacía más de  un mes  que Iris vivia con los O'Connor en Irlanda.  Se había integrado en la pandilla de amigos que Brendan y Thomas tenían.   Hermanado  con  Maureen y,  todos juntos hacían excursiones por la comarca, iban al cine,  a alguna cafetería,  o discoteca.

Brendan entretanto,  comenzó a sentir curiosidad por esa chica extraña que se había colado en su familia.  La observaba desde su ventana en el dormitorio, cómo salía todas las mañanas muy temprano con un bolsón en la mano y se dirigía, por la parte de atrás de la casa, por las cuadras, sólo que no montaba a caballo.  Una mañana decidido a averiguar dónde iba, la siguió desde lejos: Iris iba camino de la laguna que había tras la mansión.


 Escondido tras un grueso tronco de árbol, la vio cómo se desnudaba y dejaba su ropa en la toalla que había sacado del bolsón.  Se quedó asombrado; tenía un cuerpo bonito, aunque sus curvas no eran muy pronunciadas: Se estaba convirtiendo en mujer, pero aún parecía una cria.  No quiso mirar más, aunque la curiosidad le tentaba  Sabía que no estaba bien lo  que hacía, que a eso se le llama despectivamente voyeur.
Algo aturdido por su descubrimiento, ya no le parecía una chica insulsa, sino más bien una incipiente preciosidad de mujer.  Volvió sobre sus pasos repasando en su memoria el cuerpo de aquella chica, casi desconocida.  Había descubierto su secreto, y no volvería a espiarla: ya sabía dónde iba cada mañana.  Pero no pudo evitar que al encontrarse con ella, una ligera sonrisa se dibujara en su rostro, y que Iris al verlo, moviera la cabeza como diciendo: " este chico no está
bien "

Como cada fin de semana, la pandilla se reunía en una cafetería de la ciudad, e Iris iba con ellos.   A pesar de todo, Brendan guardaba las distancias con ella, seguía igual de frío y aunque Iris trataba de hacerse la simpática con él, terminaba por dar media vuelta  e irse a otro grupo de amigos que fuesen más divertidos.  Algunos chicos se dieron cuenta de que para ella , Brendan,  no  le era indiferente y empezaron a hacer bromas  de que no sería capaz de conquistar a aquella bonita chica que vino de Iberia y que se sentía atraida por él.  A él no le gustaban aquellas bromas,  y en el fondo de su pensamiento creia que no era correcto  reirse  de  aquella muchacha adolescente,  que además estaba bajo el patrocinio de su tio preferido,  y de su padre.

 Algo en su interior empezó a "moverse". Ya no le resultaba tan insoportable aquella mojigata, tímida,  que siempre sonreía y que se había ganado el afecto de su familia, pero el suyo no ¿ por qué, por qué no bromeaba con ella como lo hacía Thomas o el mismo Clive, su mejor amigo ?.
En una de las salidas en que las chicas estaban todas reunidas,  apartadas  de los chicos, éstos apostaron a que  Brendan sedujera a Iris antes de que ella partiera de regreso a su país. En un principio él se negó, no le parecía ni justo ni ético, pero al final cedió aunque no marcó la fecha, no sería inmediata; primero la tenía que conquistar  para que ella no se negase.

Empezó a esgrimir las armas de seducción que empleaba con otras chicas para  ligar con ellas.   A su memoria volvía la visión de su cuerpo desnudo nadando en la charca y comenzó a sentirse inquieto ante ese recuerdo. No necesitó mucho tiempo,  puesto que Iris  sentía una irresistible atracción hacia su "medio primo",  aunque trataba de disimularlo todo lo que podía, pero sus miradas hacia Brendan la delataban.

Faltaba poco menos de un mes para finalizar las vacaciones de verano. Un domingo Brendan invitó a Iris a una excursión para mostrarle un lugar encantado,  donde los druidas hicieron  sus ceremonias. Ella  encantada dijo sí al instante ante la perspectiva de pasar una mañana a solas con él

- Quizás así termine de fijarse en mi, aunque no creo.  En todo este tiempo ni siquiera me ha mirado - pensaba con algo de desilusión-.  Me encantará conocer el lugar   donde  vivieran  siglos atrás las hadas, los brujos, los duendes de tantas historias narradas por mi padrino cuando era pequeña- le dijo y  aceptó encantada sonriendo, sonrisa que hechizó a Brendan

Llegaron al lugar elegido.   En verdad era maravilloso.   El paisaje, la belleza del lugar, los dólmenes, el mar tan cerca...,  todo era un conjunto de belleza que ella descubrió, preparado su corazón para recibir todas aquellas señales que el destino le enviaba y que estaba dispuesta a recibir de la mano de su amor recién descubierto. Y fue el entorno, la mirada de Brendan, intensa como nunca la había mirado, lo que la hizo entornar los ojos al tiempo que él depositaba un breve beso sobre los labios de ella. Lo siguiente apenas si se dio cuenta de cómo ocurrió; se sintió abrazada por él,  que  acariciaba su cabello y besaba sus mejillas cada vez con más intensidad y ella autorizaba todas aquellas caricias sintiéndose flotar en una nube. Poco a poco las caricias se hicieron bruscas, toscas,  recorriendo frenético su cuerpo, sus incipientes curvas, subiendo su ropa.  De repente, ella se sintió asustada porque aquello no era como al principio. Había violencia y  sintió miedo a lo que pudiera ocurrir y trató de desasirse de sus brazos que cada vez eran más fuertes.   Empezó a gritar, No, no, basta. Pero él no aflojaba y muy al contrario era como si se enfureciera . Y entonces ocurrió lo que nunca debió pasar.


  Desgarró su ropa interior y con rudeza la violó. Ella lanzó un grito desesperado de miedo, dolor, frustración,  todo ello junto que al mismo Brendan hizo reaccionar, pero ya era tarde y entonces se dio cuenta de lo que había hecho. Iris  lloraba desesperada arrodillada en el suelo preguntando por qué había ocurrido aquello, ella que había confiado en él.  ¿ Por qué le había defraudado de esa manera causándole aquel daño?.
El avergonzado, desconcertado por lo sucedido,  entró en el coche y se sentó al volante llamándola de malas maneras  para que ella hiciera lo propio y poderse marchar de allí rápidamente, llegar a casa y perderla de vista.   La ofreció una botella de agua y una pequeña toalla para que se limpiase.  Ella lo tomó y comenzó a refregarse con dureza las piernas manchadas, sin dejar de llorar.  Él la veía hacer sin pronunciar palabra, pero  su conciencia  le advertía de la mala acción que había cometido con aquella muchacha que solamente le había dado su inocente amor. Iris se hizo mujer de repente, en  poco rato. Su cerebro trabajaba a velocidad de vértigo y comprendió que ya no sería la chica inocente que había ido a perfeccionar el idioma llevándose el peor de los recuerdos, precisamente de mano de la persona que más le importaba y,  decidió en ese mismo instante que no podía permanecer en esa casa ni un día más.



Hablaría con Sean esa misma noche, cuando llegasen y le diría que quería irse ya porque echaba mucho de menos a su padrino.

-Nadie se enterará de lo que ha ocurrido, me moriría de vergüenza y todo el mundo me echaría la culpa de haberlo provocado.

 Durante todo el camino no hablaron; cada uno iba inmerso en sus propias reflexiones. El haciéndose la misma pregunta "¿ por qué lo he hecho?" y ella, " no se lo diré a nadie, nadie lo sabrá".
¡ Qué lejos estaba de sospechar que ocurriría todo lo contrario y las consecuencias que todo aquello les  acarrearía !

miércoles, 27 de abril de 2016

Los O'Connor - Capítulo 4 - Un encuentro de pasada

Habían terminado de tomar el té y la conversación derivó hacia Phillip y a lo que se dedicaba.

- Simplemente vive.   No trabaja.   Sale con  amigos y,  sobre todas las cosas ,está pendiente de mi- comentó Iris dirigiéndose a Sean.

