domingo, 7 de agosto de 2016

Volver a los diecisiete - Capítulo 14 y último - El querubín de Carmina

Los días transcurrían y la mejoría de Carmina era notoria. Se levantaba,  y hasta paseaba por los pasillos del hospital.  Los médicos estaban muy contentos con  los progresos,  y les anunciaron que de seguir así , procederían a hacerla un chequeo y si todo estaba correcto, como así esperaban,,  le darían el alta.  Pasaría las Navidades en casa. Adolfo que no se separaba ni un instante de su lado, se ausentó del hospital con la complicidad de Manoli. Tenía que visitar una joyería y celebrar una entrevista con el alcalde de la ciudad.  Antes de regresar al hospital, llamó por teléfono a  las hijas de Carmina

—¿Eres Ramón ?
— Si, Adolfo. ¿ Ocurre algo ¿
— No, al contrario nos han dicho los médicos que posiblemente la den el alta muy pronto. Quería hablar con vosotros porque deseo darle una fiesta sorpresa cuando regrese a casa. Deseo que estéis todos, incluso los niños. Tengo algo que comunicaros muy importante para mi


—¿ Qué es ello?
— Lo siento Ramón, pero habrás de esperar. Anda dile a Raquel que se ponga
— Hola Adolfo ¿ Pasa algo?
— Si Raquel, pero todo bueno, muy bueno: pronto nos iremos a casa .  Ramón te explicará lo que he pensado para cuando regrese y espero estés conforme.  Ahora voy a llamar a Alicia para comunicarles lo mismo que a vosotros. Si la vieras no la conocerías del cambio tan grande que ha dado
— Te lo debemos a ti Adolfo. Gracias
— Os tendré al corriente. Hasta pronto,  cuidaros.

Carmina fue sometida a una exhaustiva revisión, por la que estaban en tensión Manoli y Adolfo.  Cogidos de la mano esperaban con ansiedad que los médicos les comunicaran el resultado de las pruebas.  Pasaron tres interminables horas, durante las cuales pasearon por la habitación nerviosos.  Al fin la puerta se abrió dando paso a Carmina sentada en una silla de ruedas que empujaba el médico internista



—Muy bien…
— Doctor, por favor díganos algo…
— Se lo acabo de decir: muy bien. Todo perfecto, tan perfecto que la voy a dar el alta en un par de días

Todos rieron satisfechos.  Adolfo se arrodilló frente a Carmina que fue abrazada por él y por Manoli. Cuando se quedaron solos comentaban sin cesar las pruebas a las que fue sometida, que pasó con resultado satisfactorio Adolfo tendió el teléfono a Carmina, al tiempo que le pedía

— Anda, llama a tus hijas. Sé tú misma quién les comunique la buena noticia

Emocionada habló con sus hijas y sus yernos. Sus nietos se pusieron también, lo que hizo que se emocionara ¡ ¡Hacía tanto tiempo que no les veía ¡  Adolfo buscó una excusa y salió de la habitación. Llamó de nuevo a las hijas de Carmina y concertó que la salida del hospital sería para dentro de dos días, por lo que habrían de disponer todo para la fiesta sorpresa.

En un taxi llegaron los tres procedentes del hospital.  Carmina aún estaba algo débil, pero muy contenta. Había recobrado el color de sus mejillas. Del brazo de Adolfo entraron en la casa.  De repente las luces se encendieron y la familia en pleno la recibieron con lágrimas en los ojos.  Los niños corrieron hacia su abuela que emocionada les abrazaba. Carmina extendía sus brazos al frente como queriendo abarcar a todos los miembros de su familia, Algunos pasos más atrás Adolfo contemplaba la escena emocionado, sin poderse creer aún que todo fuese realidad.  Carmina al cabo de unos instantes giró su cabeza y le tendió la mano, al tiempo que se refería a sus hijas

—Todo se lo debo a él y a Manoli. No me han fallado ni un momento. A vosotras os debo el cariño y la comprensión. Sé que he contado con vosotros cuatro en todo momento y que habéis estado preocupados  por mi.  Quiero que sepáis, por si tenéis alguna duda, que yo no lo provoqué, que fue un accidente, pero… bendito sea que nos ha reunido de nuevo a todos y que todos juntos volvemos a ser una familia unida y feliz.


Todos aplaudieron riendo y llorando de felicidad.  Fue entonces cuando Adolfo pidió la palabra.  Tomando las manos de Carmina, dijo:

— Eres la mujer de mi vida, mi único y verdadero amor. No existe nada en el mundo que yo no hiciera por ti. ¡ Me has enseñado tantas cosas ¡ Me has rejuvenecido, has infundido en mi alma las ganas de vivir y me has dado el amor que todo hombre busca y yo tuve la fortuna de encontrar.  Por todo ello y delante de tu familia, te pido: ¿ Quieres casarte conmigo?  Cuidaré de ti y te protegeré hasta el fin de mis días.  Nunca me apartaré de tu lado. ¿ Quieres     ser mi esposa, mi compañera en el viaje de la vida?
— Si, si quiero. Es lo que más deseo y tenía miedo de que nunca me lo pidieras— contestó Carmina riendo, secundada por todos
— Pues en ese caso, Raquel, como hija mayor que eres te pido la mano de tu madre
-— Adolfo, ¡ Si. Claro que si. 

