lunes, 27 de julio de 2015

Mi vida con un actor - Capítulo 3 - Rodajes



Olivia se despidió y contrajo matrimonio. Yo ocupé su puesto y durante unos días gozamos de absoluta tranquilidad: Ed estaba de viaje, Maxim estaba estudiando guiones, en fin todo normal. Pero... la tranquilidad solamente duró unos días. Al regreso de Ed, de nuevo vino la tensión.
Una mañana me llamó a su despacho y tras un discurso en el que dejó sentado que era "mi jefe", solícitamente me cedió la palabra:

--Sr. Grant, me ha dejado muy claro que el que manda aquí es usted, pero yo tengo un trabajo de responsabilidad, un trabajo en el que todo debe estar controlado al milímetro y tal y como lo plantea, mucho me temo que no será así.

--Bien, pues hable, demonios. ¿Qué es lo que pretende?

--En primer lugar nuestra relación con la prensa. Sólo nos acordamos de ella,   cuando hay que promocionar alguna película y claro nos fallan. Mi idea es tener una reunión con todos , los más representativos, y llegar a un acuerdo: una entrevista de vez en cuando, cuando se tenga algo interesante que decir, por ejemplo un nuevo proyecto.  Y en las ruedas de prensa, dejar que ellos sean los que pregunten,  sin censuras y si alguien hace alguna pregunta indiscreta, reaccionar amablemente sin contestar a ella. Y de eso me encargaría yo.

En segundo lugar tener más tiempo para proyectar los viajes: no se puede estar una mañana en Londres y al día siguiente en Nueva York, por ejemplo.  Esto nos hace llegar cansados, malhumorados y surgen los encontronazos. Y si en el aeropuerto hay algún reportero de calle, dejar que saquen una foto y contestar amablemente.

Las entrevistas en radio o televisión, deberán pactarse desde antes de llegar al pais en donde se vayan a realizar, con tiempo suficiente y saber de qué vamos a hablar.
En tercer lugar al ser asesora de imagen , tener carta blanca para dirigirle en la forma de vestir. Tenemos que tener en cuenta el respeto hacia el público que nos sigue, y no podemos presentarnos de cualquier manera. La imagen la asocian a la que damos en el cine y muchos de ellos quedan defraudados si le ven con vaqueros, cuando han estado viendo en el cine a un impecable gentleman inglés. Los vaqueros están muy bien, pero para determinadas ocasiones.
Luego están, y se que eso pertenece a su vida privada, las salidas nocturnas. No esconderse de la prensa. Por amor de Dios, son seres humanos y tienen derecho  a tener sus conquistas o simplemente salir a cenar con una amiga; no siempre son flirts. De momento esto es lo que yo veo más interesante a desarrollar.

--¿Nada más?

--Pues de momento creo que no, pero quizá sobre la marcha surja algo.

--Bien, lo estudiaré y cuando Maxim esté libre, hablaremos del tema, pero desde ahora le digo que no le va a gustar.

--No se trata de que guste más o menos, sino de lo que es necesario para ganarnos a la prensa y de que el público nos siga. Así es como yo lo veo. Hablo con la gente, en la cafetería, ignoran quién soy, y hablan. Hay muchas cosas que no les gustan en absoluto.

-Está bien, ahora no puedo entretenerme más. Tengo cita con un productor para un nuevo proyecto. Ya le diré algo cuando hable con él.

Y habló,¡ ya lo creo que habló !, pero tergiversando todas las exposiciones que yo había planteado. Lo hizo como si fuera iniciativa suya. Me quedé helada cuando al cabo de un tiempo nos reunimos los tres para estudiar nuevos desplazamientos. No pude ni abrir los labios; tal y como yo le había expuesto a Ed las cuestiones, Maxim dió su aprobación totalmente.

Una sonrisa irónica asomó a los labios de Ed cuando Maxim tras aprobarlo se dirigió a mi riñéndome un poco porque no se me hubieran ocurrido esas ideas, pues yo era la encargada de estar pendiente de ello.

Se había producido una guerra sorda entre el representante y la asistente personal.






