sábado, 21 de noviembre de 2015

Amor en la Red Social - Capítulo 5 - Añoranza

Jack llegó a Fowey cuando ya era de noche. Estaba  cansado, deseoso de tumbarse en la cama y dormir, dormir de un tirón hasta el día siguiente.  Pero antes debía llamar a Ingrid tal y como la había prometido.  Deseaba hacerlo, deseaba escuchar su voz aunque fuera brevemente.  Pensaba en lo duro que iba a ser volver a la rutina diaria. Los días que había pasado en Madrid, con ella, habían calado profundamente en sus sentimientos.  Se sentó en un sillón y descolgando el teléfono marcó el número que llevaba escrito en una tarjeta que le había dado.  En ella venía reflejada la dirección y el teléfono de su trabajo.  Después de hablar con España, lo pasaría a su agenda del móvil.  Contempló la fotografía del fondo del teléfono; era una que la había sacado en Toledo en un descuido de Ingrid. Con el dedo anular de su mano derecha, acarició el rostro de la joven, al tiempo que una voz al otro lado, le hizo transportarse hasta la salita de Madrid, en donde la imaginaba sentada viendo la televisión



- Sweetness, ya estoy en casa

- Jack ¿ qué tal el viaje?

- Bien, muy bien

- Estarás cansado después de la paliza que te he dado  y viajar todo el día

- Si lo estoy. En cuanto termine contigo me acostaré. Mañana empiezo a trabajar

- Bueno, pues no te entretengo. Descansa ¿ hablaremos mañana?

- ¿ Quieres que hablemos?

- Claro. ¿ Por el chat?

- Por el teléfono y por el chat. Por los dos medios

- Ja, ja, ja, ¿ No te has quedado harto de mi ?

- Sabes que no. He pasado unas mini vacaciones increíbles. Como nunca he disfrutado.

- Bueno, no te entretengo que tienes que descansar. No  faltes a la cita de mañana. Te echo de menos

- Yo también, y mucho. Hasta mañana. Duerme bien

Cuando hubo colgado, Jack contempló la fotografía de su móvil y pensativo dijo en voz alta

" No tienes ni idea de lo que me voy a acordar de ti. Ni te lo imaginas.  La duda de si te volveré a ver,  es como una espina que se me clavase ".

Cogió el maletín que había llevado en el viaje y entró en su habitación, se tumbó en la cama sin desvestirse y, con la mirada fija en el techo, mentalmente empezó a rememorar todos los momentos que pasó con ella, desde su primera entrevista hasta su despedida en el aeropuerto.  Todavía sentía en sus labios el roce de los de ella, suaves y cálidos, en los que a penas pudo depositar un ligerísimo beso de despedida.  Para él había representado algo más, para ella era sólo eso: un beso de despedida.

Jack, se levantó temprano. Había dormido mal, soñando a ratos secuencias raras,  con personajes raros.  Al no haber dormido bien, estaba aún muy cansado, sin ánimos para ir a la clínica y escuchar los padecimientos de los que acudieran a ella.  Debía estar de guardia hasta el día siguiente en que le reemplazaría  Thomas, su compañero y amigo.



Entró en la consulta y ya le aguardaban  dos señoras

, Enseguida las atiendo- dijo amablemente a las pacientes.  Escuchaba con atención los síntomas que padecían

- No tiene importancia Mrs. Mills, son cosas de la primavera.  En unos días se le habrá pasado, de todas formas vigile su alimentación y beba agua. Si acaso en una semana no se siente mejor, vuelva y veremos qué se puede hacer. Adiós, que le vaya bien

La siguiente paciente, por un estilo. Catarros, alergias primaverales, alguna diarrea en niños... Cosas rutinarias y afortunadamente sin importancia.  El día transcurrió aburrido y lento, pero aún le quedaba la noche, que era mucho peor.

Fowey era un pueblo tranquilo, de gentes tranquilas que casi nunca originaban problemas sanitarios.  Chateó un rato con Ingrid y, posteriormente la llamó para darle las buenas noches y escuchar su voz aunque fuera un instante.  Tomó sus libros y se puso a estudiar; quería ser cirujano y para conseguirlo estudiaba en la universidad a distancia, ya que su trabajo no le permitía desplazarse hasta Londres, porque tampoco su economía le permitía vivir sin trabajar.  En su plaza de médico en Fowey ganaba un buen sueldo y le permitía vivir con desahogo, y a pesar de tener unos ahorros, no eran lo suficiente como para vivir de las rentas.


 Quizá tardase más tiempo en graduarse como titular, pero no tenía otro remedio.  Si le saliera la plaza en el hospital en la que lo había solicitado, podría además practicar,  lo que le sería muy beneficioso.  No confiaba en que la obtuviese,  porque hacía tiempo había cursado la solicitud y aún no tenía noticias en ningún sentido.

