martes, 6 de diciembre de 2016

Los hijos O'Connor - Capitulo 4 - Regreso a casa

Vicky había alcanzado su objetivo: había visitado la tumba de sus abuelos, pero sabía que la historia estaba incompleta y no era en Madrid en donde tenía el final, sino en Dublín y debían ser sus padres quienes pusieran el broche final. Algo la decía que parte de la historia estaba oculta y no entendía el motivo para ello. El mes de Junio iba pasando poco a poco y se acercaba el final de sus vacaciones. No la había dado tiempo de hacer amistades, así que dedicaba grandes paseos por la ciudad. Acudía a los museos, al teatro, al cine, en fin todo la que la variada oferta cultural de Madrid la ofrecía.
La temperatura era deliciosa, no hacía excesivo calor y las noches eran propicias para los paseos por la Castellana o, para sentarse en una terraza al aire libre y disfrutar de la noche.  Recordaba su encuentro con Luis al que no había vuelto a ver y que seguramente disfrutaría de sus vacaciones veraniegas, una vez finalizado el curso. Se preguntaba  ¿habría aprobado ?  Se le ocurrió preguntar al conserje por la zona en la que la juventud se encontraba para divertirse y el hombre la dio algunos lugares .

Quizá tuviera suerte y se encontrara con él. La gustaría volverle a ver y despedirse .  Acudió a la más cercana a su domicilio:  Allí en su paseo central había un kiosco que sacaba unas mesas y en ellas se juntaban los jóvenes de la zona. Había un gran alboroto de voces alegres en las pandillas de amigos que charlaban animadamente tomándose una cerveza.  Miró entre ellos para ver si la casualidad les reunía de nuevo, pero no sucedió tal cosa.  Se sentó en un taburete y no tardó  en acercársela  un joven con la intención de entablar charla  con ella: Era un joven atractivo, pero no la entusiasmó la idea y con una mentira espantó al intruso

— Lo siento estoy esperando a mi novio.

  Es lo que indicó al muchacho, que pidiéndola perdón se alejó. 
Era ya muy tarde cuando emprendió el retorno a casa, después de apurar la cerveza que había pedido. Paseando despacio, llegó a su domicilio.  Una llamada del teléfono la sobresaltó

— ¿ Quién es ?
— Vicky, soy papá. Te he llamado hace por lo menos una hora y no estabas
—¡ Qué susto me has dado!. Creí que ocurría algo malo. ¿ Estáis bien ?
— Si, todo bien. Como a veces cuando llamas no estoy. . . Quería charlar contigo y saber cómo lo pasas
— Muy bien. Ya me queda poquito de estar aquí. Por cierto, papi, hay algo en esta historia que no me cuadra.  En realidad lo que he podido averiguar es el lugar en donde reposan los abuelos   y, vivir  en la casa que habitamos antes de ir a Irlanda  Nada más ¿Es que no hay más ? 
—¿ Y qué no te cuadra?
—No sé. . . Pensé que había algo misterioso en la historia, pero no hay nada. . .
—Simplemente fue una amistad enormemente grande plena de amor y lealtad.
— Pero. . . No entiendo por qué a tío Philip le llamaba abuelo y a mi verdadero abuelo le llamaba tío Sean 
—Porque eras muy cría y confundías el parentesco
—Y a ti ¿ Por qué te recuerdo cuando ya era mayor ?
— Hija, no sé. . .Quizás al ser pequeña no recuerdes bien los momentos vividos.
— Será eso. . . De todas maneras lo hablaremos cuando llegue. Estoy haciendo un borrador del relato tal y como yo lo interpreto. Me gustaría lo leyeras para ver si se acerca a la verdad. Es una historia tan hermosa, que no me gustaría falsearla.
—Tu madre te informará mejor. Ella convivió con el abuelo Philip durante muchos años
—Si, ya lo sé. . . Pero, me entiendo mejor contigo
  

Charlaron durante un rato más.  Al colgar el teléfono, Brendan se quedó mirando el aparato preocupado por la reflexión de su hija. Tendría que pensar muy bien lo que la diría cuando le preguntase.  Se dirigió a la habitación en donde plácidamente dormía Iris. Se la quedó mirando con ternura y tras besarla en la frente, comenzó a desnudarse para meterse en la cama.  Mientras lo hacía, reflexionaba en que tendría que hablar con Iris y ponerla en antecedentes de lo que su hija le había comentado.

