jueves, 15 de octubre de 2015

Los silencios - Capítulo 2 - Infidelidad

Amorosamente cogidos del brazo se dirigieron al coche que Robert había dejado por un momento aparcado en la puerta de la galería. Miranda  estaba contenta y al despedirse de su compañera le anunció que se tomaría la tarde libre, y mirando a su marido le dijo:



-Y tú ¿te la tomarás libre también ?

Robert la miró sonriendo y haciéndola una caricia en la barbilla, le dijo:

-¿Tú qué crees? Es una fecha muy señalada para nosotros, estoy con mi esposa y lo tenemos que celebrar. Tiene que ser un día especial.

Riendo los dos, felices de estar juntos, entraron en el coche y partieron rumbo al restaurante.  La llevó a un lugar de increible belleza, al aire libre, repleto de flores y con un estanque en el que nadaban algunas aves y peces. Era la primera vez que la llevaba y se quedó asombrada. Estaban solos, Robert lo había contratado así. Se sentaron en una mesa al borde del jardín y el camarero,  solícito,  se acercó por si deseaban tomar algo antes de comer:

- ¿Qué deseas beber, cariño?

-Lo mismo que tú

Un Martini fué lo elegido y mirándose a los ojos se dijeron sin palabras que eran felices de estar juntos. Robert sacó un estuche del bolsillo de su chaqueta y se lo ofreció a su mujer. Ella le miró  con ojos asombrados y abrió el estuche quedando ante su vista una pulsera en oro blanco en cuyo reverso leyó la siguiente frase:
-"Llévame siempre contigo"

Nnerviosa se levantó un poco de la silla y poniendo las dos manos en el rostro de su marido, le besó largamente y a continuación le indicó la muñeca para que se la pusiera. La sobremesa transcurrió entre risas y anécdotas de los años de su noviazgo, de la forma en que se conocieron y del primer beso, cuando eran apenas unos adolescentes. Volvieron al día de su enlace, a la culminación de sus deeos y a las dificultades que tuvieron que pasar en los primeros años de matrimonio, antes de que Robert empezase a trabajar en un bufete importante.



Luego los años pasaron rápidamente . Durante el primero, ella se quedó embarazada, tuvieron a la niña y después al niño. Eran felices, muy felices. Se amaban y tenían dos hijos maravillosos. Lo compartían todo, se reían por cualquier cosa y cada vez que se miraban se reflejaba en sus ojos lo enamorados que estaban.

Poco a poco fueron consiguiendo las metas que habían trazado para sus vidas, pero a medida que iban quemando etapas, sin apenas darse cuenta , se iban distanciando; al principio muy poco y después empezaron a incomunicarse hasta llegar al día de hoy en que los desayunos eran silenciosos.

Su amor seguía ahí, pero ya no era con la misma vehemencia del principio. Miranda  de sangre más viva se lo recriminaba y él pacientemente la dejaba desahogarse, la escuchaba, sonreía y la daba un beso que la aplacaba completamente. Al verles se diría que ella amaba más a su esposo que él a ella, sin embargo al ser de un carácter más tranquilo no significaba que no la amase, nada más lejos,  estaba loco por ella; por eso  ella  no entendía porqué no se comunicaban como antes.

Al día siguiente de celebrar su aniversario,  la rutina les invadió de nuevo, pero estaban más cariñosos, más sonrientes e intercambiaban caricias cada vez que tomaban una tostada, se echaban el café o se pasaban el azúcar. La noche la pasaron como en los buenos tiempos, y eso animó a Miranda  a proponerle que volviera pronto a casa y podrían acudir al teatro o a bailar, a lo que Robert le dijo:

- Humm, mi amor, creo que esta noche terminaré muy tarde. Tengo que terminar unos alegatos para un juicio de la semana próxima. Tendré que repasarlos una y otra vez. No te lo confirmo, si acaso te llamaría para que te prepararas ¿ de acuerdo?



-¡ Oh! no se puede tener todo¿verdad? El día de ayer fue grandioso y hoy sin embargo me temo que voy a estar sola. Bueno mi amor, lo primero es lo primero. Te quiero ¿lo sabes?

-Yo te quiero más, eres mi latina preferida, mi fierecilla. Ah! estás en plena forma ¿Eh?, y riendo besó a su mujer y salió hacia el coche.

Ella también partió al trabajo, pero no tenía ganas de trabajar. Era feliz, habian sido muy felices aquel día y quería guardar en su memoria todos los momentos vividos.Ya sabía lo que iba hacer:

- Iré a Cambrinus, me prepararán unas ostras, langosta y cualquier otra cosa que me apetezca. Un buen vino y comeremos los dos en la oficina. Será rápida, pero bueno al menos no lo haremos solos cada uno por un lado.

Al llegar la hora hizo lo que había pensado y con el paquete en la mano, tomó el ascensor que la conduciría al despacho de su marido. Los empleados se habían marchado a almorzar y solamente se oia un rumor cercano al despacho y se encaminó hacia el lugar.

- Robert, llamó bajo a su marido

No obtuvo respuesta pero unas risas ahogadas y unos pasos apresurados hizo que se alarmara y pensara que algo raro estaba allí ocurriendo y decidida empujó la puerta y vio que su marido estaba sentado en el escritorio atusándose el cabello y de pié, de espaldas había una mujer que se abrochaba los botones de un vestido. No necesitó ver más. Ella presentía que en su matrimonio ocurría algo, pero se resistía a pensar en lo que acababa de ver. Miró a Robert fijamente y con la voz entrecortada le dijo:

-¿Cómo has podido hacerme esto después de lo de anoche? Toma, he sido tan tonta que hasta he elegido el menú con que pensaba que comiéramos los dos. Es a base de marisco, os vendrá muy bien . Que os aproveche.

Y dando un portazo salió de la estancia a toda prisa, yendo su marido detrás de ella. La alcanzó en el ascensor y agarrándola de un brazo quiso retenerla, pero la mirada de ella le dejó petrificado y soltándola, la dejó ir.

1 comentario:

  1. Buena historia, una fantasía que cualquier mujer puede tener. http://www.medicacenterfem.com/interrupcion-legal-del-embarazo.php

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