martes, 6 de septiembre de 2016

La chica del tiempo - Capítulo 8 - Cita a ciegas

ºAl entrar en su apartamento, se dio cuenta de todo lo que acababa de vivir.  Le parecía una situación irreal. Había comido con el Sheriff, le había ofrecido un trabajo y quería llevarla a la ópera. ¿ Era simplemente cortesía ? ¿ Qué otra cosa podía ser ? Sabía que de lo que menos tenía era cortesía. Buscaba otros fines  ¿sería verdad el rumor que corrió por la redacción de que había ligado con una becaria ? Esa fue la indiscreta pregunta que le había costado su puesto de trabajo; pero ella no era una pardilla, estaba sobre aviso y si creyera que iba a ligar,  estaba listo.


La semana transcurría a su ritmo normal, y lo único que lo alteró, fue la visita del Sheriff una mañana sin avisar.  Les pilló a todos desprevenidos. Leila, Scott y Nelly habían  llegado de una grabación bastante pesada y con algunos inconvenientes. ¿ Por qué Leila elegía todo lo conflictivo ? Estuvieron  a punto de  ser agredidos, y es que los visitados creyeron  que iban a husmear en sus cosas y no les gustó.  Ese tipo de gente es muy independiente y no quieren que nadie les saque por televisión.  El reportaje fue debido a la muerte de uno de los indigentes y andaban todos algo revueltos.    Dejaron  el material en su lugar  y Scott y Nelly fueron  a la cafetería a tomar un refresco para aliviarse del mal rato pasado.  Leila por el contrario se dirigió al despacho del director del programa.

- ¿ Estás bien ? -le preguntó Scott
- Si, pero algo nerviosa.  Nunca imaginé que fueran agresivos, aunque mirándolo bien, íbamos a perturbarles, y no querían testigos
- Ya te acostumbrarás.  Eso es el pan de cada día.  Por lo regular nadie nos recibe bien; todos creen que vamos a buscar complicaciones, cuando es todo lo contrario, queremos ayudarles.
- Yo quiero ser reportera, pero claro para eso falta mucho, mucho tiempo.
- Darías perfecta en la cámara. Eres muy bonita y tienes un rostro muy dulce-. Scott, encuadró con sus manos el rostro de Nelly, al tiempo que entraban en el local  Aidan, Poliakov y Leila.  Aidan la saludó con una ligera inclinación de cabeza y pasaron de largo.  Leila iba charlando con los dos hombres; se le notaba que tenía confianza con ellos.  Se había retocado el cabello y el maquillaje.  Estaba impecable, nada que ver con las pintas que lucía Nelly, con el pelo revuelto y sofocada.


- ¿ Qué está haciendo aquí ? - preguntó a su compañero
- Si que es raro; no suele venir.  Irán a cenar después.  Con Leila, ya sabes ...
- No me digas nada.  No le sentó nada bien la insinuación que la hice
- Hace mucho que andan algo enredados, pero últimamente salen menos.
- Y eso ¿ por qué ?
- No lo se,  niña.  Es cosa de ellos.  Anda termina tu cerveza y vamonos a casa.  Estoy muy cansado
- Yo también.  Cuando quieras.-.  Nelly se levantó y giró la cabeza para saludar al jefe, que tenia su mirada clavada en ella. Movió la cabeza y salieron de la cafetería.

Camino hacia su casa, no hacía más que pensar en las incidencias del día, y aunque no era su propósito, terminó evocando la última parte de su trabajo: la cafetería y la presencia de Aidan en ella.  Por mucha rabia que le tuviera, no podía negar que era un hombre muy atractivo, y que había sido extremadamente educado  cuando la invitó a su casa.  Nadie diría que era el mismo hombre que la echó con cajas destempladas no sólo del trabajo, sino también de la suite que había ocupado cuando dio la rueda de prensa.  No encajaba en sus esquemas ¿ por qué ese cambio y ese interés ?  Y volvió a pensar en algo turbio, y que en cuanto lo consiguiera, sería agua pasada. Pero ¿ qué pasaría si ella aceptaba el juego?  Bien es verdad que ni siquiera se lo había insinuado, pero ¿qué otro interés podría tener, un hombre como ese, rico, guapo, elegante y poderoso, en una chica absolutamente corriente como ella ?

