jueves, 20 de abril de 2017

Dos hermanas - Capítulo 9 - Algo por resolver

No habían vuelto a verse, ni tenía intención de viajar  hasta que no solucionase de una vez el asunto Arthur.  Tampoco había sabido nada de Arnold, y ante lo sutil de su confesión la última vez que se vieron, sería muy posible que anduviera con alguna chica.  Desechó inmediatamente ese pensamiento. Difícilmente soportaba a otra mujer en los brazos de él.  Y pasaron dos semanas más, y Arthur regresó. Venía con la piel tostada por el sol, y su aspecto en general era relajado. Lo primero que hizo al entrar en el despacho, fue buscar con la mirada a Alexa, y sus ojos se encontraron

- Tenemos que hablar - la dijo después de saludarla.

Ella se dio cuenta de que algo había cambiado durante el tiempo de separación. Su saludo, si bien fue cariñoso, no tenía la calidez de otro tiempo.   Mentalmente pidió que se hubiera olvidado de ella, ya que le rechazaría y rompería de una vez su relación. No podría amarle nunca como él merecía; permanentemente seguía pensando en Arnold, y aunque no disfrutaba con ello, tampoco lo podía evitar
La invitó a comer en un restaurante cercano a la oficina.  No importaba el tiempo que les llevase esa entrevista, pero era urgente aclarar su contencioso.  Ninguno de los dos se atrevía a romper el hielo, y fue ella la que tomó la palabra en primer lugar:



- Se que esto va a ser muy difícil para ambos, pero creo que es necesario dejar claro todo lo que nos está ocurriendo.  Se que has tenido mucha paciencia conmigo, que me has dado tiempo sin exigencias, pero... el caso es que estoy igual que al principio y creo que no voy a cambiar. Durante el tiempo que has estado de viaje, he ido a ver a mi familia, y al volver a verle, me he dado cuenta de que nada había cambiado.  Que nuestra tregua, era eso, una tregua, un espejismo, pero que mi corazón seguía en el mismo punto de partida.  He comprobado que lo nuestro sería inútil dilatarlo en el tiempo No puedo evitarlo, y eso me hace sufrir por ti y por mi.  Porque no merezco el amor que me das, y te aseguro que daría cualquier cosa porque pudiera olvidarme de él, pero no puedo.  Es una tortura porque , de verdad quisiera amarte con todas mis fuerzas, pero él se interpone entre nosotros.  No quiero hacerte daño, y me está costando muchísimo esta confesión, pero no podemos seguir así por más tiempo. El sexo no puede unirnos, porque eso también llegaría a su final y entonces no nos quedaría nada, sólo amargura y tristeza. Lo siento, lo siento muchísimo  - Y rompió en un sollozo tapando su cara con las manos.  Él las retiró suavemente, y respondió:
- Lo sé.  Todo lo que has dicho, ya lo sé. Te amo con todas mis fuerzas, pero tienes razón hay algo más que la cama de un fin de semana. Sé que voy a pasarlo mal porque mi amor es grande, pero te comprendo, y porque te amo, conozco esa sensación de amar sin ser correspondido. Creo que debemos dejar nuestra relación en este punto, y quedarnos con lo mejor de lo que hemos vivido y mantener nuestra buena amistad.  Siempre estaré aquí, para cuando me necesites, si es que lo deseas. Cuando necesites llorar sobre un hombro, tendrás el mío, esté donde esté y con quién esté, si llegara el momento de volver a amar.  Siempre tendrás un lugar preferente en mi vida, porque has sido muy importante.  Pero no deseo que mantengas una lucha constante con tus sentimientos por mi causa. Trata de ser feliz, con él o sin él, pero vive y sé feliz.


- Hay otra cosa: voy a dejar mi puesto.  No puedo seguir trabajando a tu lado.  Ha sido demasiado importante lo ocurrido entre nosotros, como para permanecer impasible.  Sería todo más difícil.  Si no lo he hecho antes, ha sido porque esperaba tu regreso. Bien ya estás aquí y yo dejaré de trabajar el próximo viernes.  No deseo sea una despedida definitiva entre nosotros.  Desearía verte alguna vez, pero comprendo que de momento es mejor para los dos que no nos veamos durante algún tiempo.  Cuando todo se haya serenado. Posiblemente, no tardando, encontrarás a alguien que te vuelva a enamorar, y hasta decidas sentar la cabeza y formar una familia.  Me alegraría muchísimo, saber al menos, que eres feliz.
- Pero¿ dónde vas a ir?
- Es una decisión que tomé hace varios días, y solicité un puesto en Bronson & Bronson Publicity, y me lo han dado, Así que viviré en Londres y comenzaré en unos diez días aproximadamente.
- ¡ Vaya ! lo tenías todo muy pensado
- Exacto.  Es algo que vengo madurando durante mucho tiempo.
- Bien, pues creo que ya nos hemos dicho todo.  Pero por favor, no te olvides de mi. Llámame de vez en cuando; podríamos salir a cenar o a un cine...
- '¡Claro !, pero sin otra condición que la de charlar. Sin nada más ¿ me entiendes?
- Te entiendo, y te doy mi palabra.

Y salieron del restaurante y regresaron a la oficina, sin hablar, pero ante sus compañeros, estaban como si tal cosa, aunque los que les conocían bien, sabían que era el final.

Buscó un apartamento en Londres no muy lejos de su puesto de trabajo.  No conocía bien la ciudad.  Siempre que había estado en esa ciudad, iba al centro, a los lugares de ocio clásicos que suele frecuentar la juventud, pero nada sabía de los barrios alejados del centro. Para ubicarse, se mudó a la ciudad  durante   ese fin de semana, puesto que al siguiente lunes comenzaría en su nueva agencia.

Pasaron varios meses antes de que se decidiera a volver a Swindon.  Iba preparada por si Arnold, por fin, se había decidido a organizarse.  Trató de sacar la conversación con su madre para que la pusiera en antecedentes de lo que había ocurrido durante su ausencia.

- Está saliendo con una chica.   Creo que aún no ha hecho el mes. Pero, el niño...
- ¿ Qué le pasa al niño?
- Pues no la tiene mucha simpatía, y habla mucho de ti. Demasiado
- ¿ Qué quieres decir con eso?


- Sabes que te adora, y siempre te está poniendo como ejemplo, y descarta de antemano a cualquier otra mujer que se acerque a su padre.
-¿ Y tú no le dices nada?
-¿ Qué quieres que le diga? Es algo que ha de solucionar Arnold.  No puedo llegar y decirle "esta chica no te conviene", en el caso de que así fuera.  Pero ni siquiera la conozco.  Ademas, si a él le gusta... Ya iba siendo hora de que comenzara a vivir de nuevo.
- Claro, perdona
- ¿ Qué te ocurre?  Te noto algo alterada, sobre todo cuando hablamos de este tema
- Estoy bien, mamá, sólo que acabo de mudarme de casa, de trabajo.  tengo una vida más agitada en la capital, y todo me pone algo nerviosa.  He de centrarme y acostumbrarme al ritmo de vida de una gran ciudad como es Londres
- ¿ Tienes amigos?
- Lo que se dice amigos, pues no. Salgo con alguna compañera a comer o al cine, pero muy superficial.  En fin, todo llegará.

Su madre se la quedó mirando, nada convencida de la explicación de su hija.  Presentía que no le decía toda la verdad, y entonces, de repente, se acordó de las discusiones que mantenía con su hermana a cuenta de Arnold, y ese recuerdo, la dejó pensativa. ¿ Seguiría enamorada de él ?

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