lunes, 28 de noviembre de 2016

Los O'Connor - Capitulo 10 - El retorno de Philip

Brendan, Iris y la niña,  acudieron a reunirse con Sean y Thomas que recogían los restos de Philip  y, se trasladaron,  una vez reunidos,  al aeropuerto para embarcar  el ataúd  rumbo a Irlanda. Todos se acomodaron cabizbajos. Era un viaje triste por la misión que tenían que realizar. Iris se acomodó al lado de Victoria,  que dormitaba de aburrimiento., Al otro lado, frente a ellas, Brendan,  las observaba detenidamente sin emitir palabra. A su lado Sean y Thomas conteniendo el deseo de abrazar a aquella pequeña que llevaba su sangre y,  sin embargo tenían que contenerse,  pues ignoraban si Brendan se había enterado de la verdad sobre ella. Al fin Sean,  no pudiendo contenerse más,  le pidió a Iris

— ¿ Me dejas  la niña?. Le contaré un cuento para entretenerla; la pobrecita se está durmiendo— Iris respondió
— Claro ¿Cómo no?, llévatela

 Quedaron solos Brendan e Iris frente a frente. El,  muy serio,  la miraba fijamente a los ojos, intentando no preguntar lo que tanto deseaba.  Ella,  intuía esa pregunta y optó por decir:

— Si no te importa voy a tratar de dormir un poco. Me duele tanto la cabeza que me va a estallar


Brendan no respondió.  Se limitó a echarle una manta por encima y acomodar el asiento para que pudiera dormir. Ella fingió dormitar, porque lo que no quería es dar explicaciones. 

Así transcurrió el viaje. Divisaron el aeropuerto y se prepararon para desembarcar.  Harían el resto del camino por carretera, hasta llegar al lugar en donde serían inhumados los restos de Philip.

Estaban todos reunidos para recibir al tío Philip en su último viaje. Louise acudió al lado de Sean y le abrazó.   Susan extendió los brazos y acogió en ellos a Iris y a la pequeña.  La niña la sonrió y la dio un beso. Unos pasos más atrás estaban Olivia y detrás de ella Paul, que a duras penas contenía el llanto.  Olivia estaba tensa, no derramó ni una lágrima. Cuando Iris pasó frente a ella, con tono despectivo,  la dijo:

—  Ah, tu eres Iris, su ahijada. Eres muy bonita y te pareces mucho a tu madre

 Ni una sola palabra de afecto, ni un signo de cariño. Iris ni se inmutó, se limitó a hacer una flexión con la cabeza y se situó al lado de Susan.

Los restos de Philip fueron llevados a hombros por los miembros de su familia y amigos. Caminaban  despacio,  hasta la  que habría de ser su última morada. La emoción se palpaba en el ambiente aunque todos trataron de contenerse. Era una caravana triste, en una tarde triste y gris.  Fue depositado en un catafalco para recibir el responso, después sería introducido en el mausoleo familiar, junto a sus padres y Victoria . La ceremonia fue entrañable y muy emotiva.

 Iris se dirigió a su padrino como si aún pudiera oírla. Sus palabras fueron tan sentidas y sinceras que todos tuvieron que apretar los labios para no exhalar un sollozo.  Los hombres tenían las mandíbulas contraídas y las mujeres,  excepto Olivia,  secaban unas lágrimas que no pudieron contener.

Los más allegados formaron una fila para recibir las condolencias de los asistentes. Ella estaba entre Brendan y Susan, y Victoria delante de su madre. En la fila de atrás una enfadada Olivia se quejaba de que ella debería haber estado con los familiares; nadie le prestó  atención. Brendan agarró la mano de Iris que temblaba como una hoja.  Ante él,  pasó una joven muy bonita, rubia como el oro que se detuvo unos instantes y le susurró palabras de cariño. Brendan asentía con la cabeza, y apretaba la mano de Iris ¿Quién sería esa joven?.   Estaba demasiado apenada como para  pararse a averiguar quién era.  Cuando fue sepultado,  y todos se disponían a marchar, Iris les pidió permiso para que Paul esperase un momento,  pues quería quedarse a solas ante la tumba de Philip

—Sean, por favor, llévate a la niña. Yo voy en un rato 
 - Id todos. Yo me quedo a esperarla -. Dijo Brendan


Discretamente Brendan y Paul se apartaron de la tumba para que Iris pudiera desahogar la inmensa tristeza que oprimía su pecho. A pesar de que sus palabras las pronunciaba en tono bajo, Brendan escuchó el reproche que hacía a su padrino por haberla dejado sola y,  sin saber lo qué hacer sin su presencia. Le dijo cuánto le había querido y en el desamparo en que la había dejado. Rompió en un sollozo profundo, hondo. Fue el desahogo que necesitaba para calmarse y que no pudo tener a raíz del fallecimiento de él. Perdió la noción del tiempo,  hasta que unos brazos la levantaron .  Brendan la dijo:

— Vamos, Iris

Silenciosamente, ella obedeció y,  el camino hasta la mansión,  lo hicieron ambos en silencio, mientras Paul conducía con ojos llorosos.

Sean no se lo podía creer: estaba con su nieta, podía abrazarla y comprobar lo bonita que era.   Al mismo tiempo,  le preocupaba la situación,  porque era muy difícil mantener oculta la verdad. Susan jugueteaba  con Victoria,  porque era la persona , de todas aquellas,  que más conocía. Habían tomado una taza de té que les reconfortó un poco del mal rato que habían pasado durante el entierro.   Llegaron Brendan e Iris.  Ella estaba pálida y muy seria. Susan haciéndose cargo de la situación, la dijo:
.
— Ven querida.  Te llevaré a tu habitación por si quieres descansar un rato

En realidad,  lo que quería Susan,  era preguntarle por la situación con Brendan y aconsejarla para que de una vez confesara que era su hijita.

