sábado, 6 de agosto de 2016

Volver a los diecisiete - Capítulo 13 - Regreso

Las horas pasaban despacio, demasiado lentas para los nervios de todos que estaban expectantes.  A primera hora de la mañana, llegaban al hospital el grupo de reemplazo


--Ahora debéis ir a descansar vosotros, dijo Manoli dirigiéndose a Raquel y a Adolfo
-- Yo no me muevo de aquí, dijo tajante Adolfo.  Ya descansaré cuando todo se normalice
-- Pero tenéis que descansar
--¿Crees que puedo hacerlo sin saber nada concreto?  Quién debe irse es Raquel, está destrozada.  Ramón llévatela, quédate con ella y haz que descanse.  Si hubiera alguna novedad os avisamos inmediatamente-. Hacia media mañana, el médico de la UCI salió de nuevo para informarles





-- Bien, he de decirles que la hemorragia, si no surgen imprevistos, ha quedado  solucionada. Me preocupa el coma. No hay ninguna señal y debe haberla enseguida…
-- ¿ Qué peligro corre si esto no sucede?, -preguntó Adolfo
-- Pueden haber daños cerebrales.  Creo que vamos a proceder a realizar el plan B, que es trasladarla a una habitación. Pero eso significa que no se puede abusar de las visitas. Aún debe estar muy controlada, pero deben estar con ella. máximo dos personas y deberán hablarla de algo que signifique mucho para ella. Tenemos que hacerla reaccionar aunque sea débilmente
-- El traslado ¿cuándo será?
-- Vamos a preparar la habitación inmediatamente. Posiblemente en una hora esté todo listo.
-- Muchas gracias, doctor.


Al ausentarse el médico, todos se miraron con preocupación pero esperanzados, se abrazaron dispuestos a emprender la dura lucha que les aguardaba: tenían que hacer regresar a Carmina


-- Lo vamos a conseguir- comentó Adolfo-.  Creo que la primera persona que debería hablar con Carmina debe ser Raquel.  Su actitud es lo que más  la hirió y por el mismo motivo debería reaccionar.
-- ¿ Y tú Adolfo, no piensas intervenir?



-- Naturalmente que lo haré. Todo con tal de que mejore, pero creo que debéis ser vosotras las primeras.  En un descanso que tengáis lo haré yo-.  Aún no habían instalado a Carmina en planta, cuando Ramón con Raquel regresaron al hospital


-- No podía dormir. Estaba peor, por lo que decidimos regresar. ¿ Hay alguna novedad?
-- Si. Están a punto de bajarla a la habitación- respondió Adolfo-.   Raquel,  el médico dice que tenemos que hablarle de algo que a ella le sea sensible.  Opino que debes ser tu y tu hermana la que empecéis el primer turno. En un descanso lo haré yo.
- Pero Adolfo, tu eres su gran amor….
-- Y vosotras,. Por eso debéis empezar. De acuerdo a como veamos su reacción así haremos.


El ruido de unas ruedas metálicas interrumpió su conversación y un celador se aproximó a ellos.


-- Son la familia de esta señora ¿verdad?
-Si, respondió Raquel
--Bien, bajen a la planta tercera, habitación 302. La trasladamos en este momento.  Allí les daremos instrucciones


Todos a una bajaron rápidamente siguiendo las instrucciones del celador.  Cuando entraron en la habitación una enfermera y un internista terminaban de poner en marcha los aparatos que debían controlar sus constantes vitales


El sonido chirriante de las ruedas de la cama se sintió por los pasillos y el abrir de la puerta, hizo que todos se agruparan a un lado de la habitación para dejar paso a la cama que portaba a Carmina.  Un nudo en la garganta de los presentes se hizo y tanto Manoli como las hijas no pudieron reprimir unas lágrimas.  Pero estaba en planta… ahora les tocaba a ellos el volverla a la realidad.



La   conectaron los aparatos y revisaron si todo estaba en orden. Les dieron algunas instrucciones de cómo debían tratarla y les enseñaron los botones que deberían pulsar si ocurría alguna anomalía.


--Nosotros haremos rondas cada dos horas. Si en el intervalo de ronda y ronda ocurriera algo fuera de protocolo, nos avisan inmediatamente.  ¿ Lo tienen todo  claro?


Todos contestaron afirmativamente. Una vez se quedaron a solas establecieron los turnos para estar con Carmina.  Las primeras sus hijas, que se irían alternando hablando con la madre de cosas que le fueran fácilles de recordar. No hablarían las dos a la vez, sino alternativamente; despacio, sin emocionarse, por mucho que las costara. Deberían hacerlo como si estuvieran narrando una historia.  A continuación hablaría Adolfo.  Salieron de la habitación y se quedaron a solas la madre y la hija.  No había ningún  signo de que Carmina pudiera escucharlas, pero debían intentarlo.


 Raquel. tomó la mano de su madre y depositó un beso en la frente mirándola fijamente con los ojos llenos de lágrimas.



