miércoles, 29 de marzo de 2017

Nadie hablará de mí cuando ya no esté - Capítulo 11 - Amigas

Clara al ver a su amiga, se le cayó el alma a los pies.  La encontró más delgada y sin alegría en la cara.  Sin duda la chica se debatía entre un mar de dudas y tampoco terminaba de encontrar acomodo en su propia casa, después de haber estado libre durante tanto tiempo.¿ Debía permanecer en Madrid, independizarse, ó volver a Escocia? ¿ Reemprender los estudios o buscar un trabajo que la permitiera vivir en el pais, pero no con sus padres?  No terminaba de encontrarse bien,  sujeta a las normas que debía llevar al vivir con ellos.  Y Clara decidió animar a Adela, y para ello, la propuso:

—Vamos, he pedido cita en el salón de belleza. No hay excusa. Tienes que arreglarte ese pelo, depilarte las cejas y maquillarte. No admito réplicas. Me he propuesto darte un cambio, y a poder ser, por dentro también. Y esta noche vamos a salir a divertirnos.  Tienes que sacudirte de una buena vez, todas esas tonterías que tienes en la cabeza. Así que anda, vámonos

Clara, estaba decidida a que Adela cambiara, diera un giro a su vida de 180º. Se había propuesto que su querida amiga, olvidara de una vez, su paso por Escocia.  Dicho y hecho, ambas se encaminaban riendo  hacia el salón de belleza.  La transformación de Adela, fue notable.

— ¡ Vaya !— la dijo Clara una vez el peluquero diera su toque final al cabello de Adela— ¡ Estás guapísima ! ¿ Por qué te has dejado tanto ? No sabes sacar partido a lo que la naturaleza te ha dado.
— No exageres, mujer. Soy normalita, sólo que ahora me he hecho un revoco, y estoy resultona
— ¿Resultona ? Vas a arrasar a más de un corazón. Ya me lo dirás. Ahora nos vamos a tomar un aperitivo. Ya están puestas las terrazas y hace un día precioso de primavera.  Y después te invito a comer.  En Lucio he reservado mesa.

Cogidas del brazo, se dirigieron hacia La Castellana a tomar el aperitivo en la terraza del Café Gijón.  Ante un vermut, Clara preguntaba por sus planes de futuro.

— ¿ Qué vas a hacer?  ¿Por fin te has decidido por algo ?— preguntaba a su amiga
—De momento no he pensado en nada. Estoy muy desorientada, y no sé qué hacer. ¿ Estudiar? no me apetece. Quizá busque un empleo.
— Sería una pena que dejaras colgados los estudios.  Eres muy inteligente y serías capaz de emprender con éxito cualquier carrera que hicieras— comentaba Clara
— Si. Pero ¿ cuál ? Francamente ahora no tengo ganas de ponerme a estudiar.
— Bueno el curso está a punto de finalizar. Tómate estos meses de vacaciones y en Octubre ve a la universidad. Durante ese tiempo explora los campos. Piensa en lo que más te apetecería hacer, en fin... piénsatelo
—He pensado ir de cooperante a cualquier sitio
-—Para hacer ¿ qué ?
— No lo sé.  Estoy bastante desorientada. Primero tengo que centrarme y después...  ya veré
— Está bien. No voy a insistir, ya eres mayorcita

Guardaban un momento de silencio. Adela miraba al frente sin ver nada en especial, solamente pensaba en la conversación que acababa de tener con su amiga. Giró la cabeza y vio a una chica que se dirigía ligera hacia una mesa situada detrás de ellas.  Su cara la resultaba conocida, pero no terminaba de ubicarla

— ¿ Dónde he visto esa cara ? ¿ Dónde, dónde ?

De pronto la situó en otro lugar, en el Lago Ness, e inmediatamente procesó otros rostros: niñas, Mónica y...  Anderson.  Y recordó el flirteo que tuvo con el fotógrafo y la discusión que tuvo con él, referente a ella.

