viernes, 16 de octubre de 2015

Los silencios - Capítulo 3 - Vivir separados

No podía creer lo que estaba sucediendo, lo que acababa de ver. Salió todo lo deprisa que pudo del edificio  no dándose cuenta de que su coche estaba aparcado en el garaje del bufete.

Con los ojos llenos de lágrimas paró a un taxi y le indicó la dirección de su casa. Estaba aturdida, no podía pensar. La imagen de su marido jugueteando con aquella mujer se repetía en su cabeza una y otra vez; le producía un dolor tan intenso que no podía respirar.

Al llegar,  apenas si podía introducir la llave en la cerradura para abrir la perta, al cabo de unos instantes la pudo abrir y subió corriendo las escaleras para encerrarse en su cuarto ¿ Qué es lo que debía hacer, irse de casa, llamar  a Thomas, su suegro,  que siempre le había demostrado cariño, ¿Qué?


De repente sintió unos pasos acelerados que subian las escaleras en dirección a su habitación, y al poco unos golpes en la puerta:

- Abre,  abre por favor. Deja que te explique. Por amor de Dios, no es lo que tu crees. Vamos déjame entrar. Hablaremos. ¿Cómo puedes pensar otra cosa?, yo te quiero y tu lo sabes. Abre, vamos.

- Márchate, por favor. No quiero verte. Eres un canalla. No quiero ni oír tu voz, me hace daño el escucharla.Déjame en paz, vete, vete,vete, y rompió en sollozos.

Robert no paraba de hablarle repitiendo una y otra vez que no había ocurrido nada, que estaba confundida que ella era su único amor, pero Miranda no paraba de llorar y no pensaba en abrir la puerta. Robert  no insistió y bajando las escaleras entró en la biblioteca. Allí delante de una fotografía de ambos, pasó sus dedos por la cara de su mujer  acariciándola,  y preguntándose  cómo podía solucionar el problema surgido. .  Las horas pasaron lentamente; la casa totalmente en silencio.


 Ya de madrugada, se oyeron unos pasos tenues bajar las escaleras. Miranda  se dirigió a la cocina. Las sienes le latían con fuerza,  y sus ojos hinchados de tanto llorar la escocían, por lo que decidió tomar una aspirina.  Buscó en el armario donde solían estar y se sirvió un poco de leche.  Entonces se dio cuenta de que no estaba sola. En un rincón semi a oscuras, estaba Robert con un vaso de whisky en la mano. Él  la miró fijamente y se le partió el corazón de verla con aquella cara demudada.

Su rostro    había cambiado en pocas horas.   Se había endurecido y un rictus de amargura marcaba la comisura de los labios.  Antes de salir de la habitación,  él se levantó, se dirigió hacia ella y la abrazó, pero Miranda  de un empujón le apartó de si bruscamente.

-¿Cómo has sido capaz de hacerme esto, y ahora ¿ vienes a pedirme perdón?  ¿No tenías bastante con mi cariño, tenías que buscarlo en otra parte ?. Pues muy bien, de ahora en adelante nuestras vidas se separan,  aquí y ahora. No quiero volverte a ver en mi vida. No podría soportar que tus manos me acariciaran pensando que horas antes, quizá hubieras acariciado a otra mujer y posiblemente le habrás dicho las mismas palabras de amor que a mi me dedicas, y seguro te habrías acostado con ella, y para cubrir el expediente me harías el amor. Así que no me vengas con esas ahora.  Debiste haberlo pensado antes.  Tengo la escena grabada a fuego en mi memoria, y es algo que no te perdonaré.  ¿ Por qué lo has hecho? ¿ Acaso no tenías bastante conmigo ? ¿ No satisfacía tus deseos sexuales ?  Soy una mujer joven todavía.  Los hombres me miran por la calle ¿ qué es lo que necesitabas?, dime ¿ qué ?¿Qué clase de amor es el tuyo?, si es que alguna vez me has querido, claro. ¿No significo nada el día de ayer para ti? ¡ Cómo te habrás reído de mi ! Habrás pensado:" mira esta tonta, se cree todo lo que la digo, se cree que es la única  mujer de mi vida ".

De golpe se acordó de que llevaba la pulsera que él le había regalado el día anterior. La desabrochó, se quitó la alianza y el anillo que llevaba y todo lo puso sobre la mesa,  al lado de Robert.

