domingo, 4 de junio de 2017

La chica del tiempo - Capítulo 8 - Una cita a ciegas

Y los dias transcurrieron con el trabajo habitual, sólo que excepcionalmente, Aidan se presentaba en el canal sin previo aviso, algo que a los trabajadores les escamó, pensando que nuevamente iban a haber despidos.  Pero no era ese el motivo que llevaba al jefe supremo hasta los platós de los estudios.  Se hacía el encontradizo con Nelly, pero nadie sospechaba siquiera, que ese fuera el motivo de sus extrañas visitas.



Nelly siguió yendo con Scott y Leila; su "despido " no había trascendido, y sólo tuvo que dar una explicación del porqué desapareció y regresó más tarde.  Posiblemente no la creyeran , pero el asunto se quedó zanjado, y nunca comentó con nadie su comida con el Sheriff.

Ya era jueves, y no había podido hablar con la chica, por tanto optó por llamarla a su despacho, que por otra parte, no usaba muy a menudo.  Ella llamó tímidamente a la puerta, y Aidan le dio paso.

- Pase, pase.  A pesar de que he andado por aquí algún día, no hemos tenido oportunidad de charlar sobre el asunto de su nuevo destino.  Ya he comentado con Poliakov, que sea en  Redacción; creo que allí será más últil.  En definitiva es lo que le gusta ¿ no ?
- Señor McDowall, le estoy profundamente agradecida por la oportunidad que me brinda.  No voy a defraudarle, se lo prometo.  Sólo dígame cuando empiezo.  Aunque creo que eso es trato de favor y a mis compañeros no va a sentarles muy bien.
-.  No piense en sus compañeros, ellos harían lo mismo si se terciara. No comente nada , y listo ¿ Le parece el lunes ? Total, mañana ya es fin de semana.  Creo que el lunes estará bien. .. Y a propósito del fin de semana. Recuerda que quedamos en salir a cenar mañana ¿ verdad ?-

. Ella se sorprendió, no lo esperaba.  "Seguro que se olvida ", pensó aquel día de la comida.  Pero Aidan no lo hizo y deseaba concretarlo allí y ahora.  El la observaba fijamente e impaciente ante la duda de ella

- ¿ Tiene otro compromiso? ¿ Se ha olvidado de nuestra cita ?
-Usted dijo que no era una cita, sino una salida de negocios - le dijo sonriendo
- Cierto - la respondió de igual modo- Pero creo que está claro que los negocios acabamos de fijarlos en este despacho. Si, en realidad es una cita ¿ acepta ? - Ella dudó durante unos segundos. Le miró y comprobó que era un hombre atractivo, muy atractivo, y hasta estaba resultando simpático.  Quizá no estuviera tan mal cenar con él.


- Acepto. Dígame a qué hora
-¿ A las ocho le parece bien?
- De acuerdo a las ocho estaré lista. Perdone la pregunta ¿ He de ir muy arreglada ?
- ¿ A qué se refiere con muy arreglada ?
- Oh, pues si debo llevar un vestido elegante, o simplemente uno que favorezca
-A usted le favorece todo, hasta los vaqueros y esas horribles camisetas que usa.  Vaya como quiera, como se sienta cómoda..  Pasaré a recogerla a esa hora.  Y ahora si me disculpa, he de seguir trabajando.
- Desde luego, perdone
- No hay de qué señorita Jackman
-¡ Qué ceremonioso ! - se dijo ella - Y así pretende que esté relajada....No me gusta nada la situación.  No sé porqué he aceptado

Y a la hora en punto, un timbrazo en la puerta, le anuncio que Aidan estaba  allí.  Se miró por última vez al espejo, se perfumó y salió a prisa para abrirle.  Ante ella estaba un elegante y guapo hombre portando un ramo de Fresias y una amplia sonrisa en su cara

- ¿ Son para mi ? - preguntó no sabiendo qué decir- Él burlonamente, miro alrededor y respondió
- Si la vista no me engaña, no hay nadie más. Si son para usted
- Ha sido muy amable. Gracias.  Me encanta el perfume de estas flores; hasta me recuerdan al aroma de sus árboles
- ¿ Mis árboles , qué arboles?
- Los tilos... No me diga que no se ha dado cuenta. Los ha colocado a los lados de la vereda que lleva hasta su mansión.
- ¿ Son tilos ? No lo sabía...- dijo sonriendo
-¿ Se burla de mi ? ¡ Claro que lo sabía ! No creo que un hombre tan puntilloso como usted, dejara que un jardinero plantara en su casa algo que no obtuviera su aprobación.


- ¿ Está lista ?
- Si, si.  Cuando quiera
- Pues entonces...