De repente unos ciclones entraron en tropel en el salón donde transcurría la conversación: habían llegado los chicos: Brendan y Thomas.

BRENDAN

THOMAS

IRIS


Ambos miraron con curiosidad a Iris. Thomas le dedicó una sonrisa a la vez que le estampaba dos besos en las mejillas y la llamó prima desde el primer instante. Brendan fué más escueto "hola",  la dijo,  y la tendió la mano. Ella pensó " es tan seco como su padre, no me cae bien". El ni siquiera pensó nada, dio media vuelta y comentó

-No me esperéis a cenar voy a ir con Clive a dar una vuelta-.  A pesar de las protestas de todos cogió una pasta de la bandeja bebió un sorbo de té,  y salió igual de rápido como había entrado.  Louise protestó un poco y le gritó

-No te comprometas para mañana, viene a cenar tía Olivia con Julianne, ¿ me has escuchado?
- Ah, si,si , no te preocupes: Mañana me quedo- respondió Brendan

La cena transcurrió normal con las ocurrencias de Thomas y la sonrisa de Iris , que no se atrevía a decir palabra. Era una cena demasiado protocolaria, y pensaba en lo informales que eran las suyas con el padrino...,   sin tanto protocolo. Se sentía algo incómoda, pero pensó que pasados unos días llegaría a acostumbrarse.  Pidió permiso para retirarse pronto,   estaba cansada, pero no pudo dormirse enseguida. Escuchó llegar el coche de Brendan,  ya de madrugada,  y se asomó a la ventana. Aparentemente venía sereno y silbando; se le veía contento. Vió cómo dirigia una mirada hacia  su aposento e instintivamente retrocedió, sin pensar que al estar con la luz apagada es posible que no la viera.

Se despertó temprano pues extrañaba la cama...,  tan grande, tan ceremoniosa, tan acorde con la mansión. Después de  darse una ducha y vestirse, decidió bajar a desayunar. Si no había nadie levantado,  daría un paseo y,   aguardaría a que alguien hiciera acto de presencia.  Se equivocaba, a pesar de lo temprano de la hora,  Brendan y Thomas estaban desayunando,  puesto que tenían que acudir al trabajo, de manera que,  después de dar los buenos días,  procedió a servirse una taza de café y tomar una tostada con mantequilla y mermelada.   Brendan la intimidaba, muy al contrario que Thomas que le resultaba muy simpático y más cercano  que el estirado de su hermano.

 -Se le ha subido el cargo a la cabeza- pensó- Le tengo manía, no me cae bien-murmuró.  Thomas enseguida entabló conversación y la dijo

- Esta noche te presentaré al amor de mi vida, a Maureen

MAUREEN

-Está loco - dijo Brendan- Hasta piensa en casarse.  Lo que te digo,  está loco -. Iris se le quedó mirando y comentó

- Yo si estuviera enamorada como él lo está, también lo haría. Mis padres se casaron muy jóvenes y fueron muy felices- Thomas la dirigió una sonrisa y la contestó
 -No le hagas caso. Cualquier día se enamorará y entonces sabrá lo que es bueno.
Todos los que hablan de esta forma, luego las pagan todas juntas-  Brendan le echó una fria mirada y terminó su café levantándose y diciendo a su hermano
-Déjate de charlas y andando, que se nos hace tarde-. Iris se quedó sola en el comedor y cuando Brendan estaba de espaldas, le hizo una mueca sacando la punta de su lengua y arrugando su nariz.

Llegó la noche y todos se pusieron de gran gala: venía la tia Olivia y su  hija a conocer a la "española",  como ella denominaba a Iris con tono de desprecio.

OLIVIA

 Después de divorciarse de Phillip y,  pasado un tiempo,  volvió a contraer matrimonio con un acaudalado comerciante de la zona, del que tuvo una encantadora hija llamada Julianne. No se parecía en nada a la calculadora madre que había planeado casarla con Brendan, pues nunca había olvidado el desprecio de Phillip y el disgusto que le causó dejar de pertenecer a esa familia. Finalmente también se separó del padre de Julianne,  aunque no llegaron a divorciarse.  Era una mujer atractiva, pero el odio y el rencor habían  hecho que sus facciones se volvieran  duras y perdieran el encanto que habían tenido cuando conoció a Phillip. Siguió frecuentando a la familia O'Connor.  Le gustaba la vida de la alta sociedad e intimar con los apellidos de más solera, como eran ellos.

Iris se puso un traje de noche adecuado a su edad aconsejada por Louise,  pues era mujer de gusto muy refinado. El pelo lo dejó suelto sujetando un mechón trenzado hacia la nuca para que no la molestase. Su tez morena, sus ojos negros y su pelo largo y brillante  enmarcaban  un rostro ligeramente maquillado que resaltaba aún más la belleza de sus facciones , que apuntaban a ser perfectas.

IRIS


Cuando hizo su entrada en la biblioteca donde estaban reunidos tomando un aperitivo, las miradas se volvieron hacia ella, pues no en vano era en cierto modo la homenajeada, ó mejor,  su presentación,  ante una pequeña parte de la familia. Maureen corrió hacia ella, y le dijo

- Estás preciosa, se va a morir de envidia-  no sabía  a quién podía referirse la novia de Thomas

Iris no la entendía, pero en el transcurso de la noche comprendió a lo que Maureen se refería. Era Olivia la que le dirigia las miradas más frias y procuraba que nunca estuviese cerca de ninguno de los dos jóvenes de la casa, aunque con Brendan no tenía que esforzarse mucho pues ignoraba a  Iris olímpicamente.

Durante la cena la mirada de Olivia permaneció constantemente sobre "la española", y no era por amabilidad precisamente. Iris se preguntaba

-¿ Por qué me tiene manía si no me conoce? ¡ qué extraña es esta gente! A Brendan tampoco le caigo bien ¿ por qué?.

Este último pensamiento la mortificaba y no sabía la razón.   No se daba cuenta de que a ella,  Brendan,  le había impactado y reconocía que era un chico guapo, muy guapo.

BRENDAN

- ¡Lástima que sea tan frio y antipático! - se dijo Iris

lunes, 25 de abril de 2016

Los O'Connor - Capítulo 3 - Madurez, adolescencia y tía Susan

El tiempo pasó para Sean, pero los chicos necesitaban una mano femenina que cuidara de ellos mientras él atendiendo a  la dirección de la Compañía se trasladaba con frecuencia de un pais a otro. Nunca había viajado tanto; quizá sintiera la necesidad de hacerlo y no encerrarse en casa, en su soledad y echando cada vez más de menos a Victoria. . En uno de esos viajes entabló amistad con Louise, una mujer muy atractiva de origen francés,  aunque ella residía en Canadá. Era culta, de conversación amena, simpática y extrovertida.


El necesitaba compañía y poco a poco se sintió atraído hacia ella. También  había quedado viuda hacía algún tiempo y también se sentía sola a pesar de que no le faltaban amistades, pero  necesitaba estabilidad. Estaba cansada de viajar buscando compañía con la que compartir su vida de nuevo, y así sin darse cuenta Sean y Louise se sintieron atraidos, y al final decidieron unirse  y tratar de llevar juntos una vida que estabilizara la de sus hijos un poco desbocados, que se estaban criando solos sin su padre y por supuesto con la ausencia irremediable de Victoria.

