viernes, 16 de diciembre de 2016

El chico de mis sueños - Capítulo 1- Primer encuentro (Mi vida con un actor) RELATO CORTO

Un antiguo amigo periodista, estaba haciendo una serie de reportajes  para la revista Movie, sobre los personajes famosos del cine y las mujeres que estaban detrás de ellos. Sería sobre sus vidas y los sacrificios que tuvieron que hacer para mantener una relación estable.  Algunas no lo consiguieron, y terminaron en divorcio y odiándose . De eso trataba la entrevista que iba a realizarme, y que llevaría por título " Mi vida con un actor".  Puntual, a la hora fijada,  se presentó en casa y tras saludarnos afectuosamente,  ante una taza de café,  comenzó a explicarme de qué iba el tema:

- Muestráte tal cual eres y cómo sucedieron los hechos que te convirtieron en su sombra. Hazte a la idea de que estás escribiendo en tu diario y cuéntalo como lo sientas. No te preocupes si se te escapa algo que no deseas salga a la luz,  antes de cerrar el reportaje, lo corregiremos juntos. Voy a grabarlo ¿de acuerdo ?

- Está bien - contesté yo -.  De acuerdo. Bien.   Pues todo comenzó...

"Salíamos del instituto un grupo de chicas,  compañeras,  todas en la mima clase. Una de ellas dijo de ir a un cine en el que estrenaban una película del actor de moda. Todas aceptamos con entusiasmo, porque en nuestras carpetas, teníamos fotografías del actor, pocos años mayor que nosotras. Y corriendo llegamos ante la puerta por la que entraban los actores, director... en fin todos los personajes que normalmente asisten a la prémiére de cualquier película.  A codazos, logramos hacernos un sitio, y yo todavía me pregunto cómo pudimos instalarnos en primera fila desoyendo las protestas de las que habíamos empujado para lograr nuestro lugar.

Los gritos desaforados de las fans, nos anunciaron que él estaba saliendo de una limusina y comenzaba a saludar a sus  enloquecidas seguidoras que le pedían una foto y un autógrafo.  Los reporteros no paraban de disparar las cámaras, y de repente, sin saber cómo,  le tuvimos delante de nosotras, sonriendo, con una sonrisa que nos enloquecía.  Yo no apartaba la vista de él : era guapísimo.  Tan embobada estaba que me miró y me hizo una pregunta inesperada al darse cuenta de que yo estaba en Babia.

- ¿ Que te pasa, no quieres ni una foto ni mi firma?

- No - le respondí yo. Y todavía me río cuando recuerdo su cara de asombro. Era la primera chica que había rechazado esa ocasión única.  Se alejó, y  volvió la cabeza para mirarme, y moviéndola de un lado a otro sonrió, incrédulo porque alguien, por primera vez, no había querido su firma.

Mi compañera me pellizcaba y me decía tonta. Todavía no sé por qué lo hice, pero así sucedió.  Esa fue la primera vez que le vi.  Cuando llegué a casa, yo misma me preguntaba lo que me ocurrió para cometer tamaña tontería.. No quise cenar, algo que preocupó a mi madre, porque era una fiera con la comida. Subió tras de mi, le expliqué lo ocurrido y ella se rió, dio media vuelta y desapareció de mi habitación. Lloraba sin cesar viendo la carpeta en la que una gran foto de él ocupaba toda la portada  Me estuve arrepintiendo durante muchos años.  Pasó el tiempo y olvidé la anécdota. y no volví a pensar en ello. Seguía su carrera de cerca, pero para nada con la furia de aquellos días. Conocí a chicos, creí enamorarme de algunos cuya pasión duró lo que dura un trimestre. Crecí y terminé de estudiar.






