miércoles, 4 de enero de 2017

Como te quise, te quiero - Capítulo 8 - Encuentro y divorcio

La conversación entre los esposos se prolongó largo rato, pero ninguno de los dos pudo aclarar nada. Declan,  levantándose se dirigió a su despacho y recogió varios objetos que quería conservar y procedió a meterlos en una caja.  Pasó una semana sin que se dirigieran la palabra. Cada uno acudía a su trabajo, pero evitaban verse y coincidir en algún momento.  Al regresar a casa una noche, comunicó a su esposa que había decidido ir a Estados Unidos. Allí realizaría una especialización en laparoscopia, ya que  aún no se había puesto en marcha ese tipo de operaciones.

-Pasado mañana me marcho,  temprano


No dijo más, dio media vuelta y se dispuso a acostarse. Ella no dijo ni comentó nada. Es la solución a la que habían llegado y la mejor según su criterio. El estaba muy dolido y ella tenía tanta confusión que no era capaz de discernir lo correcto.  Y partió rumbo a  América y ella acudió a su trabajo con normalidad, pero su carácter había cambiado, tanto, que hasta sus compañeros lo habían notado.  No hubo llamadas de teléfono, ni cartas, ni mensajes, ni nada. Parecía que  se le hubiera tragado la tierra. A ella la preocupaba el silencio, pero lo comprendía.  

Como cada día al salir del hospital, iba andando hasta su domicilio, pero aquella tarde cambió de rumbo. No tenía ganas de meterse en casa. Hacía fresco pero los últimos rayos de sol hacían que apeteciese estar en la calle. Las hojas de los árboles comenzaban a caer señal inequívoca de que se aproximaba la época que más detestaba: el invierno.

-¡¡¡ Ay   !!!- suspiró..  Estaba triste, quizá la proximidad del otoño la ponía melancólica. Desembocó en una calle  frente al que había sido su colegio, y sonrió al recordar su adolescencia. ¡ Qué pronto había pasado !  Comenzaron a caer unas gotas de agua que en un principio eran pocas y menudas, pero pronto arreció y tuvo que refugiarse en un portal para no quedar empapada. A su lado había un hombre que en un principio no se fijó en su rostro, pero él reclamó su atención:

   ¿  Ciara ?¡ Vaya ! ésto si que es una sorpresa...
-¿ Aidan ?, ¿pero  qué haces aquí? yo te hacía viviendo en Dublin
-Oh, si. En un principio viví allí, pero luego...Trabajo aquí, mira.  --Le señaló una placa que había a la entrada del portal:  O'Clery,  Abogado.

-¡ Es increible ! ¿ desde cuando?  Nunca nos hemos encontrado y yo vivo muy cerca
-Oye, vamos a la cafetería de aquí al lado y charlamos un rato.  Tengo muchas cosas que contarte. 

Se encaminaron a la cafetería. No había pasado mucho tiempo desde que sus caminos se separaran , pero le notó mayor, "claro que a mi también me encontrará distinta",- pensó.  La charla se prolongó más de una hora y él  la contó que su matrimonio había fracasado al poco tiempo y se habían separado. Tenía un hijo y otro venía en camino.

-¿ Cómo has tenido el valor de dejar a tu mujer en tal situación?
-Es complicado, yo la quiero, pero necesito ampliar mi horizonte profesional y allí tengo todo el camino trillado.  Llegamos al acuerdo de  si debemos tener otra oportunidad, y en eso estamos. ¿ Y tú?
-Bueno, me casé. Ahora mi marido está en Estados Unidos haciendo un máster
-¿ A qué se dedica?
-Es ginecólogo y obstetra-   No le quiso decir que al igual que él, su matrimonio había sido un fracaso.
La conversación empezó a  derivar hacia la vida personal que tuvieron cuando eran jóvenes, y  Aidan la insinuó que podrían quedar otro día para comer juntos y recordar viejos tiempos. Le  conocía sobradamente  como para saber que no había cambiado nada en absoluto, que seguía siendo el mismo conquistador de siempre. No le pareció correcta la actitud de él respecto a su mujer y respecto a ella ¿qué se había creído?


-Oye, no estarás pensando en ligar conmigo  ¿verdad? - E
l esbozó la mejor de sus sonrisas y tomando la mano de ella, la miró a los ojos y la dijo
-No he dejado de pensar en tí en todo este tiempo. Aunque no lo creas yo te quería, pero con mi matrimonio se me abrían muchas puertas. Mi mujer es de una familia influyente , y tuve que decidirme .
-Y elegiste irte con ella. No te importó el dolor que me ibas a producir, no te importó más que el ser un chico importante de la rancia sociedad que permanece anclada en el tiempo.  Doy gracias a  Dios que encontré en mi camino al hombre mejor del mundo, al más cariñoso, noble e íntegro que nunca ha existido. Me adora y yo le quiero con locura...   estoy deseando  que acabe para que vuelva a mi lado.