Se casaron civilmente en Quebec.  Sean la puso al tanto de la historia de su vida y ella le acepto con todas las consecuencias.  Louise  también tenía sus anécdotas, pero juntos decidieron darse una oportunidad de ser felices, y así regresaron de nuevo a casa. Los chicos la aceptaron: era simpática y se puso de parte de ellos desde el primer momento, pues comprendió que aquellos muchachos ya adolescentes estaban necesitados de amor, que su padre les negó para refugiarse en su propio dolor, olvidando que los chicos habián perdido a su madre. Unos meses después llegó tía Susan. Es la tía simpática, soltera, divertida y hasta un poco juerguista que en casi todas las familias existen. Fue la rebelde de la familia, la que se negó a casarse con alguien al que no quisiera y por tanto se fue de casa en cuanto su edad se lo permitió. Estableciéndose en Nueva York. Pero sentía la nostalgia de la familia y regresó de nuevo, en principio,  por una temporada, pero  los acontecimientos hicieron que ella permaneciese en Irlanda  más de lo que hubiera  previsto. Ambas mujeres congeniaron perfectamente y más que cuñadas, llegaron a tenerse el mismo cariño que se tienen las hermanas.


Sean dejó de viajar con tanta frecuencia y permanecía más tiempo en casa para  alegría de toda su familia.


Los chicos fueron introducidos en la compañía empezando a conocer los entresijos de los negocios. Brendan demostró que  estaba capacitado para desempeñar el papel que se le había asignado al nacer. Thomás llevaría  la sección de adquisiciones de arte para el que estaba muy dotado. Brendan  era un chico guapo muy solicitado por las muchachas de la zona y siempre rodeado de amigos de su misma escala social, pues era muy divertido. Thomas era también muy atractivo; el no tenía tantas amistades femeninas como su hermano ya que  había conocido a una muchacha de la que se había enamorado y le había jurado amor eterno.

Phillip había permanecido soltero. Su amor había sido Estela y tenía la responsabilidad de la educación y cuidado de Iris, que ya apuntaba  a una mujercita preciosa. Un poco delgaducha y tímida, pero con los mismo ojos negrísimos heredados de su madre. Aparentemente no se parecía mucho a ella, pero a medida que se hacía mayor sus facciones iban pareciéndose más a las de Estela. Era una buena chica: responsable, estudiosa, adoraba a Phillip. Jamás le dió un disgusto ,tan sólo le enfadaba un poco el que no supiera hablar inglés tan correctamente como él hubiera deseado, a pesar de que todas sus conversaciones versaban en ese idioma.



Una mañana al recibir las notas de los estudios decidió que durante las vacaciones de verano la enviaría a Irlanda y allí lo perfeccionaría. Llamaría esa misma mañana a Sean y le encomendaría durante unos meses la custodia de Iris, a pesar de que Sean se mostró remiso a complacerle.  No se debía a la presencia de Iris, sino al recuerdo de Estela.  Decídió con la muchacha partir hacia  Donegal,  lugar de residencia de la familia O'Connor,  al día siguiente de terminar el curso en España . Y así ocurrió..

 Le recordaba la víspera de aquel viaje que,  junto con su hermano,  emprendió hacia Madrid, hace ya muchos años.  Los mismos nervios , la misma emoción, la misma alegría de Iris: se iba al extranjero, era su primer viaje e iba a conocer a la familia de su padrino.    Quería comprobar si eran tan adustos como ella imaginaba    Al fin conocería al tío Sean, con fama de un otoñal guapo, conquistador y atractivo, aunque se imaginaba sería algo antipático.  La jovencísima  Iris,  llegó primero al aeropuerto de Dublín. Allí la esperaba Paul, un hombre de edad madura que llevaba al servicio de la familia toda su vida y que era la mano derecha de Sean y el confidente y consejero de los jóvenes de la casa. El camino hasta Donegal lo hicieron por carretera, admirando el hermoso paisaje verde  de la isla esmeralda y totalmente nerviosa deseando llegar a lo que se imaginaba una casa grande  que  resultó ser un "castillo".



Al divisarlo se quedó boquiabierta; nunca hubiera imaginado tanta belleza en ese paisaje que le acompañaba.  Era como un lugar  encantado que jamás viera  en sus cuentos de niña.  A recibirla salió tio Sean, Susan y Louise. Las mujeres se dirigieron hacia ella con los brazos abiertos y una sonrisa en sus rostros. La abrazaron. acariciaron su cara de niña asustada y la preguntaron por Phillip. El tio Sean no se movió del umbral y hasta le pareció que tenía un gesto ceñudo.   Y efectivamente lo tenía.  En el joven rostro de  Iris había vuelto a ver la cara añorada de su madre. Tenía un gran parecido con Estela, aunque la niña al ser más joven no tenía ni la misma estatura ni el mismo  cuerpo que tenía la madre cuando él la conoció. Se la quedó mirando fijamente, y despacio muy despacio alargo una mano para estrechar la de la joven y al final depositó en la frente de la niña un amoroso beso. Todos se relajaron aunque ninguno de ellos comentó nada, pero el aire estaba cargado y se podía cortar.



Miles de preguntas llegaban a sus oídos  cuyas respuestas tenía que dar al mismo tiempo que les lanzaba una sonrisa, por otra parte tan frecuente en su manera de ser. Era tímida debido a su juventud, pero también era simpática y cariñosa y se hizo el propósito de ganarse el corazón de aquellos extraños, que a pesar de todo eran casi de su familia.  Una vez instalada en su habitación pidió permiso para llamar a Phillip, a su padrino como ella le denominaba. Le comunicaría que todo había salido bien y que le habían acogido con inmenso cariño, pero que aún le faltaba por conocer a los más jóvenes de la casa que se encontraban trabajando en la Compañía.

Llegó la hora de tomar el té y en esa ceremonia, Iris demostró que estaba siendo perfectamente educada para ocupar el puesto en la sociedad que su padrino  le había destinado.  Sean le preguntó por sus estudios y por la carrera que quería seguir al próximo curso.  Ella dijo muy segura: "quiero estudiar Historia del Arte, me apasiona la pintura y aspiro a dar clases en la Universidad o ser restauradora del museo del Prado."

- ¡ Nada menos,...!- rió Sean. Pero se la quedó mirando como imaginando que quizá podría ayudar a Thomas en el cargo que desempeñaba; le iba que ni pintado el estudio de Bellas Artes. Y así transcurrieron dos horas  y pasado ese tiempo se produjo el encuentro que marcaría su vida.

Los O'Connor - Capítulo 2 - Sean y Victoria

Lo mejor de la sociedad irlandesa se dio cita  en el castillo de los O'Connor para asistir al enlace de Sean O'Connor, con la preciosa señorita Victoria Flanagan de origen inglés.  La novia estaba radiante  y muy enamorada de la persona que había sido el elegido de su corazón desde hacía tiempo, desde niños.  Sean,  estaba elegante, atractivo, pero algo triste.   Quizá le recordara otro matrimonio por el que hubiera dado la mitad de su vida para que  se hubiera realizado con él de protagonista y con  Estela como su esposa.   No estaba enamorado de Victoria, pero confiaba que el tiempo trajera la paz a su espíritu y fuera capaz de amar a aquella muchacha buena y hermosa que se iba a convertir en su mujer
 .
La ceremonia fue emotiva, no muy breve. El banquete de bodas transcurrió como estaba previsto y,  a la mitad del baile, los novios decidieron partir,  para emprender su viaje de luna de miel,  que se desarrollaría en distintas capitales europeas, recalando como final en Nueva York.   Eludieron pasar por España.  Sean no quería arriesgarse a ver de nuevo a Estela.

VICTORIA

SEAN
 Entre las invitadas a la boda, destacó una joven por su belleza,  pero también por su atrevimiento. Era  descarada y calculadora. Ella se fijó en Philip que vagaba solitario de mesa en mesa saludando a sus amistades. Fue ella la que le invitó a bailar; era coqueta y se había propuesto hacerle olvidar a aquella española que le había enamorado, pero que le dio calabazas dejandole el corazón destrozado.  Había pasado el tiempo, más del que Philip había previsto,  y un día recibió la llamada de sus amigos españoles confirmándole que iban a ser padres dentro de unos siete meses.