-- Mamá, mamita, por favor vuelve con nosotros., Te necesitamos. Sé que te he hecho mucho daño, que te dije cosas horribles que en el fondo no sentía, peo no sabía nada.  Sé que lo has ocultado durante todo este tiempo para no distorsionar nada.  Quiero que sepas que te quiero, muchísimo y que toda mi vida me sentiré culpable de lo que te ha pasado.  Todos nosotros te necesitamos; los niños no saben nada, porque hubieran querido venir a verte. Lo harán cuando estés mejor.  Mamá  . . . . 


No pudiendo contener más su angustia estalló en sollozos desgarradores. Apretaba la mano de su madre y acariciaba su rostro inexpresivo..  Alicia corrió al lado de su hermana y se abrazó a ella llorando también


-- Yo también soy culpable, mamá. Yo lo sabía y fui cobarde al permitir esa situación y no salir en tu defensa. Soy tan culpable como Raquel.  Pero ahora todo es distinto; volvemos a ser una familia unida, y hasta la integra un miembro más. Ponte buena, mamita. Vuelve con  nosotros,,  te necesitamos.


Siguieron hablando con la madre relatando pasajes de cuando eran pequeñas y compartían sus juegos infantiles con ella. Sus llantos se habían calmado y ahora la charla era relajada, se reían hablaban entre ellas y hacían partícipe a su madre de la conversación, aunque por  parte de Carmina  no había respuesta.  Ramón entró en la habitación y levantó a su mujer que seguía arrodillada a la cabecera de su madre.


..
--Vamos cariño, viene la ronda y debéis salir de la habitación


-- ¿ Por qué ¿
-- El fisio la tiene que hacer rehabilitación.  Lleváis dos horas largas y tenéis que descansar.  Aprovecharemos e iremos a tomar un café, mientras la atienden.  Así lo hicieron. El próximo turno sería el de Adolfo


Todos acordaron que Adolfo permaneciera a solas con Carmina y él lo agradeció.  Tomó su mano, acarició su rostro y la besó en los labios.  Al contacto de su boca sintió un escalofrio. Hacía meses que habían dejado de verse. 


Adolfo arrastró una silla hasta la cabecera de la cama de Carmina, y comenzó a hablar con ella despacio, con emoción, con ternura.  Sabía que de aquellas conversaciones dependía el  recuperar a la mujer que amaba y con la voz entrecortada y los ojos húmedos, besando la mano de ella que sostenía entre las suyas, comenzó la conversación más difícil y esperanzada de su vida

-- Amor de mi vida, si porque eres el amor que he estado esperando toda mi vida.  Tú sabes que no he sido un santo, que mi vida de soltero hacía que estuviera con muchas mujeres, pero el conocerte  fue un antes y un después.  Quizás que a nuestra edad hemos perdido todos los prejuicios y sonrojos que cuando somos jóvenes tenemos.  No me caíste bien la primera vez que nos vimos. . Me pareciste una marisabidilla que se metía en una conversación ajena, pero, luego, en  los sucesivos encuentros,  fuiste para mi un descubrimiento.  Tus nobles sentimientos, el amor a tu familia, tu dulzura, tu amena charla me descubrió a una mujer interesante que no había conocido nunca. Nunca había sentido por nadie lo que sentí la primera vez que nos acostamos. Fue como si un adolescente hiciera el amor por primera vez.  La entrega fue total y absoluta. Quiero decirte que las palabras de amor que te dije aquella noche salían de mi alma; nunca mis labios pronunciaron palabras semejantes a ninguna otra mujer. Y día a día te me hacías más imprescindible, porque sin proponértelo me hiciste recobrar el entusiasmo y fogosidad de la juventud. 


"Deseaba que el día terminase para poder encontrarnos, para estar juntos, sin más. El poder contemplar el brillo de tus ojos, tu serenidad, tu sonrisa siempre dulce y amable, era la compensación de todas las preocupaciones.  Supimos  ambos que el camino elegido iba a ser,  cuando menos difícil, pero siempre tenía la esperanza de que todo volviera a su cauce.  Y no fue así y nuestro distanciamiento me dolió en lo más profundo de mi ser.  Sabía que ninguno  de los dos éramos culpables, que todo nuestro delito era amarnos sin concesiones. He de decirte que ahora estamos todos juntos, que nuestros problemas se han solucionado, por eso te pido que regreses a nosotros para poder compartir una vida plena y feliz.  Los médicos no están seguros si cuando se está en coma , podéis oírnos, yo sé que si, que me escuchas todo lo que te estoy diciendo.  Que tus hijas han estado contigo y las has escuchado; ahora sólo falta que nos des alguna señal de que ello es cierto.  Yo te necesito para seguir viviendo, porque sin ti va a ser muy difícil seguir caminando por la vida, no podré sin ti. Te necesito, amor mío. Me has dado la alegría de vivir, me has vuelto a mi adolescencia,  a mis diecisiete años, la edad en que nos creemos mayores, en que lo sabemos todo,, cuando la realidad es que nos queda todo un universo por descubrir. Pero bendita edad en que todavía la vida no nos ha decepcionado y nos creemos superhombres para superar todo.  Vuelve a mi , cariño, vuelve por favor.  Nos espera un futuro de felicidad con  nuestra familia. Tus nietos quieren verte, abrazarte. Tienes mucho por lo que regresar, por favor vuelve."