Estaba claro que Ed estaba disfrutando al verme derrotada. Al salir le dirigí una fulminante mirada de la que él se percató, pero no dije nada. Mi malhumor era evidente y al preguntarme la compañera que ahora ocupaba el puesto que yo tuve al principio, no pude contenerme y estallé sin poderme reprimir. Le pedí que me acompañara al cuarto del café. Tenía que tomarme una tila o de lo contrario mi furia iría en aumento.

Cuando estaba relatando lo ocurrido, y mientras ella me miraba atónita, no me dí cuenta de que la puerta se había abierto y las señas que me hacía mi compañera las interpretaba cómo que no entendía la actitud de Ed.

Maxim estaba escuchando silencioso el relato y serio me pidió que acudiera a su despacho inmediatamente.

Me preguntó primero el motivo de tal enfado y al relatarle la" traición " de Ed, me dijo que lo aclararía, y ¡ vaya si lo hizo!.
La bronca entre los dos fué de las que hacen época, sorprendiendo a todos pues Maxim era difícil que diera voces, pero en aquella ocasión si lo hizo.

--¿Vas hacer caso a una recién llegada, antes que a mi? Nuestra amistad data de hace muchos años y nos ha ido muy bien hasta que esa chica ha entrado en nuestras vidas.

--¿En nuestras vidas? Ella no ha hecho nada más que hacer el trabajo para el que fué contratada.¿Pero qué es lo que te pasa? Tu trabajo y el de ella se tienen que complementar. Tu desarrollas uno importantísimo, pero el de ella es cara a la gente, y yo necesito a la gente para que sigan viendo mis películas. Lo que ha expuesto es muy razonable y de ahora en adelante será ella la que lleve el tema, y te ruego que no intervengas. Lo hablaremos ella y yo, es nuestro trabajo. Tu ocúpate de los contratos y de los productores y déjanos a nosotros las relacioes públicas. Y ahora, dejémoslo, ya ha sido bastante desagradable.

Ed, solamente replicó: "Está bien "

Al pasar por mi lado me dirigió una furibunda mirada y por lo bajo susurró: "Ya hablaremos tú y yo "

--Cuando quieras, es todo lo que respondí.

Pasó cerca de una hora, tiempo que necesitamos para que los nervios de todos nosotros pudieran ser controlados de nuevo. Maxim me llamó por el interfono para que acudiera a su despacho. Me comunicó que dejaba en mis manos las relaciones públicas y la asesoría de imagen.

--Para ello deberá acompañarme a los rodajes, por pesados que le resulten, pero deberá ser mi sombra. La necesito en todo momento. A los rodajes acuden muchos periodistas y no siempre es conveniente que anden husmeando por el plató, por tanto deberá ser usted quién les aleje o concierte una entrevista cuando convenga ¿de acuerdo? Le anticipo que es muy pesado estar en un rodaje. Igual estás horas y horas para una secuencia de cinco minutos, pero no puedes moverte del plató, porque constantemente tienes que hacer pruebas de luces, de sonido, etc. Como novedad, si no ha visto ninguno, le gustará, pero créame que el segundo le resultará muy pesado.  Dentro de unos días empezaremos a rodar. Ya se lo avisaré con tiempo, y ahora vamos a relajarnos. Ha sido todo muy desagradable, no me gusta tener problemas con la gente con quién trabajo, pero a veces es indispensable. Ed es buena persona, pero hay ocasiones en que se extralimita. Bueno...,  ya terminemos con este tema

Pasó el tiempo sin que volviéramos a tener otro encontronazo, pero entre nosotros no había armonía. Hablábamos lo imprescindible, sólo lo  concerniente al trabajo, pero nos evitábamos constantemente.

Maxim comenzó a rodar en los estudios, pero me anunció que había exteriores y también a ellos habría de acompañarle.

--Mañana esté lista a las ocho. A esa hora pasara el vehículo de los Estudios a por nosotros para ir a maquillaje y después a rodar.-  me dijo escuetamente

--A las ocho estaré lista.¿Vengo aquí, o  dónde espero?

--No, no. Pasaremos a su domicilio a recogerla. Recuerde a las ocho en punto.

Salí del despacho observando que Maxim estaba de mal humor. Algo en el rodaje no terminaba de gustarle y le mantenía nervioso.

A la hora acordada pasaron a por mí. Yo estaba nerviosa; iba a asistir a mi primer rodaje y eso me tenía intrigada.  Sentía curiosidad por conocer los interiores de una película y ni siquiera me imaginaba cómo podía ser.





