lunes, 7 de septiembre de 2015

Segunda oportunidad - Capítulo 11 - El poblado de Matt

Cuando Jack se levantó,  Lissy estaba desayunando e impaciente por comenzar sus pesquisas.

--Buenos días ¿has descansado?
--Ni un minuto. Estaba tan nerviosa que no he hecho más que dar vueltas en la cama

Jack la miró con cariño y acarició una de sus mejillas

--Tranquila, ya queda poco. Verás que dentro de nada puedes relajarte.
--No estoy tan segura. Aquí todo es distinto, con más calma, sin prisas. De todas formas estoy deseando empezar las gestiones


Al cabo de una hora ya estaban preparados, y se encaminaron hacia el hospital. Primero hablarían con el director y verían si los objetos personales de Matt, si es que los tenía, los habían conservado. Si allí no obtenían respuestas a sus preguntas, irían al Ministerio, y por último se acercarían al poblado de donde salieron y no regresaron 



Llegaron frente al hospital. Lissy  se agarró al brazo de su compañero. Tenía miedo a lo que se iba a enfrentar y  temía que todas las gestiones iban a ser infructuosas. Al ver la fachada, a pesar de haber sido pintada para cambiar un poco su aspecto, le vinieron a la memoria todos los días vividos con Matt.   Aún su memoria se hacía patente, máximo en aquel lugar que era al que se dirigía cuando murió.

Jack pasó su brazo sobre el hombro de ella para infundirle valor. Fue él quién  se adelantó hasta la recepción y preguntó a la enfermera , que les atendía,  si podían hablar con el director.  Lissy se identificó y la enfermera le expresó sus condolencias. 




Estaban en esos trámites, cuando de pronto una voz conocida la  sorprendió,  y la hizo girar  la cabeza. en la dirección de donde provenía la llamada

--Señorita Lissy, señorita ¿ no se acuerda de mi ?

--¡ Tom ! ¡ Cómo no me voy a acordarme de ti, después de lo que vivimos !

Tom, era el enfermero que junto con ella y Therry atendían a los enfermos el día del ataque de la guerrilla y juntos permanecieron en el zulo que les protegió  de los asaltantes.  Se fundieron en un abrazo y Lissy se derrumbó llorando sobre el pecho de aquel hombre, que impecablemente vestido la había identificado




--Vengan, vengan a mi despacho. Ahora soy el ayudante del director. Creyeron conveniente darme esta recompensa por lo que ocurrió en el poblado. Ahora tengo un empleo fijo y seguro

--Dime Tom, he venido hasta aquí por ver si puedo recuperar los restos de Matt. ¿Se pudo rescatar su cadaver? Desde Londres no ha habido forma de conseguir noticia alguna
--Yo fuí al consulado ingles a ver si me podían facilitar su dirección y de esta forma ponerme en contacto con usted 
- Si Lissy, con mucho esfuerzo conseguimos recuperar sus restos y enterrarle en donde él hubiera querido descansar: en el poblado.  Las autoridades fueron generosas y agradecidas y han puesto su nombre a ese pueblecito. Se llama poblado de Matt Damon , y he de decirla que su memoria y la de todos nosotros es respetada y querida, especialmente la de Matt , al haber perecido en aquellas tierras.  En cuanto me puse bien, solicité del hospital me dieran todos los objetos que el doctor tendría en su despacho y en una caja los tengo recogidos y que la entregaré ahora mismo.  Aguarde un momento, por favor.

Mientras esperaban el regreso de Tom, Lissy y Jack se fundieron en un abrazo. La muchacha lloraba convulsa. La emoción era intensa y Jack abrazaba su cabeza para consolarla. La entendía perfectamente ya que él había pasado por ese trance hacía tiempo

--Aquí está , Lissy. En esta caja he guardado lo que él tenía : un bolígrafo, su agenda, una fotografía, un encendedor, sus gafas y poca cosa más. 

--Lissy, tengo algo más.  La noche anterior a su partida, Matt me entregó una carta dirigida a usted que debía entregársela si a él le ocurría algo.  Sabía que había peligro con la guerrilla tan cerca, pero a ninguno de nosotros nos comentó nada para no alarmarnos, porque si usted se enteraba le disuadiría de emprender el viaje, y no tenía más remedio que venir a Lusaka, porque era urgente el suministro de medicinas. Tómela.

