lunes, 30 de enero de 2017

Keira y el Dr. O'Reilly - Capítulo 14 - El perdón de O'Reilly

Hasta tres llamadas telefónicas hizo Aidan a Keira, sin que ésta contestase a ninguna de ellas. Estaban cenando la niña y ella, cuando un descompuesto doctor, se presentó de improviso en casa.  Como ocurrió en otra ocasión, venía con el pijama verde, sin duda había hecho un alto en su guardia.  Tenía necesidad de hablar con ella, pero al no atender al teléfono se vio obligado a acudir a su casa.  Sabía que su comportamiento no había sido el correcto, no en su noche de boda, sino al día siguiente.  Tenía una gran lucha interior, pero no quería pedir ayuda a quién únicamente podía dársela y esa persona era su esposa actual.  Pero con el comportamiento que había tenido, dudaba mucho que quisiera dirigirle la palabra.

Tenía que haberla dicho, que no hubo fingimiento en su comportamiento, que dejó libre su sentimiento hacia ella, que era más profundo que lo que él mismo imaginaba.  Que no había pensado en su otra mujer, y que era muy consciente de que estaba con Keira.  Que sus deseos eran por ella y no por otra-  Pero también se debatía en un mar de dudas ¿ hacía lo correcto ? ¿ el amar a otra mujer era faltar la memoria de ella ?  Aún no estaba curado de su ausencia, y además la situación era totalmente nueva para él.


Hubiera deseado tener otra clase de boda,  Ella se lo merecía, pero algo en su interior se revelaba y martillaba su cabeza diciéndole que ella estaba muerta y los demás divirtiéndose.  Por mucho que sus suegros hablaran con él, no terminaba de entender por- qué no podía salir de ese laberinto que era su vida. No comprendía por- qué culpaba a Keira de la pasión que le inspiraba, cuando en realidad ella no hizo nada por traerle a su dormitorio.  Fue el desasosiego que sentía quién dirigió sus  pasos hacía su cama.

Cuando la vio ante el juez, le pareció la mujer más bonita  del mundo, pero ¿por qué estaba tan distante si la deseaba.?  Su corazón le dictaba unas palabras que su boca no pronunciaba. Cuando al fin se decidió ir en su busca, al verla acurrucada en la cama, la ternura le ahogaba y se dejó llevar por lo que verdaderamente sentía hacia ella.  No quería reconocer que se había enamorado de Keira, que deseaba estar con ella y decirle las palabras más tiernas que supiera. Pero al mismo tiempo rechazaba ese noble sentimiento acordándose de su otra mujer, la madre de Stella.

Había pasado el día intranquilo al no poder hablar con ella.  No le había respondido a ninguna de sus llamadas, y eso que sabía que eran de él.  No le extrañaba  que no quisiera verle, después de las frías frases que le dijo por la mañana.  Pero ¿ y si la hubiera ocurrido algo? ¿ Otro accidente de coche ?  No quería ni pensar en ello, pero cada vez que no recibía respuesta, una intranquilidad agobiante, invadía su cuerpo. En vista de que no obtenía respuesta de Keira, decidió en un descanso, acercarse hasta su casa, aunque solo fuera para comprobar que las dos estaban bien.  Y así lo hizo y al decirle que estaban cenando en el comedor, respiró tranquilo y fue a reunirse con las dos.

- ¡ Papi ! - corrió Stella hacia su padre que la abrazó fuertemente- Después soltando a la niña se dirigió hacia Keira, que impasible terminaba su cena. Cundo estaba a su altura abrazó la cabeza de su mujer, depositando un beso en ella.  Pero Keira no se inmutó, y Aidan pensó que tenía que darle una explicación.  No podía volver al hospital y dejar las cosas así.

- Stella ve con Felicity, por favor. Keira y yo tenemos que hablar



La tomó de la mano y entonces ella levantó la cabeza mirándole de frente, pero en sus ojos no había llanto, ni incredulidad, ni nada parecido a lo que siempre expresaba; eran frios e impenetrables. Aidan se dio cuenta en ese momento que estaba a punto de perderla.  Tenía que hablar y rápido antes de que se levantara de la mesa y le dejara con la palabra en la boca.  Pero sólo pudo abrazarse a ella y pedirla perdón. Keira respiraba entrecortadamente, pero sacó fuerzas y desasiéndose del abrazo, se levantó con intención de salir de la estancia, pero él la cortó el paso

