lunes, 9 de octubre de 2017

Ligada a su destino - Pongamos que hablo de amor

Para  A.V..  Con cariño



La joven Amanda   entró en casa, saludando a su madre  y dejando los libros encima de la mesa. Estaba cansada; la clase había sido larga y pesada, teniendo que realizar unos textos que completaran su trabajo y repasar unas lecciones para los exámenes que se acercaban.  Habían algunos temas que debían ser estudiados nuevamente.  Estudiaba jardinería y materias de agricultura, ya que deseaba ser profesora en dicha materia. Nacida en   Barquisimeto,  su familia se había trasladado a la Isla Margarita. Sus padres trabajaban en los hoteles turísticos y ella estudiaba. Pensaba dedicarse a la docencia en las materias elegidas, carrera que faltaba poco para que sus sueños se cumplieran.

Era una profesión con futuro y con vistas a ello se dedicó en cuerpo y alma.  Debía ayudar a sus padres, pero también quería hacerlo en un lugar en el que sus conocimientos fuera útiles, y para que eso fuera posible, debía vivir en un lugar agrícola y no turístico como era Margarita.  cuando finaliara su carrera.   Después de un año de prácticas se trasladó a Calabozo, pueblo pionero en agricultura integrado por venezolanos indígenas y algún europeo que había descubierto en esas tierras su medio de vida.  Allí, además de orientar a los pequeños terratenientes, impartía clase sobre cultivos, dedicado mayormente a los jóvenes que veían su futuro en la tierra.  Contaba con veinticuatro años de edad, cuando a su clase acudió un muchacho recién pasada la adolescencia. Alto,  moreno de tez, cabello y ojos. De rostro agraciado y de amplia sonrisa que la cautivó nada más verle.

Siempre había rechazado los flechazos, pero lo que ellos sintieron a poco de conocerse, no fue otra cosa más que la llamada del amor.  Primero fueron unas sonrisas, después una cita los sábados por la tarde en cualquier cafetería y después lo inevitable en una pareja sana y enamorada.  Ambos eran jóvenes y algo alocados.. Su futuro lo veían juntos y fácil. Álvaro, que así se llamaba el muchacho, hacía sus planes, mirando a Amanda  a los ojos y tomando sus manos:

- Con lo que sé del campo y lo que puedas enseñarme, hablaré con mis padres y comprarremos un pequeño terreno .  Sembraremos alguna fruta y hortalizas, que luego llevaré al mercado.  Y con las clases que puedas dar, ganaremos el dinero suficiente para formar nuestra vida.

Ella , con algunos años mayor que él, no lo veía tan fácil, pero el entusiasmo del joven la contagiaba y hasta llegó a creerse que fuera posible el comenzar a vivir juntos.   .

Alquilaron una pequeña casita a las afueras,  en la que sólo había un dormitorio, una pequeña sala y en ella la cocina.  El servicio lo tenían en una caseta anexa a la vivienda.  Poco a poco Alvaro reparaba alguna grieta, pintaba sus paredes y ponía a punto su nido de amor, porque lo era.   Plenos de ilusión, decidieron que vivirían juntos, ya que la férrea oposición de la madre de Alvaro, impedía que pudieran unirse en matrimonio.

 El lugar era pequeño, y pronto corrieron las voces de su romance, y  Amanda comenzó a ser mal vista en la localidad.y la comidilla de todos.  Hasta la madre de Alvaro llegaron los rumores , las habladurías de la gente, su amor que estaba en bocas de todos,  e hizo saber a su hijo que no estaba conforme con aquello que era la comidilla del pueblo., y no sólo por la diferencia de edad, sino porque ella era su profesora.

Se entrevistó con Amanda recriminándola su abuso con Alvaro, ya que era mayor que él.  Ni sus negativas, ni sus lágrimas, ni sus ruegos, hicieron que ella rectificase en su actitud, retirándola la palabra lo mismo que a su hijo.   A pesar de todo, y de las lágrimas derramadas,  decidieron seguir con sus planes y se fueron a vivir juntos.

