lunes, 9 de mayo de 2016

Los O'Connor - Capítulo 16 - Más que ayer, menos que mañana

La sobremesa se alargaba demasiado para la impaciencia de Brendan, que veia como Iris le esquivaba y siempre trataba de situarse entre otras personas, lejos de él.  No entendía muy bien su conducta, aunque a veces la sorprendía como le miraba, y entonces se sonrojaba y bajaba su cabeza.  Creía comprender lo que la ocurría, no en vano su experiencia con las mujeres había hecho que las conociera.  Y entonces se dió cuenta, que lo que le ocurría a Iris, era precisamente eso: su falta de experiencia.  No había conocido a más hombres que a él, ni había tenido más contacto que con el padrino, y era  en  otro plano muy diferente. Sonrió al tiempo que apuraba un sorbo de champán mientras la miraba, y decidió acortar las distancias. Si ella no venía a él, él iría hacia ella.  Dejó la copa en la bandeja y levantándose de la silla, se dirigió hacia Iris, que charlaba con Maureen.

- Perdona, querida ¿ Puedo quitarte por un rato a Iris? - dijo a su cuñada
- Desde luego.  No faltaba más.Después seguimos ¿ vale ?- dijo Maureen  a Iris
- Claro - respondió azorada e intimidada por la actitud de Brendan

El la tomo del brazo y la condujo fuera del salón en donde los contertulios estaban en animada charla.

- ¿ Qué quieres ?- dijo ella sofocada
- Nos vamos- contestó él resuelto
- No puedes irte. La fiesta es en tu honor
- Hemos comido, hemos estado de charla.  Ahora es nuestro momento. Nos vamos
- Pero Victoria...
-Victoria está durmiendo su siesta y si se despierta alguien la atenderá.  Nos vamos.  Hemos de solucionar lo nuestro, y estoy dispuesto a hacerlo esta misma noche.  Hoy es mi día, y en el  cumpleaños no puedes negar nada al chico de la fiesta- dijo sonriendo dulcemente
- Estas de broma - dijo ella cada vez más nerviosa
- Si.  Estoy de broma, pero nos vamos. Ya . Hemos tardado mucho tiempo, demasiado, en hacer lo que vamos hacer ahora.  No admito excusas.  Tú lo deseas tanto como yo
-Pero nos echarán de menos.  Tenemos que regresar
-Se las apañaran sin nosotros.  Además mi padre sabe lo que se hace.
-Victoria...
- Por una vez, piensa en ti y en mi.  Deja que todo transcurra con normalidad.  No pienses en nada, sólo en nosotros

Ella le miró con una dulzura que hasta ahora Brendan nunca había visto en sus ojos.  Su sueño estaba a punto de hacerse realidad.  Iris estaba decidida, no sabía muy bien, si había sido el champán lo que la hacía tener esa valentía que necesitaba  para cumplir su más ansiado deseo,  el que se vio frustrado y que por fin, ahora, parece haber  recuperado:   el deseo más ferviente nunca sentido de estar cerca del ser que amaba y pertenecerle  en cuerpo y alma.


 El acariciaba su mejilla, y ella la hacía reposar sobre su mano.  Entornaba los ojos para recibir la caricia, tantas veces soñada.  Entonces él se inclinó sobre ella y la beso dulcemente, en un beso suave e interminable, que a ella le supo a poco. ¿ Qué la estaba pasando ? ¿  Que cosquilleo recorria su cuerpo nunca antes sentido ? Y entonces dio rienda suelta a sus sentimientos, y por primera vez  habló su corazón.  No su rencor, ni su cabeza, sino el más puro amor que había sentido por ese hombre desde el primer día que le vio. Ya nada importaba,  su afrenta, su abandono, su rechazo.  Estaba segura que habría una explicación y él se la daría.  Pero ahora sólo deseaba estar con él, recibir sus besos, sus caricias, sus dulces palabras de amor, ser su mujer,  que se había negado durante tan largos años de desespero y de reproches.

