sábado, 20 de junio de 2015

Los O'Connor - Capítulo 6 - Regreso a Madrid

Llegaron a casa y sin dirigirse la palabra cada uno de ellos se fue a sus respectivas habitaciones. Iris rezaba para no encontrarse con nadie en el camino. No deseaba dar explicaciones del desaliño de su ropa. Tenía la mente tan confusa, que no acertaba con la explicación lógica, que justificase su aspecto.
Brendan, no la dirigió ni una sola mirada. Ni una palabra de arrepentimiento salió de sus labios. Se cruzaron en el camino con tía Susan, y le extrañó que ambos llevaran unas caras tan desencajadas y la ropa tan revuelta. Principalmente los ojos de Iris llenos de lágrimas. Les miró asombrada y les preguntó

- ¿ Qué es lo que ocurre ?

. Pero no obtuvo respuesta por parte de ninguno y les dejó subir corriendo las escaleras que conducían al piso superior. Iris con rabia y dolor se duchó refregándose la esponja por el cuerpo como para arrancarse la piel; de repente paró y se acurrucó en el suelo de la ducha llorando desesperadamente por el dolor que le había producido al actitud de Brendan. Al cabo de una hora se decidió a hablar con Sean y sin decirle el verdadero motivo se dispuso a no dejarse convencer, en el caso de que su tío insistiera en que acabase sus vacaciones.

Como suponía , Sean insistió en que debía cumplir el plazo que se había establecido, es decir, hasta unos días antes de empezar el nuevo curso. Ella se mantuvo firme alegando que su padrino la necesitaba y Susan sospechando que algo había ocurrido entre los jóvenes, se puso de su parte y al fin Sean cedió a su pretensión. Al día siguiente muy temprano inició el viaje de regreso a casa por el mismo camino que la trajo hasta allí. Antes de partir, dirigió su mirada hasta el balcón de Brendan, pero el joven ni siquiera estaba asomado. Lo que ella ignoraba es que él la observaba desde el interior y había permanecido en vela toda la noche.


Estaba arrepentido de lo ocurrido y no se explicaba qué extraña razón le había conducido a agredirla de esa manera. Pensó la influencia de los amigos, y al tiempo, se reprochaba que ellos habían sido los inductores, pero él no debió seguir el juego. La mirada mitad asombro, mitad dolor de Iris, no se le había borrado de su cabeza en toda la noche y era como un martillo que le golpeara constantemente.

En el aeropuerto de Dublín Iris se despidió de Paul con lágrimas en los ojos dándole un abrazo y susurrando " lo siento tanto "... No dijo más, Paul no entendía a qué se refería, sólo tiempo más tarde lo comprendió todo. Iris se perdió con todos los pasajeros que iban a tomar el vuelo que le conduciría a Madrid, con el padrino. Con él se sentía segura y confiaba en poder olvidar todo lo ocurrido. Y llegó a casa.

El padrino la preguntaba absolutamente por todo: como era su nueva cuñada, cómo estaba Susan, cómo los muchachos .

- Por cierto tengo que hablar con Brendan de un asunto que quiero arreglar -. .Iris se echó a temblar y pensó
- Dios mio, no puede ser que se haya enterado, me hubiera dicho algo

No era de eso que ella imaginaba de lo que quería hablar con el joven, sino del futuro de su querida Iris. La quería asegurar el porvenir y puesto que el heredero de la dirección iba a ser Brendan, a pesar de ser joven, quería asegurar las cosas por si le ocurriera alguna cosa inesperada.


Brendan no la llamó ni una sola vez, una llamada que ella esperaba con ansiedad, siquiera para disculparse, pero nunca volvió a saber de él.  Transcurrieron los días, pasó un mes y de repente una mañana al levantarse sintió unas náuseas espantosas y un malestar que nunca había sentido. Extrañada pensó que posiblemente la cena le había sentado mal o muy probablemente los nervios de empezar un nuevo curso: su primer año de universidad. Estuvo molesta durante todo el día, pero no comentó nada.
Phillip en la cena se la quedó mirando y observó que tenía muchas ojeras y que de repente rechazaba la comida y urgentemente se dirigía al baño con náuseas. Al día siguiente le volvió a ocurrir lo mismo, y entonces el padrino le comunicó que ese mismo día irían al médico.  Fueron al doctor que la atendió desde que naciera , y solicitó a Phillip que le dejara a solas con ella. El médico la indicó que la tenía que hacer algunos análisis y entonces les diría el diagnóstico aunque de momento  le haría una ecografía, para asegurarse que no hubiera algún problema grave. Al terminar el médico la dijo

- Lo que me imaginaba. Estás embarazada

A Iris se la heló la sangre en las venas, no atinaba a decir palabra, no era posible que aquello le estuviera ocurriendo. ¿ Cómo se lo iba a decir a su padrino, qué le iba a decir, qué iba a pensar de ella? No pudo contener las lágrimas y temblando confesó al doctor lo que le había ocurrido pidiéndole que guardase el secreto . El médico le aseguró que así sería, era secreto profesional entre el doctor y su paciente.
Llegaron a casa. Ella no quiso cenar y le dijo a Phillip que tenía que hablar con él urgentemente, no cabía demora. Tragó saliva le cogió las manos y le contó toda la verdad entre lloros y temblores. A la exigencia del padrino de que le confesara el nombre del infame, ella declaró el nombre de Brendan.

