lunes, 13 de junio de 2016

El otro lado del mundo - Capítulo 10 - Luna de hiel

Bella estaba indecisa en si debía proseguir con la lectura el diario. ¿ Estaría violando la intimidad de su abuela ?  Creía haberla conocido bien, y seguro que a ella no le importaría que prosiguiera con su lectura.  En aquellos años, era muy importante que una mujer  fuese vírgen al matrimonio, y hasta, en algunos casos, la no confesión de esa "falta", era constitutiva de divorcio, por lo que no es de extrañar que Lyan se sintiera tan enfadado y defraudado por la que había elegido para compartir su vida.


" Me arrepentí de habérselo dicho.  No supe de él en tres días. No sabía dónde podía estar, ni a quién recurrir, ya que el único coche que teníamos se lo llevó cuando marchó.  Lloré, lloré desconsoladamente y me arrepentí de haberme casado; buscaba protección y cobijo, pero sólo había encontrado un marido troglodita y una soledad infinita en un territorio totalmente hostil, lejos de la bonanza del Mediterráneo.  No conocía siquiera su clima, ni si el calor agobiante que padecíamos era lo normal.  Sentada en la cocina y apoyada la frente sobre mi brazo, no se el tiempo que permanecí allí, hasta que el ladrido de un perro, me hizo reaccionar.  No había puesto el pienso al ganado, ni el agua, ni nada.  Me sequé el llanto y por lástima a los animales, me puse en movimiento.  Era la primera vez que realizaba tamaño trabajo, pero había que hacerlo y,  lo hice.  Rendida me acosté esa noche, y cosa rara, deseé que Lyan hubiera estado a mi lado.  Me asustaba la oscuridad.  Habían muchos bichos por todos lados, pero tuve la suerte de no encontrarme a alguno que no pudiera combatir. 
 Habían pasado tres días desde que se fuera.  No pensaba en volver a verle ¿ qué debía hacer ? ¿ Irme, dejar a los animales a su aire ? Me di un plazo de un día más, y si no volviese, haría mi maleta y me iría no sabía hacia donde, ni como, pero tenía muy claro que allí no podía permanecer.




Me puse a recoger los cacharros de la cena anterior, que habían quedado sin fregar.  Abrí la puerta del armario en donde guardaba el jabón,  y entonces la vi: una serpiente horrible, grande y amenazante me miraba dispuesta a atacarme.  Di un grito y sin pensarlo más, cerré la puerta de golpe, y salí corriendo como una exhalación, sin dirección y sin saber a donde dirigirme, pero tenía claro que allí no permanecería con aquella  bestia en mi cocina. Dando gritos y aspavientos corría, corría, hasta que unos brazos fuertes, me dieron alcance cortando mi retirada:
-¿ Qué pasa? ¿ Qué te ocurre? ¿ Alguien se ha metido contigo ?
Conocía aquella voz, y al mirarle, respiré tranquila y me desmayé en sus brazos.  Me llevó al interior de la casa y mojó mi rostro con una compresa de agua fria, que me hizo reaccionar. Frente a mi, tenía los ojos cálidos de Lyan que preocupado me miraba sin saber lo ocurrido. Yo, por los nervios y el  miedo que me aterrorizaba, me eché a llorar, y él, lejos de rechazarme me acogió en su pecho, besando mi cabeza
- Lo siento, lo siento. No debí dejarte sola.



- Yo también lo siento. Lo he pasado fatal, y hoy... hoy... ese animal...
-¿ Qué animal ? no hay ningún animal
-En la cocina, bajo la pila.  Una serpiente enorme se iba a lanzar sobre mi
-Ja, ja, ja,  Mujer debí decirte que aquí hay serpientes por todos lados, y que algunas  son venenosas, pero tenemos nuestros recursos para combatirlas.  Ya te acostumbrarás.
- No creo que eso sea posible. Voy a marcharme. No soy mujer para ti, ni para este lugar.  No estoy acostumbrada a ésto.  Y además está lo mio
-¿ Qué es lo tuyo?
- Lo sabes de sobra. Debí decírtelo antes de casarnos; no creí que fuera tan importante para ti.  Lo comprendo. Si no me he ido ya, han sido por los animales; con este calor tan horroroso que hace no podía dejarles sin comida ni agua. Me puse un plazo para irme si no venías.  Ahora ya estás aquí y he de irme
- Creo que será lo mejor. Tienes razón: no eres mujer para mi.  No perteneces a este lugar. Tramitaremos el divorcio, te daré dinero para que vuelvas a tu pais, o bien te establezcas en otro lugar.  Por eso no te preocupes.
-Está bien, pero no quiero tu dinero; ya me las arreglaré.  De peores cosas he salido a flote. No te preocupes. Voy a hacer mi maleta. Me marcharé ahora mismo
- Está bien.  Te acercaré al lugar que me indiques vayas a ir. Tomarás un autobús hasta el destino que elijas.
-De acuerdo. en veinte minutos estoy lista.

