Se durmió a altas horas de la madrugada. Estaba tan interesada en el diario, que no encontraba el momento de suspender su lectura para el día siguiente. Tenía la impresión de escuchar la voz de la abuela relatando su vida a aquella nieta muy joven, que sentada a sus pies, reclinaba la cabeza sobre las rodillas de Anna, sin a penas parpadear para no perderse ni un sólo detalle.
El recepcionista del hotel, la entregó la foto antes de subir a la habitación. La madre de dicho señor, parecía recordar el rostro de la joven que sonreía en esa gastada cartulina, pero no terminaba de situarla, aunque tenía alguna duda, y dio una dirección, por si acaso fuese la indicada.
- Signorina, la mamma no está muy segura de que sea la persona a la que usted se refiere y que ella recuerda. Cree que vivían, si fueran ellos, por El Corso Umberto, pero puede que también por La porta el Mezzo. Es por esas zonas por donde la ubica. Pero no está nada segura.
- Muchas gracias. Indagaré por allí, a ver si tengo suerte.
Se despidió del hombre. Esperaría a reunirse con Alessandro, aunque no confiaba mucho en que tuviera la suerte de dar con alguien que la recordara. Han pasado ¡tantos años ! Estaba terminando de arreglarse, cuando la llamaron de Recepción que alguien la esperaba en el vestíbulo.
- Es él, seguro .
Sonreia satisfecha. En realidad no confiaba mucho en que él volviera. Quizá, si hubiera hablado en serio de escribir una novela basada en la vida de Anna. En cierto modo no la disgustaría; al menos sería conocida, pero por otro lado, tenía la sensación de estar revelando la intimidad de su nonna y eso le hacía dudar. ¿ Acaso ella no estaba vulnerando su intimidad al leer el diario? Pero no era lo mismo. Ella quería, necesitaba, saber la vida de su abuela, en la parcela en que no la conocía: su juventud, sus inquietudes, sus ilusiones, y hasta aquel amor imposible que la rompió el corazón. ¿ Qué dolor sentiría al verse así despreciada por ser pobre? Era una mujer increíble no merecedora de ese trato. Recogió su bolso y comprobó que llevaba la foto; se la enseñaría a Alessandro. Y así lo hizo en cuanto le vio.
- Me han dado unas direcciones, pero no tengo mucha confianza en que sean en donde vivió mi abuela. No obstante voy a ir, por si acaso- le dijo
-Está bien, vayamos- respondió él - Recuerda que yo también estoy interesado..., por mi libro..., ya sabes
- Pero ¿ de verdad lo dices ?
- Pues claro que lo digo en serio. Ya te dije que me cautivó la historia. Si quieres, vamos a mi casa y le preguntamos a mi madre. Ella a lo mejor la conoció. Ha nacido en Taormina. Esta ciudad, en aquella época era aún más pequeña; todos se conocían. Podemos intentarlo
- No sé... me es un poco violento... Sin conocerles..., presentarnos así en tu casa. No creo que sea una buena idea
- ¡ Claro que lo es ! Mi madre estará encantada. No te preocupes
- Por un lado me gustaría, pero por otro es muy violento, sin conocernos
- Pero siempre hay una primera vez ¿ no te parece ?
- Está bien. Iremos cuando quieras
- Primero iremos a estas direcciones, y después a casa. Te quedarás a comer con nosotros
- ¡ Oh no !, eso si que no. ¡ Qué vergüenza !. Estaré un rato y me marcharé, además tu tendrás otras cosas que hacer
-Nada en absoluto, más que acompañarte en tus pesquisas, que de rechazo, también son las mías.
Rieron, y se encaminaron hacia El Corso. Allí se entretuvieron en las tiendas y tenderetes, pues a Bella le encantaban todas las cosas que veía. No sabía de qué manera indagar algo, ya que todos eran comercios, que a buen seguro en aquella época no existían, por la sencilla razón de que no se había inventado el turismo. El mundo estaba inmerso en una atroz guerra y nadie iba, como ahora, de un lado para otro. Tampoco era cuestión de subir a alguna vivienda a preguntar, principalmente porque la tomarían por loca. No, decididamente, quedaba descartado. Era muy difícil sin saber una dirección exacta acometer esa empresa; no le quedaba más que el recurso de la familia de Alessandro., y después de tomar un refrigerio en un bar y descansar durante unos minutos, se encaminaron hacia la casa de Ale, como ella terminó llamándole.
Fue una visita inesperada que Ale se presentara en casa casi a la hora de la comida con una desconocida, pero la recibieron con amabilidad y muy educadamente. No sabría decir si es que en verdad se alegraban de conocer una amistad de su hijo, o fue pura cortesía. De cualquier manera, ya no había remedio. Estrechaba la mano del señor D'Tella y recibía un beso cariñoso de la mamma: Loredana.