PHILIP


Su estancia en Irlanda se prolongaría hasta que Estela estuviera a punto de ser madre .Quería estar de regreso a Madrid para cuando sus amigos tuvieran  su primer hijo. Entre los tres habían  buscado nombre al bebe:" si es chico- , había dicho Julio-,   se llamará Felipe y si es niña la  llamaremos Iris, que es parecido a como se pronuncia Irlanda, en tu homenaje Philip".  Fue  niña, preciosa; morena como su madre , con mucho pelito y negro. Casi se le saltaron las lágrimas al ver a esa criatura hija de la mujer que amaba y de su mejor amigo. Al sostenerla entre sus brazos sintió una emoción tan profunda que le hizo comentar a los recién estrenados papás:

- La querré siempre como si fuera mi hija.-  Estela se le quedó mirando y le dijo
-Philip, yo se que así será, pero tienes que prometerme que si a su padre y a mi nos ocurriera algo, tu serías quién te hicieras cargo de ella, que no la dejarás desamparada nunca, prometemelo-.    Philip sonrio y contestó:

- Estad tranquilos si algo os ocurriera, será mi hija, y como tal cuidaré y protegeré-.  Y juntos los tres mirando a Iris, soltaron una alegre carcajada.

Olivia llamaba a Philip casi todos los días, le pedía que fuera a Irlanda para verse.  El eludía  el compromiso, pero ella de buenas a primeras se presentó en Madrid y con la excusa de que era un viaje inesperado, al no tener dónde hospedarse, le pidió hacerlo en su apartamento

-Soy una chica liberada, del siglo veinte, y además ¿quién va a saber que me quedo a dormir en tu casa?

 Y ocurrió. Se quedó, y tuvo que comprometerse para casarse con ella.  El resultado de aquella noche de liberación fué un matrimonio a los pocos meses, precipitado, sin amor y con engaños. Ella le había dicho que estaba embarazada y que sería una deshonra para su familia y que no podría volver a mirar a sus padres a la cara.   Por tanto no tuvo más remedio que unirse a ella. Pero al cabo de poco tiempo "fué una falsa alarma" , le dijo, y no hubo bebe.

OLIVIA


Su matrimonio fue  breve. A Olivia le gustaba la posición social de  los O'Connor, las fiestas que ella organizaba, las cenas, los viajes. Philip se sentía cada vez más solo y más ajeno a todo aquel boato. Por otra parte echaba de menos a sus amigos y a esa preciosa criatura que llevaba en su homenaje el nombre de su pais.  De repente una mañana decidió que ya no aguantaba más, pidió el divorcio a su mujer y regresó a Madrid, loco de contento por liberarse de ese yugo en el que se vio envuelto,  y por ver a su "otra " familia, a su niña, pues era grande el cariño que había tomado a aquel cuerpecito moreno y precioso que consideraba como hija suya.

Y pasó el tiempo, deprisa para el nuevo matrimonio O´Connor.  Victoria  dió a luz a un chico grandote y guapo como sus padres. Le pusieron por nombre Brendan y a los dos años volvieron a ser padres de nuevo de otro varón al que llamaron Thomas.

Transcurrieron cinco años. Sean consiguió amar a su esposa. Era una buena compañera y madre.  Con toda la paciencia del mundo, supo esperar a que su marido poco a poco olvidase aquel amor español y pudieran vivir en paz.  Los chicos crecian guapos, vitales, alegres y estudiosos. A Brendan le había destinado,  a pesar de su corta edad , a ser el heredero de la empresa que desde sus abuelos habían ido ampliando hasta formar una gran compañía; él sería el director general cuando Sean pensara que había llegado la hora de relevarle en la dirección. Thomas sería su segundo, el apoyo que Brendan necesitaría para llevar a buen puerto la nave de ese emporio, aunque a él no le hacía mucha gracia ser un hombre de negocios. Quería ser médico. Los chicos habían crecido deprisa y eran aplicados en sus estudios. A Brendan le encantaba dibujar y su deseo era ser pintor aunque su destino sería  el de  financiero

 Victoria llevaba una temporada que no se encontraba bien. Siempre se sentía cansada, su organismo se descompensaba con demasiada frecuencia. Poco  menos que a la fuerza Sean consiguió llevarla al médico. Después de hacerle todas las pruebas médicas requeridas, le dieron la noticia que nunca hubiera querido oir: su esposa tenía cáncer y era incurable y además rápido.
Fué un mazazo.  No sabía cómo reaccionar. Sentía que debía ser fuerte para ayudar a su mujer,  a la que amaba,  y ayudar a sus hijos demasiado´jóvenes para perder a su madre. Decidió tragarse su pena y pasar el máximo tiempo posible junto a ella, y hacerle la vida lo más cómoda y feliz que tuviera a su alcance.

Pero el final de Victoria llegó, dulce, sin hacer ruido como había sido su breve vida. El estuvo a punto de volverse loco; pasaba días enteros encerrado en su habitación y sus hijos permanecían solos, con su propio dolor,  y en el desamparo de su padre.  La servidumbre que les había visto nacer, les acogió y les dieron todo el cariño que en esos momentos su padre no podía darles.

Y fué Paul, el mayordomo, el que poco a poco,  quién  les hizo comprender que las pérdidas amadas eran parte de la vida y que no debían sentirse culpables por lo ocurrido. Sean,  al cabo de un tiempo decidió reemprender el trabajo y poco a poco se fué haciendo cargo de sus hijos que fueron su consuelo para superar la terrible pérdida de Victoria.

 Había pasado algo más de un año,  cuando una noche recibió la llamada desde Madrid de su hermano Philip; había ocurrido una tragedia: Estela y Julio habían sufrido un accidente de coche y habían perecido los dos, dejando huérfana a la pequeña Iris. Philip le pidió que acudiera al entierro de sus grandes amigos. Sean se puso en camino rumbo a Madrid, pero sin saber por qué razón se llevó con él a Brendan; Thomas era más pequeño y no quiso ir de viaje.

Llegaron a Madrid cuando apenas había despuntado la mañana y al entrar en casa de Estela y Julio un silencio denso, pesado,  les recibió,  junto con un Philip totalmente derrumbado,  teniendo en brazos a una niña medio dormida, gimoteando y llamando a su mamá.

Brendan quedó sobrecogido ante el cuadro que acababa de presenciar. ¿ Quién era aquella niña morena tan asustada y llorona?  El había perdido a su mamá no hacía mucho y no lloró.  Mientras tanto Sean y Philip se fundieron en un largo y entrañable abrazo, cómplices sin duda de aquel amor que habían sentido por aquellas personas que acababan de morir.  Las visitas empezaron a llegar,  entrada la mañana,  a la casa del duelo. La niña estaba desorientada y salió al jardín  para tomar algo de aire que le hiciera más fácil respirar y tratar de olvidar aunque fuera,  por unos instantes,  la tragedia que estaba viviendo en  su corta vida.

Se sentó en una escalera, sola, llorando y llamando a sus padres. De repente una pequeña figura de niño apareció a su lado, en silencio, mirándola fijamente, tratando de infurndirle todo el ánimo y su amarga experiencia vivida con su propia madre no hacía mucho tiempo.

IRIS

BRENDAN

 Le cogió la mano apretándosela, sin decir nada y la niña reclinó su cabecita llorosa en el hombro de Brendan, y así permanecieron en silencio  uno junto al otro,  hasta que Philip salió a buscarles: era la hora de la despedida definitiva.

domingo, 24 de abril de 2016

Los O'Connor - Capítulo 1 - Rumbo a Iberia

La agitación en el castillo de O'Connor era grande. Los hermanos partían rumbo a España a perfeccionar los estudios en una universidad de Madrid. Habían concluido en Irlanda la carrera de filología Hispánica, pero ellos querían tener más conocimientos de la vida, costumbres, además de perfeccionar su dicción del castellano.  La emoción que sentian, la excitación que experimentaban  no eran  tanto por ampliar sus estudios, sino por lo que representaba tener libertad absoluta para moverse lejos de la disciplina férrea que su padre,  Thomas O'Connor,  les había inculcado desde muy niños. A partir de ahora,  fuera horarios; podrían entrar y salir a las horas que les apeteciera y sabido era que los españoles eran anárquicos cuando a horas se refería. Era algo inusitado en sus jóvenes vidas . Harían lo que quisieran, cuando quisieran y como quisieran.