- Tengo que hablar contigo ¿ Por qué no has respondido a mis llamadas? Todo el día ha ido un infierno, creí que os había ocurrido algo malo
- Quédate tranquilo, como ves estamos perfectamente. Y por si no lo sabes, las malas noticias  llegan rápido.  Te hubieran avisado
- Por favor,no te vayas. Me he comportado como un imbécil esta mañana.  No sentía nada de lo que dije y ni siquiera sé por qué lo dije. Nada de ello era cierto.  Anoche fuí tu marido, tu marido, y no el de otra.No pensé en ella, sólo en ti. Y sabía perfectamente con quién estaba: estaba contigo. ¿ Por qué, entonces me comporté de esa forma? Quizá sea el último coletazo de mi pasado, pero de algo estoy seguro, muy seguro y me he dado cuenta cuando no has contestado a mis llamadas. He tenido un miedo horroroso a que no fuera por enfado, sino porque te hubieras ido.  Porque sólo de pensar que puedas hacerlo me vuelve loco
- Acepto tus disculpas, no te preocupes, pero he comprendido que lo nuestro no tiene solución.  Tu vives en un mundo muy distinto al mio, y aunque sea muy doloroso para mi, me he resignado y sé que mi papel es exclusivamente el de comparsa.  No te preocupes ni me voy a marchar, ni voy a cometer una locura.  Con el tiempo, todo pasará y nos acostumbraremos a  esta disparatada situación. Tú harás tu vida  y yo haré la mía.  Ni siquiera podía  imaginar la vergüenza que he pasado, la frustración, la humillación que he sentido esta mañana.  Me has hecho daño, sin sentido, porque todo lo que hicimos es lo mas natural entre un matrimonio, pero tu no te perdonas, no sé que cosa, que no te deja vivir, y que apartas a todo aquel que está a tu lado.  Ha sido un error que hemos cometido, y ¿ sabes ? me lo advirtieron, pero no quise escuchar.  Creí que podría superarlo y que al final seríamos felices, pero tu no cuentas con ello.
- No, no es así.  Te estoy pidiendo ayuda. Tengo que pasar de un tipo de vida a otra más diáfana, con más luz, pero al mismo tiempo estoy cegado por esa luz.Tú eres esa luz y la única persona que puede guiarme a ella. Yo te quiero Keira, más de lo que yo mismo quisiera. Me fijé en tí enseguida de conocerte, aunque sé que no dí muchas facilidades para que tu opinión fuera mejor. El despido fue un ataque de celos.  Ví desde la ventana cómo te despedías de James, le besabas, en la mejilla, es cierto, pero yo ni siquiera tenía la opción de invitarte al teatro como hizo él.


-Porque tú no querías salir de tu cascarón. Te sentías feliz lamiendo tus heridas y ni siquiera mirabas alrededor tuyo.  No te dabas cuenta de nada, y todo era rigidez y pocas palabras.
- Empecemos de cero.  Nunca te he hecho un regalo, ni siquiera anillo de compromiso. No te merezco Keira, pero te necesito desesperadamente porque aún no estoy curado y sólo tu puedes hacerlo.
- No te creo Aidan. Si verdaderamente deseas cambiar, tendrás que demostrármelo, y hasta que eso no ocurra, lo lamento, pero las cosas seguirán como hasta ahora.  No se olvida fácilmente la humillación que siento
- Dime ¿ qué tengo que hace para hacerte ver que estoy siendo sincero ? La última vez que me ausenté, y ya sabes porqué lo hacía,en la soledad del campo, me confesé´con ella, le abrí mi corazón y le conté que te había conocido, que Stella era feliz contigo y que tenía que olvidar, porque ahora había otra persona en mi vida.  Y sé que ella me escuchó y dio su aprobación, como lo dieron sus padres.  Porque yo te quiero con ansias renovadas y deseo  que por fin seamos una familia y vuelva a disfrutar de la compañía de una mujer, de mi mujer.  Pero sólo contigo lo conseguiré.  Créeme por favor, porque nunca he hablado con tanto corazón y tanta verdad.
- Vas a volverme loca. No sé qué hacer. Por un lado está mi sentido común que me dice que te rechace, que no me fíe.  Pero por otro están mis sentimientos hacia tí desde hace tanto tiempo y ellos me nublan la razón. Y llegas y me envuelves con tus palabras, que por un lado deseo creer, pero por otro mi cabeza me dice que esté alerta, porque tienes un caracter cambiante y que ni tu mismo sabes lo que quieres. Y no sé a quién hacer caso
-Haz caso de tu corazón, lo mismo que lo hago yo. Sabes que tengo guardia, y que me estoy exponiendo a una sanción, pero no me moveré de aquí hasta arrancarte la promesa de que todo va a ser normal.  Que nuestras vidas serán normales y que dejaremos atrás todo lo vivido antes.. Por favor, por favor


Y se fundieron en un abrazo y ella lloró sobre el hombro de su marido y el besaba sus lágrimas y la estrechaba más fuertemente contra su pecho.

- Anda, márchate de una vez.  No quiero que te sancionen por mi culpa, ni que tengas que hacer más guardias de las debidas. Te esperaré despierta cuando mañana regreses, pero ahora has de irte.  No pierdas más tiempo
- ¿ De verdad crees que he perdido el tiempo? Yo diría que he recuperado mi vida

La besó,la abrazó y fue en busca de su hija para despedirse de ella.  Keira salió hasta la puerta para acompañar  a su marido, y éste la beso tan ardientemente que borró de una vez toda las dudas que aún pudiera tener.

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