jueves, 4 de mayo de 2017

La infiel - Capítulo 12 - Amor sin esperanza

Mientras el taxi las conducía hasta su domicilio, Elva iba llorando ante la mirada curiosa de Sarah.  No podía evitarlo. Sabía que podría darse la ocasión de encontrarse en algún lugar, pero también  el caso, que él siguiese en Estdos Unidos, y haber reconstruido su vida, como parece ser que había ocurrido. Perdió la esperanza de unirse, hace mucho tiempo.  En principio pensó que un año no era demasiado, pero habían transcurrido tres y nada había cambiado.

 Si hubiera sabido que estaba solo, se hubiera acercado a él y le hubiera dicho " esta es tu hija.  Esa hija que sembraste en mí el último día que nos vimos ".  Pero lejos de eso, estaba en la cafetería acompañado de una preciosa mujer rubia, sin duda americana .

Y James se preguntaba una y otra vez  ¿ Se habrá casado?.  Razón de más para ocultarle la verdadera razón de llevar a esa niña en brazos.  Ni siquiera imaginó que pudiera ser suya.  Ni siquiera se preguntó lo extraño que era que se abrazase a ella como si tuviera el temor de que alguien se la arrebatara.  Por breve que fuera el tiempo en que se vieron, ella se hubiera planteado algo, de haber sido lo contrario de lo que era. Claro que James no podía siquiera imaginar todo lo que ocurrió después de su marcha.

Dio la cena a Sarah, que enseguida, cansada por la tarde de juegos que había tenido, se quedó dormida.  La acostó, y en la soledad de su casa, pensó en James. En cómo estaba:   atractivo como siempre.  Sin embargo a  ella ¿ cómo la encontraría ?  Seguro que no muy bien.  Al cabo de un rato decidió irse a la cama, a ver si con suerte se quedaba dormida.

James, tardó un momento en reunirse con sus amigos y la chica que le acompañaba, que a pesar del criterio de Sheryl, simplemente era una buena amiga, una compañera del hospital en el que trabajaba de prácticas, que al saber que venía a España de vacaciones para ver a la familia, se animó a acompañarle.  Se disculpó y decidió ir a su casa.  Tenía mucho en lo que pensar y no le apetecía la compañía de nadie.  No comprendía la actitud de Elva.. La llamó al número que conservaba, pero un contestador le advirtió que ese número no existía, lo que significaba que lo había dado de baja. Lo intentó yendo a donde vivían antes de él partir, pero el portero le dijo que se había mudado cuando murió el esposo y no había dejado dirección. En el hospital, por lo que comento Sheryl, también habían perdido su rastro. Pareciera que  la hubiera tragado la tierra, o que no deseaba que nadie la encontrara ¿ Qué había pasado ?

Quería verla, saber de ella, Cómo había ocurrido todo, cómo estaba ahora, en fin..., necesitaba tenerla frente a él.  No la había olvidado, y cada día, cada minuto fue una tortura al estar lejos de ella y no poder comunicarse ni saber nada de lo que estaba pasando. Cuando proyectó su viaje de regreso, vino con la esperanza de buscarla y no parar hasta encontrarla,.  Pero se habían visto y su encuentro fue frío, como si le molestase el volverle a ver.

 Pensaría detenidamente en qué hacer para localizarla y poder hablar tranquilamente con ella.  No daba crédito a su frialdad; algo había ocurrido para que se comportase de ese modo.  No creia posible que le hubiera olvidado, no después de haber vivido la última noche  que estuvieron juntos.  No era la misma persona.  Aunque, quizá, la muerte del marido haya cambiado muchas cosas.  Confiaba en que no se llegasen a conocer sus amores y encuentros furtivos.  Corrió un gran riesgo, y sin embargo no la importó.  No era posible el cambio tan radical que había sufrido.  Algo que se le escapaba había tenido que pasar.

  Fue ella la que le rogó que no la escribiera, ni siquiera a un apartado de Correos,.  Que no la llamase, que se olvidase de que existía.  Entonces  ¿por qué esa frialdad?  Se descubriría su relación y tuvo serios disgustos con su marido e hija? ¿ Qué pasaría ?

