sábado, 2 de abril de 2016

Lucía - Capñitulo 10 - Una charla con Nancy




Su noche había transcurrido en duermevela.  A ratos soñaba con Peter.  Le veía vestido con uniforme militar, la besaba y la decía adiós. Detrás de ellos había una figura desdibujada, con el rostro borroso, pero que sabía que era Sean.  Entonces se despertaba bruscamente, sudorosa y jadeante de ansiedad.  Trataba por todos los medios de volver a dormir.  Deseaba ver el rostro querido de Peter, pero no lo conseguía; daba vueltas en la cama, deseando que amaneciera pronto. Y cuando las primeras luces del día apuntaban por el horizonte, decidió saltar de la cama.  Las sienes le daban fuertes latidos y unas profundas ojeras surcaban sus ojos.



Cuando bajó hasta la cocina, aún no se veía a nadie por la casa.  Se preparó un café y decidió dar un paseo.  Era una bonita mañana, y le vendría bien tomar un poco de aire fresco, que relajara su calenturienta cabeza.  Pensaba en todo lo acontecido el día anterior y el rostro sonriente de Sean, apareció nuevamente en su memoria.  Qué solución debía dar a la situación creada. ¿  Aceptar el matrimonio con él? Analizaba sus sentimientos y sentía que le quería, pero no le amaba, al menos como él merecía.  Tampoco le agradaba hacerle sufrir; había sido siempre generoso con ella, y muy protector, y ahora se explicaba porqué.  Las dudas no se disipaban y decidió hablar a corazón abierto con Nancy.

—En cuanto se levante, lo haré.  No soporto más esta incertidumbre,

Nancy estaba en la cocina organizando los desayunos.  Se había levantado más tarde que de costumbre, porque también se habían ido a la cama más tarde: la fiesta de la barbacoa, y su fiesta particular con Andrew, sin duda animados por la ingesta de licor más de lo habitual.  Sonreía satisfecha mientras recordaba lo retozón que había estado su marido; hacía mucho tiempo que no habían tenido un sexo tan placentero como el de la noche.  Los acontecimientos familiares habían espaciado demasiado sus encuentros sexuales.  Se amaban como el primer día. Más que el primer día. No habían tenido una
 vida fácil, llena de trabajos y preocupaciones.  Ahora habían llegado a la mitad de su ciclo vital , y a
 pesar del fuerte mazazo de la pérdida de Peter, sus apetitos sentimentales, afloraban de nuevo.  Nancy
 era una mujer madura, pero muy atractiva e incluso se mantenía bella y con cuerpo bonito, a pesar de
 sus dos maternidades. Se enamoraron nada más conocerse; Andrew era un hombretón tejano, luchador
 y emprendedor que la amaba por encima de todo. Y se casaron. Tuvieron dos hijos en el transcurso de
 pocos años.

Su imaginación volaba una y otra vez hasta  la noche anterior, y es que hacía demasiado tiempo en que sus encuentros, eran eso: encuentros de marido y mujer, pero les faltaba la pasión de la juventud:  La rutina se había establecido en sus vidas; pero esa noche, habían recobrado la pasión y habían retrocedido bastantes años, en los que la fogosidad de ambos esposos se mantuvo  en auge.

En eso estaba, cuando entró Lucía. A la chica, le extraño el rostro de satisfacción que Nancy mostraba, en contrapunto al que ella misma debía tener.  Se acercó sin que Nancy se diera cuenta de ello, y  se sobresaltó cuando Lucía comentó sonriendo:



—¡ Vaya, estás muy sonriente hoy ! Supongo que son los restos de la fiesta de anoche. Estuvo estupenda, fantástica.  Nunca había asistido a un evento semejante.  Claro que en mi país las celebraciones son distintas— comentó
— Buenos días, hija. Si, estuvo bien. Lo pasamos muy bien.  A propósito ¿ Por qué os fuisteis tan pronto?  Parecíais disgustados. Aclarasteis todo lo que os preocupaba.  Nunca había visto a Sean tan enfadado ¿ Qué es lo que os pasa ?
— Nancy..., me gustaría hablar contigo. Tengo algo que decirte
—Me estás asustando.  Pero ahora que me doy cuenta ¡ vaya cara tan mala que tienes ! ¿ Estás bien, te ocurre algo ?
— No, no,,, Estoy bien. Sólo que he dormido fatal y me duele la cabeza por la falta de sueño
— Bien... Espera que termino con el desayuno y charlamos todo cuanto quieras— respondió Nancy
— De acuerdo...No hay prisa

Mientras desayunaban, Lucía decidió contarle parte de lo ocurrido con Sean, y según se fuera desarrollando la conversación, vería si ampliaba su confidencia, o lo dejaban en ese punto.

-Verás... Sean me ha pedido que me case con él.