Entramos en el plató juntos. ël se dirigió a saludar al director y después de hablar unos instantes con él, me hizo una indicación con la mano para que me acercara. Fui presentada y fue el director mismo quién me condujo hasta una silla detrás del director de fotografía " para que pueda ver todo mejor", me dijo. Sin duda Maxim le había advertido que era "mi primer rodaje"

Tal como me había anunciado el actor, las escenas se sucedían lentamente. Llegó una en especial que me hizo sentirme muy incómoda. No comprendía el porqué de aquella sensación, y fue el presenciar cómo Maxim y su partainer se besaban apasionadamente. Creo debí sonrojarme y en el primer corte traté de salir de allí., pero la puerta estaba cerrada a cal y canto y no se podía mover nadie para no interrumpir el rodaje.  No me sentía con ganas de volver a presenciar de nuevo la escena y entonces opté por distraerme con el ordenador y con alguna tarea sin importancia pero que justificara mi desatención.

Ni yo misma comprendía aquello; no era nada más que un beso, algo apasionado, es verdad, pero ¿ qué me importaba? era su trabajo.

Estaba tan absorta que no me di cuenta cuando Maxim se acercó a mi en un paréntesis que hacían para cambiar de plano

--¡ Tanto interés ! y ni siquiera ha visto la escena -  me dijo contrariado el actor.

--Lo lamento, tenía algo urgente que anotar en el ordenador..lo siento...

Cruzamos ambos una intensa mirada: la de él,  malhumorada, y la mía azorada. Pararon para ir a almorzar y de nuevo vino hacia mí para dirigirnos a la cafetería en dónde comeríamos con los demás componentes del equipo. Yo estaba violenta. Pensaba que cuando volviéramos hacia la ciudad me iba a ganar una regañina por no haber prestado atención al rodaje, pero ¿ por qué?. Yo no pertenecía a ese mundo; lo mio eran las relaciones públicas de Maxim y no el rodaje de las películas

--¡ Esta gente es bien rara !- es lo que pensé para mis adentros.

El regreso lo hicimos en silencio. El hojeaba las páginas del guión del día siguiente y yo miraba a través de la ventanilla sin atreverme a interrumpirle. De soslayo le miraba y veía en su frente la característica arruga de cuando estaba molesto por algo. Llevábamos trabajando juntos el tiempo suficiente como para conocer cuando debíamos hablar y guardar silencio.

Por fin llegamos hasta mi casa

--¿Mañana a la misma hora?

--No, no es necesario que vengas. Se ha visto de sobra que ésto no es de tu interés

--No, me gusta, en serio.

--No, mañana no te necesitaré. Si acaso ya te llamaría. Hasta luego.




Cerró la puerta dejándome en la acera bastante sorprendida: me había tuteado por primera vez desde que trabajamos juntos, pero tampoco le dí demasiada importancia. Lo que me extrañó es que no quisiera que le acompañara. Lo que estaba claro es que su ego no soportaba que no le dijera lo maravillosa que había sido la escena, que él interpretó como desinterés y estaba muy lejos de serlo.



Y permanecí en la oficina desempeñando el trabajo que en un futuro habríamos de realizar. Durante varios días no le vimos pero sin embargo si estuvo Ed a su regreso después de las entrevistas que había realizado con algunos de los más importantes productores de la industria. En su cartera traía varios proyectos a estudiar por Maxim, porque lo que no se le podía negar es que fuera un muy buen profesional.




Me sorprendió que fuera en persona el que me solicitara que acudiera a su despacho, en lugar de utilizar el interfono como solía hacer:

--Eva, necesito que estudiemos todo el papeleo que tengo en mi cartera. ¿Podemos ahora?

--Si, claro. En lo que estoy trabajando no es urgente. Termino de pasar estos datos al ordenador y voy para allá.

Sobre su escritorio había extendido los guiones y los contratos que había conseguido. De una ojeada vi la cantidad de documentación a estudiar. Ed parecía no tener prisa, pero me indicó que me sentara y si deseaba beber algo

Al cabo de un rato me dijo con ironía:

--Creí que estarías con él en el rodaje...¿ Por qué no has ido ?

--Creyó que no  era necesario...

Sonrió levemente, sabedor de que no había sido esa la razón, sino el disgusto ocurrido entre nosotros.

