domingo, 29 de enero de 2017

La celta que llegó de lejos - Capítulo 4 - El clan MacDonald

Marian, la descendiente de Lua,  había llegado a   Wester Ross, ante la fachada de la casa solariega del clan MacDonald.  Poco  a poco iba cumpliendo su itinerario, pero todo lo que  sabía de su antepasada a su paso por Escocia, se detenía en su noche de bodas. Nunca se supo nada de ellos.  Nunca regresaron  Si fueron felices, si se amaron, si murieron de ancianos, si tuvieron hijos... Su estirpe gallega, siguió el curso de los siglos hasta nuestros días, en que una descendiente de esa rama, había venido hasta Highlands, para saber algo más de Lua y Kendrick.  Trataría de saber lo que fue de su destino.  Pensaba que era una gran historia de amor, pero...  ¿ y si no hubiese sido de ese modo?  Y pidió información después de dar una vuelta por el pueblo, que no era muy grande, pero parecía que el tiempo no hubiese transcurrido entre aquellas piedras.  No se resignaba a regresar a España, sin averiguar algo mas sobre sus antepasados.


La dueña del hostal le indicó recurriera al vicario que debía tener algún registro de ello, pero habían pasado mas de dos siglos, luchas y guerras, que posiblemente hicieran mas difícil averiguar lo ocurrido.

- También podría ayudarla el señor actual del clan, pero es un hombre huraño y rudo como el mismo terreno en el que se aposentan las ruinas de su antiguo castillo, en el que posiblemente vivieran los antepasados suyos
- Gracias señora Britges. Lo intentaré primero con el vicario.  Me asusta un poco esa segunda opción. Por cierto ¿ cómo se llama el tal señor?
- James, Alexander, Kendrick MacDonald
-¿ Sólo eso? - dijo Marian sonriendo
-Es el actual señor del clan.  Aunque ahora no es como en tiempos de su pariente, pero el respeto y el saber que se pertenece a una determinada familia, aún se conservan.
- Muchas gracias.  Mi tiempo se termina, así que comenzaré las pesquisas hoy mismo.

Y Marian Loureiro, se dirigió a la iglesia y solicitó hablar con el vicario, que encantado y ante una taza de té,  relató con bastante detalle, lo que era una leyenda en ese lugar: una bella celta de otro pais que llegó a Highlands para casarse con un MacDonald, pero todo eso ya lo sabía. Su visita no fue muy larga, y quedó con él, en que volvería al día siguiente, para tratar de buscar en los archivos si existiera algún documento que arrojara luz a lo que ella pretendía.



Puesto que no tenía mucho tiempo, cogió su coche y tomó carretera adelante hasta llegar a las ruinas de lo que fuera un castillo. Posiblemente esas ruinas fueran en otro tiempo el hogar de Lua y Kendrick. Detuvo el coche y comenzó a sacar fotografías.  Sabía que se las pediría su familia a su regreso a casa.   En ello estaba cuando a contraluz de las ruinas , apareció de improviso un jinete como si saliera de algún libro de aquel siglo, o más bien fuese un fantasma de los que dicen se pasean por allí.  Estaba parado ante las ruinas de lo que fuera el castillo, y parecía observarla. ¿ Le estaría jugando una mala pasada su imaginación?  Retrocedió unos pasos cundo vio que el jinete avanzaba hacia ella.  No era fruto de su imaginación, era el mismo jinete que le había saludado cuando llegó a aquellas tierras

Un poco asustada, se quedó quieta ante la visión, totalmente real, y pudo observar que era el caballero más apuesto de todos los que había visto.  Alto, fornido, de penetrantes ojos y de cabello rojo.  Todos tenían el mimo color de cabello, y el mismo color de ojos. Y recordó la descripción que la familia hacía de  Kendrick "grande como un armario ".  ¿ Seía este caballero descendiente suyo?  Antes de que recobrara el habla perdida ante la presencia del caballero, éste dijo algo escuetamente

-Creo que necesita información, y yo la tengo. Sígame
- ¿ Quién es usted?  De qué información me habla?
-Está buscando a sus parientes ¿ no ? Pues, sígame


Tuvo que dirigirse al coche rápidamente, pues el jinete a galope, desaparecía de su vista rápidamente.  Llegaron a la casa con más solera de todas cuantas había  Sin duda era alguien perteneciente al clan , o quizá el mismo James, Alexander Kendrick MacDonald.  ¿Había necesidad de ser tan antipático?  Pensaba que posiblemente las extranjeras no le caían bien, aunque fueran parientes lejanos suyos.

-Muchas gracias, le estoy muy agradecida.  Soy Marian Loureiro
-Mucho gusto. Yo James MacDonald

Y estas palabras fueron lo más parecido a una conversación que tuvieron.  Bajaron a una especie de sótano con poca luz

-Vaya con cuidado.  Esto está bastante oscuro.  Deme la mano no vaya a caerse - Ella le tendió la mano. La de él ,  grande y fuerte aunque algo fría, que a penas rozaba la suya.
-¿ Qué es exactamnte lo que busca?
- ¿ Quién le ha dicho que buscaba algo?
- Este es un lugar pequeño, señora. Las voces corren veloces.  Y hora ¿ va a decime lo que busca?
-Infomación sobre una anteasada mia
-¿ Y ?
-Pues eso. Desearía saber qué fue de su vida
- Se casó con Kendrick MacDonald, hijo pequeño del señor del clan.
-Eso ya lo sé.  Pero... ¿ cuál fue su vida?
- Venga .

 Volvió a cogerla de la mano y a paso ligero, la subió hasta la segunda planta.  Estaban en una larga galería con retratos de personajes a ambos lados . La soltó delante del más grande de todos,  de un hombre y una mujer ataviados con ropajes de medidos del siglo XVIII.  Marian se quedó mirando el retrato ¿ Eran Lua y Kendrick?  Se fijó más detenidamente en el rostro de ella.  Era como si en lugar de que hubieran  pasado siglos, estuviera ante su propia fotografía, algo que hizo a  James fijarse detenidamente en el rostro de Marian

- Bien aquí tenemos a  nuestros parientes, es decir a su pariente
-¿Usted no la considera pariente? ¿ Tuvieron descendencia?
- Oh, ¡ ya lo creo que la tuvieron  Debieron aburrirse mucho y no pararon de procrear
- No es necesario que sea tan grosero
- ¿ Por qué soy grosero? Es lo que hacían, tuvieron nueve hijos.¿ Cómo llamaría a eso?- Se sentía incómoda ante aquel hombre que parecía estuviera amargado de la vida, o no sentir mucha simpatía por Lua.
- Ha sido muy amable.  Gracias, pero debo irme
-¿ Es todo cuanto quería saber? Y para eso ¿ ha hecho un viaje tan largo? Son ustedes bastante aventureros
- No sé qué es lo que mi pariente hiciera a su familia, o a su clan, o  como lo llamen, pero yo simplemente deseaba saber lo que fue de ella.  No pretendía molestarle. Adiós señor MacDonald, y le ruego me disculpe por las molestias ocasionadas.


Bajó las escaleras todo lo deprisa que pudo.  Quería salir de allí y olvidar el rostro tan antipático de aquel hombre.  Sin duda no debieron estar muy contentos con la celta extranjera, y posiblemente ese odio sentido allí, en aquel momento, se transmitiera de generación en generación, y ella había sido el último eslabón de la cadena

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