Como a las tres de la madrugada el sueño le vencía y le costaba concentrarse en los libros.  Pensaba mucho en Ingrid - "quizás demasiado" pensaba-, pero no podía evitarlo.  El recuerdo de ella no le abandonaba nunca.  Escondió la cabeza entre las manos preguntándose por qué se había fijado en ella, si no sería correspondido.  Al no poder concentrarse, optó por apartar los libros y reclinado sobre la mesa se quedó dormido hasta que los primeros rayos de sol le despertaron.  Ya eran  las siete de la mañana.  Pronto vendría la auxiliar de información y el practicante ATS; por lo menos tendría a alguien con quién charlar hasta que comenzase la consulta.  Miró el reloj y pensó

- ¡ Dios mío !, son las siete. Hasta las diez de esta noche tengo que estar aquí. . .

Marta llegó pasadas las doce de la noche. Había esperado hasta el último momento para separarse de Giulio. Habían sido inolvidables los días que pasaron juntos. Como buena familia italiana, eran muchas las personas que la  constituían.  No sólo eran los padres y hermanos, primos, tios, sobrinos,...  todo el núcleo familiar al completo fueron a conocer a la novia de Giulio y en una de esas fiestas acordaron contraer matrimonio a finales de verano cuando el otoño estuviera a punto de entrar.

Todo esto era relatado a Ingrid que sentada en la cama de su amiga, la escuchaba sonriente y feliz por la alegría que derrochaba al hablar de su prometido

-  Y tú ¿ que ?

- No te lo vas a creer. ¡ Nos hemos hecho amigos !

- ¿ De quién ?

- Pues de Jack. Estuvo aquí y tuve que darle explicaciones de cómo actué. . ., bueno el caso es que me perdonó y hemos estado desde el Jueves Santo saliendo sin parar. Ha marchado esta mañana para Londres

- ¿ Nada más ?- dijo Marta

- ¿ Y qué más quieres?

- Pues. . . si te gusta, si váis a seguir, en fin todo eso

- Marta, te diré para tu tranquilidad, que sí que me gusta mucho, como amigo, claro, y si,  nos volveremos a ver. Pienso viajar en las vacaciones de verano a verle. El no lo sabe, pero iré. Me agrada mucho su compañía; es dulce, tierno y cariñoso. Y además, muy guapo - dijo ésto último algo ruborizada, lo que no pasó desapercibido para su amiga

- Uy, uy, uy. Creo que es algo más que simplemente " me gusta ".  Y no me extrañaría, el tiempo que le traté por FB, era un encanto de hombre.

- Mañana te contaré más despacio, ahora acuéstate que es tarde y mañana tenemos que trabajar - replicó Ingrid



Jack, pasado un tiempo, dejó de darle las buenas noches de viva voz, es decir dejó de hablar con ella. Sus contactos se producian a través de Internet.  Ingrid no acababa de comprender el por qué de aquél cambio de proceder, pero a un tiempo entendía que él también tenía su vida, y poco a poco fue desechando de su cabeza la idea de desplazarse a Inglaterra durante sus vacaciones de verano.

Así fueron pasando los días, monotonamente para ambos.  Jack enfrascado en sus estudios,   y ella en su trabajo y,  en las salidas que hacía con sus amigas y ayudando a Marta en los preparativos de su ajuar de novia.  Algo en su interior le causaba una especie de resquemor que no acaba de comprender.  Todo se debía a la ausencia de las llamadas nocturnas de Jack.  Ya no era igual, todo el interés de él se había desvanecido.  Sin duda la distancia es un buen antídoto para poner cada cosa en su lugar, y ella le había dejado muy claro desde el principio que no estaba interesada por él.

Una mañana, el cartero se personó en la clínica portando una carta para Jack.  El mensajero conocía al doctor y sabía que a esas horas estaría en el consultorio, por eso se lo acercó al lugar de trabajo, a pesar de llevar la dirección de su domicilio.  Era del hospital en el que había solicitado la plaza.  Abrió el sobre nervioso, pero al mismo tiempo creía que no lo había conseguido, pero se equivocaba

- ¡ Lo he conseguido, lo he conseguido !- comentaba a sus compañeros de trabajo

- Bien por nuestro chico- comentó Thomas sonriendo y dando unas palmadas en la espalda de Jack

Thomas era amigo de Jack desde la universidad. Juntos empezaron a trabajar en el consultorio.  Jack fué su padrino cuando  contrajo matrimonio con Jenny, y padrino también fué de su primer hijo Philip.  Era algo mayor que Jack.  Se enamoró pronto y en cuanto tuvo su primer trabajo decidió formar una familia.  Jack le había contado su aventura española. Confiaba en él y escuchaba siempre sus consejos.

Le había recomendado que cuanto antes cortara la relación que mantenía con Ingrid, aunque fuera de amistad, ya que sus esperanzas de llegar a algo serio, cada vez eran más escasas.