Al terminar mi carrera me planteé en qué quería trabajar. Pensé en alguna embajada, en alguna fuerte empresa...Estaba muy desorientada y a pesar de que pedía opiniones a mis amigos ninguno de ellos terminaba de darme opciones. Y terminé en la embajada de Dinamarca como secretaría del agregado cultural, debido a mi dominio de los idiomas, aparte del inglés, francés, castellano, italiano y un poquito del ruso.  Del danés no tenía ni idea, pero tampoco me hizo excesiva falta; aprendí alguna palabra y con eso me defendía. Al ser destinado mi jefe a otro cargo fuera de Estados Unidos, decidí que no me apetecía mudarme de territorio, y dejé ese empleo.

Fue por casualidad que una mañana mientras hojeaba el periódico, ante mis ojos descubrí un anuncio que llamó mi atención:

"Se precisa asistente personal con dominio de idiomas, asesor de imagen, dotes de organización, buena presencia, bla, bla, bla"

—Y ¿ Por qué no, yo?  Tengo todos los requisitos que solicitan.

Tomé nota de la dirección y envié mi curriculum, por si acaso.  No tenía mucha confianza en que saliera.   El sueldo era suculento, pero a cambio habría de tener un horario descabellado y con  posibles salidas al extranjero en estancias ¿cortas?.  Me daba igual, tenía un horario flexible puesto que no tenía  nadie a mi cargo y las salidas al extranjero me encantaban, me gustaba viajar aunque al decir "estancias cortas", se suponía que no tendría muchas oportunidades de hacer turismo¡Bah !  no me saldrá. Es lo que pensé. Transcurrieron varios días, Ya me había olvidado del tema, cuando una llamada de teléfono me sorprendió una mañana:

—¿ Es la señorita Eva Laurence?
—Si, soy yo ¿Quién llama?
—Llamo de la agencia Stars Films, referente a un curriculum que envió solicitando el empleo de asistente personal
—Ah! si. Se me había olvidado.
—¿Le sigue interesando el empleo?
—Si, desde luego
—Bien, pues preséntese en cuanto sea posible en  nuestras oficinas. ¿Podría ser hoy mismo?
—Si, dígame hora y allí estaré
—Bien, pues esta tarde a las cuatro ¿Puede?
—Perfecto, a las cuatro estaré.



Había hablado con una voz firme y muy segura.  Imaginaba a mi interlocutor de una edad mediana, por el tono de voz, y muy mandón , por la seguridad con que me había citado. A las cuatro en punto estaba sentada en un sillón del salón de entrada de las oficinas de la agencia. No tenia idea de con quién tenía que hablar,  se me había olvidado preguntar por el interesado. Notifiqué  a la señorita de recepción mi nombre y apellidos por lo que creía que no habría inconveniente, pero había sido un fallo garrafal por mi parte.  Estaba sumida en mis reflexiones, cuando una puerta se abrió de golpe dando paso a un hombre de mediana edad, de estatura más bien alto y con el pelo entre canoso y rubio. Era sin duda con la persona que había hablado por teléfono; le reconocí en cuanto pronunció mi nombre:

—¿Señorita Laurence?
—Si, soy yo
—Soy Ed Grant, y si llegamos a un acuerdo, seré su jefe más inmediato. Pase por favor

Me había tendido la mano, fuerte, segura, grande, y entre ella la mía se había perdido. Cediéndome el paso me indicó  el despacho en donde tendríamos la primera entrevista.

—Supongo que no será una mujer despistada ¿no?
—¿Por qué lo dice? ¿ Doy esa impresión?
—No, en absoluto. Su presencia física es inmejorable, pero el fallo de no preguntar con quién habría de hablar, es importante
—Tiene razón, me di cuenta en cuanto colgué el teléfono, pero fue una llamada tan inesperada que me cogió por sorpresa. Le aseguro que soy muy responsable y no debe juzgarme por ese pequeño fallo.
—Tiene razón, pero si llega a trabajar con nosotros, deberá tener muy presente hasta los pequeños detalles, que son muy importantes, créame.
—De acuerdo, señor Grant. Le aseguro que si llegamos a buen fin, no volverá a ocurrir.