Últimamente se habían distanciado bastante. Brendan cada vez llegaba más tarde del trabajo y sus conversaciones eran intrascendentes y cortas, como para cumplir un expediente. Viajaba con frecuencia, y a pesar de que Iris le pedía acompañarle algunas veces, él la convencía para quedarse en casa, ya que el viaje sería apenas de un par de días. Hasta que llegó el día en que ella no insistió más. Sus salidas a algún espectáculo o algún restaurante, fueron menos frecuentes. él decía estar cansado y ella se resignaba a quedarse en casa.
  En cierto modo comprendía a su marido; los viajes, el estrés del trabajo... Ella sin embargo salía a diario con las amigas e incluso algunas veces comía fuera de casa.  De nuevo el silencio invadió el hogar. Ya no había niños que rieran como antaño. Philip en la universidad, Vicky trabajando y en sus asuntos.  El ambiente no era muy propicio y Vicky  reprochaba a Iris que no hiciera algo para remediarlo. Pero ¿ qué ? Siempre que tocaban ese tema, la joven era muy severa con su madre de ahí la poca comunicación habida entre ellas.  Siempre defendía a su padre, cargando todo sobre la espalda de Iris.  Su hija ignoraba que ella hacía todo lo posible por atraerle, sin resultado desde hacía alguna temporada.

Era el último fin de semana que Vicky pasaría en Madrid, apenas en cuatro días estaría de regreso en casa.  Supo que los jóvenes salían a divertirse los fines de semana a partir de las once de la noche y se dispuso a frecuentar una nueva zona en el mismo centro de Madrid. Dio un largo paseo desde su domicilio hasta llegar allí   .   Estaba muy animada por quienes acudían a reunirse con las pandillas. Era curioso y observó que en el pavimento de dicha calle estaban los nombres de los más importantes escritores españoles.  Más tarde supo que estaba en el barrio de Las Letras. A ambos lados los locales en donde los jóvenes tomaban una cerveza, charlaban, escuchaban música o se tomaban una hamburguesa

— ¡ Qué horario tiene esta gente para cenar!

 Pensó al comprobar que la hamburguesería estaba repleta de chicos y chicas hambrientos.  En una de ellas decidió entrar a tomarse una Coca Cola. Hacía calor y tenía sed.  Se sentó en un taburete y pidió su consumición. Miraba hacia otro lado cuando el camarero la sirvió un vaso con hielo y la Coca. Al girar la cabeza su sorpresa fue grande e inesperada. El camarero no era otro que Luis


 — ¡ No me lo puedo creer, eres tú ! —dijo al chico sonriendo
— ¡ Vaya, esto si es casualidad! ¿ Cómo tú por aquí?
— Es mi despedida de Madrid. El miércoles regreso a casa y quería comprobar la fama de esta calle
—Pues yo... aquí me ves: sirviendo hamburguesas
— ¿Terminaste el curso?
— Uf, ¡si ! lo aprobé.
— ¿ No vas a tomarte unas vacaciones ?
— Ya me gustaría, pero no puedo. He de ahorrar dinero. En Julio y Agosto, iré a la costa  Allí se trabaja mucho, pero gano dinero. De esta forma el próximo curso podré dedicarme más a estudiar y seleccionar los trabajos sólo para los fines de semana. Tengo que ayudar a mi madre que no hace más que trabajar para que yo estudie.
— ¿ No tienes padre ?
- No,   murió cuando yo tenía dos años y desde entonces mi madre ha sido el cabeza de familia. Bueno y mi abuela también. Vive con nosotros y también ayuda en lo que puede.
— Sois una familia unida, por lo que veo
—Si, muy unida. Oye perdóname no pueda atenderte como es debido. ¿ Tienes prisa?
—No, ninguna
— Se me ocurre que me esperes a que salga dentro de una hora. Podríamos después ir a tomar algo a algún sitio y charlar más tranquilos
— Me parece bien. Aquí te espero

