jueves, 31 de marzo de 2016

Lucía - Capítulo 8 - Vuelta a la normalidad

Los días transcurrían y la normalidad se iba imponiendo en sus vidas. Sean, como había pensado, se había trasladado a su cabaña, a pesar de que cada día acudía a su trabajo en las dependencias de la casa grande. Lucía solicitó ayudar en las oficinas, para lo que estaba sobradamente facultada y, Andrew agradeció su ofrecimiento aceptando encantado.  Le descargaría de un montón de trabajo, ahora que Sean se dedicaba mayormente al ganado.  No entendía muy bien el porqué había tomado esa decisión, en lugar de seguir con la agricultura  que,  en definitiva era para lo que se  había preparado.  Pero el ganado le permitía ausentarse de la casa grande, e incluso de viajar cuando hubieran de trasladar las reses hasta el ferrocarril que las transportaría hasta su destino.  Sólo él conocía el motivo, aunque para Nancy, no había pasado desapercibida la forma de mirar a Lucía, y su repentino distanciamiento. Estaba frio con la muchacha. Ya no tenía la misma camaradería del principio, y a ella también le extrañó su actitud, pero guardó silencio al respecto.

Y llegó la fecha en que las cooperativas agrícolas habían terminado su recolecta.  Había sido un buen año de cosecha y habían vendido toda la producción, por lo que todos los granjeros estaban contentos y preparaban una gran fiesta, para la que el ayuntamiento había cedido una parcela. Tendrían fuegos artificiales, barbacoas, bailes, y sobre todo alegría.

  A Lucía la conocían poco en el pueblo, ya que poco se dejaba ver. En el fondo se sentía extraña en aquel lugar; no pertenecía a ese ambiente.  Por otro lado extrañaba mucho a Sean, a pesar de su distanciamiento que no comprendía.

Unos días antes de la gran fiesta, Nancy le anunció que irían de compras.  Necesitaba un vestido para la ocasión.  Por mucho que Lucía protestó y argumentó que no deseaba acudir al evento, Nancy rebatía sus protestas

— Niña, tienes que ir  Eres la atracción de la fiesta.  Todos desean conocerte.  Me han preguntado muchas veces por ti y el por qué nunca vas a la ciudad a divertirte.
— Nancy, te lo agradezco, pero sabes que no me apetece.  No conozco a nadie, me siento extraña.  Me miran como si fuera de otro planeta,  igual que a un bicho raro
— Bah, eso son manías tuyas. Te miran con curiosidad, porque desean charlar contigo.  Así que nada, vendrás con nosotros a la fiesta ¡ Faltaría más !  Desde que llegaste tan sólo un día has ido al cine  a Sunset, y eso porque insistimos en ello. Lo pasaremos bien, ya lo verás, y así todos calmarán la curiosidad por conocer a la novia de Peter. Nos iremos nada más comer. Y no hay más que hablar
— ¿ De qué no hay más que hablar ?— Sean había hecho su entrada en la estancia
— ¡ Sean, hijo ! ¿ Cuantos días sin verte ! ¿ Cómo estás, cómo ha ido todo ?
— Hola madre. Lucia ...-—dijo inclinando la cabeza a modo de saludo a la chica— Todo ha ido bien. Estoy muy cansado pero satisfecho.  El viaje fue algo complicado.  Se nos desmandaron algunas reses, pero las pudimos reunir al cabo de un tiempo.  Por lo demás todo pura rutina, como siempre. Ahora veré a papá para darle la documentación. Y vosotros ¿ qué tal ?
— Bien... preparando la fiesta del fin de semana
— ¡ Ah, claro ! La fiesta.¿ Iréis ?
— Naturalmente.  De eso estábamos hablando Lucía y yo. Iremos esta tarde a comprarla un bonito vestido.  Deseo que sea la chica más bonita de la fiesta
— Seguro que para eso no tendrás que esforzarte mucho— dijo Sean sonriendo a Lucia


Ésta bajó la cabeza y un rubor se extendió por su rostro.  Era la primera vez en mucho tiempo que Sean la dedicaba un piropo. Hacía más de una semana que no se habían visto.  Él siempre daba excusas para retrasar al máximo su presencia en la casa de sus padres.

Lucía intuía el motivo. Una mañana iba paseando por el prado, cuando sus pasos se encaminaron hacia la cabaña de Sean, pero desde lejos, vio como una silueta femenina se despedía calurosamente de él. Intuía que había pasado la noche allí.  Reían felices sin advertir su presencia.  Dio media vuelta y retrocedió sobre sus pasos

— Así que ese es el motivo de sus ausencias prolongadas. ¿ Será la novia que tenía ? ¿ O será otra nueva ?  No me extrañaría que se le rifaran ¡Es tan guapo! 

 Y sonriendo llegó a la casa.