Hay un refrán castellano que dice.    " Poco dura la alegría en la casa del pobre", y eso se cumplió en sus vidas. Los chismorreos de la gente no cesaban y cada vez que se cruzaban por la calle con alguno de ellos, les miraban de reojo murmurando.  Eran señalados como adúlteros, más Amanda que Alvaro.  Seguían adelante, aunque esa situación les hacía daño.  Amanda fue despedida de su puesto como profesora y sólo con el dinero que sacaban en el mercado no les era suficiente para poder vivir.

 Decidieron que en Calabozo no podían seguir viviendo, porque además de las penurias económicas, las murmuraciones  habían  conseguido que nadie les hablase, ni siquiera los muchachos y muchachas que tenían como amigos  Recogieron los humildes enseres y la ropa que tenían y salieron de allí en busca de un mejor destino.   Y sus pasos se encaminaron hacia Sana Juan de los Morros, no muy distante de Calabozo, pero si lo suficiente para poder retomar su vida con tranquilidad.

Amanda no tardó en encontrar un puesto de trabajo, que primero fue en algún bar de camarera y finalmente, tras muchas estancias recorridas, en la agricultura que era su verdadera profesión.  Pero no así Alvaro, que posiblemente debido a su juventud y poca preparación sólo encontró alguna cosa esporádica en el campo, sin mucha continuidad.  Su amor no había cambiado, a pesar de las penurias económicas que no les permitía muchas veces más que hacer una comida al día.  Sencillamente se alimentaban del amor que se tenían.

Allí nadie les conocía, ni nadie sabía de su pasado, pero ellos querían estabilidad y decidieron unir sus vidas en el Juzgado, y meses después se casaron por la  Iglesia,.  Y así pasaron unos meses sin que su situación variase.  El dinero que Amanda llevaba a casa, no llegaba para nada y a duras penas podían pagar el alquiler de la vivienda que tenían.

Poco a poco, la alegría y la ilusión del principio, se fue diluyendo, y afloraron los malos humores por los problemas que tenían, y que solventaban en la cama noche tras noche . Y comenzaron las discusiones y los enfados y faltaron las palabras y las caricias.  Ya nada era igual. Y Alvaro comenzó a llegar tarde a casa sin explicación alguna, y Amanda se fue acostumbrando a ello, y siempre estaba dormida cuando él llegaba, algunas veces de madrugada.


Al despertar una mañana, Amanda notó que el sitio de la cama de Alvaro estaba intacto.  Eso significaba que no había ido a dormir esa noche.  Se levantó rápidamente y comenzó a llamarle, a sabiendas que no obtendría respuesta. Se fijó que, encima de la mesa de la cocina había un sobre con una nota en la que la decía que se marchaba, que ya no lo soportaba más.

Se la vino el mundo encima y recostada en la mesa rompió a llorar con desesperación.  Todo había sido un castillo de naipes y acababa de derrumbarse..  Pasaban los días y nada sabía de Alvaro, ni dónde estaba, ni con que medios contaba para vivir, ni siquiera si había regresado a Calabozo.  Ninguna llamada, ninguna carta, ninguna noticia de él.  Y entre la añoranza de su marido, las dificultades para vivir, y la inquietud por él, la depresión comenzó a rondarla.

Acudía a su trabajo sin ganas  lloraba por la menor cosa.  No hablaba con nadie, y el cambio de humor y de carácter hizo mella en ella.  Y pasó un mes, y otro, y otro..., , sin noticia alguna, hasta que un día, unos golpes en la puerta hizo que se encontrara frente a frente con Alvaro nuevamente.

Se abrazó a ella llorando, pidiéndola perdón, pero Amanda no podía reaccionar.  De repente supo que no le amaba, que su gesto egoista al marcharse sin siquiera anunciárselo, la dio a demostrar que ella no le importaba.  Que no le importó en la situación en la que quedaba y que todas sus promesas de amor eterno habían salido por la puerta junto a él, cuando decidió abandonarla a su suerte.  Y entonces le negó el perdón y le negó la entrada en su humilde casa que con tanta ilusión habían compartido, en la que se amaron y se convirtieron en marido y mujer. Tiempo después supo que había emigrado a Estados Unidos en busca de mejor fortuna.