" Nelly...  estás divagando.  En el fondo te gusta... te gustaría que te hiciera una proposición deshonesta. Te gustaría echar un polvo con semejante especímen masculino. ¿ Le dirías que si? ¿  Aceptarías su oferta?   ¡Estás loca !.  Rematadamente loca.  Nunca en tu vida te habías planteado una cosa semejante.  No eres de las que se acuestan con un hombre a las primeras de cambio. Para, para...,  ya de una vez."- se decía así misma



Iba riéndose de sus propios pensamientos, de sus locos y disparatados pensamientos.  Seguro que a estas horas, él estaría con Leila en un buen restaurante y después un buen revolcón en su cama. Ese sería el plan seguramente.  A Leila, se le notaba que estaba por sus huesos, y la ponía de los nervios cada vez que se lo mencionaban ¿ Por qué ?.  Seguramente es porque esa relación se terminó, quedándose en algo ocasional: una cena y una cama. Es seguro que fue él quién rompió con ella con harto disgusto por su parte. Y  ¿por qué a ella le interesaba tanto esa relación? Era absurdo. Que hagan lo que quieran como si quieren tirarse de los pelos, a ella no le importaba en absoluto..  Pero se engañaba ella misma. Le halagaba que la hubiera invitado a la ópera, y a comer en su casa, y que la hubiera tapado en el césped, y que la estuviera mirando en la cafetería.  Su ego, estaba creciendo por momentos.  Hay cosas que una mujer sabe y detecta desde un principio, cuando un hombre se interesa por alguien del sexo femenino.

Cuando entró en su casa, y frente a un espejo, soltó la coleta que llevaba y dio unas vueltas frente a él, y sacó en conclusión:  que no estaba tan mal.  Posiblemente si llevara mejor ropa, sería más atractiva que la propia Leila. Si. No desmerecería a su lado en absoluto.  Y recordó que le había invitado a la ópera en ese fin de semana. Pero seguro se le olvidaría.  Era un hombre muy ocupado.  Pero por si acaso, revisó su fondo de armario y comprobó que sólo sería aceptable un vestido negro que tenía, algo descotado, pero que serviría.  Bueno, al menos no haría el ridículo.

Decidió dejar de lado su introspección, y fue hasta la cocina, tenía que prepararse la cena.

Y los días transcurrieron con el trabajo habitual, sólo que excepcionalmente, Aidan se presentaba en el canal sin previo aviso, algo que a los trabajadores les escamó, pensando que nuevamente iban a haber despidos.  Pero no era ese el motivo que llevaba al jefe supremo hasta los platós de los estudios.  Se hacía el encontradizo con Nelly, pero nadie sospechaba siquiera, que ese fuera el motivo de sus extrañas visitas.



Nelly siguió yendo con Scott y Leila; su "despido " no había trascendido, y sólo tuvo que dar una explicación del porqué desapareció y regresó más tarde.  Posiblemente no la creyeran , pero el asunto se quedó zanjado, y nunca comentó con nadie su comida con el Sheriff.

Ya era jueves, y no había podido hablar con la chica, por tanto optó por llamarla a su despacho, que por otra parte, no usaba muy a menudo.  Ella llamó tímidamente a la puerta, y Aidan le dio paso.

- Pase, pase.  A pesar de que he andado por aquí algún día, no hemos tenido oportunidad de charlar sobre el asunto de su nuevo destino.  Ya he comentado con Poliakov, que sea en  Redacción; creo que allí será más útil.  En definitiva es lo que le gusta ¿ no ?
- Señor McDowall, le estoy profundamente agradecida por la oportunidad que me brinda.  No voy a defraudarle, se lo prometo.  Sólo dígame cuando empiezo.  Aunque creo que eso es trato de favor y a mis compañeros no va a sentarles muy bien.
-.  No piense en sus compañeros, ellos harían lo mismo si se terciara. No comente nada , y listo ¿ Le parece el lunes ? Total, mañana ya es fin de semana.  Creo que el lunes estará bien. .. Y a propósito del fin de semana. Recuerda que quedamos en salir a cenar mañana ¿ verdad ?-