Ella misma se asombraba de las palabras que estaba pronunciando. Quizá hubiera exagerado en lo referente al amor por su esposo, pero se dio cuenta de que su "príncipe azul,  era un sapo". Se le cayó de golpe la venda de los ojos. Había descubierto de una vez su verdadera cara , y en ese momento cortó la entrevista, negándose a que él la acompañara hasta su casa.  Como si la hubieran quitado un peso de encima, respiró hondo al salir a la calle. Había parado de llover y estaba cerca de casa,  Apuró el paso para alejarse de él lo más rápido posible.

-No volveré a pasar por aquí. No quiero volver a verle. ¿ Y por este mequetrefe me he jugado mi matrimonio? Tonta, más que tonta. Debiste darte cuenta de cómo era.Posiblemente si te hubieras casado con él, serías tú la que estuvieras abandonada con una criatura pequeña y otra en tu vientre... ¡Valiente sinvergüenza !  Pero esto no arregla mi vida-  pensó con tristeza.-  Ni siquiera sé dónde está ni dónde vive. Quizá me haya olvidado y esté con otra chica. Si pudiera al menos pedirle perdón... - Esa noche no se preparó cena, no tenía apetito y guardaba muy mal recuerdo de su entrevista con Aidan . No le volvería a ver más.



Varió su itinerario para no encontrarse con él. Todo el amor que había sentido , se había desvanecido y ahora le había tomado manía por su forma de ser tan egoísta y ruin.  
Era un día oscuro de otoño y tenía el cuerpo destemplado. Había estado veinticuatro horas seguidas de guardia y habían tenido dos alumbramientos. Estaba cansada, triste, preocupada y decepcionada. No quería tener con él  ningún contacto, ni siquiera deseaba tener amistad. "¡Lástima de tiempo perdido! 

.Pensaba, al llegar a casa,  darse un baño relajante y meterse en la cama.  Dormiría hasta mediodía. Tenía el día libre.  Aprovecharía su descanso para hacer algunas compras y comería con sus padres. Ahora les veía menos. El doctor Flanagan  se había jubilado y no paraban de viajar y disfrutar de la vida. Se lo merecían, ya que cuando jóvenes no lo habían  podido hacer. Supo por su padre,  que de vez en cuando recibía noticias de Declan,   y,  por él supo que le habían ofrecido un puesto en el hospital donde estudiaba.  Estaba muy considerado entre sus jefes y había pensado  quedarse allí definitivamente, noticia que le   desagradó enormemente, a pesar de que sabía que un encuentro con él  resultaría muy difícil. Cuando ya entrada la tarde salió de la casa de sus padres fue directamente a la suya. No le apetecía ir de compras; estaba angustiada desde que su padre la comunicara el paradero de su esposo.
 No le había querido comentar nada para no complicar más las cosas, pero le preocupaba su hija. Siempre estaba triste, no tenía amigas y solamente salía de casa para ir al trabajo en el hospital.  Llegó el invierno, los días más cortos y su  ánimo estaba cada vez más decaído. Sus padres estaban muy preocupados al verla en ese estado, pero no podían hacer nada para  que ella remontara su pesimismo.  Una llamada de teléfono hizo que esa noche no pudiera dormir
-¿ Señora O'Clery ?
 - Si, ¿ quién llama ?
-  Señora soy el abogado de su esposo. Necesito hablar con usted cuanto antes ¿ Cuándo puede ser ?
 -Pues, hoy mismo si quiere. Tengo el día libre
 - Le parece esta tarde a las cinco, ¿por ejemplo?
 -Si, si, desde luego. Hasta la tarde -.  Se imaginaba lo que el abogado quería. No había otra cosa más que el divorcio, y no se equivocaba.  A la hora acordada, llamaron a la puerta

-¿Señoa O'Clery?
 -Si, buenas tardes, pase usted
 -Creo que es mejor ir directo al asunto que nos ocupa, pues es bastante desagradable. Se trata....
 -Del divorcio ¿verdad?
 -Si, exacto. -  El abogado procedió a abrir su maletín del que extrajo unos papeles que  debía firmar
 -Le ruego lo lea detenidamente y si tiene algún desacuerdo o algo que objetar, me lo comunica. Si lo desea se los dejo y mañana vuelvo a recogerlos
 -No hace falta. Si me aguarda un momento dejamos zanjado este asunto. Con su permiso voy a leerlo

Leyó detenidamente los términos del divorcio. Se alegaba " incompatibilidad de caracteres". A continuación fijaba la pensión que habría de recibir y la cantidad como gananciales del efectivo que tuvieran en las cuentas bancarias

-Todo es correcto menos un par de cosas. No quiero ninguna pensión, tengo mi trabajo y no lo necesito, y tampoco quiero dinero de su cuenta. No es necesario y además no sería justo. El resto es conforme; por favor rectifique esa cláusula y se lo firmo en el acto.
 -Bien, tengo que consultar con mi cliente y si es conforme mañana  vendré para la firma y asunto terminado.
-¿ Usted ha visto a mi marido? ¿Está bien? 
-Si señora, está bien
 -De acuerdo, muchas gracias. Entonces hasta mañana.

El abogado se despidió y quedó con ella en hablar al día siguiente con la respuesta que le diera Declan


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