Yo no comenté nada, me contrarió la ironía, pero no le iba a dar ocasión de una disputa. Arrimando mi silla hasta el escritorio de Ed, me dispuse a prestar atención a lo que tenía que decirme.

Los contratos eran muy buenos en su conjunto y muy bien remunerados. Algo en algunos guiones llamó mi atención, pero no dije nada : figuraban escenas subidas de tono.

" Otra vez ", pensé pero no comenté nada en absoluto. Eso correspondía a Maxim y a Ed, por mucho que a mi no me gustara. Pero ¿ por qué no me gustaba? era absurdo no me competía y.  a Maxim parecía no importarle.

--En fin ellos lo discutirán. A mi no me corresponde - pensé

Durante todo el día estuvimos estudiando el planing y en lo concerniente a mi trabajo, me los llevé hasta mi escritorio para planificar los viajes, estancias, entrevistas, hoteles, etc. Sería una planificación para dentro de un mes, así que tenía tiempo suficiente para hacerlo concienzudamente.

--Te ha llamado por teléfono- me advirtió mi compañera una vez regresé a mi escritorio

--¿Quién, Maxim?

--El mismo- respondió ella




-- ¿ A qué hora ha llamado, por que no me has avisado?

--Porque al saber que estabas con Ed, me dijo que no interrumpiera

--Pues es que no sé qué hacer... Si le llamo y está ocupado, igual me riñe. ¿ Sabes qué? Que vuelva a llamar si quiere.

--No te cae muy bien ¿ verdad?

--No, no es eso. Es que últimamente me riñe por cualquier cosa...

Y nuestra conversación se cortó en ese momento. Como si me hubiera leído el pensamiento , el teléfono ,volvió a sonar al cabo de un rato:

--Eva, es él. Ponte

--¿Si?

--Mañana pasaremos a por ti a las ocho, como siempre. Vendrás al rodaje. Se puntual.

--De acuerdo. Y colgó

--¿Por qué extraña razón unas veces me tutea y otras no? Es un hombre muy raro, pero que muy raro.

--Eva, mañana en cuanto entremos estudiaremos juntos el planing. Dijo Ed haciendo acto de presencia en nuestro despacho

--Lo siento, Maxim me acaba de llamar para que acuda mañana al rodaje

--¡Pero si no quería que fueras...!

Yo me encogí de hombros , dándole a entender que no sabía su cambio de opinión.

A las ocho en punto estaba esperando a la furgoneta de los estudios. Cuando llegó el chófer se apeó y me abrió la puerta con un saludo. Entré en el vehículo y me senté enfrente de Maxim dándole los buenos días. No hice ningún comentario; él estaba de mal humor se le notaba en el gesto de su rostro. Maxim contestó a mi saludo e inmediatamente después se puso a mirar por la ventanilla.

Así transcurrió el tiempo hasta llegar a los estudios. A la entrada.  él se bajó raudo y se dirigió hasta la puerta en donde estaba sentada para ayudarme a salir. Yo ya me disponía a hacerlo cuando alargó su mano, que yo cedí para mi salida. Entonces me dirigió una mirada larga que no supe entender. Era un hombre hermético que no dejaba entrever sus sentimientos ni siquiera lo que pensaba.



Juntos nos dirigimos hacia la entrada a los platós, pero antes de llegar me dijo:

--No, hoy no se puede entrar en el set. Permanece en la caravana. Toma, aquí tienes la llave y no te alejes de ella. No te vayas a hacer turismo por los estudios, porque quizá te necesite.

--Igual hubiera sido mejor quedarme en la oficina trabajando con Ed

--He dicho que quizá te necesite, aquí, ¿comprendes?. Si digo aquí es aquí y no en la oficina

--Hum -  Pensé "no hables, no discutas, el panorama está muy cargado".

--Está bien, aquí estaré.

Entró cogió algo y salió dirigiéndose a la sección de maquillaje. No le ví en todo el día, ni siquiera a la hora de la comida. Cuando todos los ayudantes se dirigían al comedor, vi a un electricista que conocí la única vez que presencié el rodaje. Era un joven extrovertido, simpático y sonriente, cosa que me alivió algo la tensión que poco a poco se iba apoderando de mi

--¿Qué haces aquí sola?. Vamos a comer ¿vienes?