La entrevista se prolongó durante más de dos horas. Fui examinada extensamente. Todos mis conocimientos fueron puestos sobre la mesa, pero hubieron dos en los que hizo más hincapié: asesora de imagen y mis dotes para manejar a los medios de comunicación.  En ambos estaba fuerte, aunque los medios de comunicación me ponían algo nerviosa.

¿Para quién diablos voy a trabajar, será algún gerifalte de las altas finanzas? ¿Quién será?  Mi paso por la embajada en Dinamarca fue totalmente satisfactorio, por lo que ¿sería alguien más relevante que un embajador?, pensé mientras esperaba otra pregunta.

—¿ Por qué dejó su empleo en la embajada en Dinamarca?
— El  agregado cultural  era un excelente jefe, pero fue destinado a otro país del norte de Europa. Yo necesito sol y buena temperatura y el país al que fue destinado, carecía de ello. Sentí tenerme que marchar y  opté por buscar otra perspectiva.
—Veo que es usted americana
—En efecto, de California, y pasé un año  de mi vida en España aprendiendo el castellano. De ahí mi nostalgia por el sol
—Comprendo...
—¿Puedo preguntar algo?—  dije al señor. Grant
—Si, claro
—¿Para quién se supone que trabajaría? El examen ha sido exhaustivo, ha comprobado que mi curriculum corresponde exactamente a mis conocimientos, ¿  Entonces?...
—Bien, ha salido airosa de su examen, sólo hay un pequeño inconveniente
—Y ¿Cuál es?
—Pedíamos buena presencia, pero usted  la sobrepasa y créame no es bueno
—No le entiendo, pero entonces, debo entender que no he conseguido el trabajo.
—Yo no he dicho eso
—¿Entonces?
—Será la asistente personal de un actor. De un actor muy conocido . Se trata de Maxim Green
—¡ Dios mío! ¿Maxim Green ? Pero si le admiro desde hace tiempo. No es posible, Ja,ja,ja
—¿Le satisface?
—¡Naturalmente! Seré envidiada por todas las mujeres del mundo...
—Ahí está el problema... Para usted principalmente. Va a tener que aguantar muchas especulaciones ¿Tendrá paciencia para ello?
—¿Especulaciones, por qué?
—La prensa del corazón saca conclusiones enseguida y es usted muy bonita. Rápidamente le colgarán un noviazgo con Maxim, y debe estar preparada para todo lo que habrá de responder.
—Pero yo estaré en la sombra siempre ¿no?
—Si, pero algunas veces se le verá junto a él, y los paparazzi harán conjeturas aunque sean falsas.
—Bueno, en todo caso, habré de ser yo quién salga al paso... Además el señor. Green no se distingue precisamente por ser un cartujo.
—Bien, pues por nuestra parte el trabajo es suyo. Si lo acepta deberá empezar pronto. Él está ahora rodando fuera.  Deberá trabajar con la asistente actual, que se nos casa, para que vea el modo de hacer que tenemos. En todo lo demás  ¿estamos de acuerdo? ¿puede viajar sin cargas familiares?
—Señor Grant, estoy absolutamente libre, no tengo novio, ni compañero, ni marido, ni hijos, ni nadie  a quién atarme: dispongo de mi propio tiempo.
—Pues bien. Creo que sería conveniente que se incorporase al trabajo mañana mismo, así iría conociendo a todos los compañeros de las distintas dependencias. ¿Le parece?
—Encantada,¿ A qué hora empiezan ustedes?
—A las ocho de la mañana
—A las ocho estaré ¿aquí mismo?
Si, si. Yo mismo le presentaré a todos.



Y así fue como sin proponérmelo me introduje en ese mundo desconocido para mi, pero muy atractivo , del espectáculo,  y que tanta influencia habría de tener en mi vida futura. Y entonces recordé lo ocurrido aquel día en la alfombra roja del estreno de una película. "

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