- No es posible, no es posible. Es la persona en la que más confiaba, es mi sobrino preferido, mi elegido. No es posible.


Lleno de furia descolgó el teléfono y solicitó hablar con su hermano. Se encerró en el despacho, pero Iris pudo escuchar perfectamente las voces que daba enfadado y la exigencia que planteaba , que Sean, no menos irritado, le negaba lo que estaba oyendo. Al final acordó con él que  hablaría con Brendan en cuanto llegara del despacho y esa misma noche tendría su respuesta.

Iris temblaba de pies a cabeza. Solamente una vez, había visto así al padrino, y fue cuando fallecieron sus padres. Estaba nervioso sin dejar de pasear por la estancia, ni siquiera la miraba y ella pensaba que la culpaba de algo de lo que no era responsable, pero se equivocaba. Phillip era el que se acusaba a sí mismo de haberla dejado ir fuera de casa, debería haberla protegido de los peligros que podía correr. Echó de menos más que nunca a Estela, y se repetía

- Si hubiera vivido su madre la hubiera advertido de todo y no la hubiera ocurrido nada -

. Se pasaba la mano por la cabeza como queriendo ahuyentar todas las ideas que se le venían a la mente. Como a las diez de la noche sonó el teléfono y rápidamente Phillip lo descolgó; sabía que era su hermano para darle una solución. No se equivocó, era Sean con voz temblorosa confirmando lo que Iris le había contado. Tuvieron ambos un largo silencio como si se les hubieran acabado las palabras, y de repente Sean anunció

-Se casará con ella rápidamente, por poderes y de esta manera no habrá escándalo. Ella no tendrá por qué preocuparse y seguirá su vida como si nada hubiera ocurrido. El ha cometido un error y él tendrá que repararlo. Tendrás noticias nuestras en breve. Adiós-. Y colgó el teléfono. Phillip se quedó pensativo observando el aparato como si no hubiera oído bien y de soslayo miró a a Iris que estaba expectante, llorosa y muy pálida.

Al anunciarle lo que habían programado para sus vidas, ella se negó en redondo. No ataría su vida a una persona que ni siquiera le había pedido disculpas, no era capaz de soportarlo. Ella dijo que no, pero el padrino tajante la dijo


- No hay más que hablar. Os casareis pero viviréis cada uno vuestra propia vida. Esa criatura tendrá un apellido y por eso te tienes que sacrificar. No eres tu, es lo que viene en camino el que deberá acaparar todo tu esfuerzo
- Pero me da vergüenza, padrino. ¿ Qué dirán en la universidad mis compañeros?, se reirán de mi. No , me niego  Entonces Phillip se arrodilló frente a ella y tomándola de las manos y abrazándola después, la dijo

:- Nos iremos a vivir donde no nos conozcan, tendrás a tu hijo, le querremos y cuidaremos y, tu irás a la universidad a seguir tus estudios.
- Pero padrino me dará vergüenza aunque no estemos aquí
- Seguirás los estudios en la universidad a distancia, y para el siguiente curso cuando tu hijo haya nacido, irás como un alumno normal. Buscaremos a una mujer responsable que nos ayude con el bebe y todo lo solucionaremos

La abrazó tiernamente como un buen padre que era y juntos lloraron, silenciosamente. No había transcurrido ni una hora,  cuando de nuevo sonó el teléfono; esta vez era tía Susan que llamaba llorando y llamando a Iris.

-Sabía que había ocurrido algo, lo sabía,. - No hacía más que repetir esas palabras. Al final más calmada les dijo
- Mañana mismo me pongo en camino para allí, no os dejaré solos, no a esa inocente niña. Mañana nos vemos, os quiero


Dicho y hecho; tia Susan llegó a Madrid por la noche del día siguiente. Se fundieron en una brazo largo y entrañable los dos hermanos pues hacía tiempo que no se veían, y a Iris cogiéndola en su regazo la abrazó y calmándola la acunaba como si de una niña se tratara, abrazándola y besándola en los cabellos.

- Quiero ser como una madre para tí, pequeña. No estarás sola, nosotros os cuidaremos a ti y a tu hijo, no estarás sola.



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