viernes, 17 de junio de 2016

El otro lado del mundo - Capítulo 14 - La familia D'Tella

Con una sonrisa en su cara, Alessandro introdujo la llave en la cerradura de su casa.  Una furibunda Loredana, salió a su encuentro. Él aún recordaba sus últimos momentos vividos con Bella; esa muchacha increíble y ardiente que había conquistado su corazón en unos pocos días en encuentros casuales e inesperados
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- ¿ Se puede saber dónde has estado hasta estas horas? Tienes el teléfono apagado; he tratado de hablar contigo y ha sido imposible. ¿ Me quieres decir qué es lo que has hecho desde que te fuiste?  ¿Has estado con ella, verdad?. Creí volverme loca al no poderte localizar
-¿ Me puedes explicar a qué viene todo esto ? No es la primera vez que no duermo en casa.  Creo que ya soy mayorcito para hacer con mi vida lo que me de la gana.
- A papá le ha dado un infarto. Parto ahora mismo hacia el hospital. Aless, ¡ no hubo manera de localizarte !

Alessandro se quedó lívido y de piedra. con razón su madre estaba tan alterada.  No podía reaccionar . Lo que menos esperaba era una noticia como esta; su padre gozaba de buena salud, y tampoco tenía una vida tan estresante como para que le diera un infarto.  Por fin, pudo informarse por su madre,  que era un manojo de nervios.

- Pero ¿ qué ha pasado? Estaba bien, al menos no se quejaba de nada- preguntó a Loredana
- Yo tampoco entiendo nada.  El negocio va bien, sin problemas, pero... estaba raro.  Quizá se encontraba mal y no quiso decir nada.
- Espérame cinco minutos, me cambio de ropa y voy contigo al hospital.  Estará en la UVI, supongo, y a estas horas no nos dejarán entrar a verle.


- Ya lo se, pero al menos hablaré con el médico. Aquí en casa no estoy tranquila. Prácticamente anoche me echaron de allí.  Yo quise quedarme con él, pero las enfermeras me dijeron que no hacía nada sentada toda la noche en la sala de espera. Que me avisarían si ocurría algo anormal.  Por eso es que estaba desesperada porque estabas ilocalizable.
- Bueno, cálmate.  Ya estoy aquí y ahora iremos a verle. No te voy a dejar sola. No te preocupes y tranquilízate. A ver si en lugar de atender a uno, tengo que cuidar de dos.

Como sospechaba, no les dejaron ver a Giovanni . Salió el médico encargado de la UVI, y les informó que no había habido variación alguna desde la noche

- Por favor, doctor, díganos la verdad sobre su estado- pidió Aless, mientras abrazaba a su madre para sujetarla
- La verdad es que está grave, bastante grave, pero esperamos poder recuperarle. Las siguientes veinticuatro horas serán decisivas. Lo tenemos todo controlado. Les avisaríamos si se produjera alguna noticia; ahora deben irse a casa.  Es muy temprano y como ya les comenté, no podrán verle hasta las 12 del mediodía, y será a través de la ventana.  Le tenemos algo sedado para que esté tranquilo, por eso, al verles, posiblemente se altere y eso no es beneficioso para su estado.  Habrán de tener paciencia hasta que, como esperamos, podamos trasladarle a planta y puedan estar con él. Y ahora si me permiten, he de volver dentro.
- Gracias doctor-Aless estrechó la mano del médico, y éste regreso a cuidados intensivos.

Loredana, comenzó a llorar en los brazos de su hijo. No sabía que era lo que había producido el infarto; buscaba miles de circunstancias que hubieran podido provocarlo, pero a todas respondía negativamente.  Era un hombre metódico, sin excesos de ningún tipo. Comía y bebia moderadamente, y se daba grandes paseos antes de ir a la ofician.  Tenía una vida sana ¿ entonces? ¿ Que pudo provocar ese accidente ?.  Tomó el brazo de su madre, y a la fuerza, la hizo salir de allí. Darían una vuelta por el jardín del hospital, ya que ella se había empecinado en no irse de allí.  Después consiguió llevarla a la cafetería y la hizo desayunar, ya que no había probado bocado alguno.

No hablaban, cada uno estaba pensativo, pero no hablaban.  No tenían nada de lo que hablar, como no fuera de lo que les acababa de suceder.    El matrimonio D'Tella, se quería, a su modo, es decir al modo que los matrimonios de aquella época se concertaban, si eran por motivos económicos, como fue el de ellos.  Giovanni, de una familia de la clase media algo adinerada, pues su padre, había sabido sacar producto de la Italia de después de la guerra. A cambio la de Loredana estaban en excelente posición debido a las ventas fraudulentas de productos que escaseaban y que supo darles entrada y salida con altos beneficios, con lo que amasó una fortuna considerable.