Entraron en uno de los comercios más elegantes de  Sunset Valley.  Allí se encontraron con varias vecinas que iban en busca de lo mismo que ellas: un vestido para el acontecimiento del año.  Nancy se dirigió hacia una dependienta que terminaba de atender a una señora

— Buenas tardes, Moira— saludó amablemente
— ¡ Señora Flanagan , qué alegría verla !—respondió la joven —Supongo que tu eres Lucia ¿ verdad ?
— Si, señorita, soy Lucía— y la tendió la mano a modo de saludo.
— ¿ Sabes ? Corrían rumores que la novia de Peter era muy linda, pero creo que se han quedado cortos.
— Gracias, pero no es para tanto.  Sólo soy una novedad, nada más
—Eres más que eso.  Sean también me ha hablado mucho de ti
—¿ En serio ? No me lo creo — dijo riendo

Nancy las observaba y veía timidez en Lucía y algo de arrogancia en Moira.  Conocía los devaneos con su hijo, pero nunca pensó que llegarían a algo serio. Pero también veía las miradas de Sean para Lucía, las pocas veces en que coincidían juntos.  Conocía a su hijo e intuía que sentía algo más que protección por la muchacha.  Aunque nunca dijo nada.

— ¡ Oh Dios mío ! Te nombrarán reina de la fiesta, seguro. Estás preciosa Lucía
— Nancy, por favor.  Vas a sacarme los colores
— No seas tan tímida, mujer. Eres una chica guapísima y sé que hay más de uno que va tras de ti
—¿ Te refieres a Paolo ?
— Por ejemplo. Paolo es un buen muchacho y trabajador, pero... ¿ Tú ? ¿ Qué sientes? Ha pasado mucho tiempo desde lo de Peter, y por mucho que me acuerde de él, has de organizar tu vida.  Eres ¡ tan joven !
— Nancy, por favor. Paolo no me interesa en lo más mínimo. Sólo trabajamos juntos, nada más. Se me hace raro que tú precisamente, me diga que olvide a Peter
— No niña, no te digo que le olvides, ya que eso sólo te pertenece a ti.  Lo que te digo es que a tus pocos años, has de disfrutar de la vida, y volverte a enamorar de un buen hombre, y formes una familia con él.  Para nuestra desgracia, Peter no va a volver, y siempre le recordaremos, pero seguro que él no querría verte siempre tan triste.
— Ni siquiera he pensado en ello, pero Paolo sólo es un buen amigo.  Nada más
— Está bien— Nancy dio por concluido el diálogo— El vestido te queda como un guante. Lucirás radiante.

Y llegó la fiesta.  Lucía estaba impresionante.  Con un vestido color crema, resaltaba la morenez de su piel, el color del cabello y de sus ojos. Nancy sonrió satisfecha, al verla tan bonita y Andrew soltó el característico " Wow ".  Estaba realmente bella.  Y contentos partieron los tres rumbo a la fiesta

Sean era la pareja de Moira y cuando los Flanagan llegaron causando sensación, a Sean se le borró la sonrisa de la cara. Lucía  miraba alrededor suyo buscando a alguien, que enseguida hizo acto de presencia : Paolo, que se dirigió hacia ellos con una amplia sonrisa de satisfacción:


-—Señores...

  Saludo respetuoso a los Flanagan

— Lucía... me he quedado sin habla. ¿ Qué has hecho con la muchacha en vaqueros? ¿ Por qué ocultas a diario tu belleza ?
— Calla, calla, loco.  Se nota que eres italiano.  Sabes que no es verdad; que tan sólo es un vestido elegante, el resto es lo mismo de todos los días.

Pidiendo permiso a Nancy y  a Andrew, la tomó de la mano y se dirigió con ella a bailar

— Estás preciosa, Lucia.  Soy el chico más envidiado de la fiesta
— No sigas, Paolo. Vas a ponerme nerviosa

—¿ Me permites Paolo ?— la voz cortante de Sean, interrumpió la conversación del italiano
—¡ Claro ! Hasta luego

 Y le cedió la mano de ella

— ¿ Sabes ? He tenido que frotarme los ojos hasta comprobar que se trataba de Lucía, la chica de la oficina. Estás preciosa
— Gracias Sean, eres muy amable
—Estás muy ceremoniosa ¿ Qué te pasa, estás molesta? ¿ Te ha molestado Paolo ?
— No, no. Todo lo contrario ha sido muy correcto y educado
—¿Entonces?
—Eres tú, me pones nerviosa
—¿Yo ? ¿ Qué he hecho yo?
—Mejor di qué no has hecho. A veces tengo la impresión de que te molesta mi presencia. ¿ Te he molestado en algo? Porque hace mucho tiempo que te noto distante respecto a mi. Apenas frecuentas la casa de tus padres y me pregunto si soy yo la causa

Él se la quedó mirando fijamente.  No esperaba esa pregunta ni tampoco cómo responderla.  No podía decirle que cuando la vio se le salía el corazón del pecho. Que hubiera corrido hacia ella y la hubiera abrazado, besado y mil locuras más.  Que la deseaba como nunca lo hiciera con otra mujer, pero que estaba muy lejana para poder alcanzarla.  Ella siguió hablando