A la una y treinta de la madrugada paseaban  como una pareja más. Fueron hasta una cafetería tranquila, sosegada,  en la que se podía charlar tranquilamente teniendo como fondo un cuarteto de cuerda que interpretaba suaves melodías. Se sentían a gusto  y cada uno de ellos relataba anécdotas familiares.  Vicky le contó su proyecto de relato sobre su familia y Luis conoció la historia de sus abuelos y el motivo por el que se encontraba en Madrid

—¡ Qué hermosa historia ! Hoy ya no existen amistades así. Ahora es todo más superficial, pero es reconfortante.  Seguro que tu relato será precioso. ¿ Eres romántica ?
—Pues la verdad es que nunca me he parado a pensarlo. Pero creo que no
—Yo si lo soy. Me gusta el Otoño, aunque me pongo melancólico. Y la Primavera que me hace sentir nuevas energías— comentó Luis.  La miraba a los ojos y ella hacía lo mismo. 

— ¡ Lástima que te haya encontrado al final de tu estancia !— pensó el chico mirando fijamente a Vicky— lamento tengas que irte tan pronto. . .
—Pero, existe Internet. Podremos chatear. De esta forma me tendrás al corriente de cómo vas con los estudios hasta que volvamos a vernos. ¿ No te parece ?
— Me parece ideal, pero lo de vernos . . .  Como no vengas tú, yo lo tengo difícil en ir hasta tu pais.  Y no creas, necesito hablar inglés para mi carrera. . . Mi conocimiento de ese idioma es muy básico. . .
— Pues no te preocupes, allí tienes mi casa. . .
— Ja, ja, ja. Primero tendré que ahorrar y luego, pues no sé. . . Apenas nos conocemos y me parecería una desfachatez decirte un buen día: Vicky voy a tu casa. . .
— Eres un chico muy considerado, muy educado. Deseo que seamos buenos amigos, me gustas, me gustas mucho.

   Estas últimas palabras las dijo con la expresión seria. No lo decía por cumplir, sino porque así lo sentía


Fueron unos segundos, pero al tiempo que las pronunciaba su mente pensaba: ¿ existen los flechazos?  Miraba los profundos ojos oscuros de Luis, su rostro moreno, su encantadora sonrisa. . . Pero no era posible, los flechazos existen sólo en las novelas y en el cine.   Recordó la historia de su familia, la de sus abuelos. Preguntó a Luis:

— ¿ Crees en el flechazo ? Has dicho que eres romántico. 
— Pues no lo sé. . . He salido con chicas. He tenido algún pequeño romance, pero apenas duraban una semana. Una vez tuve uno algo más largo: un mes, con una compañera de facultad, pero con la misma fuerza que nos "enamoramos", perdimos la ilusión. ¿ Tú tienes novio?
— No, ni siquiera he tenido un romance— dijo ella.
— Pues no lo entiendo, eres preciosa. ¿ En qué piensan los chicos de tu pais?

Por unos momentos ambos permanecieron callados, mirándose de soslayo. Algo había ocurrido.  Disimuladamente él adelantó su mano hasta rozar la de ella, que permaneció quieta al tiempo que le sonreía

— Ha pasado un ángel—comentó Luis
—¿ Cómo dices?
— Pues eso. Que ha pasado un ángel. Aquí cuando alguien se queda en silencio, es lo que decimos

Se miraban a los ojos, muy serios. " No es posible, es demasiado pronto. No nos conocemos. Pero . . . me gustas, me gustas muchísimo "  Vicky lo pensaba descreída de que esas cosas pudieran ocurrir, y sin embargo ahí estaba ella avanzando su rostro hacia el de Luis y dándole un beso en los labios.  Como un resorte apartó rápidamente la cara

— Perdona. No sé qué me ha ocurrido. Nunca me comporto así.. . Creo que debo irme
— ¿ Por qué ? Ha sido sólo un beso, y me ha gustado. Eres muy linda y estoy a gusto contigo. Me gustas muchísimo. Creo que algo ha cambiado en mi vida
— Por favor, no te rías de mi. No soy una facilona, ni mucho menos, al contrario.  Nunca me había ocurrido algo así. No voy besando a desconocidos. Creo que vas a  hacerte una falsa impresión. Lo siento muchísimo, he estropeado el comienzo de una buena amistad. Espero que lo olvides y sea algo divertido de un fin de semana que contarás a tus amigos.