Tras unos minutos de charla, narrando cómo había llegado hasta Sicilia y el porqué, Ale decidió abordar el tema, ya que por lo poco que conocía a su amiga, la notaba nerviosa y violenta.
- Mamma, Bella está tratando de localizar algo del pasado de su abuela: dónde ha vivido, quienes fueron sus amistades, en qué colegió se educó..., en definitiva recobrar algo de su vida aquí. Mira esta fotografía, quizá la conocieras.-. Alargó la foto que tomó su madre que quedó en silencio durante unos segundos
- Hijo, así de pronto... No recuerdo, aunque su rostro no me es desconocido. Pero creo que no, definitivamente no. En aquella época todas parecíamos la misma chica. La misma pose, el mismo peinado... No no creo haberla visto- ¿ Y tú Giovanni, te es conocida ? .
Recogió la foto de la mano de su esposa, y se la quedó mirando fijamente, estudiando cada facción de la muchacha reflejada en ella. Él sabía perfectamente quién era y en qué calle había vivido. Se trataba de la muchacha que abandonó para casarse con Loredana. La había amado y recordado durante mucho tiempo y muchas veces, pero finalmente, supo por amigos, que había emigrado a Australia,, pero no que había muerto, , noticia que acababa de conocer. Decidió que debía callar y mintió negando su conocimiento.
- No, francamente no creo haberla visto nunca. Lo siento, muchacha; hacer un viaje desde tan lejos y regresar con las manos vacías.
- Muchas gracias. Está resultando muy difícil. En fin, al menos lo he intentado.
- Lo siento hija- repitió Loredana-, pero creo que no la he visto nunca. Seguramente ni siquiera teníamos los mismos amigos, ni íbamos por los mismos sitios. Aunque Taormina era antes más pequeña, pero no tanto como para coincidir, y¡ después de tantos años...!
- No se preocupe. Ya contaba con ello. En fin, he de irme. Han sido ustedes muy amables y he tenido placer en saludarles.
- De ninguna de las maneras. Comerás con nosotros- dijo Loredana
- Mujer, quizá la muchacha tenga otros planes. No la pongas en ese compromiso- dijo Giovanni
-No, papa. Yo ya le había invitado, contaba con ello-dijo Alessandro
Le extrañó la actitud de su padre, siempre tan cortés y educado. Nunca hubiera pensado que saliera con esa frase, que poco menos invitaba a Bella a que se levantara de su asiento y se marchara. ¿ Qué le ocurría ? Y empezó a pensar que no había dicho la verdad y que posiblemente si la conociese y supiera dónde había vivido. No quiso comentar nada delante de nadie, pero hablaría con él a solas. Era todo muy extraño, una actitud muy rara en él, que siempre se mostraba simpático y hospitalario con todo el mundo.
El recepcionista del hotel, la entregó la foto antes de subir a la habitación. La madre de dicho señor, parecía recordar el rostro de la joven que sonreía en esa gastada cartulina, pero no terminaba de situarla, aunque tenía alguna duda, y dio una dirección, por si acaso fuese la indicada.
- Signorina, la mamma no está muy segura de que sea la persona a la que usted se refiere y que ella recuerda. Cree que vivían, si fueran ellos, por El Corso Umberto, pero puede que también por La porta el Mezzo. Es por esas zonas por donde la ubica. Pero no está nada segura.
- Muchas gracias. Indagaré por allí, a ver si tengo suerte.
- Es él, seguro .
Sonreia satisfecha. En realidad no confiaba mucho en que él volviera. Quizá, si hubiera hablado en serio de escribir una novela basada en la vida de Anna. En cierto modo no la disgustaría; al menos sería conocida, pero por otro lado, tenía la sensación de estar revelando la intimidad de su nonna y eso le hacía dudar. ¿ Acaso ella no estaba vulnerando su intimidad al leer el diario? Pero no era lo mismo. Ella quería, necesitaba, saber la vida de su abuela, en la parcela en que no la conocía: su juventud, sus inquietudes, sus ilusiones, y hasta aquel amor imposible que la rompió el corazón. ¿ Qué dolor sentiría al verse así despreciada por ser pobre? Era una mujer increíble no merecedora de ese trato. Recogió su bolso y comprobó que llevaba la foto; se la enseñaría a Alessandro. Y así lo hizo en cuanto le vio.
- Me han dado unas direcciones, pero no tengo mucha confianza en que sean en donde vivió mi abuela. No obstante voy a ir, por si acaso- le dijo
-Está bien, vayamos- respondió él - Recuerda que yo también estoy interesado..., por mi libro..., ya sabes
- Pero ¿ de verdad lo dices ?
