miércoles, 7 de septiembre de 2016

La chica del tiempo - Capítulo 9 -- Aidan McDowell

Estaba pensando en una fusión,  era un canal que en su día había tenido audiencia, pero en la actualidad se había quedado obsoleto.  La falta  de noticias y programas nuevos e interesantes, le habían hecho perder audiencia poco a poco, y por tanto ingresos por publicidad. Pocos patrocinadores,  de unos programas que ya no interesaban  a casi nadie.

La única novedad era la chica que anunciaba el tiempo.  Una novata que trataba de cumplir con su trabajo dignamente, pero que no terminaba de enterarse de cómo funcionaba ni el croma ni el teleprompter.  Era una mujer preciosa que se comia la pantalla.  Rubia de bonitos ojos azules, grandes y expresivos. Con una encantadora sonrisa que hacía te olvidaras  de las meteduras de pata que decía.   Estaba decidido a estudiar al máximo el canal, para ver sus posibilidades y, si merecía la pena la absorción, porque tenía que pensar detenidamente qué hacer con los empleados.


                     
Mando instalar una televisión en su despacho, para poder seguir la programación X9 TV USA sin descuidar su trabajo diario. Iba anotando en un cuaderno, lo que de interesante había en cada programa, que en realidad era poco lo que se podía salvar; si acaso hubiera algo, había que reformarlo totalmente.  Al cabo de una semana de ese seguimiento, llegó a la conclusión que había que refundarlo, todo, y  descartar la mayoría de la programación, incluida La chica del tiempo.  Eso supondría poner en la calle a personas que habían trabajado en la cadena desde hacía mucho tiempo, pero si se hacía cargo de esa fusión, eso es lo que tendría que hacer.  Les daría, no obstante, la oportunidad de reciclarse y comprobar quién verdaderamente merecía la pena como profesional.

Y llegó el tan temido día en que la dirección, con Brenan al frente, les anunciaría la fusión y los despidos, algo que no deseaba, pero que no tendría más remedio que hacer.  Cuando se sentó ante la mesa,  y los empleados,    lo hicieron  con él  su abogado y el director actual  Philip Brenan.  Un buen director y conocedor al máximo de todo lo referente a televisión. Él no sería despedido, y al contrario, seguiría en el puesto  de director.  Tenía la esperanza de que con más inversión, talentos nuevos y nuevas ideas, podría reflotar el canal y recobrar la audiencia perdida, en primer lugar y, en segundo ganar más televidentes, porque de esta forma aseguraría los puestos de trabajo y anuncios.

Levantó la mirada y recorrió la sala en la que se habían reunido una  veintena de empleados que constituían la plantilla.  Era un canal pequeño, y por tanto todos hacían de todo, exceptuando los cámaras .  La vio en la última fila, como escondida.  Llevaba la ropa para salir en antena, por lo que era fácilmente  reconocible, aunque lo hubiera hecho en cualquier lugar.  Tenía una belleza poco común, y por ello se sintió atraído desde el primer minuto que la vio en pantalla.  Pero en su bonito rostro, advertía un signo de preocupación.  De tanto observar el canal, había llegado  casi a conocerla.    Se la veía expresiva cuando salía al aire, sin embargo ahora estaba cabizbaja.  Seguramente por la pérdida de su puesto de trabajo.



Una vez expuestos sus planes y les anunciase despidos, hubo una rebelión, sin siquiera saber a quién le tocaría irse a la calle.  Ella ni abrió la boca, sabía que sería una de las despedidas, dado que el programa que presentaba había dejado de interesar.

Aidan lamentó que así fuera, y se preguntaba  qué neura le había entrado con ella, hasta el punto de estar tan preocupado. Tenía una veintena de personas, expectantes por conocer quién sería despedido y quién seguiría  trabajando; ellos también le preocupaban, pero era esa chica, la que ocupaba su cabeza  Pero su interés se tornó en furia, cuando ella quiso vengarse de su ex jefe y le hizo una pregunta incómoda en la rueda de prensa que dio para la  presentación de la programación del canal que había sido innovado  Le puso un veto en todas sus redes.  La perdería de vista de una vez por todas; al menos eso era lo que él creía .  Pero muy  al contrario,   se sentía responsable de la falta de trabajo de ella.  Por Brenan supo que había tenido que marchar a Canadá, a ver si allí tenía mejor suerte.  Trataba de compensarla de algún modo por el veto que le impuso:. Eso no tenía marcha atrás, no en si el veto que podía modificarse en un instante, sino el perjuicio que le hubiera provocado.

