sábado, 2 de enero de 2021

Doctor O´Reilly - Capítulo 16 -Alarma

 Enfiló la carretera y a más velocidad de la debida se dirigió a la cabaña. Allí podría gritar a los cuatro vientos todo su fracaso. Allí estaría en  el aire la presencia de ella , y la pediría ayuda y perdón a un mismo tiempo por haber olvidado en su noche de bodas otra noche con ella. Y abrió su corazón a voces en plena Naturaleza.  Estaba solo en el mundo, en aquel lugar perdido. Y gracias a la soledad del lugar gritó, lloró, se desespero y la pidió de rodillas que le ayudase.

No sabía cómo, pero abrió su corazón ante la presencia inexistente de quién fuera su mujer. Llanto, desesperación, furia...  Y pensó abiertamente que Kyra hubiera sido la única esperanza para él. Qué no sabía cómo había sucedido pero que la amaba tanto como la amó a ella. 

- Pero la he perdido. ¿ Por qué lo hice. Por qué  pronuncié esas palabras hirientes para ella? Jamás la consideré una mujer que no fuera ella misma, no se parece a ninguna otra, y la quiero, la quiero con toda mi alma y la he perdido. Sé que te prometí ante tu tumba no volver a enamorarme de otra persona. Pero no he podido evitarlo; me ha vuelto a pasar y en ambos casos he sido yo el culpable. Tendré que vivir toda mi vida con esta losa sobre mí. Perdí a dos mujeres excepcionales. Si no fuera por Stella, no me importaría morir en este preciso momento, porque no puedo vivir así. No atiende mis llamadas, no sé donde está. Sé que estará sufriendo y eso es lo que más me duele, de nuevo yo tengo la culpa.  No puedo más, no puedo más.

Lloraba, lloraba sin parar como una criatura. Hincadas las rodillas en el suelo, escondiendo la cara entre sus manos y maldiciendo su mala suerte. La vida estaba siendo injusta con él. Había amado a dos mujeres  y había sido correspondido por ellas, pero la vida se las había arrebatado.  Sería su castigo.

Poco a poco el llanto se iba calmando, pero no la angustia. Se tumbó en la hierba que rodeaba la cabaña, boca abajo, hundiendo la cara en la tierra, y se quedó dormido.

 Sentía una infinita paz, y en su delirio se repetía: " he muerto y al fin la tranquilidad ha vuelto a mi". En un duermevela, quería despertar y no podía, una luz cegadora lo invadía todo y entre ella, apareció la silueta de un rostro muy conocido por él: 

" Aidan, para de lamentarte. No te sientas culpable, porque no has hecho nada malo que no estuviera destinado a ocurrir. Era mi destino, pero estoy bien y cuido de vosotros. ¿ Crees acaso que fuiste tú quién hizo que Kyra estuviera en casa con la niña? ¿ Crees acaso que ella te quiere así por las buenas? Me pediste ayuda y te la he brindado

No vuelvas a repetir lo de esta mañana. La has herido y no se lo merece, porque ella daría la vida por ti y por nuestra hija. Búscala y dile cuánto la amas y sé un buen padre y mejor marido. De esta forma descansaré tranquila"

¿ Qué había sido eso? Estaba tumbado en la hierba y era de noche  ¿Cuánto tiempo había durado el sueño? Y aunque era agridulce, le gustó recordar el rostro de su antigua mujer. Pero también  algunas palabras entre cortadas y la recomendación de que fuera un buen marido. ¿ Significaba eso que le había perdonado? Se lo preguntaba al viento, pero nadie le respondió. Se levantó lentamente.  Ni siquiera entró en la casa; se montó en el coche, lo puso en marcha  y  desanduvo el camino que le había llevado hasta allí. Llamó a Molly, pero no había cobertura hasta unos kilómetros más adelante.

Estaba ansioso por tener noticias. Quizás ella esté ya en casa. Sus manos se aferraban al volante con tanta fuerza que los nudillos de las manos se le ponían blancos, pero ni siquiera se daba cuenta. Transcurridos esos kilómetros, paró en el arcén y marcó el número de sus suegros. Le respondió la voz ansiosa de Molly:

- ¿ Dónde estás ? ¿ Estás bien?

- ¿ Sabes algo? ¿ Ha vuelto a casa?