-Tu y yo no tenemos ya  nada en común. Voy a abandonarte y dentro de unos días posiblemente....


- Posiblemente... ¿ Qué significa eso, qué quieres decir ?

- Nada, no quiero decir nada.  Pero puedes imaginarlo

- Debes haberte vuelto loca, si es lo que imagino.  Vas a tirar a la basura nuestro matrimonio, por una tontería

- ¿ Por una tontería ? Ja.. ¿ y si fuera al revés ?

- Sigues diciendo sandeces. Ni lo imagino.  Tú no eres de esas. Tú me quieres

- En eso tienes razón, pero ¿ sabes ? hasta la llama más fuerte, se apaga con un soplo de aire.  Tú lo has convertido en huracán.  Nada será igual.  Siempre tendré la duda.  Has herido profundamente mi amor propio, y has hundido hasta el límite mi auto estima. Francamente, Robert, no lo merecía.  Te consagré mi vida, a ti y a nuestros hijos.  No trabajé hasta que ellos fueron mayores, y ahora, justo ahora, cuando estoy cerca de una edad...

- ¿ De qué edad ? Dime... estás divagando. Todo ésto no tiene sentido. Es una locura. Al menos déjame explicarte lo ocurrido

- No quiero saber nada. Lo he visto con mis propios  ojos. ¿ Me quieres decir que el que se abrochase el escote del vestido, era un "accidente ". ¿ Qué habías manoseado su cuerpo por error ?  ¿Es eso lo que quieres explicarme ?  No tienes ni idea de lo que sentí en ese momento.  El suelo se hundió a mis pies.  He estado ciega, porque yo presentía desde hace tiempo que algo no funcionaba entre nosotros.  Pero me cegué.  Sencillamente, no quise verlo.  pero fue tan claro lo que presencié  en tu despacho, que se me cayó la venda de los ojos.  Así que ahórrate las palabras porque no van a seducirme. Acabas de poner punto y final a nuestra historia de amor.  Dentro de unos días, cuando esté más calmada,  me pondré en contacto con un abogado.   Por supuesto no con uno de tus compañeros que siempre estarían a tu favor. El próximo fin de semana me desplazaré para ver a los chicos y contarles la decisión que he tomado. La explicación del por qué se la tendrás que contar tú.  Te pido por favor que te traslades a otra habitación hasta que encuentre una  casa en la que  vivir.. y pueda mudarme. Quedará la puerta cerrada con llave, así que si tienes que coger algo, hazlo porque después no podrás entrar.

Fue tajante y tan segura de si misma que Robert no pudo  articular palabra sabiendo,  además,  que tenía razón para proceder así.

-Por favor, Miranda , se que merezco ésto, que tienes razón, pero no es como te lo imaginas. No ha habido nada entre nosotros, simplemente era una broma. Inexcusable por mi parte, pero yo te quiero, eres lo más importante que he tenido nunca y no es posible que rompamos algo tan grande como lo que existe entre tu y yo.Anoche volvimos a vivir algo muy especial.  ¿Crees acaso que fingía, me crees capaz? Si lo piensas así,  es que a pesar del tiempo que llevamos juntos,  aún no me conoces.

Ella se volvió y mirándole a los ojos, le preguntó:

-¿Y si hubiera sido yo la que "jugaba" con otro hombre, pensarías que era una tontería? Lo que ocurre es que estás muy seguro de mi. No te das cuenta de que soy atractiva para los hombres, y sí,   me miran cuando voy por la calle y en la galería más de uno me ha invitado a cenar. Nunca, óyelo bien, nunca,  acepté ni permití ninguna "broma", porque tú has estado presente siempre en mi vida.  Pero ahora va a ser distinto, voy a salir y entrar cuantas veces desee, y ¿por qué no?,  si se tercia me acostaré con alguno.  Yo también tengo necesidades ¿ sabes ?Tú lo has hecho, la diferencia está en que yo te he avisado.No tienes nada que reprocharme puesto que quién ha roto las reglas del juego, has sido tu. Así que desde ahora viviremos separados. Buscaré un apartamento cuando mis abogados me lo aconsejen, mientras tanto para mi es como si no existieras y procuraré cruzarme contigo lo menos posible. Ya no tengo más que decir.

Y dando media vuelta salió de la cocina, dejando a Robert en la más absoluta desolación


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Entradas populares