martes, 13 de diciembre de 2016

Los hijos O'Connor - Capítulo 10 - La negativa

En una de las llamadas de Iris a sus hijos,  cuando regresó a Irlanda, Vicky abordó el tema de la separación.  Lo había ido demorando de acuerdo con Philip, pero la impaciencia de su padre la obligó a abordar el tema





- Mamá, tengo algo que decirte
- Pues dime, hija
- Papá estuvo aquí mientras tu estabas en Nueva York. Está abatido, muy abatido. Desea enormemente volver a verte y nos ha pedido le digamos dónde estás. ¿ Podemos decirlo?
- No, ni hablar.  Sé que vendría a verme pero no me encuentro con fuerzas para enfrentarme a él. Necesito tiempo; si habláramos ahora sé que le haría reproches muy duros, le haría daño porque tengo razones para ello, pero no quiero lastimarle, aún le amo, pero . . . es pronto todavía.  No quiero verle aún, así que decirle que no quiero , sería muy duro para ambos
- Pero mamá. .  él está arrepentido y te quiere, te quiere muchísimo. Ha envejecido un poco y está hundido. ¿ No crees que deberías perdonarle?  Y hablando de perdones. . . yo. . . tampoco me porté bien contigo y al reconocerlo me duele en el alma lo que te he hecho sufrir, no me imaginaba lo que estabas viviendo. Perdóname, mamá. Te quiero muchísimo. . .
- Lo sé, cariño, lo sé. No tengo nada que perdonarte, no seas chiquilla
- A mi me perdonas y a papá no. . .
- Cielo, sé que algún día perdonaré a tu padre, pero el dolor que me ha producido, junto con la decepción no puedo olvidarla. . . de momento no puedo, lo siento. Así que no insistáis, no puedo verle por ahora.




A Vicky le costó un gran disgusto el transmitir a su padre la respuesta de Iris. Tenía que regresar ya a Irlanda, le reclamaban los negocios que había ido aplazando para tratar de solucionar su tema personal, pero ya le instaban a decidirse y había de regresar.  Descorazonado volvió a su rutina diaria.

Iris no podía seguir viviendo en la mansión O´Connor, ya que posiblemente él acudiría en cualquier momento y no tenía fuerzas para volverle a ver, así decidió cambiar de residencia: viviría en Cork. De esta forma no habría posibilidad de encontrarse con Brendan.  Recordó que había ofrecido a Clive y Rachel viniesen durante el verano a visitarles, y pensó

- Si vienen, habrá tiempo para volver . Y se dirigió a Cork en busca de un apartamento para vivir.


La encantaba esa ciudad, su paisaje, su historia, sus gentes. . . Se sentía muy a gusto allí y buscó una inmobiliaria. Quería un piso pequeño, para ella sola sería suficiente con un dormitorio.  Amablemente la persona que estaba al frente del establecimiento le mostró varias opciones y puesta de acuerdo, acompañó al empleado a ver el apartamento. Cerró la operación al haberle entregado las llaves. Efectuaría la mudanza al día siguiente. En realidad sólo tenía que llevar una maleta con su ropa, que es lo que había sacado de la casa familiar,  al separarse.


Luis estudiaba sin descanso e iba sacando los cursos sin demasiados problemas. La ayuda del sueldo de Vicky, hacía que él trabajase menos horas para dedicarse más al estudio. Quería terminar cuanto antes, conseguir el MIR y organizar sus vidas. Deseaban tener un hijo, pero hubiera sido una temeridad tenerlo en esos momentos ya que ella hubiera tenido que dejar de trabajar y necesitaban el sueldo si querían conseguir pronto lo que habían planeado. Tendrían que esperar un poco tiempo más. Se querían, se querían muchísimo y al verles felices, Vicky contaba con el cariño sin reservas,  de la madre y abuela de Luis que la veían como a una hija. Luis era plenamente feliz y bendecía el día en que recibió un empujón en la cafetería de la facultad y le permitió conocer a la que ya era su mujer, aunque aún no estuviesen casados.

Vicky había  dejado de escribir su novela durante un tiempo. La situación de sus padres la preocupaban sobremanera sabiendo además que ambos se amaban. Su madre les había comunicado su cambio de domicilio para evitar a su padre, y eso le dolía porque estaban nadando entre dos aguas, ya que a los dos les quería enormemente, pero debía respetar el criterio de su madre.

- Quizá tenga razón, pensó,   Ella le conoce mejor que yo, aunque  tiene que ser muy doloroso tomar esa determinación, le quiere muchísimo. Es una mujer fuerte y ha superado cosas muy graves que han pasado en su vida. Confío que ésta también la supere.

Cuando llegó Luis a casa, la encontró muy baja de moral y abrazándola  la hizo sentarse sobre sus rodillas al tiempo que la preguntaba

- Vamos a ver ¿ qué te ocurre?¿ Estás enfadada conmigo?


- Nooo mi amor. Nunca me enfado contigo, tienes mucha paciencia -,  le dijo mientras le besaba -.   Pero es que la situación de mis padres me tiene muy preocupada. Pienso que a pesar de que se adoran están perdiendo el tiempo. . . Deberían estar viviendo juntos de nuevo- le dijo un poco enfadada
- Cielo, no puedes intervenir. Se trata de sus vidas y tienen que solucionar sus problemas.  Pienso que aunque ahora lo pasen mal, a la larga volverán a estar juntos. Haz caso a tu madre, ella es la que mejor conoce la situación,  y a tu padre. A mi también me duele que estén en esta situación; yo también les quiero y deseo que todo se normalice, pero tendremos que esperar, no podemos tomar partido por ninguno de los dos.  Quizá nosotros también tengamos problemas semejantes y no nos gustaría que interviniesen en lo nuestro
-¿Serías capaz de ponerme los cuernos?- dijo Vicky
- ¡ Hummm, lo tendré que pensar ! y jugueteando con ella se dirigieron al dormitorio.

Echados uno junto al otro pensaban en la conversación que habían tenido referente a Iris y Brendan. Habían descargado adrenalina y Vicky se había calmado.  De nuevo había recuperado la inspiración y decidió recobrar la escritura de su primer libro

- ¿ Estás más tranquila ?- la preguntó Luis
- Sí. . .  Tú eres mi mejor medicina.-  Rieron los dos y se besaron

El tiempo iba pasando y el verano se acercaba.  Philip terminó su curso con excelentes notas. Terminaría su carrera en  un año, el último. Y después se convertiría en el ayudante de su padre, pero durante las vacaciones recorrería cada sección de la empresa para aprender el manejo de todo el negocio.  Estaba impaciente; le gustaba la carrera que había elegido y el ser el nuevo O´Connor, le llenaba de entusiasmo.  Quería hacer las cosas bien para no defraudar a su padre que había puesto su confianza en él, pero al mismo tiempo deseaba que Brendan puediera organizar su vida al lado de su madre prestándole más atención. Deseaba con todo el alma que entre sus padres volviera a reinar la armonía y la paz.  Como Iris pensaba, Brendan decidió pasar las vacaciones en Donegal y hasta allí se dirigieron también sus hijos, incluido Luis.  Eran felices, pero les faltaba alguien importante: Iris.  Era lo único que empañaba su felicidad.  Llegó un correo de Clive anunciando su llegada con  Rachel

- ¿ Quién es Rachel, su mujer?,- preguntó un despistado Philip
- No Philip, es su hija.  Tiene una preciosa hija,- respondió Brendan

Clive y Rachel llegaron entrada la mañana. Clive se quedó mirando la fachada de la mansión     ´O'Connor recordando sin duda los años vividos por aquellos parajes en su juventud.  Faltaba de allí hacía mucho tiempo, y aquellos años desenfadados y alegres, volvieron a su memoria. Había muchas personas que ya faltaban y ellos mismos entraban en la madurez, y sus vidas habian cambiado como en aquella época no podían imaginar.  Rachel cogida del brazo de su padre, aguardó unos instantes, comprendiendo lo que pasaba por la cabeza de Clive.