- No Aidan no ha vuelto ni ha llamado. Haz el favor de volver, antes de que la niña se dé cuenta de que algo ocurre. Siquiera por ella, hazlo Aidan.

- Si, ya voy para allá. Dentro de aproximadamente una hora estaré con vosotros. Y no te preocupes no me pasa nada.

Colgó sin dar más explicaciones. Lo único que deseaba es que le hubiera dicho que ella había regresado, y no lo hizo, así que todo daba igual. Recogería a su hija y de nuevo empezaría de cero.

Cuando llegó a casa de sus suegros, la niña ya estaba dormida y no quisieron despertarla. No quiso tomar nada, sólo necesitaba estar solo. Y se marchó después de dar un ligero beso a su hija.

Por ella comenzó todo, pero ha terminado por él. Y había sido la segunda vez y quizá la definitiva. Hacía un año que la echó de casa por llegar tarde, y aquél recuerdo fue amargo y supo que la necesitaba. Ahora lo comprendía todo. Se suponía que era un tipo inteligente, pero en cuestión de mujeres estaba visto que no sabía nada. Agasajaba a las que no le importaba y apartaba de su lado a quienes le querían.  Verdaderamente no merecía ser feliz. Y tampoco le importó demasiado si su felicidad consistía en hacer daño a quienes amaba.

No quería dormir. Bajó al salón y tomó la botella de whisky. echó en un vaso una cantidad más que respetable y casi la bebió de un solo trago. Buscaba aturdirse hasta caer redondo al suelo. El silencio, la soledad de la casa le pesaba enormemente. Hacía  sólo un par de días, había tenido vida., y sin embargo ahora, todo era quietud y silencio. Apuró el resto que le quedaba y se echó otro tanto. Buscaba emborracharse, perder la consciencia y dejar de sufrir. Eso era lo que quería. No subiría a su habitación, no resistía ver la cama vacía. Pero si lo haría en la de Kyra. En ella había sido inmensamente feliz. Había sido suya sin restricciones. Subió tambaleando las escaleras y al entrar en el departamento de ella, su aroma, su perfume le saludó. Y como hiciera la noche de bodas, recorrió la estancia, y se volvió a fijar en todos los rincones. Entró en el dormitorio, que había sido testigo de su placer.
La cama estaba deshecha, con la ropa revuelta y encima de todo ello, la bata y el camisón que llevara Kyra cuando él entró. Lo cogió y se lo llevó a la cara besándolo y llorando sobre ello.
Sólo había transcurrido una noche, pero parecía una eternidad. Y en una sola noche había sucedido lo peor que le ocurriera después de la muerte de su primera mujer. Había perdido a otra a la que había hecho que creyera de nuevo en el amor, pero eso ya era agua pasada.
Se tumbó en la cama, en el lado en el que durmiera Kyra y abrazado a su ropa y llorando, vió amanecer un nuevo día. Un nuevo día de desespero  e impotencia. ¿ Debería llamar a la policía? La cabeza le estallaba. Miró la botella y casi estaba vacía. Su estómago, acostumbrado a no beber, lo tenía del revés, pero nada de eso tenía importancia. Todo le daba igual: hoy tampoco iría al hospital. Le daba lo mismo que fuera despedido, eso no tenía importancia en relación por lo que estaba pasando.
Pensó en su hija: tendría que ir a buscarla, y hoy se incorporaría el personal de la casa. No quería que le vieran en ese estado. Tampoco sabía qué decirles por la ausencia de su mujer. Todo le daba igual, que sacaran las conclusiones que quisieran, le eran totalmente indiferentes.

Una nueva mañana comenzaba, la misma rutina de siempre, pero comenzó a pensar en que quizá ella sufriera un accidente y posiblemente estuviera herida en alguna carretera sin nadie que la auxiliase. Se daba puñetazos en la cabeza aumentando más su dolor. No quería ni pensar en que de nuevo la historia se repitiese.

Sonó el teléfono, pero nadie respondió. Sabía que era ella y la llamó con desesperación:

- Kyra, Kyra, por favor vuelve a casa. Todo ha sido un error por mi parte. Te quiero, te quiero. Por favor vuelve.


RESERVADOS DERECHOS DE AUTOR / COPRIGHT

Autora: rosaf9494quer

Edición: Diciembre 2020

Ilustraciones:  Internet


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