La noche anterior habían tenido despedida de su amigos y las chicas hasta derramaron alguna lágrima. Iban a tardar mucho tiempo en regresar a Irlanda .   Eran unos solteros de oro, así les calificaba.    Eran apuestos, jóvenes y muy ricos, lo que se denomina " un buen patido ", pero además eran alegres y muy divertidos.

Pero aquella mañana se levantaron temprano como si hubieran dormido muchas horas, cuando en realidad hacía poco que se habían acostado. Estaban nerviosos y bromeaban mucho entre ellos. Se llevaban bien, con alguna pelea de vez en cuando, pero nada de importancia , lo normal entre dos hermanos con poca diferencia de edad.  Llegaron al aeropuerto y sus nervios iban en aumento: dentro de pocas horas llegarían a Madrid, y  se instalarían en un apartamento que papá O'Connor les había comprado para que viviesen cómodamente, en una calle céntrica . Una vez instalados verían la forma de adquirir un coche para poder desplazarse a la universidad que no estaba cerca de casa.



El primer día de asistencia a clase  se desarrolló con toda normalidad. Eran pocos los alumnos españoles que iban a la universidad y si,  había bastantes extranjeros de distintas nacionalidades: americanos del norte, mejicanos, japoneses, irlandeses y suecos. No tuvieron problemas para integrarse dado que por su simpatía eran muy solicitados entre sus compañeros.  Al llegar la hora de la comida se dirigieron todos juntos al comedor.


 Allí se reunieron con otros chicos de las universidades cercanas que concurrian al mismo sitio.  Fueron presentados a un grupo de españoles que estudiaban Filosofía y les llamó mucho la atención una chica muy bonita.  Pero lo que más les sedujo  fueron sus ojos y el color de su pelo: negrísimos ambos. Su mirada despedía una luz entre inocente y picarona pero con una luminosidad que lo llenaba todo. Ellos pensaron: es normal que nos extrañe el color de su pelo, tan negro. En Irlanda el color rojizo es  el que predomina y cuanto mucho el castaño. Al lado de la chica se sentaba un muchacho, moreno aunque no tanto como ella. Empezaron a bromear todos los alumnos y a contar chistes, cosa que también les extrañó esa costumbre meramente española.  Se puede decir que su primer día de clase fue todo un éxito. Les encantó el carácter abierto de sus compañeros . Estaban todos perfectamente integrados y formaron una comunidad en la que cabían todas las formas de pensar.  Así transcurrieron varios días, pero al mismo tiempo,  y a medida que se iban conociendo más profundamente,  sentían como una especie de desasosiego que ninguno de los dos comentaba con el otro.

Un día se enteraron de que era el cumpleaños de Estela y que lo celebrarían después de clase pues coincidió que era viernes y no tendrían que madrugar al día siguiente para asistir a la universidad.
No comentaron nada, pero por extraña razón y,  sin decir nada entre ellos Sean y Philip se presentaron ante la muchacha con sendos ramos de rosas, que a ellos mismos les sorprendió. No les gustó nada la coincidencia pues cada uno creia que iba a ser el que la diera la sorpresa, pero fueron ellos los que se sorprendieron con la revelación de Julio: le iba a pedir que se casara con él nada más terminar el curso; ya llevaban varios meses de relación  y dado que ya estaban a punto de terminar sus carreras, creía oportuno formalizarla. ¿ Cómo no se habían dado cuenta antes? Bastaba observarles para comprobar que cada vez que se miraban la ternura que reflejaban en sus rostros mostraba a las claras de que estaban muy enamorados. Sean y Philip se miraron y la decepción que reflejaban sus caras  era evidente.

Estela les había llegado al corazón conquistándoles, pero ella estaba enamorada de otra persona. Al quedarse a solas en su casa no hablaron, no hacía falta. Ambos sabían que no tenían nada que hacer y esa revelación les hizo discutir por una banalidad, pero dado su estado de ánimo la discusión se tornó en algo más fuerte y terminó en pelea entre ambos, algo inusual en ellos.  Después de una noche en vela,  llegaron a la conclusión  de que no iban a decir nada; preferían tenerla como amiga que a perderla definitivamente.   Y así Sean, Philip, Estela y  Julio llegaron a quererse como hermanos aunque en el fondo de su corazón los irlandeses no se resignaban a ser meros espectadores del amor de sus amigos.



Empezaron a salir con otras chicas para tratar de borrar de su interior el sentimiento que Estela había despertado en ellos,  pero todo fue inútil.  Estela se percató de lo que estaba ocurriendo entre los hermanos y optó por hablar con ellos y dejarles las cosas claras; no había opción , o tendrían una amistad sincera, como de familia o por el contrario se alejaría de ellos y no les volvería a ver. Les hizo comprender que su elección por Julio estaba hecha desde antes de que ellos llegaran  a España y su amor era profundo y verdadero.  Se casaron en el mes de Agosto en un día caluroso asistiendo al enlace sus amigos más íntimos de la universidad, dado que no tenían familia ninguno de los dos, junto a sus más queridos amigos Sean y Philip.  Fué para ellos el más amargo día de sus vidas porque la habían perdido irremediablemente. Sean estuvo todo el día de malhumor, arisco y discutón. Philip estaba resignado aunque un halo de tristeza empañaba sus bonitos ojos azules.

Mientras que los novios disfrutaban de su luna de miel, los irlandeses regresaron a casa para pasar las vacaciones de verano. Sean tomó la decisión de no regresar a España, ya que el permanecer al lado de Estela era demasiado para sus sentimientos; Philip por el contrario, resignado, prefirió volver a  Madrid y conformarse con verla aunque fuera de vez en cuando.



Llegó el otoño y  el anuncio de que Estela estaba esperando un bebe. Sean recibió la noticia con desesperación: otra barrera más fuerte para su amor imposible. Philip por el contrario la recibió con alegría: él era feliz al ver que sus amigos se amaban cada día más y su felicidad se colmaba con el anuncio de la llegada de su primer hijo.  Sean empezó a salir por las noches y frecuentar compañías poco recomendables; bebía a veces más de la cuenta y el señor  O'Connor decidió tomar cartas en el asunto y organizaba fiestas y reuniones con los amigos y amigas casaderos entre  sus amistades a ver si de esta forma se le quitaba de la cabeza el rostro de Estela. Philip decidió ir a ver a su familia e intentar hablar con su hermano para que cambiase de actitud lo que hizo que Sean reaccionara violentamente con él, echándole en cara que se quedara impasible ante el anuncio primero de su matrimonio y después de su embarazo. Le dijo que ya la había olvidado y que próximamente,  él a su vez,  contraería matrimonio con una bonita chica llamada  Victoria. Philip le reprochó su proceder toda vez que no estaba enamorado de ella y no iba a ser feliz, pero Sean le rebatió diciendo que el amor llegaría después y su unión quedaba fijada para antes de las Navidades de ese mismo año. De nuevo una terrible discusión y pelea se produjo entre ambos, pero esta vez fue definitiva, ya que tardarían muchos años en volverse a ver.

sábado, 23 de abril de 2016

El susurrar del viento - Capítulo 17 - y último- Y el viento les susurró


Le dieron   el alta provisional.   Debía pasar alguna revisión más  para controlar que todo estaba correcto. Le quitarían  los puntos de sutura del muslo, y pasados unos días  parte de las grapas del pecho, pero las costillas aún tardarían en curar y eso, precisamente era lo que más le molestaba. El tiempo corría y,  había pasado un mes largo  desde que ocurriera el accidente,

Ese día fueron a la consulta para  ver los resultados  del último chequeo antes del alta definitiva, y el médico que le atendiera  desde el principio, les recibió con rostro sonriente, señal de que todo estaba bien