Taormina era hermosa, pero también una ciudad pequeña y destruida por la guerra. Los jóvenes se habían marchado a Milán o a Roma para buscarse la vida.Giovanni era un chico culto, con estudios para médico y perteneciente a una buena familia, no tan rica como la de ellos, pero en buena posición también. A Loredana le gustaba ese chico moreno de ojos azules cuya procedencia ligur, le hacía más atractivo.  Él tenía novia, pero eso a ella no le importó, y puso en movimiento sus armas de mujer bella, educada y sobretodo rica.  Al fin consiguió una cita, y después de esa vinieron otras, hasta que consiguió sacarle palabra de matrimonio, por una falsa alarma de una tarde,  resultado  de ardiente pasión,  y rompiera su noviazgo con la otra chica, bonita, pero pobre como las ratas.  El dinero cegó a Guivanni y después de un año de noviazgo, se convirtieron en marido y mujer.  Tardaron mucho tiempo en tener hijos, y cuando ya habían perdido las esperanzas, se quedó embarazada, pero un aborto rompió  las ilusiones del matrimonio.  Paso un tiempo, volvieron a intentarlo y nuevamente resultó fallido.  Pero dicen que a la tercera va la vencida y esta vez si lo lograron: nació Amanda y años más tarde, vino el varón: Alessandro. La familia ya estaba completa.

  Pasó el tiempo.  Amanda se casó y vivía en Roma y Alessandro había terminado la universidad y deseaba ser escritor, contra la voluntad del señor D'Tella, que al casarse,  abandonó sus estudios de medicina, para regentar la empresa de su suegro. Giovanni.  había puesto sus esperanzas en que su hijo  se hiciera cargo de la empresa  que era muy próspera.  Pero el chico era un alma libre y no deseaba el tipo de vida que le sujetaría a una oficina de por vida, como le había ocurrido a su padre. Sería escritor.

Al regresar a casa, después de ver al padre, comentaron cómo le habían encontrado.  El señor D'Tella, estaba algo pálido y dormido, lleno de aparatos que marcaban sus constante vitales, sondas, vias  y muchos  cables de otros artilugios.  Las horas pasaban y no se producían a penas cambios en el estado de Giovanni; la espera era lo más mortificante, pero no quedaba otra que tener paciencia y esperar, esperar, esperar.

Por la tarde pudieron volver a verle y las noticias fueron más esperanzadoras.Y así transcurrieron dos días.  Parecía que el peligro estaba pasando, , no obstante y para tenerle más controlado, no le bajarían  aún a planta.  Cuando llegaron a casa más tranquilos, y después de cenar, cada uno de ellos se retiró a su habitación.  Había sido un día muy largo, de nervios, y ambos estaban agotados.  Aless se tumbó en la cama;  no tenía sueño. Abrió el cajón de la mesita de noche buscando un libro, y entonces vio las notas que había tomado de lo que Bella le había narrado sobre su abuela.


¿ Cómo se le había olvidado? ¿ Qué pensaría Bella de él ?  Se incorporó bruscamente y marcó el número de teléfono del hotel, pero la respuesta que le dieron le dejó sin palabras:

- La señorita abandonó el hotel esta mañana. Es todo cuanto puedo decirle
- ¿ Dejó alguna nota ó alguna dirección donde pudiera comunicarme con ella ?
- Lo siento, señor.  Abonó su cuenta y se fue.
- Está bien , gracias-. Y colgó

¡ Se había ido ! sin dejar ninguna dirección ¿ cómo podría localizarla, sin saber dónde vivía ?.  Rebuscó inquieto entre las notas buscando alguna pista, y la encontró; pero sólo era el nombre de una localidad, nada más. No sabía a qué departamento correspondía: Australia es enorme y recordó que donde vivían era una zona pequeña.  Tampoco sabía el apellido, ni el de ella ni el de su abuela.¿ Cómo poder encontrarla ? La noche que pasaron juntos, se estableció un lazo profundo.  No fue una aventura más, no era una chica más, ni era una turista de las que hay tantas.  Su romance surgió de improviso.  Ni uno ni otro lo habían buscado, sólo surgió, y a ello se entregaron sin reservas.  Pero había perdido el contacto con ella definitivamente.


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