A su encuentro, con Brendan al frente, salieron todos los habitantes de la mansión. Los dos amigos se fundieron  en un entrañable abrazo. Ambos emocionados reian incapaces de pronunciar palabra. Sus vidas habían cambiado ¡ tanto !
- No me digas que esta preciosidad es la pequeña Rachel. .Clive rió orgulloso de mostrar a  aquella jovencita.  La última vez que la había visto Brendan, era apenas una pequeñaja. Aún Clive era feliz en su matrimonio y Brendan en el suyo.  De golpe Iris se hizo presente. Como si de una transmisión de pensamiento se tratara, ambos amigos se miraron intensamente. Clive sólo acertó a decir

- Lo siento Brendan. Está espléndida. Has de saber que siempre estuve un poco enamorado de ella. Pero te prefirió a ti.
- Lo sé. Recuerdo que fuiste el único que rechazo la apuesta. Pero dime ¿ La has visto ? ¿ Cuando?   ¿Dónde ?
- Nos encontramos por casualidad en un restaurante y sí, salimos a cenar un par de días antes de que regresara.  ¿ Cómo pudiste hacerlo ? Está guapísima. ¿ Cómo pudiste volverte loco?

Ambos amigos caminaron hasta la casa con un brazo sobre el hombro del otro. Estaban felices de volverse a ver. Tenían mucho de qué hablar.    Mientra tanto los chicos charlaban animadamente. Vicky, al no estar Iris, hacía las veces de anfitriona disponiendo los aposentos como una perfecta ama de casa. Philip,  tantas veces charlatán, había quedado impresionado por la belleza de Rachel.  La había imaginado bonita, ya que su madre se lo había comentado, pero no hasta tal punto.  Era simpática y muy segura de sí misma. Impresionó vivamente al muchacho.



En un aparte Vicky consultó con su marido  que quizás fuera la ocasión de que su madre se acercara hasta allí y tuviera un encuentro con su padre

- No sé cariño. No creo que sea buena idea. Puedes crear violencia, no entre nosotros que estamos en ello, pero sí en los huéspedes. Tú sabes cómo podría reaccionar tu madre.
- Quizá tengas razón, pero yo voy a intentarlo de todos modos - Transcurrieron un par de días y Vicky se puso en contacto con Iris

- Mamá estamos todos aquí. Ha llegado Clive y Rachel ¿ por qué no vienes ?  Ellos desean verte. . .
- ¿ Está papá ?
- Si, claro. También está
- Entonces lo siento hija, no iré
- Mamá ¿ ya no le quieres?
- Hija no me digas eso. ¡Le echo tanto de menos! Si no voy es porque temo lo que podría ocurrir. Quiero que me comprendas, deseo que entienda que eso no puede volver a repetirse, que no lo merezco. Ha pasado poco tiempo. Si cedo, qúién sabe. .
- Te entiendo, pero entiéndeme tú a mi también.  Sois mis padres, os quiero a los dos y estamos sufriendo por ver vuestra situación. Piénsalo mamá. Te quiero.
- Yo también hija mia, yo también. Adiós.-  Vicky miró a Luis negando con la cabeza apesadumbrada
- Es terca, muy terca. Si le viera se daría cuenta de que está arrepentido, y que nunca más lo volverá  a hacer.

Se refugió en brazos de Luis ahogando un suave llanto. Él la abrazo besando sus cabellos y tratando de consolarla. Le dolía el sufrimiento de Vicky, pero no estaba en las manos de ellos hacer que Iris rectificase su criterio.

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