No fue una casualidad que Nelly fuese a parar a un canal de su propiedad.  Había conocido por Brenan la odisea de ella, y arrepentido de su arrebato, le dijo que hiciera todo lo posible para que  entrara en el  que acababa de abrir en Canadá.  Y así ocurrió.  Trataría de ayudarla desde la distancia, sin que lo supiera.  De algún modo tenía que acallar su conciencia al ser responsable de las penurias que estuviera pasando  Pero  ¿Por qué ella y no cualquier otro ? Había despedido a más gente, pero sólo Nelly le preocupaba. Y sabía la razón conocía el motivo, y era muy sencillo: se había enamorado de esa joven. Ya no le interesaba ninguna otra; ni Leila, ni Clarence, ni Dora, ninguna de las que hasta entonces habían sido algo más que amigas.

   Un día Leila, le pidió salir a cenar porque hacía mucho tiempo que no se habían reunido

— Lo siento Leila, pero tengo que viajar esta misma noche a Canadá  Tengo un asunto urgente y he de ir sin falta
— Bueno, a tu regreso entonces.
— Si, seguro.  A mi regreso.

El rostro de Nelly, bailaba constantemente ante sus ojos; no se la podía quitar de la cabeza.  ¿ Era un capricho o algo más ? Era una locura, eso seguro. La había visto en un par de ocasiones, más o menos, y seguro que ella no quería verle ni en pintura.  Por su culpa había dejado el pais y ahora peleaba por un puesto de trabajo, y lo único encontrado, era ayudante de cámara, sin horarios ni días.  No le importó demasiado; ella quería ser una estrella de la televisión, o mejor, una reportera a pie de calle.  Eso era lo que verdaderamente la gustaba.  Si se le daban bien las cosas,  se haría autónoma, y viajaría a cualquier lugar del mundo en donde hubiera una noticia de interés. Sabía que estaba viviendo el cuento de la lechera, pero necesitaba algo de esperanza en el futuro, y aunque fuera por una vez, algo le saliera bien.



Entró en el canal buscando con la mirada el rastro de Nelly. Trabajaba en Redacción, así que no debería estar muy lejos.  Preguntó a un compañero y le indicó que estaba en Archivo buscando documentación para un reportaje.  Abandonó ese departamento y estaba esperando el ascensor, cuando se detuvo en esa planta y salió de él la misma Nelly, que repasaba unas notas tomadas.  Ni siquiera le vió hasta que estuvo a su altura.   No le esperaba, por tanto su sorpresa fue grande

—¡ Oh, vaya ! Señor  McDowell. ¿ Hay algún problema ?
— No ninguno que yo sepa. Iba en su busca; me ha dicho su compañero que estaba en archivo
—¿ He cometido algún error ? ¿ Está descontento con mi trabajo ?
— Nada de eso. A propósito, la última vez que nos vimos nos tuteábamos
— En aquella ocasión quiero recordar que no éramos jefe y empleada, sino amigos con una charla.  Pero ahora estamos en el centro de trabajo.  No me parece bien hacerlo
— De acuerdo, pues entonces la recogeré a la salida e iremos a cenar. ¿ Te parece ?
— Pues no se
— ¿ Tienes algún plan ? Es fin de semana
-— No, no tengo ninguno.
— Bien a las ocho  en la cafetería ¿ De acuerdo ?
— De acuerdo.

Se metió en el ascensor y desapareció de su vista, dejándola perpleja ante la seguridad expresada. No le había dado tiempo a pensar siquiera en lo que aquello representaba ¡ Otra cita ! ¿ Por qué?  Era cierto que algún interés le movía, pero ¿ cuál ?  Ni siquiera se le pasó por la cabeza que se hubiera fijado en ella, simplemente porque le gustase. A ella si le gustaba, y ésta vez estaba más tranquila con la cita.  No sabia si era porque se conocían más, o porque simplemente le gustaba,  porque era atractivo, educado, ocurrente, simpático, galante.... y por un montón de cosas.  Simplemente le gustaba aquel hombre, aunque estuviera tan lejano de ella como el lucero del alba.


Y fiel al horario, la esperaba en la puerta de la cafetería y sonriente, le extendió la mano que ella tomó devolviéndole la sonrisa

-—El lunes voy a ser la comidilla de todo el estudio — comentó Nelly
— ¿ Te importa ?-—replicó él
— La verdad, no mucho. Pero sé que a partir de ahora me mirarán de reojo. Se callarán cuando entre en el departamento y se dirán unos a otros: es el ligue del gran jefe. Por eso la cambiaron de trabajo.
—¿ Quieres ser mi ligue ?