— ¿ De qué te ríes ?— la dijo Clara
— De nada en concreto.  Me he acordado de una excursión que tuve hace algún tiempo.  Por casualidad acabo de ver a una chica que iba como profesora en ese tour
— ¿ Y eso te hace gracia ?
— No exactamente. Se quería ligar al hermano de Aleck, y seguro que lo consiguió. A consecuencia de ello discutimos los dos. La verdad es que no debí hacerlo.  Al fin y al cabo sólo éramos amigos
— Recuerdo que me hablaste de él en una ocasión. ¿ Te interesa ?
— ¡ Qué disparate dices ! Naturalmente que no, sólo me cayó bien.  Le conocí el día de la boda de Aleck. También andaba un poco descolgado de la familia

Adela giró el cuerpo tratando de localizar a Sara, pero debió entrar en el local porque no la vio en la terraza.

— ¿ Nos vamos ? — dijo Clara resuelta
— Si, cuando quieras. Es la hora de comer. Antes voy a ir al servicio
— Yo también. Paguemos la cuenta y entremos

Así lo hicieron.  En el local del café Gijón, había poca gente, sin embargo la terraza estaba llena. Hacía una mañana de primavera preciosa y la gente estaba deseosa de sol, después de un invierno duro y frío.  Pasaron riendo  delante de una mesa en la que estaba sentada una pareja.  Ella estaba disculpándose por la tardanza de su llegada a la reunión.  El hombre la miraba con una media sonrisa, algo aburrida.  Levantó la cabeza cuando las dos amigas pasaron cerca, de modo que las vio de espaldas, pero se fijó particularmente en una de ellas, algo familiar le hizo fijarse y olvidarse por unos segundos que estaba acompañado y que su compañera le contaba algo, que no le interesaba en lo más mínimo.

Hacía dos días que había llegado a Madrid, después de un trabajo en la Amazonia brasileña. National iba a publicar un artículo sobre el desastre ecológico que las empresas madereras estaban haciendo en el pulmón de la Tierra.  Se sentía cansado y estaba deseando llegar a casa.  A su casa en Inverness, con sus padres.  Desde que su hermano se había casado, ellos estaban solos en aquel caserón, y limadas las asperezas con el padre, pasaba algunos días de descanso en su tierra. En más de una ocasión el padre le había recriminado no se hiciera cargo de los negocios familiares

— Yo voy estando viejo.  Antes tu hermano se ocupaba de todo, pero ahora casado y con la alcaldía, no tiene tiempo.  Pensaba que tú alguna vez te estabilizarías y dejarías de trotar por esos mundos de Dios, pero veo que no lo harás.  Sé que es tu profesión, que haces lo que te gusta.  Pero ¿ No has pensado alguna vez buscar una chica, enamorarte y casarte de una puñetera vez?

Recordaba cuando habían tenido esa conversación y la carcajada que soltó cuando su padre puso toda su energía en recriminarle que a su edad, aún no tuviera novia, ni siquiera en el pensamiento.

Las chicas salieron del tocador y entonces la vio de frente.  Ellas hablaban de cosas intrascendentes que sólo a ellas interesaban y no se fijaban en las personas que ocupaban las mesas.

— Perdona, Sara — dijo cortando la charla de su acompañante.  Se levantó de la mesa rápidamente y se acercó hasta las muchachas que ya estaban a punto de salir

— Adela, Adela-—llamó.  La chica giró la cabeza y se quedo sorprendida de ver a quién la había llamado
—¡  Anderson !  ¿Cómo tú por aquí?— le dijo sonriendo

 —Acabo de llegar de un trabajo, e hice un alto en el camino antes de volver a casa ¿ Cómo estás ?  No, no me lo digas porque lo estoy viendo.  Se te ve distinta, preciosa... y más delgada
— ¡ Vaya, gracias !  Yo hace poco que también he llegado, pero ya fijaré mi residencia aquí
— ¿ No vas a volver?
— No.  Quiero organizar mi vida, aunque la verdad no se por dónde empezar. Vamos a comer a Lucio  ¿te vienes ?
— Ya me gustaría, pero estoy acompañado

 Y dijo esto último volviéndose hacia Sara

—Ya veo que seguís vuestra relación.  En fin... quizá otro día
— Mañana ¿Quieres mañana ?— le dijo él cortándola