- Por tu bien - le recomendaba Thomas - debes cortar con ella, de lo contrario vas a sufrir mucho.  No puedes influir en sus sentimientos; si ella te quiere sólo como amigo, pues tú verás... Yo que tú lo dejaría. Hazme caso

Jack comprendía que tenía razón, que no la podía imponer unos sentimientos que ella no sentía.  Por eso tomó la determinación de dejar de llamarla por las noches , y espaciar más su contacto por el chat.  No conseguía nada en absoluto. Siempre estaba presente y por ello decidió salir con una chica que hacía poco se había trasladado desde Londres.  Salían a cenar, al cine, hacían excursiones, y esporadicamente se acostaban juntos.  Pero nada daba resultado; a pesar de que se mostraba cortés y amable con ella, no conseguía quitarse la imagen de Ingrid, ni siquiera la sacó de su móvil.  Su pareja le preguntaba al principio" quién era esa chica", a lo que él después de unos instantes respondía vagamente " una amiga de España "

Ingrid seguía con su vida adelante, decepcionada por el "olvido" de Jack.  Decidió que ya era suficiente y no pensaría más en él.  Lo que sí hizo fue organizar sus próximas vacaciones de verano. Ese verano no sería igual: Marta no iría con ellas, ya que ante su próximo enlace debía viajar a Italia para organizar su futuro hogar. Agustina e Isabel, sus otras amigas, acababan de echarse novio y no viajarían.  Carmita y Susana, sí irían , pero ¿ a dónde ?.  Ella daba largas , resistiéndose a olvidar su proyecto Londres.  Tenía una débil esperanza de que Jack, en cualquier momento solicitaría el cumplir con la promesa de que fuera ella la que viajara hasta Inglaterra.  Las amigas la apremiaban: tenían que concretar con la agencia el viaje; quedaba poco tiempo y todas las plazas estarían ocupadas si se retrasaban.  Se vió obligada a darlas explicaciones

- Veréis chicas, tengo un problema

- ¿ Que te ocurre ? - preguntó Carmita

- Ya conocéis lo de Jack y mio. Le prometí que viajaría en mis vacaciones de verano hasta Inglaterra para pasar unos días con él, en justa correspondencia con la visita que realizó en Semana Santa. ..

- ¿ Y ? - preguntó Susana

- Pues ... que las cosas han cambiado mucho. Nos hemos distanciado y, ese es el motivo por el que retraso el viaje

- ¿ Te gusta Jack? - insistió Susana

- No, no la gusta. Le amorata. . .- comentó Carmita - Te dije que te enamorarías algún día, y entonces olvidarías todos tus prejuicios sobre una pareja.

- ¡ Estás enamorada de Jack ! - sonrió Susana

Ingrid no sabía qué decir, porque ellas lo dijeron todo.  Por primera vez, al escuchar a sus amigas, se se dió cuenta que todas sus dudas respecto a él se debían a que se había enamorado, y le daba mucha tristeza que, justamente ahora, él la fallase.

- Pues vamos a Inglaterra - dijo muy segura Carmita

- ¿ Cómo ? - dijo Ingrid

- Pues eso.  Nos da igual un pais que otro

- Pero Inglaterra lo conocemos - dijo Ingrid

- Pues asi lo conocemos más. Veréis mi plan es el siguiente: no le digas nada si continuais escribiéndoos. Nos hospedamos en Londres, allí alquilamos un coche y desde allí nos desplazamos hasta donde vive, le vemos y según veamos, así procedemos. Si todo va bien, Susana y yo seguimos viaje y tú te quedas con él, y aclaras la situación. Si va mal, pues hacemos lo mismo contigo : cogemos el coche y seguimos la ruta

- A mi me parece bien - dijo Susana

- Y a tí ¿ qué ? ¿ qué decides ? - preguntó Carmita a Ingrid




Al cabo de unos instantes de dudas, se dio cuenta de que era una buena solución y la aceptó.

- Muy bien, pues mañana mismo vamos a la agencia y concretamos viaje, alojamiento y coche- aseguró Carmita

Ingrid estaba contenta de la solución que le habían brindado sus amigas, y por primera vez su corazón golpeaba más fuerte pensando en que aún podría verle.  Pero nuevamente la duda acudió a su mente

- Y si tiene novia ¿ qué haré ?  No me lo quiero ni plantear. ¿ Cómo he podido llegar a esta situación ? Yo no quería, no quería...  Sabía que en cuanto fuese débil me ocurriría ésto.  El amor no trae más que dolor.

Unas incipientes lagrimillas, resbalaron por sus mejillas, suplicando para sus adentros de que, al menos esa noche, Jack  contactara con ella.  Mantenía el ordenador permanentemente encendido, esperando inútilmente oir el tintineo de que el chat estaba funcionando.  No había ni solicitado ni admitido amistad con nadie excepto con Jack, por eso nadie, sólo él, solicitaba ser atendido.


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