 De acuerdo Sean, has vuelto a nacer. No dábamos ni un pavo por ti, pero ya ves,  aquí estás, así que cuídate. Olvídate de la hemorragia, del muslo y de las costillas.  Prepárate para la llegada de tu hijo, y sobre todo cuidaos ambos y,  sed felices.  Habéis tenido mucha suerte, aprovechadla.  Puedes hacer tu vida normal..., en todos los sentidos ¿ me entiendes?. Aunque las costillas aún te molestarán unos días, pero no será nada que no puedas soportar.  Deberás estar tranquilo y no acudir al trabajo hasta dentro de una semana.  Quiero verte por aquí dentro de tres meses. Te volveremos a hacer un chequeo y si todo está como pienso esté, te dejaremos en paz

Sonrientes y contentos, se despidieron del médico y regresaron a casa.  Lucía no soltaba el brazo de Sean; tenía miedo se cayera, o simplemente necesitaba sentir su contacto.  Estuvo a punto de perderle y ahora era importante cualquier gesto, cualquier pequeño detalle. Algo, de las recomendaciones del médico, le extrañó y preguntó a Sean el significado de ello

— Dime, cariñó ¿ Que ha querido decir el médico cuando ha dicho que puedes hacer tu vida normal en todos los sentidos? No lo entiendo, al mismo tiempo te dice que no vayas a trabajar aún.
—Lucía, ha querido decir que puedo hacer todo lo que hacía antes.  Y cuando digo todo, es todo.
—  Sigo sin entenderlo
— Mujer, significa que podemos tener relaciones sexuales normales, como siempre
-—¡ Sean ! ¿ Cómo se te ocurre ? ¿ Estás de broma ?
—No, pequeña Lucía. Exactamente eso es lo que ha dicho, así que ya sabes...  esta noche...

 Y riendo, entraron en el coche, pero ésta vez conduciría ella.


 Llegada la noche, a solas en su dormitorio,  por primera vez en mucho tiempo volvieron a sentir el placer de pertenecerse .  Al principio, Lucía estaba temerosa; le daba miedo fuera a perjudicarle, pero poco a poco ante la fogosidad mostrada por su marido se fue rindiendo a él, a sus caricias y amorosas palabras. Y nuevamente la sensación que sintiera la primera vez, inundó sus sentidos. Perdió el temor y se entregó  a él y al placer sentido en el acto más íntimo que el ser humano pueda tener.  Sólo pensaba en que podía haberle perdido, pero ahí estaba, susurrándola todo el amor que inundaba sus vidas; no existía más que ellos dos.  El mundo se había detenido en ese instante.  El placer corría por sus venas, y nuevamente volvió a sentir lo de la primera vez: gritar, pero esta vez no reprimió el grito.  Estaba con su marido y deseaba transmitirle la felicidad y el placer que la hacía sentir.  Eran un mismo cuerpo, una sola mente, un sólo amor que perduraba a través del tiempo y las circunstancias. 
Sean no cesaba de besarla; quería resarcirse de todo lo pasado.  Había estado a punto de no volver a verla, pero todo había pasado y sus vidas recobraban la normalidad poco a poco.

Una mañana, mientras Sean estaba en su despacho, una agitada Lucía le llamó, anunciándole la llegada de su hijo. Y como aquella primera vez, acudió nervioso y preocupado  junto a Lucía, que ya tenía todo preparado esperándole para ir al hospital. 

 Sean junior nació sin problemas. Llorando a todo pulmón, lo que emocionó a los felices padres.  En la sala aguardaba Carmen que había sido avisada cuando el parto comenzaba.  Estaba emocionada

— Voy a parecer su madre, más que su hermana .— dijo sonriendo cuando Sean salió con el niño en brazos para que le conociera.
— ¿ Y mamá, está bien ?—preguntó a su padre
— Si, cielo. Está perfectamente. Ahora la están arreglando y dentro de poco la trasladarán a la habitación. Debo entrar, necesitan chequear a esta preciosidad. ¿ Sabes ? Se parece mucho a ti cuando naciste, sólo que tu eras rubia y él tiene el cabello del color de mamá.


  La vida siguió su curso. Carmen había terminado sus estudios, y siguiendo la tradición familiar, ayudaba a su padre en la hacienda.  Sean junior, comenzaba la enseñanza secundaria, y nuestros protagonistas recorrían ya  la mitad de sus vidas, pero seguían amándose como al principio.

Sean delegó poco a poco en su hija muchas de sus funciones, por lo que disponía de más tiempo libre para dedicárselo a Lucía. Viajaron a España y recorrieron parte de Europa, permaneciendo casi un mes fuera de casa. A su llegada fueron recibidos con alegría por Carmen . Al día siguiente de su llegada, puso al corriente a su padre de todo lo acontecido durante su viaje.

— Llamó desde Méjico un tal Alberto Gonzálvez.  Por lo visto mantiene contigo desde hace tiempo amistad y algún que otro negocio.  Nunca me habías hablado de ello
—Hija, mantengo amistad con mucha gente. Hace mucho tiempo que empecé en el negocio. ¿ Qué te dijo ?
—Quería hablar contigo en cuanto llegaras; por lo visto quiere proponerte algo
— Bien, pues voy a llamarle ahora mismo.  Le conozco desde hace muchos años, desde que tu abuelo me puso al mando de todo esto.  Últimamente no nos hemos visto mucho, pero seguimos siendo buenos amigos.

Sean llamó a su amigo y quedaron en verse en unos días. El señor Gonzálvez viajaría hasta Austin con su mujer e hijo.  Deseaba integrarle en el negocio del padre y darle a conocer a quienes con él mantenía algún negocio.

Era un fin de semana de un caluroso día de mitad de verano.  Se levantó especialmente contento. Le alegraba la visita de su amigo mejicano que estaría en un par de días.  Se hospedarían en la Casa Grande; había sitio de sobra para todos. 
 Mientras desayunaban propuso a Lucía comer en el campo, en ese lugar tan especial  para ellos. Y ella aceptó encantada porque, sus recuerdos con ese sitio eran fuertes e importantes.  Como en una película, recordó el día, en que  hubo de marcharse de allí porque algo la alarmó: se trataba del día del accidente de Sean.  Llegaron al lugar, y tomados de la mano se acomodaron en su sitio preferido.  Extendieron una manta y descorcharon una botella de buen vino.  Sean tenía los ojos brillantes y sonreía levemente. Lucía conocía el significado de esa mirada de admiración y amor sin reservas.  Brindaron y, Sean comenzó a hablar sobre vivencias pasadas.

— Nunca te he hablado de cómo conocimos  la existencia de este lugar.  De pequeños, Peter y yo jugábamos por aquí. Al hacernos mayores, y después de conocerte por la foto, venía muy a menudo.  Aquí me tumbaba en la hierba y mirando al cielo, te imaginaba. Te sentía a mi lado, sonriéndome, al igual que hacías en la foto, sólo que imaginaba que me hablabas, que me acariciabas y que me decías que me querías.  Nunca imaginé que aquellos pensamientos se convirtieran en realidad. Te amé desde el instante en que te vi. Te he soñado toda mi vida, incluso cuando estuvimos distantes.  Fuiste mi norte y mi sur.  Quiero que sepas que, a pesar de los sinsabores pasados, volvería a repetir la misma historia contigo, lo volvería a vivir mil veces si fuera necesario. 
Te necesito, amor mío:  No se qué hubiera hecho si no me hubieses querido.
— Sean, mi Sean.  Desde siempre fuiste mi motor. Pienso que estábamos destinados el uno al otro, sólo que la vida  quiso que nos conociéramos por Peter, pero que en realidad, tu has sido el amor de mi vida.  Si él no hubiera sido militar, si no hubiera sido destinado a España, no nos hubiéramos conocido nunca. ¿ Te das cuenta ?
— ¿Recuerdas aún a Peter?
— Si, le recuerdo, pero con cariño; mi amor verdadero has sido tú. Y doy gracias por haberle conocido por la razón que te acabo de decir.  Tardé en darme cuenta de ello, porque su muerte me dejó noqueada, pero lo supe  el día que hicimos el amor por primera vez. Él se borró de mi cabeza definitivamente, y en cambio era tu rostro el que estaba permanentemente en mi pensamiento.  Nunca más pensé en él como al novio muerto, sino en el amigo que perdí en una guerra injusta.