--Por supuesto.

Fuimos a la cafetería y comimos un grupo de chicos y chicas de distintos rodajes, pero que ya eran veteranos y todos se conocían. La única nueva era yo. La sobremesa se demoró bastante y al ir hacia la caravana, distinguí la silueta de Maxim, que apoyaba un pie en la misma. Sin duda esperaba que yo llegara puesto que él no tenía llave

--Ya era hora. Llevo ni se sabe el tiempo esperando. La próxima vez avísame de que vas a salir.

--He ido a almorzar

--¿ A qué hora ? porque ya han debido cerrar la cafetería. Una hora llevo aquí

--Perdón, lo siento. Me encontré con un conocido y me invitó a comer

No dijo nada, le dí la llave y entró en la caravana. Al cabo de un rato, salia duchado, desmaquillado y con el mismo traje con el que habíamos llegado por la mañana

--¿Por qué no has entrado?

--Oh, pensé que le gustaría estar solo

En ese momento llegó el chófer que nos llevaría de regreso a casa. Ya eran las siete de la tarde, la oficina estaría cerrada por lo que le pedí me dejara en mi domicilio.

Al llegar y al despedirme le pregunté si me necesitaba en los estudios:

--Te he dicho que si, y hasta que no te diga lo contrario vendrás. Mañana a la misma hora, se que no te retrasas, pero yo lo digo igual: sé puntual.

--Desde luego, hasta mañana

Cerré la puerta y di las buenas noches al conductor

Iba disgustada, no me gustaba en absoluto la forma que tenía Maxim de tratarme, tan distinta de los primeros meses. Estaba un poco harta de su soberbia y por mi cabeza empezó a rondar la idea de cambiar de trabajo.Este era muy estresante y además me sentía incómoda. Entre Ed y Maxim me estaban haciendo la vida imposible.

--Nunca imaginé que tuviera un carácter tan insufrible. Da otra impresión en las entrevistas y en el cine, pero personalmente está empezando a hartarme.Tiene un ego impresionante, se creerá el ombligo del mundo.

Aguardé a que llegara el ascensor que me llevaría a mi reducto de paz, a mi casa.







¡¡¡ Por fin, acabó el rodaje !!!. Se fué de vacaciones como cada vez que terminaba una película. "Para desconectarme", comentaba. Y en cierto modo tenía razón; debía descansar su mente para involucrarse de pleno en el siguiente personaje.

Ed pasó unos días fuera de Los Angeles ultimando el próximo rodaje que sería en el extranjero. Por tanto, estábamos solos, sin presiones, sin malas caras...

Afortunadamente los días en que ambos jefes estuvieron fuera de la oficina, mis nervios se sosegaron y hasta echaba de menos la cara refunfuñona de Maxim, pero todo tiene un fin y una tarde regresó. Estaba más moreno, señal sin duda de que había estado cerca del mar. Su cara estaba un poco más relajada, pero seguía muy huraño.

Saludó como si hiciera cinco minutos que faltara de la oficina y sin mirar a nadie, se dirigió a su despacho. Llevaba unos papeles en la mano. Al cabo de cinco minutos, se abrió la puerta de nuevo y haciéndome un gesto con la mano, me indicó que entrara.

Estaba en mangas de camisa, sin corbata, señal de que había que trabajar duro. Y así fue.

--Me tienes que pasar el papel ¿sabes?

--Pues no se..., no lo he hecho nunca. Si me indica cómo hacerlo seguro que podré

Me explicó cómo hacerlo y no me resultó dificultoso, a pesar de que al principio me ponía un poco nerviosa. Me alteraba porque él no dejaba de mirarme, siempre me miraba, serio, pero muy fijamente y a mi me ponía nerviosa aquella situación. Procuré concentrarme para no fallar, por temor a una regañina. Al mismo tiempo pensaba en la cantidad de trabajo que había dejado sobre la mesa y que tenía que terminar sin falta ese mismo día, pues se trataba de reservas de hoteles, entrevistas y otras tareas que debía hacer en su próximo viaje en días cercanos. Iba a presentar su próxima película que se rodaría en ese país. El marketing empezaba a funcionar...



Dejé mis pensamientos a un lado . Al fin cuando ya estaba oscureciendo dio por terminado el paso de papeles. Me dio las gracias y salí del despacho.