Había pasado el tiempo sin darse cuenta y la ronda del cambio de turno entró en la habitación.,  Adolfo consultó con la enfermera si podía quedarse con ella por la noche. La enfermera contestó afirmativamente.  Se quedarían Manoli y él.  Los chicos se irían a descansar y les relevarían en las primeras horas del día siguiente.


Antes de retirarse a descansar Ramón dijo a Adolfo y a Manoli que debían bajar a cenar algo a la cafetería.  Iban a necesitar fuerzas debido a que la situación igual se prolongaba en el tiempo.  Bajaron y mientras cenaban cambiaron impresiones. Estaban algo descorazonados, pues tenían la peregrina idea de que al escuchar sus voces Carmina iba a  reaccionar inmediatamente, y no fue así.  Hablaron poco; estaban serios y preocupados.  Era muy importante que Carmina reaccionase enseguida, de lo contrario había riesgo de problemas cerebrales…  No querían ni pensar en eso.


Cuando subieron y se quedaron solos, Manoli se puso a hablar con Carmina de cosas diarias que ambas compartían, pero la situación no variaba.  Adolfo consiguió que se acostará en la cama contigua a Carmina, destinada al  acompañante.  El sueño y los nervios acumulados del día rindieron a Manoli que se durmió enseguida. La noche en un hospital es larga, pesada, monótona y silenciosa, con un silencio abrumador. La madrugada es eterna y se espera el amanecer como si ello solucionara todos los males que aquejan a las gentes que deben permanecer en esos recintos, unos por enfermedad, otros por acompañar a sus seres queridos.


Salio al pasillo; tenía que estirar las piernas que se le acalambraban de estar durante horas en la misma posición, pero no importaba.  Simplemente al entrar de nuevo, esperaba  algún cambio, que seguía sin producirse.




Adolfo entró de nuevo y se sirvió un café.  La madrugada pasaba lenta. Adolfo consultó el reloj eran las cuatro y media. Pronto amanecería. ¿ qué les traería el nuevo día, sería el del milagro?  Dio un sorbo de café y se giró para ocupar su sitio junto a Carmina, entonces vio algo que le paralizó momentáneamente


Carmina le miraba sin pestañear:  había regresado. Corrió a su lado y tomando su cabeza con ambas manos empezó a besarla suavemente, como si temiera que su brusquedad la volviera a la inconsciencia de nuevo





-- Mi amor, mi vida, estás aquí, has vuelto. Se abrazó a ella al tiempo que pulsaba uno de aquellos botones de emergencia y despertaba a Manoli


-- Manoli, Manoli


-- ¿ Qué ocurre, qué pasa ¿
-Manoli, ha vuelto. Mírala -.  Manoli giró su mirada al tiempo que un internista y una enfermera entraban apresuradamente en la habitación
-- Salgan un momento, por favor-.  Ambos salieron y en el pasillo se abrazaron riendo y llorando a un tiempo
-- Por favor, Dios mío, que sea verdad. Musitó Adolfo -.  Al cabo de unos minutos la puerta de la habitación se abrió y los sanitarios salieron con el rostro de satisfacción
--Enhorabuena, la hemos recuperado.  Pregunta por Adolfo


Manoli y él se miraron y rompieron a reír nerviosamente.   Adolfo entró y sonriendo a Carmina miraba su cara, la besaba, la acariciaba sin dejar de sonreír


-- Mi vida, estás aquí.  Se abrazó a ella al tiempo que Carmina acariciaba sus mejillas y unas lágrimas se escapaban de sus ojos.  Manoli contemplaba la escena enternecida por el amor de aquellas personas.  No se atrevía a interrumpirles, hasta que él la llamó para que acudiera a su lado.  Ambas mujeres se abrazaron conteniendo la emoción.  Aún quedaba un  largo camino hasta la total recuperación, pero habían conseguido lo más difícil: Carmina había regresado a su lado.  Adolfo marcó el número del hotel en donde se habían  alojado los chicos y rogó le pasaran con cualquiera de las dos habitaciones que habían reservado


-- ¿ Qué, qué pasa? -  Un Ramón asustado descolgó el teléfono
-- Ramón soy Adolfo ¡. Carmina ha vuelto…. ¡!!


-- ¿ Cómo,? ¿ Quieres decir que…?
-- Siii, ha vuelto en sí
--Vamos para allá inmediatamente.





COMENTARIO


No sé si científicamente está comprobado que las personas en coma pueden enterarse de lo que ocurre a su alrededor.  Por experiencia propia, creo que si, que aunque  no sean capaces de despertar de su letargo, nos escuchan cuando les hablamos.. Tuve un caso en mi familia en que vi llorar a pesar de estar en coma, mientras le hablábamos con todo el sentimiento de cariño que en esos momentos nos desbordaba.  Por eso creo que se les debe hablar por si acaso nos escucharan.  Es el único recurso que nos queda llegada a una situación como la descrita. (1996rosafermu)

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