Amanda siguió su vida adelante, recordando a veces el tiempo pasado junto a Alvaro, pero poco a poco, su imagen se difuminaba, hasta que llegó un día en que definitivamente salió de su vida.

Es una chica preciosa, con ese encanto tan especial y ese carisma que tienen las hispanas.  La dulzura de su carácter su bonito rostro, su dulce sonrisa y sus ganas de vivir, hicieron que poco a poco se volviera a integrar con las personas de su edad.  Hizo amigos y era muy solicitada por los chicos a los que cautivaba con su conversación ágil y simpática.

De alma sensible echaba de menos las lisonjas que  siempre la dedicaban los muchachos y que mientras estuvo con Alvaro no prestó atención, pero ahora estaba sola y era libre y poco a poco, su pensamiento y su corazón se fue abriendo a la esperanza de que algún día el amor llamase nuevamente a su vida.

 Y conoció a Ramón y él la conoció.  Trabajaba en el banco del lugar como cajero y cada vez que Amanda llegaba a las oficinas bancarias, los ojos de él iban tras ella.  Un día coincidieron en una fiesta de cumpleaños de un amigo común y de nuevo Cupido lanzó sus flechas.  Amanda esperaba el amor de nuevo, y el amor acudió a su llamada.  Distinguido, de su misma edad, moreno, simpático y dicharachero como son ellos, y enseguida comenzaron a conversar.  Y aquella noche, al salir de la fiesta la acompañó hasta su casa y así los días sucesivos hasta comenzar nuevamente una relación de noviazgo..

Ramón la presenta a su madre que la acepta de inmediato y es bien recibida en su casa, algo que complace no sólo a Amanda, sino también a Ramón.  La invitan a comer los fines de semana y todo es paz y armonía

Y se hace más intensa, y de nuevo la ilusión y la esperanza de ser feliz, se abre paso en su corazón.y tienen su primera experiencia sexual en el hotel del lugar.  Se siente plenamente feliz, completa como mujer y como novia.  Ramón la corresponde plenamente porque la ama profundamente, y sólo quiere estar junto a ella.

Su intimidad se repite cada vez con más frecuencia y cada vez más satisfactoria. se complementan a la perfección. No hay barreras que les detenga y deciden vivir juntos, ya que ella, al no tener la disolución de su matrimonio, no podría casarse.  Pero no le importaba porque ellos se convertían cada vez que estaban juntos en marido y mujer.

Todo iba de maravilla.  Su amor se completó con el anuncio de la llegada de un hijo de ambos. No había felicidad más grande que la de Amanda y Ramón.  Pero la madre de él, comenzó a sentirse desplazada en el interés que Ramón sentía por quién consideraba como su mujer,.  Y los mimos y el cariño, las caricias que dispensaba a  Amanda y a ese hijo que venía en camino la hacian encolerizarse, y la envidia y las insidias, comenzaron a reinar a través de las indirectas en la vida de esa joven pareja.

Y nació Ramoncín, que en lan actualidad tiene dos años, pero su vida ya no es tan feliz.  Se siguen amando, pero también la suegra siembra dudas y cizaña entre la pareja, que trata por todos los medios combatirla.  Les da miedo que un día con cualquier motivo, con cualquier discusión, la felicidad de la que gozan salte  por los aires.

En la actualidad siguen juntos con su hijo al que adoran.  Ellos se aman, pero también hay quién envenena sus días.




                                                   F    I    N

Autora:  1996rosafermu  Basado en hechos reales 
Fuente  A.V.
Edición Mayo de 2017


NOTA: Este es un relato basado en hechos reales, y que me fue solicitado hace meses por una seguidora  .  Los lugares, los nombres y las fechas , son ficticias para salvaguardar la privacidad de esta persona.

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