Enfrascada en el trabajo no me di cuenta de que era tarde y casi todo el personal se había marchado a su casa, pero yo tenía que terminar aquella noche para pasarlo por fax al día siguiente a Ed, que estaba ultimando todo.

No me dí cuenta de que el despacho se abria y Maxim se acercó a mi mesa, preguntándome:

--¿Pero todavía estás aquí?

--Ya me queda poco. Sólo pasar unos datos para que mañana Ed lo reciba a primera hora

--De ninguna manera, es tarde. Vete a casa y mañana lo terminarás

--No imposible, he de terminarlo hoy

--¿Por qué no me lo has dicho cuando te llamé para que me pasases el papel?

--Pues pensé que era más urgente que lo mio..

--Termina pronto y después te invito a cenar

--No, no es necesario. Sólo son unas direcciones, apretar un botón y listo. Ya termino.

--Insisto es lo menos que puedo hacer después de tu ayuda.

Terminé y amablemente y con una sonrisa me llevó a cenar a un magnífico restaurante. ¿Por qué su carácter era tan cambiante, qué es lo que le hacía ser unas veces un encanto y en otras le odiarías?

La cena fue amable, pero un poco tensa. Yo no olvidaba en ningún momento que estaba cenando con mi jefe, con un jefe algo difícil de llevar. El caso es que sólo se comportaba así conmigo; con el resto de los empleados era amable y educado.

--No debo caerle bien, pues de lo contrario no lo entiendo. Yo le trato con respeto y referente a mi trabajo nunca me rectifica, entonces ¿ qué le ocurre?

La sobremesa y ante un café la conversación derivó en el último rodaje, en las anécdotas que habían sucedido, algunas graciosas, otras no tanto. Soslayó la que produjo nuestro primer encontronazo. Noté que no le agradaba comentarla.




Reimos juntos los incidentes graciosos. Estaba simpático y alegre, muy distinto su comportamiento que había tenido por la tarde.

Al dar por terminada la velada y ya en la calle llamó mi atención que la luna en el cielo brillaba con una luz clara y fuerte. Era luna llena y su luz se irradiaba por todo el espacio. Miré hacia el cielo comentando la belleza de la noche, y de pasada expresé mi pensamiento en voz alta




--¿Quieres pasear?

--No, es tarde, mañana hay que madrugar y estoy cansada. Normalmente a estas horas ya estoy durmiendo

--Pero no es tan tarde

--Para mi si. No suelo acostarme tan tarde, pero gracias. Quizás otro día.

--Bien, como desees. Vamos al coche . Te llevaré a casa

Cuando llegamos a mi domicilio, se bajó cortesmente y me ayudó a salir dirigiéndose junto conmigo hacia el portal. Me pidió la llave para abrir,  muy educadamente. Yo no salía de mi asombro. ¡ Qué cambio ! así es soportable -  pensé

Cuando abrió el portal se volvió hacia mi y yo tendiéndole la mano con una sonrisa de cortesía le daba las gracias por la agradable velada. Se aproximó a mi y antes de que me diera cuenta, me besó ligeramente, muy ligeramente en los labios.

Yo retrocedí asustada

--¿Pero qué hace?

--Darte un beso de despedida, lo normal. Lo que hace todo el mundo después de salir

--Pero es que usted no es todo el mundo. Es mi jefe y no ha debido hacerlo. Esto no ha debido ocurrir

--Cuando salgo de los estudios o de la oficina, no soy el actor soy una persona normal, como cualquier otra. Esta noche hemos cenado como compañeros de trabajo; ni tu eras mi asistente ni yo  el actor. Somos un hombre y una mujer que han pasado un buen rato, pero si te he molestado te ruego me perdones. Te aseguro que aunque volvamos a salir otro día, no volverá a ocurrir.

No pude decir  más que "Buenas noches, hasta mañana"

--Hasta mañana, mujer. Te aseguro que no lo he hecho con mala intención, ni quería seducirte

Después que comprobó que la luz de mi vivienda se había encendido, dio media vuelta y metiéndose en el coche se perdió en la calle.

No pensé en ningún momento que iría con él en su viaje al extranjero, pero solicitó que me uniera al pequeño grupo de él, Ed y yo.


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