Lissy extendió sus manos temblorosa como si le diera miedo coger aquella carta que era la despedida de Matt. Estaba aterrorizada, creía que había superado su pérdida, pero allí en el mismo escenario en donde había ocurrido todo, se hacía más patente su recuerdo.  Miraba la misiva fijamente sin atreverse a abrirla. Por fin dijo

--Jack, guardamela tú, por favor. Necesito leerla a solas,  tengo miedo...
--¿Quieres que nos alejemos y así puedas leer lo que está escrito
--No, no. Es que no lo esperaba y tengo que dejar pasar un rato para asimilarlo.  Tom,¿ podrías indicarme cómo puedo llegar al poblado?.  Deseo visitar su tumba
--Naturalmente. Espérenme un minuto. Voy a a pedir al director permiso y yo mismo les acompaño. De vez en cuando voy . Fue un gran hombre y,  le estoy muy agradecido. Pasamos buenos ratos a pesar de todo y lo que tengo ahora se lo debo a él, que me enseñó todo lo que sé.  No tardaré

Lissy temblaba como una niña pequeña. La angustia de Jack era grande, pues quería evitarle todos los malos ratos por los que estaba pasando, pero no podía ayudarla . Era su duelo y tenía que pasarlo. Eran momentos tristes aún no superados y ahora más patentes al no haber podido llorarle cuando ocurrió todo.

Tom volvió y los tres se encaminaron a un jepp prestado  para tal menester.  De nuevo el paisaje africano envolvió a Lissy y fascinó a Jack. El paisaje con la fuerza intensa de los momentos que estaban viviendo, se grababan en su retina y en su memoria. Era la primera vez que veía  algo tan hermoso como aquello. Lo describiría en algún relato-   pensó

Lissy no sabría decir el tiempo que llevaban viajando. Estaba absorta pensando en lo que tendría que leer en la carta que cuidadosamente guardaba  Jack. Eran sus últimos pensamientos, en las últimas horas de su vida

Salió de su ensimismamiento cuando el coche paró frente a un cuadrado de tierra con una cruz, una placa y algunas flores.  Salieron del coche y Jack tomó por la cintura a Lissy, pensando que se iba a desmayar de un momento a otro.  No ocurrió así.  Ella  se hincó de rodillas ante la tumba de Matt y tapándose la cara con las manos, sollozaba silenciosamente , pero inconsolable

A lo lejos se escuchaban  cánticos del cercano poblado y de su dirección unas mujeres venían con algunas flores en la mano.  Al cabo de un rato Lissy levantó la vista y vio como las mujeres depositaban las flores sobre la tierra reseca de Matt.  Una de ellas la dijo unas palabras que Lissy entendió

--Gracias, nos ayudó a curar a nuestros hijos. Era un buen hombre. Nunca le olvidaremos.

Ella  la sonrió y levantándose  pidió a Tom les llevase hasta el poblado, quería verlo por última vez.  Tardaron poco en llegar, pues habían decidido  que la tumba del doctor, estuviera entre ellos, de esta forma su alma siempre les protegería.  Matt amaba profundamente aquella tierra que no hubiera cambiado por nada. De no haber ocurrido su muerte, seguramente hubieran vivido juntos en aquel lugar toda su vida, sin embargo no se sentía con fuerzas para volver a establecerse de nuevo allí

Llegaron al poblado. Las voces se habían corrido de que la señorita con el pelo de oro, había vuelto a buscar el alma del doctor para llevársela lejos  Lissy tuvo que explicarles que solamente venía a ponerle flores y rezarle.

--Estad tranquilos,  no me llevaré su alma. Se quedará aquí siempre, puesto que él quería estar y morir aquí.


Eran gentes sencillas, cariñosas y agradecidas. Enseguida sacaron a los niños de sus casas y se los presentaron a los visitantes.  Lissy abrazó a cada uno de ellos emocionada. Se despidió de todos mirando hacia el lugar en donde había estado su humilde hospital, en cuyo emplazamiento habían levantado otro que ahora estaba atendido por un joven doctor y dos monjas.  Se dirigió por último hacia donde estaban los sanitarios, que supieron en todo momento quién era aquella visitante.  Se abrazó a cada uno de ellos y emprendieron el viaje de regreso a Lusaka.

Llegaron muy tarde. Jack, ya en el hotel, entregó a Lissy la carta y dándole un beso en la frente salió de la habitación dejándola sola.  Antes le dijo

--Estaré en mi habitación. Llámame si me necesitas sea la hora que sea. Buenas noches y trata de descansar, aunque sé que va a ser difícil, pero inténtalo. 




 Cerró la puerta tras de si, y cabizbajo abrió la puerta de su habitación.  Se tumbó en la cama mirando al techo y aguardando una llamada de Lissy, que no se produjo en toda la noche  Hacía calor, estaba cansado, desvelado y preocupado por ella, aunque sabía que debía dejarla sola. Tomó un libro, pero no se concentraba en la lectura. Decidió entonces escribir en un cuaderno la impresión que había tenido al pisar aquellas tierras. Y poco a poco escribiendo, vio amanecer. Un nuevo día ¿les traería más sorpresas?


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