Adela se quedó callada durante unos instantes y miró a su amiga, que  con un ligero gesto la indicó que aceptara.  Entonces se fijó más en él.  Seguía teniendo el cabello rojo, la tez más tostada y sus increíbles ojos azules.  Una franca sonrisa iluminaba su rostro, esperando una respuesta de ella.  En vista de que no se decidía, Clara la empujó sutilmente con el brazo en la espalda, y comentó dirigiéndose a Adela, pero también a Anderson

— Mañana no puedo salir. Tengo exámenes finales y he de estudiar
—Está bien. Quedamos mañana
—Bien dime la hora y dónde nos juntamos— contesto sonriendo Anderson
— ¿ Te viene bien a las doce ? ¿ En que hotel te hospedas? Pasaré a recogerte
—El caso es que no estoy en el hotel. Me alojo en casa de ella
—¿ De Sara ?  Bien... Entonces seremos tres ¿ verdad ?
— No... Se que no te cayó muy bien. Lo recuerdo.  Sólo duermo allí. Es una buena amiga que me ofrece su hospitalidad cada vez que vengo a Madrid
— ¿ Lo haces con frecuencia?
— No mucho. Sólo cuando tengo que hacer escala de algún viaje. Vengo aquí en lugar de recalar en otro sitio.  Me gusta esta ciudad
—Y ella...   Está claro
— No en el sentido que tu piensas. Es sólo una amiga
— Bueno chicos. Si os veis mañana, lo podéis hablar mientras tomáis un aperitivo. Veo que es una causa pendiente entre vosotros y se nos está haciendo tarde— dijo Clara para cortar la violencia que se estaba creando entre ellos
— Perdonad, os estoy entreteniendo. ¿ Quedamos en Sol?
— De acuerdo, en la estatua,  a las doce. ¡ Ah ! Anderson... no me importa que ella venga también
—No te preocupes, ella trabaja, y yo me muevo a mi aire.  La mayoría de los días, cada vez que vengo, me dedico a ver museos. Siempre son paradas cortas
— Bien, pues entonces hasta mañana. Me alegro de haberte visto

Se dieron dos besos en las mejillas y se dirigieron a la salida.  El se demoró unos instantes viendo cómo se alejaban  Al salir Clara interrogaba a  su amiga interesándose por ese hombre  tan interesante, y Adela  le quitaba importancia , como no dando a demostrar que le fastidiaba que él siguiera con la amistad que establecieron en el Lago, y que a ella no la gustó nada.  Mientras comían se olvidaron del encuentro y siguieron contándose las anécdotas que habían vivido cada una por su lado

— A mi me gusta Federico. Hemos salido ya unas cuantas veces.  Quiere presentarme a sus padres, pero yo aún no quiero.  Es demasiado pronto— explicaba Clara
—¿ Cuánto tiempo hace que le conoces?— preguntaba interesada Adela
—Unos cuatro meses, más o menos. Termina la carrera este año. Le he dicho que yo terminaré la mía dentro de dos, que no piense en nada formal hasta entonces
— Pero ¿ Le quieres?
—¡Naturalmente! Me gusta muchísimo, pero sabes que soy una mujer práctica y quiero asegurarme de terminar los estudios antes de comprometerme en serio con alguien. Si te casas y después sigues estudiando,  hasta finalizar, se te hace todo más difícil.  Eso suponiendo que no te quedes embarazada en el transcurso.  No. Esperaré hasta acabar.  Si verdaderamente le intereso, esperará. Y si no pues...  puerta
— ¡ Ay querida Clara ! No le amas.  Si le quisieras dejarías todo por ser su mujer
— ¿ Cómo tu ? Por ejemplo. Y ¿ de qué te ha servido ? ¿ Por qué no te fijaste en su hermano ? Está francamente bien, y a él le interesas
—No digas tonterías.  Ya le has oído está con esa chica. A mi ni siquiera me ha llamado ¿ Es eso interés?
— Te mira de una forma especial. Tú estás obsesionada con su hermano, pero a él le gustas...  Y mucho, diría yo.
— Anda, anda.  No sabes lo que dices

 Y eso fue todo lo que respondió a Clara.

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