. Ella se sorprendió, no lo esperaba.  "Seguro que se olvida ", pensó aquel día de la comida.  Pero Aidan no lo hizo y deseaba concretarlo allí y ahora.  El la observaba fijamente e impaciente ante la duda de ella

- ¿ Tiene otro compromiso? ¿ Se ha olvidado de nuestra cita ?
-Usted dijo que no era una cita, sino una salida de negocios - le dijo sonriendo
- Cierto - la respondió de igual modo- Pero creo que está claro que los negocios acabamos de fijarlos en este despacho. Si, en realidad es una cita ¿ acepta ? - Ella dudó durante unos segundos. Le miró y comprobó que era un hombre atractivo, muy atractivo, y hasta estaba resultando simpático.  Quizá no estuviera tan mal cenar con él.


- Acepto. Dígame a qué hora
-¿ A las ocho le parece bien?
- De acuerdo a las ocho estaré lista. Perdone la pregunta ¿ He de ir muy arreglada ?
- ¿ A qué se refiere con " muy arreglada "?
- Oh, pues si debo llevar un vestido elegante, o simplemente uno que favorezca
-A usted le favorece todo, hasta los vaqueros y esas horribles camisetas que usa.  Vaya como quiera, como se sienta cómoda..  Pasaré a recogerla a esa hora.  Y ahora si me disculpa, he de seguir trabajando.
- Desde luego, perdone
- No hay de qué señorita Jackman
-¡ Qué ceremonioso ! - se dijo ella - Y así pretende que esté relajada....No me gusta nada la situación.  No sé porqué he aceptado

Y a la hora en punto, un timbrazo en la puerta, le anuncio que Aidan estaba  allí.  Se miró por última vez al espejo, se perfumó y salió a prisa para abrirle.  Ante ella estaba un elegante y guapo hombre portando un ramo de Fresias y una amplia sonrisa en su cara

- ¿ Son para mi ? - preguntó no sabiendo qué decir- Él burlonamente, miro alrededor y respondió
- Si la vista no me engaña, no hay nadie más. Si son para usted
- Ha sido muy amable. Gracias.  Me encanta el perfume de estas flores; hasta me recuerdan al aroma de sus árboles
- ¿ Mis árboles , qué arboles?
- Los tilos... No me diga que no se ha dado cuenta. Los ha colocado a los lados de la vereda que lleva hasta su mansión.
- ¿ Son tilos ? No lo sabía...- dijo sonriendo
-¿ Se burla de mi ? ¡ Claro que lo sabía ! No creo que un hombre tan puntilloso como usted, dejara que un jardinero plantara en su casa algo que no obtuviera su aprobación.


- ¿ Está lista ?
- Si, si.  Cuando quiera
- Pues entonces...

Bajaron hasta donde había aparcado el coche, y ceremonioso le abrió la puerta junto al conductor.  Ella entro, y fue a abrocharse el cinturón, pero no podía: estaba atascado, y por más intentos que hizo, el artilugio no cedía.  Él sentado a su lado, al ver el apuro de Nelly, sonrió y apretó un botón, que inmediatamente arregló el obstáculo, pero fue Aidan quién le ajustó el cinturón.  La miraba sonriendo, al tiempo que le indicaba con el dedo, el botón

- Es automático- dio como explicación
- ¡ Ah, ya !. No sabía...en los coches en los que suelo montar, tienes que sacarlo tú mismo. Normalmente no monto en coches tan lujosos y precisos como el suyo.
- Ya se lo dije. Me gusta rodearme de cosas bonitas - Ella se ruborizó, porque estaba claro que esa expresión era un piropo que le dedicaba directamente a ella.