Se lo soltó de improviso sin que ella lo esperase. ¡Claro que la gustaría ser su ligue ! Y ¿ a quién no ?. Cualquier mujer estaría loca porque un hombre como Aidan la llevase a cenar, o a una discoteca, o a...

Y frenó en seco sus pensamientos.  No quería reconocer lo que pensaba, pero ¿ estaría dispuesta a irse a la cama con él si se lo propusiera?  " Cállate " — se dijo— seguro que no se daría la ocasión. ¿ Por qué iba ser ella la  que se llevara el gato al agua ?  Antes habían sido otras, como por ejemplo Leila, y no estaba muy segura de que lo hubieran dejado.  Ella estaba loquita por él, aunque  se mostrara distante, y siempre que surgía la conversación, Leila, cambiaba de tema. Eso¿ indicaba que ya no eran más que amigos?.

— No has contestado a mi pregunta — la dijo sacándola de su pensamiento
-—Te burlas de mi ¿ no es eso ?
— Nunca he hablado más en serio
-—Aidan ¿ por qué yo ?
—Es muy sencillo: me gustas. Me gustaste en el momento que te vi, y de eso hace tiempo
—Yo no creo que eso sea así Hay otra persona. Ya te he dicho que me colocas en una situación incómoda; me haces pasar por algo que no soy. No pertenezco a tu escala social, ni siquiera a tu círculo de amistades.  Creo que soy un capricho,  que en cuanto lo consigas lo arrinconarás, y desde luego no estoy dispuesta a eso.


— Estas muy equivocada. Eres algo muy serio para mi. Y si te refieres a Leila, eso está pasado y olvidado. Sólo es una amiga, nada más.  Ella tiene su vida y yo la mía.  Es cierto que hace tiempo tuvimos algo más que amistad, pero eso se acabó.
— Como se acaban todos los ligues.  Creo que las cosas han quedado muy claras, y me alegro de que haya surgido esta conversación ahora, antes de nada.  Creo que debemos dejar la cena para otra ocasión;  hoy sería incómoda.
— ¿ Me estás diciendo que no quieres salir conmigo ?  ¿Por qué ?
— Creo que he sido muy clara: no seré capricho de nadie. Y seré yo quién lo decida si alguna vez se presentara la ocasión, y desde luego aún no ha llegado. ¿ He de despedirme del canal ?
— ¿ Crees que soy tan ruin ?
— Ya lo hiciste una vez.
— Ahora es diferente. Te lo acabo de decir.  Me interesas y no en el sentido que le das.  Pero también te digo que nunca te obligaré a nada que no desees hacer, y está visto que no quieres nada conmigo.  Nunca se me había pasado por la cabeza que fueras un pasatiempo, ni mucho menos.  Pero veo que no me he expresado con la suficiente claridad.
—¿ Quieres decirme que deseas un noviazgo en toda regla ? — Aidan respondió afirmativamente con la cabeza, lo que sorprendió a Nelly.  Había resultado, la suya, una declaración de amor y ella no estaba preparada para ello. ¿ Qué debía contestar ?
— No sé qué decirte. Francamente no lo esperaba.
—Bien, pues ahora ya lo sabes ¿ Qué decides ?
— Está bien. Iremos de cena, pero de noviazgo...
— No respondas si no quieres, pero al menos inténtalo. Deja que yo lo intente.  Lo que siento por ti, es algo más que admiración.  Ya te lo he dicho. Ha surgido, como surgen estas cosas, de improviso, sin esperarlo, pero ha ocurrido y está aquí, y yo quiero enamorarte.  Eso es lo que deseo.
—No lo sé, Aidan. Ha sido todo muy precipitado, muy de repente. He de pensarlo
— Está bien, piénsalo. Pero al menos ¿ deseas comportarte como si fuéramos novios ?
  —¿ A qué te refieres ?


— Pues a salir. Al cine, al teatro, alguna excursión...  Tratar de conocernos mejor y llegar a algo más formal
— No te digo nada, pero lo intentaré.  Tú también me gustas, pero nunca me había planteado algo así
—Bien.  Si quieres tiempo, te lo daré, pero por favor piénsalo y no me rechaces.  Y ahora ¿ nos vamos de cena ?
—De acuerdo. Vayamos de cena.

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