Bajaron hasta donde había aparcado el coche, y ceremonioso le abrió la puerta junto al conductor.  Ella entro, y fue a abrocharse el cinturón, pero no podía: estaba atascado, y por más intentos que hizo, el artilugio no cedía.  Él sentado a su lado, al ver el apuro de Nelly, sonrió y apretó un botón, que inmediatamente rregló el obstáculo, pero fue Aidan quién le ajustó el cinturón.  La miraba sonriendo, al tiempo que le indicaba con el dedo, el botón

- Es automático- dio como explicación
- ¡ Ah, ya !. No sabía...en los coches en los que suelo montar, tienes que sacarlo tú mismo. Normalmente no monto en coches tan lujosos y precisos como el suyo.
- Ya se lo dije. Me gusta rodearme de cosas bonitas - Ella se ruborizó, porque estaba claro que esa expresión era un piropo que le dedicaba directamente a ella.

Y llegaron frente al lujoso restaurante y un portero del mismo les aparcó el coche.  Ella estaba maravillada por lo fácil que resulta la vida para este tipo de personas. ¿ Se podría acostumbrar alguna vez, si ella viviese así, a recibir la pleitesía de todos, sólo porque eres rico ?  Pensaba que le sería muy difícil, pero con el tiempo creía que sí.  La vida resultaría más cómoda de lo que es en la actualidad.  Salió de su ensimismamiento, cuando una fuerte mano enlazó su brazo, al tiempo que lo apretaba sutilmente.

Ella no protesto, muy al contrario le agradaba aquel gesto y, con la cabeza respondió a la pregunta de él:



- ¿ Le molesta ? - dijo mirando en dirección a su brazo
- No, no...- Tuvo que mirar para otro lado ante la mirada de él, que no sabría definir.El sonrió.  No entendía la actitud de este hombre, a no ser que buscara otra cosa, de la que no quería ni pensar.Lamentaría tener que decir que no,  si acaso le hiciera alguna proposición que no entraba en sus cálculos, pero estaba claro que era lo que buscaba. Si no ¿ a qué venía esta cita, y esta cortesía ? No se conocían a penas, y en total habían intercambiado cuatro palabras, y allí estaban, sentados en un lujoso restaurante y él eligiendo el menú. Mientras leia , ella le miraba y se fijaba bien: era guapo, elegante, refinado, y... simpático, aunque le costase reconocerlo.  Si no estuvieran en distintas escalas sociales, sería un buen compañero de charla, pero la intimidaba, no podía evitarlo, y eso hacía que fuera parca en palabras y en conversación.  Nunca se había comportado así con los amigos con los que había salido, pero con él...  Le infundía mucho respeto, o quizá miedo.  No lo sabría definir.  Fija como estaba en él, no se dió cuenta que habia terminado de leer y la preguntaba si estaba conforme con lo elegido, o prefería otra cosa.  Él también sorprendido y en vista de que ella tenía la mirada fija , se detuvo en el rostro que tenía enfrente y que le era conocido, ya que desde un principio la seguía noche tras noche cuando salía a dar el tiempo. Le inspiraba curiosidad, y después de conocerla mejor, algo más que curiosidad.  Pero al mismo tiempo, ella era una muralla, alta, quizá demasiado, pero que se había empeñado en derribar.  Sentía interés por ella, y no precisamente por el trabajo.   Por fin, ambos dejaron de contemplarse mutuamente, cada uno con su pensamiento en el otro. ¿ Qué estaba ocurriendo ? Él, lo tenia clarísimo:  Nelly le gustaba, pero ¿ y ella ?.  Comenzaba a cambiar de criterio respecto a él.  Aún le seguia viendo como el sheriff, el Gran Jefe, pero su odio, se transformaba poco a poco, en otra cosa que no sabía, aún definir.

- Parece que ha pasado un ángel - dijo Aidan
- Si, es cierto. Ambos nos hemos quedado en blanco- replicó con una sonrisa mientras bebia un sorbo de vino que el camarero había servido .  Y se decidieron por comenzar la cena.

Aidan era buen conversador, Nelly también.  Tan sólo necesitaron un poco de tiempo para entablar la charla divertida que les hiciera relajar la tensa cena que hasta esos momentos habían tenido. De pronto él la hizo una pregunta que la dejó pensativa



- ¿ Por qué siempre que estamos juntos estás en guardia? ¿ Acaso tienes miedo de mi ? - Le había tuteado; pensaba que iba muy deprisa, y cómo debería comportarse ella ¿ tutearle también, o seguir con el protocolo?  ¿qué deseaba en realidad ? Sin duda, no estar tan rígida; pero tampoco quería dar facilidades no fuera a pensar que esa cita escondía algo más que una simple cena entre ¿ amigos ?, no, amigos no.  Pero tampoco jefe y empleada.  Como él había dicho , fuera de la oficina, eran dos personas jóvenes que salian a pasar un buen rato.  Pero ese buen rato ¿ qué incluia ? Por su parte nada, pero ¿ por la de él ?  Tenia fama de mujeriego, y no le extrañó dadas las características  que tenía.  Cualquier mujer, ante sus halagos y su presencia, se rendiría a  su seducción,  pero ella no estaría en ese eslabón de la cadena.

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