Sean tomó su rostro entre las  manos y la beso dulcemente, largamente, abrazándola como si fuera la primera vez. Y como la primera vez, en aquel lugar tan poético, se amaron.  Y la brisa les acariciaba meciendo sus cabellos.  Lucía al sentir el suave aire, miró hacia arriba, y se dio cuenta, como  aquella vez, que las hojas de los árboles no se movían; sólo ellos lo percibían.

Tumbados, con las manos enlazadas, permanecían en silencio mirando al cielo.  Sean se puso de lado contemplando el rostro amado de su mujer, que permanecía con los ojos entornados, saboreando aquel momento de unión y amor entre ambos.  Te querré siempre, Lucía, porque siempre te he querido, siempre. Y nuevamente se abrazaron dichosos de estar juntos.

Lucía, Carmen y Sean, emprendieron el viaje hasta Austin para recoger a  la familia Gonzálvez.   El chico permanecería algún tiempo entre ellos, porque su padre había dispuesto que aprendiera el negocio,  como el abuelo enseñó al padre: desde abajo.  Y para ello encomendó a su buen amigo Flanagan tal misión.  Comenzaría de peón y periódicamente, Sean daría un parte a su amigo de los progresos que hiciera el hijo.  Gonzálvez quería jubilarse de los negocios no tardando mucho, pero quería que su hijo estuviera preparado para hacerse cargo de la empresa.

Desde un principio, ambos matrimonios congeniaron perfectamente.  Sobre todo las mujeres, que eran de edad similar y ambas hispanas, por lo que conectaron de inmediato.  Carmen imaginaba a su joven huésped bajito y rechoncho, por lo que al verle quedó gratamente sorprendida al comprobar que su físico era totalmente opuesto al imaginado.

Después de las presentaciones, y mientras tomaban el aperitivo. Carmen ofreció a César, que así se llamaba el joven Gonzálvez, enseñarle la finca montando a caballo. Aceptó de inmediato, pues la sorpresa de él también fue grata al conocer a Carmen.  Mientras tanto los matrimonios hablaban de sus cosas, algo que a ellos les aburría.

 Carmen, sin saber muy bien porqué, le llevó hasta ese lugar favorito de sus padres y allí descabalgando, pasearon y hablaron de lo que todos los jóvenes hablan: música, libros, películas...
Trabajarían juntos, aunque ella en plan jefa y él como peón.  Riendo prometió no ser muy dura con él.  Habían conectado muy bien; ambos se gustaban, y quizá fuese el comienzo de una grata amistad...  Pero eso sería otra historia.


César Gonzálvez

Carmen Flanagan


            

F    I   N


Autoría:  1996rosafermu
Editada:   Febrero- Marzo,  2016
Fotografías:  Internet

DERECHOS DE AUTOR RESERVADOS / COPYRIGHT




viernes, 22 de abril de 2016

El susurrar del viento - Capítulo 16 - Una visita inesperada

La espera fue larga, muy larga ante la impaciencia de Lucía y Carmen.  Acudieron  muy temprano al hospital. Durante la interminable  noche, no se había producido ninguna llamada, lo que significaba que no había cambios y, por ello respiraron aliviadas. Ante el nerviosismo de Lucía, Santiago las llevaría.  Llegaron a la UCI y fueron recibidas por el médico del turno de noche, que les dio una ligera esperanza.

—  La hemorragia parece haberse contenido, pero hay que  esperar otro día más hasta asegurarnos de que no haya  peligro de una recaída. .  Ha tenido mucha suerte; normalmente si no se actúa rápido, ocurre lo peor. Y quizá este haya sido el caso, que usted acertó a pasar por allí enseguida de ocurrir y actuó .  De no haber sido así, creo que ahora estaríamos hablando de otra circunstancia.
—¿ Está consciente ?— preguntó Lucía
— No señora.  Preferimos continuar con la sedación, para evitar riesgos. Si pasadas las cuarenta y ocho horas, sigue la mejoría, bajaremos la dosis.
—¿ Pueden decirnos cuándo pasará a planta ?
 — Si todo sigue bien, como esperamos, en tres días a partir de mañana, le trasladaremos a una habitación y allí podrán estar con él más tiempo.
— Gracias doctor— dijo Lucía.
— Recuerden podrán venir a verle dos veces al día: por la mañana y a la tarde, pero sólo cinco minutos.
-—Gracias doctor, así haremos.



Pudieron verle a través del cristal. Su rostro estaba pálido, pero tranquilo debido a la sedación.  "Ha sido cuestión de suerte; de haber tardado más ..."  Esas palabras retumbaban en su cabeza machaconamente. ¿ Fue una premonición ? Recordó que la brisa soplaba sólo en su rostro, y fue algo extraño lo que hizo que regresara rápidamente.  Un escalofrío recorrió su cuerpo que la hizo estremecer, y Carmen se dio cuenta de ello.

—¿ Te encuentras bien, mamá ?
— Si hija.  Estoy tranquila ahora que le hemos visto.  Pero no estaré bien del todo hasta que no le vea en planta y pueda tomar su mano y besarle. ¡ Ay Carmen , no quiero ni pensar lo que podía haber ocurrido ! ¿ Qué sucedió ? Mucho me temo que no lo sabremos hasta que él nos lo diga.

Y los cinco minutos, fueron como un suspiro. La enfermera, cumpliendo con su deber, cerró la ventana.  Hasta las cinco de la tarde no podrían volver a verle.

Y el vaticinio se cumplió. Al quinto día de su ingreso en el hospital, le trasladaron a planta. Le sedaban   sólo por la noche, a fin de que pudiese descansar. Lucía y Carmen estaban en la habitación cuando una enfermera,  junto a un celador, transportaron la cama de Sean.  Aún seguía medio adormilado por la medicación nocturna, pero se dio cuenta de que su familia estaba allí, junto a él.  Al quedarse a solas, Lucía no pudo reprimir su emoción y consumo cuidado para no dañarle, abrazó su cabeza besándole en el rostro, mientras sus lágrimas corrían por las mejillas de ambos esposos

— Eh, eh, pequeña. ¿ Qué es eso ? ¿ No te alegras de que esté aquí ?
 —¿ Cómo puedes decirme eso? No sabes el infierno que hemos pasado, hasta verte fuera de peligro. ¿ Qué te ocurrió? Tu eres muy prudente conduciendo ¿ Qué pasó?
— Primero deja que bese a mi hija, y me dices cómo estás tú y mi otro retoño
— Sean ¿ cómo puedes bromear ahora ?
— Bromeo porque pensé que no os vería más.  Fueron unos momentos angustiosos hasta que perdí el conocimiento. ¿ Quién me rescató?
— Yo pasaba por allí de regreso a casa, y creí morirme cuando vi el coche y a ti.  Por suerte el teléfono no quedó dañado, y pude pedir auxilio. ¡ ¡Oh Sean ! Verte tan mal herido, inconsciente y sangrando, pensé ...

 - No pudo continuar porque al revivir nuevamente la escena la angustia oprimíó su garganta.

No hubo forma humana de que Lucía se separase de Sean mientras estuviera en el hospital. Cuando le hubieron trasladado a planta, un agente de policía se personó en la habitación: tenían que esclarecer el accidente y lo ocurrido. Miller, que así se llamaba el policía, llamó a la puerta obteniendo el permiso para entrar .

