domingo, 4 de septiembre de 2016

La chica del tiempo - Capítulo 6 - Inesperada sorpresa

Con lentitud fueron recorriendo cuatro estancias: la sala de estar, el comedor, su despacho y la biblioteca.  Con ello terminarían el trabajo para ese día.  Tendrían que volver  para seguir con el reportaje.  Mientras sus compañeros buscaban la mejor situación, ubicaban las luces y cambiaban impresiones sobre el ángulo de la toma, Nelly , no les prestaba atención, distraida en recorrer con la mirada  cada habitación y tratar de descifrar la personalidad de aquel hombre poderoso, prepotente e insensible, al que odiaba con toda su alma. ¿ Por qué le odiaba? ¿Por haberla despedido ?  ¡Miraba por su negocio!,  y tenía que reconocer que el trabajo que había desarrollado en su canal, no era precisamente de un Grammy.   Creyó que ese espacio no tenía razón de ser, y lo eliminó sin más.  Por eso había tenido tanto éxito , porque arrinconaba lo que no servía y daba paso a la novedad.



Se detuvo especialmente en la biblioteca.  Por la selección de los libros, daba a entender que era de gusto refinado; lo que más prevalecía eran los títulos de los clásicos ingleses, franceses y españoles del Siglo de Oro

— Seguro que los ha comprado como adorno. No tiene tiempo de leer  si atiende a sus negocios y a las damiselas que conquista..  Por cierto  he de tener cuidado con los comentarios, Leila es su novia.

Fueron despedidos por Spencer, el mayordomo que les franqueara la puerta tras ofrecerles un refrigerio. . Al salir, el suave perfume de los tilos les recibió y Nelly levantó su cabeza, cerró los ojos y aspiró aquel aroma dulzón parecido al jazmín, o a la dama de noche.  Era un perfume relajante, que todo lo inundaba y que le hacía pensar en su niñez. La voz de Scott, la sacó de su ensimismamiento

— ¡ Eh señorita ! Baja de las nubes, que nos vamos
— Qué perfume tan agradable. Va en relación al entorno maravilloso. Si yo viviera en una casa como esta, no saldría nunca de ella.
— Es muy aburrido -—dijo Leila —  Todo tan perfecto, tan en su sitio, colocado todo milimétricamente. Es como un museo : no se puede tocar.
—Pero tu la frecuentas ¿ no ?— comentó Nelly
-—Algunas veces.  No siempre. El está muy ocupado y yo también, pero de vez en cuando cenamos juntos.  Me une una buena amistad
  —¿ Sólo amistad ?
— Si sólo amistad ¿ Por qué sacas conclusiones tan absurdas? — respondió Leila algo enfadada
— Disculpa, creí que...
— Pues has creído mal, o te han informado mal— la respondió girando su cabeza en dirección al cámara, que carraspeó ligeramente.


De nuevo a Nelly le había traicionado el subconsciente, y había pensado en voz alta, lo que fue una imprudencia por su parte nuevamente y refiriéndose ,  a la misma persona.  Menos mal que en esta ocasión él no estaba presente.  De repente recordó que pertenecía a su canal, y dio gracias al cielo de que  no estuviera en casa cuando ellos llegaron.

Al entrar en   la emisora, Leila se dirigió a su despacho para redactar el artículo que acompañaría a las fotos. A pesar de que tendrían que volver en otra ocasión para concluirlo, pero para eso habrían de pasar varios días.  Mientras tanto Nelly vivía con el corazón en un puño pensando que en cualquier ocasión él se enteraría que trabajaba en su canal y esperaba un despido inmediato.  Se sucedieron los días y el despido no llegó, aunque nunca termino de confiarse.

Habían transcurrido un par de semanas desde que estuvieran por primera vez en la mansión cuando Scott la reclamo de nuevo para la misma empresa.  Volverían nuevamente a completar el reportaje, y ésta vez había prisa, porque el número que iba a llevarlo, salía a la venta en pocos días y tenían que pasarlo antes en un espacio de decoración en el programa de variedades.  Leila estaba nerviosa e incluso declinó el ir , pero no había otra periodista libre y el trabajo se había demorado más de la cuenta.  Y nuevamente, los tres, llegaron a la casa de los tilos y repitieron el mismo ceremonial.  Esta vez se alargó más; Leila estaba de mal humor y no se ponía de acuerdo con Scott y al final salieron discutiendo.  Nelly no quería presenciar la pelea , así que optó por dar una vuelta  por la mansión. Volvió a la biblioteca y descubrió una puerta que la primera vez no había visto. giró el picaporte y ante ella  una sala más pequeña, con una chaiselong, varias mesas de fumador distribuidas por distintos lugares, un sofá frente a una chimenea, y dos sillones a un lado, frente a otro sillón de orejas.  Todo ello muy clásico, pero de muy buen gusto. Tuvo la tentación de sentarse en el sofá,  en uno de los mullidos cojines,  y echó la cabeza hacia atrás entornando los ojos.  Se estaba ¡  tan cómodo ! que le dieron ganas de dormir.  Cuando abrió los ojos, una sonrisa se dibujaba en su cara, pero frente a ella lo primero que vio fueron unos pantalones que creyó eran de Spencer, el mayordomo.  Cuando se incorporó comprobó que quién estaba allí era el mismísimo Aidan que la observaba detenidamente.