 Soltó a bocajarro e hizo que Nancy se atragantara y soltará un buchito de café

— ¿ Cómo dices ? ¿ Mi Sean ? ¿ Te ha pedido que os caséis? ¡ Eso si que es una buena noticia !  ¿Por qué ha tardado tanto en pedírtelo ?
— ¿ Tú lo sabías ?— respondió Lucia
— Claro que no. Pero soy su madre y le conozco perfectamente. No se me escapaban  las miradas que te echaba cuando estabais juntos y lo distraído que a veces se mostraba mirando la chimenea y pensando en sabe Dios qué cosas. Él no se daba cuenta, ni tú tampoco, pero no os he perdido de vista en ningún momento.  Me preocupaba la actitud que últimamente tenía contigo: tan áspero, cuando él no es así. Me imaginaba que te había pedido fueras su novia, y tú le habrías rechazado.  Su carácter cambió desde la muerte de Peter, pero no fue ese suceso lo que le había cambiado; eras tu la causa de ello.  Lo intuí, y créeme que me ha robado muchas horas de sueño. Pero dime  ¿le amas ?  Porque si es así, cásate con él y sed felices.  Pero si no le quieres, no le des esperanzas.  Merece ser feliz.
— Yo le quiero, Nancy, pero tengo muchas dudas
—¿ Qué dudas? Te aseguro que él es fiel. Si se compromete contigo, no habrá nadie más en su vida.  ¿Lo dices por Moira ?
— No, no, en absoluto.  Además es libre para tener las relaciones que crea oportunas. Es que tengo la sensación de estar traicionando a Peter. A Sean le quiero, pero es un amor muy distinto al que sentía por tu otro hijo. Quizá la muerte prematura... la irrupción de Sean en mi vida... mi traslado aquí... vosotros, todo el entorno nuevo para mi... me hayan confundido.  Le he pedido tiempo.  Por otro lado...deseo volver a entrar en el mundo; he estado demasiado alejada de él, y creo que Sean sería un guía perfecto.  Pero también tengo miedo de hacerle sufrir, porque él es bueno y me quiere, y temo no estar a su altura como esposa
—¿ Quieres decir que no te agradaría tener relaciones íntimas con él ? ¿ Es a eso a lo que te refieres?  Porque si es eso lo que te preocupa, no aceptes ser su esposa. Es un hombre joven y está muy enamorado de ti.  Te solicitará , con toda seguridad, constantemente, y si tú no le amas, en lugar de ser un placer, será una tortura y a la larga os destruirá a los dos
— Tampoco es eso. Ayer me besó por primera vez, y fue... ¡ tan apasionado ! que le correspondí, y en mi interior sentí algo desconocido.  No sé si serían nervios, o qué.  Solo...  me gustó que acercara mi cuerpo al suyo.
— Perdona si soy indiscreta. Estamos teniendo una conversación muy íntima, y sé que no debo preguntarte esto.  Haz de cuenta que soy tu madre y te estás confesando con ella.  Te noto muy perdida y quiero ayudarte.  Bien ¿ Ayer... ¿ tuvisteis algo más que besos ?
-—No, Nancy.  El me respeta al máximo, aunque ....
— Aunque ¿ Qué ? ¿ Te hubiera gustado que traspasase ese límite ?  ¡ Ay niña ! ¡ Eres tan joven e inexperta ! Te noto muy perdida, pero creo que estás empezando a amarle.  Quizá encuentres extraño lo que voy a decirte, porque créeme me duele enormemente pedirte lo que voy a hacer: olvida de una vez a Peter. Él está muerto, no va a volver nunca más, por mucho que nos duela, por mucho me que duela.  Sean está aquí, bebiendo los vientos por la que fuera la novia de su hermano, sufriendo en silencio un amor que creía imposible;  pero no lo es. No lo es, si tu le amas. Vuelve al mundo que abandonaste al conocer a mi hijo.  Sal fuera y cómete la vida a bocados junto a Sean; disfruta todos los momentos, porque nunca sabrás si tendrás otra oportunidad. Pasa página; el pasado estará ahí siempre, y Peter estará en él.  Pero ahora es el momento de Sean, y tuyo también.  No lo dejes pasar. Él te hará feliz, estoy segura de ello. Y qué demonios... acuéstate con él si te apetece, aunque no os hayáis casado.  Amaros sin barreras hasta la locura.  No cometéis ningún delito, sólo os amáis—.Y haciendo una pausa para tomar aire, Nancy prosiguió—. Tanto a Andrew como a mí , nos haréis los padres más felices del mundo.
—Nancy, Nancy ¡ Qué hubiera hecho si no os hubiera tenido !

 Dijo abrazándose a ella incapaz de reprimir el llanto-

— ¡Tenía tanto miedo, tantas dudas por hacerle daño...!
—No chiquita.  No llores. Siempre me tendrás aquí si necesitas hablar. Anda cálmate. Me alegraría si te he servido de ayuda
—Nancy...

 Y no pudo decir más.


En ese momento, una silueta alta y muy conocida para ambas mujeres, entró en la cocina. Corrió al lado de la chica al ver que lloraba abrazada a su madre

—Lucía ¿ Qué te pasa?¿ Qué ocurre? 

 El rostro de Sean estaba pálido, pensando quizá que al hablar con su madre, ella rechazaba su enlace con él

—Nada, Sean. No me ocurre nada. Sólo... te quiero
— Repítemelo. Repítemelo de nuevo, por favor
-—Te quiero Sean, y deseo que me hagas tu esposa



Nancy,  sigilosamente,  salió de la habitación sonriente.  El amor nuevamente se abría paso en la vida y al mirar, antes de salir, a la pareja, vio como se besaban apasionadamente.



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