—¿No te das cuenta de los ojos con que os mira a las dos?  No deberías ser tan cruel. El ya ha pagado su cuenta. No ha podido disfrutar de su hija.  Deberías pensar en eso.— Iris estaba dolida, llena de rabia . Con todo el dolor del mundo contestó  a Susan:
—¿Y yo? ¿Qué pasa conmigo? ¿Acaso no he pagado yo algo de lo que no era responsable? ¿ Soy acaso culpable de ello? Además, ¿cómo reaccionaría al saber la verdad? Seguramente mal; él tiene su vida hecha. Tiene sus amistades y nosotras no entramos en sus planes.
—¿Estás segura?. Dime una cosa ¿crees que si no te tuviera en mente no hubiera tramitado ya el divorcio? Piensa las cosas con detenimiento. Tienes una hija con un apellido determinado,  y ella tiene derecho a saber quién es su padre.


—¿  Quién te dice que no lo sabe? Desde muy pequeña la enseñé un retrato de Brendan y le hablaba de él constantemente. Al punto,  que cuando le vio en mi casa le llamó papi, aunque espero que él no la escuchara.
-— ¡Dios mío ! Eres generosa y noble ¿ Por qué te comportas así,  entonces,  con él?
—Porque aún le quiero, pero...  tengo tanta rabia dentro de mi por todo lo que ha ocurrido,  que necesito sacarla fuera y,  él es la víctima propiciatoria. Porque me duele que ni siquiera me mire, que ni siquiera  hiciera una llamada de teléfono, que no prestara atención a nada relacionado con mi vida, porque me duele su desprecio, porque ha sido mi primer y único amor,  y no soporto que mire a otras chicas y yo no merezca ni una sola de sus miradas. ¿Comprendes ahora lo que siento?

Susan la atrajo hacia ella abrazándola y diciéndola palabras de cariño, unas palabras que la consolaran de tanto dolor y frustración como sentía. Al mismo tiempo pensó:

—No todo está perdido. No todo está perdido...

Susan bajó a reunirse con el resto de la familia para recibir a las amistades que comenzaban a llegar para darles el pésame . Olivia ya se había marchado.  Iris se había quedado con Victoria, que cansada se había quedado dormida.  Cuando bajo, al final de la escalera, vio dos figuras abrazadas, y aunque no había mucha luz, supo reconocer a una de ellas: Brendan estaba abrazado a una mujer rubia que había visto en el cementerio.  El  se separó inmediatamente que vio la silueta de Iris

Brendan   había renunciado a una antigua relación hacía tiempo.  Sólo quedaba una buena amistad.   Quería darle el pésame y para ello acudió a la mansión.  Al despedirse, le dio un abrazo y fue en ese momento cuando Iris les sorprendió. Él reaccionó  deshaciendo el abrazo; no quería que Iris interpretara otra cosa distinta de la que estaba ocurriendo.

- Seguramente su pareja - pensó..    Aceleró el paso  y entró en la estancia en donde todos estaban reunidos.  Se acercó a Sean y le preguntó cómo podría encargar los billetes que la llevaran de regreso a Madrid.  Sean le dijo

 -¿ Por qué no te quedas unos días con nosotros.?...  para descansar-.  Iris contestó
-Gracias Sean, pero no quiero molestar.   Debo empezar mi vida de nuevo y cuanto antes lo haga,  será más fácil  -  Una sonrisa irónica se dibujó en el rostro de Brendan que entraba en ese momento,  y  contestó
-Tienes mucha prisa por irte, no lo puedes disimular, no soportas nuestra presencia. Estás tensa permanentemente, hablas lo justo para que sepamos que tienes voz. Se te nota que estás incómoda y,  deseando perdernos de vista
-¡Brendan ! ¿ te quieres callar?,- le pidió Sean.
- Oh, no te preocupes Iris.   Mañana mismo,  si lo deseas,  nos ponemos en camino a Madrid. Y lo siento,  pero,  tengo la obligación de ir contigo. Aún tenemos una cosa importante de la que tenemos que hablar y la verdad, creo que lo hemos demorado mucho y,  tenemos que solucionarlo. Así que procura acostarte pronto,  porque mañana tendremos que madrugar


- Muchas gracias Brendan, pero no es necesario que te sacrifiques más por mi. He pasado por trances difíciles y siempre he salido airosa. Ahora, es cierto, que estoy sola, pero sabré arreglármelas.   Llamaré por teléfono para encargar los billetes y asunto terminado. Has tenido mucha paciencia conmigo en el día de hoy y te doy las gracias por ello, pero no es necesario que seas tan antipático.
- ¿ Antipático?¿ Encima?  Si pudieras ver la mirada, las pocas miradas que me dedicas, te darías cuenta que la que siente antipatía hacia mi,  eres tú.
- Bueno, bueno.   No discutáis por esa tontería. Hemos pasado dos días muy tensos y todos estamos nerviosos. Si tenéis que hablar ¿ por qué no lo hacéis cuando esteis más tranquilos?- añadió Sean
- Contigo tengo que hablar muy seriamente, pero que muy en serio- dijo Brendan a su padre.
-Gracias Sean por tu buena intención, pero está claro que no congeniamos.  Somos incompatibles. Será mejor que me vaya mañana mismo-  dijo Iris
- No te preocupes.  Mañana mismo te irás.  Tranquila,  no tendrás que soportarme más de lo necesario, no te preocupes-,  y dando grandes zancadas, Brendan salió de la habitación





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