— ¿ Está cansada, señorita  Jackman ? — De un salto se puso de pie. Le ardía  la cara por la vergüenza.
— Lo siento señor.  Ellos estaban...
— Sigue gustándole invadir la privacidad de la gente ¿no ?
— No, no, en absoluto. Sólo que al entrar en la biblioteca vi...  En fin , déjelo. Discúlpeme por la intromisión, y ahora tengo que seguir trabajando
— ¿ Cargando cámaras ? ¿ Ese es su trabajo ? O sea, de chica del tiempo a ayuda de cámara.  No es un escalón  muy alto el que ha subido.  Por lo menos antes su rostro salía en la tele.
— No señor, no lo es, y he de agradecérselo a usted.  Me vetó en todos los canales. ¡ Claro todos son suyos!   Vine hasta aquí pensando que sus tentáculos no me alcanzarían, pero compruebo que una vez más estoy equivocada. De nuevo estoy despedida ¿ verdad ?
— Yo no he dicho eso
-—Cierto, pero lo está pensando.  Así que le voy a ahorrar el trabajo: renuncio señor McDowall. Le pido mil perdones por haberme sentado en su confortable sofá y descuide saldré ahora mismo de su casa. Si no es mucha molestia
 Le ruego haga saber a su mayordomo que esperaré a mis compañeros fuera, en el jardín.  Buenos días.

Irguió los hombros y salió de la sala bajo la mirada recelosa de Aidan.  No le había molestado en absoluto que hubiera invadido su espacio .  Sonrió y tan solo dijo " es todo un carácter ".

Nelly salió al exterior como había dicho y paseaba inquieta por el sendero que tanto le gustó cuando lo vio por primera vez.  Los tilos ya no aromatizaban el ambiente:  Ahora eran simples árboles de hojas verdes; la flor ya había desaparecido.  A la izquierda del sendero había otro que conducía a un prado en el que había  un precioso cenador, un columpio y una mesa con unas sillas todo de color blanco impoluto que contrastaba con el verde intenso de la hierba, se sentó en el césped:  Le encantaba el olor a verde recién cortado.  Apoyó sus manos y comprobó que a pesar de no estar muy alto, era mullido y no se resistió a tumbarse.  Corría una ligera brisa que la adormeció.

 Se despertó sobresaltada y se dio cuenta que una  ligera manta , la cubría. Alguien había estado allí y le había dejado dormir,  tapándola para que no se enfriara.  Pensó que había sido Spencer o Scott.  Salió corriendo con la manta en la mano.  Comprobó su reloj y vio que ya era mediodía

— ¡ Dios ! ¿ Como he podido quedarme dormida ? -—Llamó a la puerta apresuradamente, pensando en sus compañeros, pero la doncella que la abrió, le comunicó que sus compañeros hacía rato que se habían marchado.



Le entraron los nervios ¿ Ahora qué haría ? ¿Cómo llegar a la ciudad ?  ¡Vaya papelón había hecho !  Seguramente el sheriff les diría que me había despedido, que no me aguardasen. Pidió permiso para solicitar  que le enviaran  un taxi,  y la doncella le franqueó la entrada. Había un gran recibidor con una enorme mesa de caoba en el centro con un precioso ramo de peonías blancas y color rosa.  Sobre  ella había una bandeja de plata, en donde depositaban el correo diario, y a su lado un bloc con un bolígrafo  también de plata,   y el teléfono.  Estaba marcando cuando la voz de Aidan retumbó en sus oídos

— ¿ Ha sido placentero el sueño ?
—Está visto que hoy sólo he de pedir perdón. Era una tentación y  anoche no dormí bien, así que me tumbé y sin darme cuenta me quedé dormida.  Mis compañeros ya se han marchado..., sin mi.  ¡ Vaya impresión se habrán llevado!
— No se preocupe por eso — respondió Aidan con sorna — Además se había despedido ¿ Recuerda ? Creo que ya no tiene importancia si piensan bien o mal
— Si, claro.  Tiene razón.  Ahora ¿ podría llamar un taxi que me recogiera para irme a casa?
— No, no puede, porque deseo que se quede a comer conmigo. Después la llevaré
—¿ Yo, a comer con usted?
— Si ¿ Qué pasa?
—Pasar, pasar... no pasa nada. Sólo que ...
— Vamos. Olvidemos de una vez nuestros funestos encuentros y empecemos de cero. Yo soy Aidan ¿ Y usted es ?
— Nelly Jackman. Aunque el apellido ya lo sabe-—le contestó sonriendo ante las presentaciones
— Muy bien. Ya nos hemos presentado. Ahora tomemos un aperitivo y después comamos tranquilamente.

Nelly se sentía incómoda.  Nunca hubiera pensado vivir tal situación; la firmeza de ese hombre la intimidaba. Ella ataviada con vaqueros y una camiseta., comiendo con el magnate en un sobrio comedor de estilo ingles de buena madera.  No estaba acostumbrada a esos lujos, y hasta pensó que no sabría utilizar los cubiertos.


— ¿ En qué piensa ?— la voz de Aidan llamó su atención, que en ese momento su pensamiento estaba en otra galaxia
— ¿ Qué desea tomar ?
—Cualquier cosa, no se preocupe. Un poco de agua, por favor
—¿ Agua ? No es  buen aperitivo
—¡ Claro! perdón.    Lo mismo que usted
— Para mi será un Martini
— Bien, pues un Martini también para mi.

  Esperaba que con los vapores del vermut, se le pasara en parte la timidez que este hombre le producía.


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