Luis la miraba fijamente sin decir nada.  Con sus manos atrajo la cabeza de ella y la devolvió el beso, ésta vez más apasionado y correspondido por Vicky.  Tomados de la mano, sin  apenas pronunciar palabra, paseando lentamente se encaminaron hasta el domicilio de Vicky.

— ¿Nos vemos mañana?— preguntó Luis
—Si quieres. . .— respondió ella
— Naturalmente que quiero. Mira vendré a buscarte y comerás en casa. Así conocerás a mi madre y abuela
— Luis, no sé si debo. . .
— Es que no tenemos tiempo. Dentro de unos días te vas y sólo Dios sabe cuándo volveremos a vernos. Deseo que conozcas a mi familia, eso es todo.
— De acuerdo ¿A qué hora quedamos?
—Pronto. . . Tomaremos el aperitivo y después la comida en casa ¿ Quieres?
—De acuerdo ¿A las diez ?
—A las diez . Estaré como un clavo.  Yo  no vivo  lejos de aquí. 

No querían despedirse, la noche se les había hecho corta. Sin soltarse de las manos, se miraron una vez más. Como despedida volvieron a besarse

— Hasta mañana, reina
—Hasta mañana. Que duermas bien.

La vió entrar en el portal y la tiró un beso con la mano.  Sentía algo muy especial por aquella extranjera que a penas conocía, pero nunca había sentido nada igual por otra chica.  Vicky notaba que el corazón se le aceleraba y llevó una de sus manos hasta los labios para retener el beso de Luis. 
 A la hora en punto,  llamó al portero automático para avisar a Vicky que la estaba esperando

— Ya bajo— fue su respuesta

Se había arreglado con esmero. Deseaba estar más bonita que nunca.  Luis se había puesto un traje y corbata; estaba muy guapo y elegante.  Al encontrarse volvieron a besarse. Aquello significaba algo . . .


 Se sentaron en la terraza de un bar y tomaron un Martini con calma, recreándose de estar juntos.  Luis cogió la mano de ella y la besó.  Sus intensos ojos hablaban a la chica y la expresaban lo nuevo que le estaba sucediendo

-—Vicky, me gustas mucho. Creo que me estoy enamorando de ti. Nunca en mi vida había sentido nada parecido a lo que me ocurre contigo. Te voy a echar mucho de menos y me va a ser difícil olvidarte. Y sin embargo tendré que hacerlo.
— ¿ Por qué tendrás que hacerlo? Será un noviazgo por Internet, como hay muchos
— No te rías, por favor. Te estoy hablando muy en serio. Además, no me lo has dicho, pero intuyo que tu escala social no es igual que la mía.
—¿ Por qué lo intuyes?
— Pues es muy fácil. Yo no me puedo permitir el lujo de estar en un pais extranjero todo un mes de vacaciones, ni hospedarme en una casa como la tuya.  No hay que ser muy inteligente para deducirlo
— Es cierto y si no te lo conté en su día fue por dos motivos: uno que me creyeras una "niña de papá" y otro me contaste la forma en que estás sacando tus estudios adelante, y me dio vergüenza decirte que mis padres gozan de una muy buena situación económica.  Pero puedo asegurarte que el dinero no me importa. De hecho estoy trabajando y pienso independizarme de mis padres y mantenerme de mi trabajo
— Ya. . . Pero no es igual. No nos movemos en los mismos círculos. Yo no te puedo regalar grandes cosas; hasta para comprarte un buen perfume, tendría que dejarme más de dos días de trabajo.  Además  quiero, ansío,  ser cirujano y para ello debo entregarme totalmente a mi profesión. Es muy sacrificada y requiere plena dedicación.  No te podría ni atender.  Pero hay algo más: vivimos en distintos paises. No cielo, es imposible, no puede ser.