— Acaso ¿ te ha prohibido tu novia que me veas?  Recuerdo al Sean que conocí por  primera vez, tan solícito, amable y cariñoso, y pienso que se quedó en el camino y el que tengo delante ahora, es otra persona. Sé que te hecho algo, pero dime ¿ el qué ? Os estoy muy agradecida por todo lo que habéis hecho por mi, pero tu actitud me duele porque no sé a qué se debe
— ¿ No sabes a qué se debe ? ¿ De verdad no lo sabes?
— No, de verdad no lo se. ¿ Es por Moira ?
—¿ Qué demonios tiene que ver Moira en esto ?
-—No lo sé... Además eso es cosa tuya.  Os vi un día y se que vivís juntos
—¿ Que dices ? ¿ Que vivimos juntos ? No tienes ni idea. Moira es una amiga..., especial.  Nada más
— De verdad que no me importa.  Eso es cosa tuya.  Y ahora si me perdonas, creo que debemos dejar esta conversación. Por el camino que vamos se empeorarán las cosas.

Ella trató de soltarse de sus brazos, pero él agarrándola fuertemente de una muñeca, la condujo fuera de la carpa en donde bailaban varias parejas.  A grandes zancadas la condujo hasta una especie de galpón, oculto de las miradas de los que por allí preparaban la barbacoa

—¿ Qué pasa ? Me estás haciendo daño en la mano. Suéltame, por favor

Él tomando su rostro entre las manos la beso de una forma dura, áspera, con desesperación. Había llegado el momento de aclarar las cosas con Lucía de una vez por todas. Su amor no podía resistir más y aquella noche tomó la decisión de declararle su amor, aunque eso supusiera una ruptura entre ellos.

Lejos de separarse, Lucía paso sus brazos alrededor de su cuello, y le devolvió el beso ¿ Qué había sido eso que sentía en su interior? ¿ Era lo mismo que sentía por Peter? ¡ Peter !. Y de repente su nombre se le aparecía muy lejano y al abrir los ojos, podía ver la crispación en el rostro de Sean, mitad angustia, mitad deseo, mitad desesperación.  La amaba; ese era su distanciamiento.  De repente lo entendió todo. El por qué se había alejado de ella; no quería dañar la imagen de su hermano, de un hermano muerto querido por todos.  Pero ese sentimiento había brotado incontenible, sin proponérselo, y ahora estaba allí, en sus cuerpos abrazados y en sus bocas unidas por un beso.

Se separó de ella jadeante, y mirándola de arriba abajo, como si fuera una desconocida, la dijo, con un hilo de voz:

— Tenemos que hablar. Vayámonos lejos de aquí. Vamos a casa; estaremos solos, hablaremos tranquilamente sin que nadie nos interrumpa
—Yo... yo...

 Las palabras no salían de su boca. Había ocurrido algo inesperado con lo que no contaba. 

—No podemos irnos. Va a comenzar la fiesta
—Me importa un pito la fiesta. Tenemos que hablar, en algún sitio donde podamos hacerlo tranquilamente. Para mi es muy importante. Vayamos a casa.  Allí podremos hacerlo sin que nadie nos interrumpa
—Pero no podemos irnos sin decir a tus padres que nos ausentamos. Se preocuparían
—Muy bien, pues ahora vuelvo. No te muevas

Y a paso ligero entró nuevamente en la carpa y fue hacia el lugar en donde sus padres charlaban con otros amigos.  Tomó del brazo a su madre, y la apartó del grupo

— Mamá me llevo a Lucia
—¿ Por qué? ¿ Qué ocurre? ¿ Está bien ?
—Si está perfectamente, pero tenemos que hablar y este no es el lugar adecuado
— Hacedlo mañana. Estamos de fiesta
—No puede esperar, mama. Tiene que ser esta noche y ahora
— Bien... Si acaso me preguntan ¿ qué les digo?  Además, creo que Moira te estaba buscando
—Diles que hemos tenido que llamar por teléfono... Qué se yo... Algo se te ocurrirá. Nos vamos

Y dando un beso en la mejilla a su madre volvió sobre sus pasos, bajo la mirada comprensiva y sonriente de Nancy

Ella,  sin saber qué pensar ¿ De qué tenía que hablar ? ¿ Qué ocurría ?  ¿ Por qué la había besado de aquella forma, y por qué ella lo había permitido ? Vio interrumpida sus reflexiones, cuando un nervioso Sean llegó hasta ella y tomándola de la mano, se dirigieron hacia el coche aparcado.

— Entra — la dijo secamente
— ¿ Se puede saber qué te pasa ? ¿ Por qué me hablas de esta forma ? ¿ Qué te he hecho ?
— Ahora te lo explicaré. Y no, no me has hecho nada
-—Entonces ... ¿ A qué viene todo este barullo ?




Sean no contesto. Iba ceñudo, nervioso y preocupado.  Se jugaba mucho en la conversación que iban a tener.  De ella dependía su felicidad o su amargura. La miró de reojo, y vio como Lucía estaba algo enfadada.  No comprendía aquella inusitada actitud.

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