La joven corrió a su lado y se abrazó al hombre que, emocionado, no soltaba la mano de Carmina

Sacó un pequeño estuche de un bolsillo y abriéndolo extrajo de él un anillo de compromiso que depositó en el dedo de Carmina, al tiempo que la decía:




— Para mi, ya eres mi esposa, pero haremos las cosas bien hechas.  El día de Nochebuena, por la mañana seremos marido y mujer

La abrazó fuertemente y la besó acompañados de los aplausos y las risas de todos.  Los niños abrazados a las piernas de su abuela no entendían por qué todos se reían tanto y aplaudían de esa manera.

Raquel y Alicia fueron al día siguiente a la capital del Principado y compraron un elegante traje para su madre. Iba a ser la novia más bonita del mundo

Se casaron. Les unió el alcalde y después lo celebraron en el restaurante del mejor hotel de la ciudad. Se respiraba felicidad.; no necesitaron ni desearon una ceremonia pomposa. Estaban con los suyos, con las personas que verdaderamente les querían,. No necesitaban más.



Con el nuevo año, abandonaron el lugar para dirigirse de nuevo a Madrid. Adolfo debía emprender  su trabajo al igual que sus hijos.  Cuando llegaron tenían la sensación de haber faltado el día anterior y verdad es que había pasado mucho tiempo  y, muchas cosas.  No habían tenido luna de miel por expreso deseo de Adolfo temeroso de perjudicar a Carmina, pero aquella noche, ella creyó que ya había pasado tiempo suficiente y que deberían ser esposos en toda la extensión de la palabra.  Buscó en su armario una ropa sugerente y así vestida se presentó frente a Adolfo que la esperaba en la cama leyendo un libro.
No apartaba la mirada de ella y volvieron a ser jóvenes de pronto, como la primera vez, pero ya nada ni nadie podría separarles. Y fueron un hombre y una mujer enamorados que por fin habían conseguido su sueño de amor. Nuevamente se pertenecían el uno al otro. Verían amanecer abrazados y el rostro de ella sería lo primero que él contemplase  al despertar. 
 Y volvieron a ser jóvenes una noche y otra, y otra…   Por distintos motivos cada uno de ellos en su juventud  se habían frustrado, pero ahora estaban plenos de felicidad.  Cada vez  que estaban  juntos, la sangre les hervía en las venas. Volvían a ser dos adolescentes de cincuenta y tantos años…  Pero no importaba; como dijo un día Carmina: cinco minutos  juntos era como vivir toda una vida.



Y nuevamente, la voz de Rosa León, resonó en el oído de Carmina.  Como la protagonista de la canción, ella volvió a los diecisiete años. Y encontró su "querubín".  Un hombre apasionado de su misma edad, que la deseaba, la buscaba y la saciaba noche tras noche. Era apasionado al igual que ella, o a lo mejor que sus deseos eran tan fuertes que rompían  las barreras de la edad.  No importaba escuchar criterios que según la edad, ya no se sienten deseos sexuales.  Pudieron comprobar que eso no era cierto.  En sus venas les hervía la sangre y se acariciaban, se besaban se deseaban y se pertenecían como los jóvenes.  Nunca tenían pereza ni excusas, simplemente les bastaba una mirada, para que cada uno de ellos supiera lo que el otro demandaba: satisfacer su sexualidad. Y la satisfacían a pleno rendimiento.  Se amaban intensamente.  Valoraban lo que ahora tenían, y estuvieron a punto de perder.

Aquella noche, otra de tantas, piel con piel, sus cuerpos desnudos, se pertenecieron una y otra vez.  Mientras Rosa León seguía...

"Y va enredando, enredando, como el musguito en la piedra..."




 No eran cincuentones.  Tenían diecisiete años., y habían conocido, al fin al amor de su vida.
Hubieron de esperar algunos meses para hacer su viaje de luna de miel. 
 Con motivo de la ausencia de Adolfo, se le había acumulado el trabajo  y hasta la primavera no dispusieron de unas vacaciones. La llevó a un exótico lugar y allí vivieron unos días plenos de felicidad y amor

— ¡¡¡ Estamos locos !!!—repetía algunas veces Carmina
— No importa, mi amor  No importa

Volvieron a los quince días y todos vieron el cambio que habían experimentado. Se les notaba que eran felices y se querían.  Raquel llamó a un aparte a su madre, y le preguntó:




—Mamá ¿ Estás contenta? ¿ Eres feliz?

-—Si cariño, muy feliz. Es un hombre fabuloso. Lo único que lamento es no poder darle un hijo…
— ¡¡¡ Mamáaaa !!!

  Y las dos mujeres, se abrazaron



EPILOGO:

Este relato está basado en hechos reales. Se han cambiado los nombres y los lugares.  Vivieron muchos años en completa armonía no sólo entre ellos sino con el resto de la familia. Raquel fue la más ferviente defensora de Adolfo al que no dudaba en consultarle cualquier problema que surgiera en sus vidas. Alicia tuvo otro hijo, convirtiendo a Adolfo en abuelo, a pesar de que a los otros tres pequeños les consideraba como tales. Ramón y Luis fueron sus incondicionales, por siempre.  Manoli  permaneció con ellos  toda la vida, envejeciendo los tres. Juntos. 


                                                          F    I    N

AUTORÍA :   1996rosafermu
Editada:          Julio 2012
Fotografías:    Archivo 1996rosafermu  ( Ana Belen - Geroge Clooney )

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