-¡ Oh Brendan ! Te he querido durante toda mi vida. Me moria de celos, deseaba estar contigo y al mismo tiempo alejarme de ti. Lloraba porque sabía que te hacía daño con mi actitud, pero no podía dejar de hacerlo. Algo muy fuerte e incontrolable me dominaba, y no era odio, era tristeza inmensa porque pensaba que no me querías
- Bien, pues ahora sabes que eso no es verdad.  Así que...- la tomó de la cintura y abandonaron la mansión dirigiéndose  hacia el pabellón, que sería testigo de su primera noche de amor,  de unos esposos que habían cumplido el primer quinquenio de casados, pero que aquella noche sería su primera noche juntos.

Al entrar, cumplió con todos los requisitos para que el matrimonio fuera siempre feliz.  Ya habían  pagado con creces su cuota de sufrimiento.  Ahora tocaba ser feliz.  La levantó en brazos y la llevó hasta el dormitorio.  Por fin serían marido y mujer, al cabo de casi siete años de haberse casado.

Pero miles de dudas acudian a su cabeza mientras la besaba. ¿ Estaría Iris preparada para entregarse a él ?  ¿Tendría algún trauma ? Su primera experiencia sexual había sido una agresión, y aunque él fuera el autor de aquello y ahora sea su marido, estaba tratando de poseerla nuevamente, aunque la situación fuera bien distinta.  Iría con calma, Estudiando una a una sus reacciones.  Por nada del mundo deseaba hacerla pasar un mal rato, sino todo lo contrario: extasiarla en el placer con el amor más puro que sentía hacia ella." Siempre estaré a tu lado ".


 Y volvieron aquellas palabras pronunciadas de niño a otra niña que ahora temblaba entre sus brazos.  Era su esposa, su gran amor.  Su deseo aumentaba por momentos, cada vez que sus labios se juntaban, pero ahora sabía controlar sus instintos y era un acto consentido. La iba desvistiendo con calma, colmándola de ligeros besos, de suaves y dulces besos que acompañaban cada movimiento de sus manos.  Y ella con los ojos cerrados se entregaba a él, a su amor siempre deseado..  Y se dejó hacer cuando él la tendió en la cama y acariciaba su rostro con ternura.  Y suspiró cuando Brendan la hizo suya, sin que tuviera oposición a ello.  Más tranquilo, y ya lejos toda duda,  besó sus labios
y esta vez, si fue suya de verdad.  E Iris abrazaba la espalda de su marido siguiendo el ritmo que él marcaba dulcemente, mientras la susurraba palabras que expresaban todo lo que significaba para él el acto carnal que estaban realizando.  Todas las dudas, los temores quedaron desvanecidos de una vez y para siempre. Eran dos enamorados que se pertenecían mutuamente, con un amor profundo y verdadero, conscientes de que habían nacido el uno para el otro, y que ya no habría fuerza humana que les separase.

- Te quiero Iris. Más que a nada. Siempre te he querido, te he soñado, te he llorado, suplicado, y ahora ya eres mía para siempre. Nunca he querido a nadie como te quiero a ti, y se que mañana te amaré mucho más, porque eres , y siempre has sido la razón de mi existir.

Ella no podía articular palabra. Nunca imaginó que su primera vez fuese después de estar casada desde hacía tanto tiempo. Supo desde el principio que al hacer el amor con él no le haría recordar otras experiencias pasadas.  Desde siempre le amó y siempre le amará.  Fue suya entonces, lo era en ese instante y lo sería  mientras viviese , porque nada tiene comparación como sentirse amada por el hombre al que amas y al que perteneces, porque él también es tuyo.  Tomó el rostro de Brendan entre sus manos y le beso larga y profundamente.  Y él recibió el beso y correspondió a él, y a otro, y a otro...  Y así durante toda la noche. No había barreras que frenasen esos instintos despiertos en sus cuerpos y al fin liberados.


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