Vicky reflexionaba sobre lo que acababa de escuchar, y reconocía que en parte tenía razón, pero no tiraría la toalla. Sería ella la que viniera a verle, no la importaba el tiempo que tuviera que estar yendo y viniendo. Le compensaba  por verle aunque fuera unas horas.  No era posible haberse enamorado de esa forma en tan poco tiempo, y sin embargo había ocurrido y ese sentimiento la llenaba por completo.  Hasta entonces había tenido algún que otro devaneo con  chicos, pero se aburría con ellos, eran vanos, engreídos.  No tenían ni la honestidad ni la sinceridad que Luis le había demostrado.

—¡Adelante!— dijo la madre de Luis al tiempo que les franqueaba el paso.

Era una mujer de unos cincuenta años, bien parecida y con la misma sonrisa que Luis. Detrás llegó la abuela. Setenta años bien llevados, coqueta, peinada de peluquería y maquillada suavemente. Tenía también un ligero parecido con Luis.  Vivian en un piso amplio, en una casa de las construidas poco antes de la guerra civil, y espaciosa..    En una sala sirvieron el aperitivo. Las mujeres eran charlatanas por lo que rompieron inmediatamente el hielo del primer encuentro. Vicky se sentía a gusto y miraba divertida a las mujeres que eran extremadamente simpáticas.  Luis las miraba risueño, complacido de lo bien que lo estaban pasando.  Alicia —  que así se llamaba la madre de Luis— habló de su trabajo

—Soy secretaria de una empresa de exportación. Tengo poco tiempo libre, salgo de vez en cuando con alguna amiga. Me encanta el teatro y el cine y leo cuanto cae en mis manos. Preferentemente leo autores españoles. Me gusta toda la música, claro la de mi época. 

Y siguió explicando a Vicky sus preferencias

— Mamá ya, ya. . . Parece que la estás dando el curriculum vitae —  Rieron todos ante la ocurrencia de Luis
 — Ahora te toca a tí— dijo a Vicky
— Mamá. . . Ella es irlandesa. .  Los extranjeros no cuentan su vida privada a las primeras de cambio
— No, déjala Luis.  En realidad Alicia, soy española, pero me llevaron a Irlanda de muy pequeña.  Mi familia, es decir mi madre,  puesto que de parte de ella no tengo ningún pariente, es de Madrid.  Por el contrario mi familia por parte de padre son irlandeses. -

  Siguió relatando las incidencias de la vida de su madre y el por qué ella había vuelto a Madrid. A media tarde se despidieron.  Querían estar solos; solamente tendrían un día para compartir su compañía


— Hasta que te vayas estaré contigo.  No voy a  acudir al trabajo. No quiero perder ni un sólo minuto de estar contigo.
— Luis mi amor. . .

  Era la primera vez que pronunciaba esas palabras, que otrora le parecían una cursilada y que ahora la salían de lo más profundo de su corazón. Paseaban, paseaban sin rumbo fijo.  No les importaba el paisaje ni el lugar recorrido, sólo querían estar juntos, unir sus manos, mirar sus ojos, y quererse. . .

— Mañana te invito yo a comer, a casa ¿ quieres?
—¿Sabes guisar, niña rica ?
— Luis. . . No me llames así. Y sí sé guisar ¿ Qué te crees?
—¿ Y que vas a hacer de comida? ¿ Paella ?
— Oh no.  Eso justamente no sé hacerlo. Algo más sencillo y que nunca falla: epaguetti
— ¿ Espagueti ? ¿ Eso vas  a hacerme? Ja, ja, ja
—¿ De qué te ríes ?
— De nada, preciosidad, de nada. Aunque fuera pan y aceite sería el mejor de los manjares, porque lo degustaría a tu lado. 

 Dicho esto estampó un beso en la mejilla de Vicky.



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