— ¿ Se encuentra bien, señor?  Si no es así lo dejaremos para otro momento
— No agente, estoy mejor.  Acabemos con el trámite de una vez
— Seré breve, no se preocupe. ¿ Puede decirme algo de cómo ocurrió ? ¿ Fue un fallo mecánico? Porque el cuentakilómetros da una velocidad normal
— Ha sido sencillo: un animal se cruzó en el camino.  Di un volantazo para no atropellarle, y me estrellé contra el árbol.  Sentí un dolor fuerte en el pecho y en la pierna; después perdí el conocimiento y lo siguiente que recuerdo es la UCI del hospital
— Bien señor Flanagan.  Su versión coincide exactamente con lo detectado por nosotros. Así que ya no le molestaré más
—¿ Acaso pensaban que era por otro motivo ?
— No señor Flanagan, pero hay que averiguar  todo.  Hay mucho loco por el mundo suelto.  Me alegro que todo haya ido bien.  Los médicos dicen que ha sido casi un milagro. Las lesiones eran graves. Y ahora, repóngase pronto y olvide este incidente
—Gracias, agente.  Eso espero

Al quedarse solos, Lucía  abrazó a su marido . Se miraban con inmensa ternura, gozando de ese momento, valorando el que estaban juntos.  Ella no hacía más que pensar en que podría no haber sido así, y la congoja nuevamente la invadía.

Habían pasado tres días desde que fuera trasladado a planta, cuando en el hospital se personó alguien que no esperaban ver nunca más:  Moira.  Lucía estaba aguardando afuera, a que las enfermeras y el médico realizaran su inspección, cuando la vio llegar hasta ella

-—Antes de que me digas nada ¿ Cómo está?— preguntó Moira
—¿ Qué haces aquí ?— respondió Lucia
—¿ Podemos hablar en algún sitio más reservado? — dijo Moira
—Estoy esperando a que salga el médico y me informe, así que este no es un buen momento
—Bien. Entiendo que es algo privado.  Aguardaré en la salita.  Tengo mucho interés en que hablemos, por favor.  Es muy importante para mi.

El médico junto a los auxiliares, salían contentos de la habitación; se reflejaba en sus rostros sonrientes, y Lucía respiró aliviada.

— Bien, señora Flanagan.  Su esposo está bastante bien. La hemorragia está totalmente controlada, es decir, con las horas que han pasado, no creo se vuelva a reproducir.  La herida del muslo cicatriza normalmente.  Lo peor son las costillas por molestas.  Solo podemos administrarle algún calmante, porque estará bastante tiempo con dolores, aunque sean soportables, pero nada que no se  pueda solucionar .  Deberá dormir sentado, pero después de lo ocurrido, eso es lo de menor importancia.  Les doy la enhorabuena . Y ahora si lo desea puede entrar a verle.
— Muchas gracias a todos ustedes.  Les estaré eternamente agradecida por todo lo que han hecho por mi marido.  Muchas, muchas gracias

. Estrechó la mano de los médicos y sonriente, entró en la habitación para dar el diagnóstico a Sean

Le beso repetidamente y ambos reian felices. El susto había pasado.  De repente, recordó que en la sala de espera le aguardaba Moira, y sin decir el nombre de la visita, explicó a Sean que tenía que hablar con alguien y después entraría con esa persona que seguro querría verle.

— Ve tranquila. Tómate tu tiempo; yo estoy bien Aprovecharé para dormir un poco.  Aún dura el efecto del calmante que me dieron anoche. 

 Y besando nuevamente a Sean, salió de la habitación. Se dirigió a la sala en donde Moira la aguardaba nerviosa, paseando de un lado a otro.

—¿ Qué querrá esta mujer ahora? ¿ Es que no va a dejarnos tranquilos nunca?— pensó mientras se acercaba a ella— Y bien Moira ¿ qué quieres decirme?
-—Ante todo, lamento muchísimo el accidente de Sean. Estaba pasando unos días en casa, cuando me he enterado. ¿ Qué le ocurrió ?
— Se le cruzó un animal y dio un volantazo, perdió el control y se estrelló contra un árbol
—Supongo que está fuera de peligro
-—Así es, afortunadamente.  Pero creo que no has venido hasta aquí para eso
— Tienes razón. Quería hablar contigo y si me lo autorizas verle
—Yo no te tengo que autorizar nada. Es él quién tiene que hacerlo
—Deseo pedirle perdón, y a ti también, por todo lo ocurrido.  Me marché  muy furiosa contra todos vosotros, pero luego con la distancia que marca el tiempo, y sabedora del accidente de Sean, decidí poner las cosas en orden.  Nunca sabemos si tendremos tiempo de hacerlo
—Eso es ser muy pesimista ¿ Te encuentras bien ?

— Si desde luego. Quiero que sepas, que amé a tu marido, pero eras tú la que debías ocupar el lugar que yo usurpé. Y es cierto que puse en juego mis armas de mujer para conseguirlo.  Pasabais por una mala racha y yo me aproveché de ello.
— Nos hiciste mucho daño, Moira. Pero no sólo tú tuviste la culpa, yo también , e incluso Sean. Pero ahora todo está bien entre nosotros; hemos recobrado el equilibrio y hemos pasado página. Tú también deberías hacerlo.  Creo que te has casado con un buen hombre.  Sunset es un lugar pequeño, y ya sabes...  las noticias corren por todos lados.
— Si es cierto, Thomas es un buen hombre y me quiere mucho, pero..., aunque le tengo cariño, no le amo.  Y es que sólo he podido amar a un hombre
—No sigas, por favor. Sé a quién te refieres y no deseo escucharlo
— Lo entiendo. Pero como te dije antes, deseo tener las cosas en orden.

 Lucía no entendía muy bien a qué venía ni su visita ni sus palabras, pero al parecer quería estar a bien, y ella no se lo negaría

— ¿Me disculpas un momento? Voy a consultar con Sean si desea recibirte; es él quién tiene que decidirlo
— Lo entiendo.  No te preocupes.  Tampoco me extrañaría que no quisiera. La última vez que nos vimos, la despedida fue muy tensa
—Bien, pues aguarda un momento. Ahora vuelvo. 

 Lucía giró sobre sus pasos y fue a la habitación para consultar con su marido

—¿ Qué demonios quiere ahora ?— dijo Sean
-—No lo sé exactamente. Dice que desea poner en orden su conciencia. Creo que le sucede algo, aunque ella lo niega
— Está bien. Hazla pasar.  Espero que sea breve. No me apetece verla

 Lucía, acompañada por Moira, entró nuevamente en la habitación.  Tanto Moira como Sean, se miraron intensamente. En los ojos de ella, había un brillo especial, en los de él, frialdad.  Lucía hizo intención de marcharse, y él la retuvo de la mano, al tiempo que la decía:

-—No te vayas. Lo que Moira tenga que decirme, tú ya lo conoces
—Lo sé, pero es cosa vuestra y a mi no me apetece escuchar vuestros recuerdos en común. Sólo te ruego, Moira, que la visita sea breve.  No debe fatigarse, está muy reciente todo
— Descuida Lucía, tardaré sólo unos minutos



Y así lo hizo.  Al quedarse a solas los esposos, después de que Moira se marchase, Sean la contó lo que quería, y era pedirle perdón y confesarle que aún le amaba, pero de otra forma muy distinta: con sosiego y agradecimiento por los buenos años pasados.

— Es todo muy extraño— comentó Lucía
—A mi también me lo parece.  Es como si se estuviera despidiendo. La he perdonado, y hemos zanjado el asunto, así que todo terminado.

Unos meses más tarde, supieron que Moira había muerto en Australia, víctima de una enfermedad incurable.  Entonces comprendieron el porqué de su inesperada visita.  Lucía tuvo un recuerdo, si no entrañable, si de piedad y tristeza por el destino de aquella mujer, que tanto influyó en su separación. Decidieron guardar un recuerdo para ella,  y para su marido, que había quedado desconsolado, pues él si estuvo enamorado de ella, aunque Moira nunca le confesó que solamente le tenía cariño.


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