- Pues claro que lo digo en serio. Ya te dije que me cautivó la historia. Si quieres, vamos a mi casa y le preguntamos a mi madre. Ella a lo mejor la conoció. Ha nacido en Taormina. Esta ciudad, en aquella época era aún más pequeña; todos se conocían. Podemos intentarlo
- No sé... me es un poco violento... Sin conocerles..., presentarnos así en tu casa. No creo que sea una buena idea
- ¡ Claro que lo es ! Mi madre estará encantada. No te preocupes
- Por un lado me gustaría, pero por otro es muy violento, sin conocernos
- Pero siempre hay una primera vez ¿ no te parece ?
- Está bien. Iremos cuando quieras
- Primero iremos a estas direcciones, y después a casa. Te quedarás a comer con nosotros
- ¡ Oh no !, eso si que no. ¡ Qué vergüenza !. Estaré un rato y me marcharé, además tu tendrás otras cosas que hacer
-Nada en absoluto, más que acompañarte en tus pesquisas, que de rechazo, también son las mías.
Rieron, y se encaminaron hacia El Corso. Allí se entretuvieron en las tiendas y tenderetes, pues a Bella le encantaban todas las cosas que veía. No sabía de qué manera indagar algo, ya que todos eran comercios, que a buen seguro en aquella época no existían, por la sencilla razón de que no se había inventado el turismo. El mundo estaba inmerso en una atroz guerra y nadie iba, como ahora, de un lado para otro. Tampoco era cuestión de subir a alguna vivienda a preguntar, principalmente porque la tomarían por loca. No, decididamente, quedaba descartado. Era muy difícil sin saber una dirección exacta acometer esa empresa; no le quedaba más que el recurso de la familia de Alessandro., y después de tomar un refrigerio en un bar y descansar durante unos minutos, se encaminaron hacia la casa de Ale, como ella terminó llamándole.
Fue una visita inesperada que Ale se presentara en casa casi a la hora de la comida con una desconocida, pero la recibieron con amabilidad y muy educadamente. No sabría decir si es que en verdad se alegraban de conocer una amistad de su hijo, o fue pura cortesía. De cualquier manera, ya no había remedio. Estrechaba la mano del señor D'Tella y recibía un beso cariñoso de la mamma: Loredana.
Tras unos minutos de charla, narrando cómo había llegado hasta Sicilia y el porqué, Ale decidió abordar el tema, ya que por lo poco que conocía a su amiga, la notaba nerviosa y violenta.
- Mamma, Bella está tratando de localizar algo del pasado de su abuela: dónde ha vivido, quienes fueron sus amistades, en qué colegió se educó..., en definitiva recobrar algo de su vida aquí. Mira esta fotografía, quizá la conocieras.-. Alargó la foto que tomó su madre que quedó en silencio durante unos segundos
- Hijo, así de pronto... No recuerdo, aunque su rostro no me es desconocido. Pero creo que no, definitivamente no. En aquella época todas parecíamos la misma chica. La misma pose, el mismo peinado... No no creo haberla visto- ¿ Y tú Giovanni, te es conocida ? .
Recogió la foto de la mano de su esposa, y se la quedó mirando fijamente, estudiando cada facción de la muchacha reflejada en ella. Él sabía perfectamente quién era y en qué calle había vivido. Se trataba de la muchacha que abandonó para casarse con Loredana. La había amado y recordado durante mucho tiempo y muchas veces, pero finalmente, supo por amigos, que había emigrado a Australia,, pero no que había muerto, , noticia que acababa de conocer. Decidió que debía callar y mintió negando su conocimiento.
- No, francamente no creo haberla visto nunca. Lo siento, muchacha; hacer un viaje desde tan lejos y regresar con las manos vacías.
- Muchas gracias. Está resultando muy difícil. En fin, al menos lo he intentado.
- Lo siento hija- repitió Loredana-, pero creo que no la he visto nunca. Seguramente ni siquiera teníamos los mismos amigos, ni íbamos por los mismos sitios. Aunque Taormina era antes más pequeña, pero no tanto como para coincidir, y¡ después de tantos años...!
- No se preocupe. Ya contaba con ello. En fin, he de irme. Han sido ustedes muy amables y he tenido placer en saludarles.
- De ninguna de las maneras. Comerás con nosotros- dijo Loredana
- Mujer, quizá la muchacha tenga otros planes. No la pongas en ese compromiso- dijo Giovanni
-No, papa. Yo ya le había invitado, contaba con ello-dijo Alessandro
Le extrañó la actitud de su padre, siempre tan cortés y educado. Nunca hubiera pensado que saliera con esa frase, que poco menos invitaba a Bella a que se levantara de su asiento y se marchara. ¿ Qué le ocurría ? Y empezó a pensar que no había dicho la verdad y que posiblemente si la conociese y supiera dónde había vivido. No quiso comentar nada delante de nadie, pero hablaría con él a solas. Era todo muy extraño, una actitud muy rara en él, que siempre se mostraba simpático y hospitalario con todo el mundo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario