viernes, 24 de marzo de 2017

Nadie hablará de mí cuando ya no esté - Capítulo 6 - A & A

En los últimos días de campaña, el ritmo en las oficinas de Aleck, era frenético.  Adela se había integrado plenamente en la maquinaria electoral, pero no disponía de mucho tiempo.  Su trabajo en el hotel sólo la dejaba libre los fines de semana, aunque no todos y, el día de libranza.  Aleck , apenas iba por la oficina.  Implicado en su elección daba mítines en los colegios, en las plazas públicas, en cualquier sitio en el que pudiera ser escuchado.  Y por fin llegó el día de las votaciones.  Todos estaban reunidos en la delegación, todos, menos Adela, por motivos obvios de su trabajo. Fue,  cuando ya cerrados los colegios electorales, comenzaron los recuentos, y Aleck alcanzó el triunfo.  Cuando ella llegó,  después de salir del hotel, estaban todos los componentes del equipo celebrando el éxito.  Al entrar, emocionada constató la alegría de todos .  Buscó con la mirada a Aleck, que atendía a un periodista de un canal local.  Al terminar, él giró la cabeza y,  la vio a la entrada del recinto, y se dirigió hacia ella tendiéndola los brazos

— Pasa Adela, tú también has formado parte de este sueño. Debes celebrarlo con nosotros


La abrazó y,  ese abrazo fue para ella algo inusitado.  Lo deseaba durante mucho tiempo, pero nunca pensó en que alguna vez lo conseguiría, sin embargo sabía que aquello era casual,  motivado por la alegría del momento.  Nunca  había concebido ilusiones respecto a él.  Sabía que tenia novia y que estaba muy enamorado de ella.  No tenía ni la más mínima oportunidad de ser algo más que una buena amiga.  Estaba resignada a ello, pero sólo aspiraba a estar cerca de él, aunque fuera desempeñando el papel de telefonista.  Pero ya había concluido todo el trabajo, ya no la necesitaba.  Volvería a su rutina del día a día:  los turistas y el hotel.  Mientras tanto asistiría impasible a los preparativos de su boda.   Se estaba planteando, el regreso a España, puesto que ya no tenia motivos para quedarse lejos de sus padres.

— Quizá con tierra de por medio, consiga olvidarle y pueda seguir con mi vida lejos de él.

Llegó el día de la boda de Aleck y Maureen.  Todos los componentes del equipo electoral fueron invitados, incluso Adela. Fue uno de los días más tristes que nunca había vivido, por eso en cuanto pudo, se fue de la fiesta, que era celebrada junto al Lago, en  donde le vio por primera vez.  En el fondo se alegraba por la pareja, se les veía felices y en realidad todo se había forjado en su imaginación.  Sabía perfectamente que había sido una utopía, que nunca debió concebir ninguna ilusión, pero en los sentimientos es difícil ordenar lo que  es correcto hacer.

Salía llorosa del restaurante con la cabeza baja, cuando se cruzó con un hombre alto como un castillo, con el pelo rojo como el cobre, que saludaba a los empleados del restaurante con mucha familiaridad. En su rostro había rasgos que la resultaban familiares, pero preocupada como iba, no reparo a penas en ello.

— Hey, muchacho ¿ cómo estás? ¡ Cuanto tiempo sin venir por aquí !— saludaba Henry, el administrador
 —Se ha casado mi hermano. ¿ Crees que me lo iba a perder?— respondió el recién llegado

Adela escuchó estas breves palabras mientras se dirigía  al ascensor.  Entonces, por curiosidad, olvidó su amor frustrado por unos momentos y giró la cabeza para mirar al desconocido.  No sabía de la existencia de ese hermano de Aleck.  Nadie le había comentado nada, ni nadie había mencionado su nombre.  Le pareció un muchachote grande como un armario, de tez tostada por el sol y de una amplia sonrisa.  Por unos breves instantes, sus miradas se cruzaron, justo cuando él giró la cabeza para saludar a la telefonista de la centralita.

Ella siguió su camino y Anderson, que así se llamaba el muchachote,  prosiguió saludando a todo el que se acercaba por Recepción.  Sin duda alguna gozaba de la simpatía y conocimiento de todos.  "Qué extraño, nadie había mencionado su nombre nunca", pensó intrigada  " ¿ por qué?  ". 
 Las últimas palabras que escuchó, fueron que se hospedaría en el hotel y no en casa de su familia

— Aquí tendré más libertad para entrar y salir.  Ya sabes, Henry, que mi padre y yo tenemos opiniones contrapuestas— decía el desconocido

 A punto de entrar en el ascensor, Adela presenció una escena inusitada entre Aleck y Anderson.  Aleck salía en busca de Adela  para ver por qué se marchaba tan pronto de la fiesta, cuando se encontró cara a cara con  su hermano.  La frialdad del ambiente podía cortarse, y todos los que allí estaban presentes, miraban desconcertados a uno y otro sin articular palabra.  Fue Anderson el que se adelantó abrazando a su hermano

-—Aleck, hermano.  Dame un abrazo.  Nunca pensé que serías un serio ciudadano escocés casado y político.  ¡Cuánto has cambiado !
—Anderson, hermano. No te imaginas la alegría que tengo porque por fin hayas podido venir, aunque hayas llegado tarde a mi boda
— Lo siento.  No pude enlazar los aviones, pero estoy aquí. Subo a cambiarme para estar presentable y saludaré a mi cuñada ¡ Quién lo iba a decir !
— Están, como es lógico, papá y mamá... 

 Aleck dejó esas palabras en el aire.

La escena era presenciada por Adela junto a la puerta del ascensor que la conduciría hasta su dependencia, ya que ahora vivía en el hotel.

— Perdona Anderson, tengo que hablar un momento con Adela
— ¡ Adela !  ¿ Quién es Adela ?
—Es la muchacha que espera al ascensor.  Una amiga

Anderson giró la cabeza y nuevamente sus miradas se encontraron, mientras los dos hermanos iban en su dirección.

— Adela, espera por favor

Aguardó a que llegasen, y entonces esbozó una triste sonrisa.  Lo que menos le apetecía era ver el rostro de Aleck que irradiaba felicidad

— Quiero presentarte a mi hermano Anderson. El viajero impenitente que ha asistido a mi boda casi por los pelos 

  Una carcajada franca brotó de los labios de Anderson.  Adela también sonrió y estrechó la mano  que la tendía

  —De haber sabido que tienes amigas tan bonitas, hubiera llegado antes— dijo dirigiéndose a su hermano, pero mirando a Adela
— ¿Por qué te marchas tan pronto? —  dijo Aleck
— Mañana tengo un grupo de adolescentes a primera hora.  He de dormir mucho y reponer fuerzas para lo que me espera— contestó Adela riendo
— ¿ Trabajas en el hotel ?— preguntó  Anderson
— Si. Soy la intérprete
— Estupendo, entonces nos veremos.  Pienso quedarme unos días por aquí— repuso él— ¿ Por dónde iréis?
—Al Lago... Son adolescentes y seguro que querrán ver a Nessy— respondió ella riendo
— ¿ Puedo ir en vuestro grupo ? Aprovecharía para hacer algunas fotos. Es un lugar hermoso
— Por mi no hay inconveniente— respondió ella
— Oídme, lamento interrumpiros, pero soy uno de los protagonistas del día.  He de atender a mis invitados— dijo Aleck y desapareció a paso ligero para incorporarse a la fiesta

Se quedaron los dos frente a frente. Cada uno examinaba al otro, pero ningún pensamiento trascendió

— Hum... No está mal.  Pero no tiene nada que ver con Aleck. El es mucho más guapo que éste—
 Pensaba ella

— Guapa, si señor, muy guapa ¿ De dónde será ? ¿ Debo invitarla a tomar una copa, ahora?— pensaba Anderson — No te vayas tan temprano. Te invito a tomar algo al bar, algo ligero— la dijo
— Es que mañana he de madrugar...  Pero bueno, algo rápido
— Estupendo. Me presento: Soy Anderson  McLaughlin, el hermano pequeño de Aleck
— Soy Adela  Montoro, y no tengo hermanos— rió ella
-—Bien... Ya nos conocemos. Ahora tomemos esa copa—la dijo indicándola la dirección del bar. Y hacia allí se dirigieron
— ¿No tienes que saludar a tus padres...  a tu cuñada?
— Si, claro.  Lo haré más tarde. Nadie me echará de menos, y nadie me esperaba.  Ya has oído a Aleck. Les he sorprendido
— ¡ Ah !

 Es todo lo que ella pudo responder.  Intuía que las relaciones paterno filiales no eran precisamente exquisitas, pero... ¡ Su cuñada! ... - ¡ Qué extraño comportamiento ! Seguro que hay algo raro en esta familia.
— ¿ Cómo aterrizaste en el hotel de mi familia ? Porque tu eres extranjera ¿ no ?
— Es una larga historia. Vine a estudiar, me gustó el lugar y, me quedé aquí. Tu hermano me ofreció el trabajo y ahora también vivo en el hotel.  Pero no será por mucho tiempo... pienso regresar a casa
— ¿ De dónde eres?
— De España, de Madrid concretamente

  —Conozco tu país. He ido muchas veces.  Me encanta el norte, quizá porque es más parecido a mi tierra
—¿ A qué te dedicas ?
— Trabajo como fotógrafo para National .  Hago reportajes de todo tipo, ello me permite viajar que es lo que me gusta.  Hace años que me dedico a esto. Bueno empecé con veinte años
— Es apasionante, pero tanto viaje ¿no te cansa?
— En absoluto.  No tengo hogar fijo así que soy como el caracol: voy con la casa a cuestas. Ja, ja, ja
— Es muy agradable la conversación pero creo que debemos dejarlo para otro momento. Tú tienes que saludar a tu familia, y yo he de acostarme pronto, si no mañana estaré de un humor de perros.
— Si, tienes razón. Te acompaño hasta el ascensor. ¿ A qué hora he de estar preparado y dónde aguardo?
— Espero que el grupo llegue sobre las once. Vienen de Edimburgo. Rápidamente saldremos para el Lago y allí pararemos para comer. Espera en la puerta principal del hotel
— Muy bien. Pues entonces será hasta mañana
— Hasta mañana,  Anderson.  Se puntual
— Lo soy siempre como buen británico
—Ya. Unos tienen la fama...
— ¿ Cómo dices ?
— No, nada.  Es un dicho de mi país. Buenas noches
— Buenas noches Adela. Procura dormir bien
— Eso haré.

El se bajó en la segunda planta y ella siguió hasta la última en donde estaban los aposentos del personal del hotel.

— Es simpático—  Pensó con una sonrisa.

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