¡ Qué distinto había imaginado el encuentro.!  Lo había visto en su imaginación miles de veces durante estos años.  Pensaba que Frederick ya no podía vivir, porque  se encontraba muy mal cuando él se fue, luego entonces ¿ a qué tiene miedo ?  No quería ni pensar en que se hubiera casado; no porque sabía que a quién amaba era a él.  Algo había tenido que ocurrir, y lo averiguaría costase lo que costase.  Tenía que regresar a Estados Unidos después de Año Nuevo,  poco tiempo, pero acudiría a una agencia de detectives que la buscaran.

Si no la encontrasen antes de partir, estarían en contacto desde América, y en cuanto averiguasen su paradero, , él lo dejaría todo y regresaría .  Pero ¿ Y si se había casado ? ¿ No la haría más daño ? Correría ese riesgo, pero no podría vivir sin saber lo ocurrido.  No la perdería de nuevo.  Y esa noche no durmió dándole vueltas a la cabeza de cómo empezar a buscar.

Sin perder tiempo, en cuanto fue de día se trazó un plan: primero iría a una agencia de detectives privados, pero él por su cuenta llevaría sus pesquisas. Y lo primero que se le ocurrió fue acudir al hospital y recabar todos los informes médicos que tuvieran de Frederick Shephard. Estaba seguro que no le pondrían obstáculos , y en último caso, recurriría a su amigo Louis Foster.  Con los datos que pudo conseguir, solicitó una partida de defunción, que tardaría tres días en tener.

Llevó a la agencia de detectives,  una  fotografía de Elva y todo cuanto pudo, que no fue mucho, pero ellos eran profesionales y arrancarían su investigación con lo que tuvieran.  Les dio la dirección en Estados Unidos y su teléfono para estar en contacto.

- No quiero repetirles el interés que tengo en localizar a esta señora. No importa lo que cueste. Encuéntrenla, por favor.

 Se despidió de ellos y regresó al hotel en donde se hospedaba su amiga.  Se disculparía con ella, y si fuese necesario, le contaría por qué tenía tanto interés en encontrar a la mujer que amaba con todas sus fuerzas.

Jenny estaba bastante enfadada con él por haberla dado plantón, y su recibimiento fue con bronca, algo que James comprendió perfectamente.  La tomó de una mano, y la hizo sentar en un sillón frente a él.  Creía tener el deber de contarle la verdad, ademas,  ¿a quién podía perjudicar; el marido había muerto, y Elva y su familia ni siquiera conocían a Jenny.  Debía ser sincero con ella y así comenzó a relatar de qué manera la conoció, y tratando de ayudarla se enamoró perdidamente de ella. No fue compasión, lo que sintió en primer lugar, pero sí una pena infinita por ella, joven, bonita y atada a un marido que no la quería y al que ella tampoco deseaba.  Pero su hija, frenaba todo y por ella transigió con las veleidades del marido y los desplantes de la hija.

Jenny escuchaba conmovida con mucha atención.  No hizo preguntas, ni dio opiniones. Cuando terminó el relato de su vida, solo pudo decirle:

- Encuéntrala, cásate con ella y sed felices de una vez. Y ¿ dices que iba con una niña ?
- Si.  La llevaba en brazos
- ¿ Qué edad calculas que tendría
- No lo sé.  Como te he dicho la llevaba en brazos
- ¡ Vamos James eres pediatra ! ¿ No sabes calcular la edad de un niño?
- ¿ Dónde quieres ir a parar ? ¿ Qué es lo que estás pensando ?
- Eso mismo que imaginas. Justo eso
- No por Dios.  No es posible. Me lo hubiera dicho
- ¿ Dónde ? Cortasteis todo contacto
- Pero me lo hubiera dicho cuando nos vimos , ahora.
- Te vio conmigo y seguro que supuso que era alguien en tu vida.  Ha sufrido mucho, según me cuentas. No es de extrañar que se ponga en todo lo peor.  Búscala. Si puedo ayudarte, cuenta conmigo.
- Gracias Jenny, así lo haré.

No podía decir otra cosa. En su cabeza daba vueltas la suposición de Jenny. ¿ Tendría una hija y él no lo sabía ? No sería capaz de ocultárselo; ella es noble, no cometería esa crueldad.

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