Y llegaron frente al lujoso restaurante y un portero del mismo les aparcó el coche.  Ella estaba maravillada por lo fácil que resulta la vida para este tipo de personas. ¿ Se podría acostumbrar alguna vez, si ella viviese así, a recibir la pleitesía de todos, sólo porque eres rico ?  Pensaba que le sería muy difícil, pero con el tiempo creía que sí.  La vida resultaría más cómoda de lo que es en la actualidad.  Salió de su ensimismamiento, cuando una fuerte mano enlazó su brazo, al tiempo que lo apretaba sutilmente.

Ella no protesto, muy al contrario le agradaba aquel gesto y, con la cabeza respondió a la pregunta de él:



- ¿ Le molesta ? - dijo mirando en dirección a su brazo
- No, no...- Tuvo que mirar para otro lado ante la mirada de él, que no sabría definir.El sonrió.  No entendía la actitud de este hombre, a no ser que buscara otra cosa, de la que no quería ni pensar.Lamentaría tener que decir que no,  si acaso le hiciera alguna proposición que no entraba en sus cálculos, pero estaba claro que era lo que buscaba. Si no ¿ a qué venía esta cita, y esta cortesía ? No se conocían a penas, y en total habían intercambiado cuatro palabras, y allí estaban, sentados en un lujoso restaurante y él eligiendo el menú. Mientras leía , ella le miraba y se fijaba bien: era guapo, elegante, refinado, y... simpático, aunque le costase reconocerlo.  Si no estuvieran en distintas escalas sociales, sería un buen compañero de charla, pero la intimidaba, no podía evitarlo, y eso hacía que fuera parca en palabras y en conversación.  Nunca se había comportado así con los amigos con los que había salido, pero con él...  Le infundía mucho respeto, o quizá miedo.  No lo sabría definir.  Fija como estaba en él, no se dio cuenta que había terminado de leer y la preguntaba si estaba conforme con lo elegido, o prefería otra cosa.  Él también sorprendido y en vista de que ella tenía la mirada fija , se detuvo en el rostro que tenía enfrente y que le era conocido, ya que desde un principio la seguía noche tras noche cuando salía a dar el tiempo. Le inspiraba curiosidad, y después de conocerla mejor, algo más que curiosidad.  Pero al mismo tiempo, ella era una muralla, alta, quizá demasiado, pero que se había empeñado en derribar.  Sentía interés por ella, y no precisamente por el trabajo.   Por fin, ambos dejaron de contemplarse mutuamente, cada uno con su pensamiento en el otro. ¿ Qué estaba ocurriendo ? Él, lo tenia clarísimo:  Nelly le gustaba, pero ¿ y ella ?.  Comenzaba a cambiar de criterio respecto a él.  Aún le seguía viendo como el sheriff, el gran jefe, pero su odio, se transformaba poco a poco, en otra cosa que no sabía, aún definir.

- Parece que ha pasado un ángel - dijo Aidan
- Si, es cierto. Ambos nos hemos quedado en blanco- replicó con una sonrisa mientras bebía un sorbo de vino que el camarero había servido .  Y se decidieron por comenzar la cena.

Aidan era buen conversador, Nelly también.  Tan sólo necesitaron un poco de tiempo para entablar la charla divertida que les hiciera relajar la tensa cena que hasta esos momentos habían tenido. De pronto él la hizo una pregunta que la dejó pensativa

- ¿ Por qué siempre que estamos juntos estás en guardia? ¿ Acaso tienes miedo de mi ? - La había tuteado; pensaba que iba muy deprisa, y ¿cómo debería comportarse ella? ¿ tutearle también, o seguir con el protocolo?  ¿Qué deseaba en realidad ? Sin duda, no estar tan rígida; pero tampoco quería dar facilidades no fuera a pensar que esa cita escondía algo más que una simple cena entre ¿ amigos ?, no, amigos no.  Pero tampoco jefe y empleada.  Como él había dicho , fuera de la oficina, eran dos personas jóvenes que salían a pasar un buen rato.  Pero ese buen rato ¿ qué incluía ? Por su parte nada, pero ¿ por la de él ?  Tenia fama de mujeriego, y no le extrañó dadas las características  que tenía.  Cualquier mujer, ante sus halagos y su presencia, se rendiría a  su seducción,  pero ella no estaría en ese eslabón de la cadena.

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