Y nuevamente volví a Sidney con la idea de encontrar un trabajo y regresar a mi adorada Taormina tan pronto como pudiera.  No había aceptado ni un centavo de Lyan:  Mi orgullo
no me lo permitió. Me dejó en la parada del autobús, me pidió una dirección a donde enviarme los papeles del divorcio o un teléfono donde comunicarnos. 

-Estaré en casa de mi amiga , de momento. Después ya veré dónde vivo. Primero tengo que encontrar un trabajo -.   El regreso a su casa, y yo en busca de otra nueva oportunidad.

No me había hecho ningún reproche.  No había dicho nada, pero aquella despedida, fue como un bofetón en plena cara.  Me sentía ruín y sucia.  Durante todo el largo viaje, no cesaba de llorar ¿ por que era tan mala mi suerte?  Estábamos en pleno siglo veinte, y en la mayoría de los lugares la circunstancia de no ser vírgen ya no constituía un obstáculo para poder ser feliz con el hombre que eligieras. Ese " detalle " ni siquiera se mencionaba.  Pero estaba visto que Lyan era un hombre rudo, aislado, y poco sabedor de cosas mundanas ".

El teléfono interior sonó en la habitación, interrumpiendo su lectura. Alessandro, estaba en Recepción y venía a recogerla para tomar el aperitivo antes de mediodía.  Saltó corriendo a la ducha, y en veinte minutos estaba frente al  muchacho que la miraba complaciente.  Tenía rubor en las mejillas, posiblemente por las prisas con que se arregló, por estar frente a él, o por conocer una  nueva intimidad de su nonna.

El saludo de Aless, fue cálido como siempre. Y ella se ruborizó, sin duda influenciada por la lectura del diario. Le gustaba aquel chico de sonrisa permanente, cariñoso y amable.  Era un total desconocido para ella, no sabía nada de él, pero su interés iba en aumento, por lo cual pensó que debía distanciarse.  No deseaba encariñarse con alguien a quién debería dejar en unos días.  la misión que la había llevado hasta allí no había podido cumplirla, pero estaba segura que su abuela desde alguna de esas estrellas que brillaban en el cielo, la sonreía y comprendía su imposibilidad de cumplir con la promesa interior que la hizo.



Alessandro la invitó a comer a una trattoria, pero no la visitada por los turistas, en que la comida era más comercial que auténtica. La llevó a un lugar cerca de la playa a "Bambino ",que era propiedad de un amigo de la infancia.  Fueron recibidos con entusiasmo por  Guido, que así se llamaba el propietario y amigo de Alessandro. Comieron unos fetuccini exquisitos y una ensalada de mozzarella fantástica.  Nunca había comido nada más rico y bien preparado. Todo ello acompañado con un vino de La Toscana, que a ella,  al no estar acostumbrada, se le subió a la cabeza.

Quizá fuese el vino, el diario, o su propia inexperiencia, lo que hizo que le peguntara algo que la interesaba saber.  Deseaba comprobar si el punto de vista masculino seguía igual de rancio que hacía tiempo, o por el contrario su generación era más adelantada sobre ese criterio.  naturalmente, no desvelaría el porqué de su interés, pero quería conocer la perspectiva de ahora y compararla con la que marcó la vida de su abuela.

- ¿ Puedo hacerte una pregunta ? Una pregunta algo delicada y quizás incómoda, pero me interesa mucho saber tu opinión
- Pregúntame.  No andes con tantos rodeos- contestó Aless
- Si fueras a casarte, o ya lo hubieras hecho, y tu mujer te dijera que no era vírgen ¿ qué pasaría, cuál sería tu reacción ?
- ¡Si que es curiosa tu pregunta!. No te sabría responder; nunca me he visto en esa situación.  Aunque pensandolo bien... de momento, creo que no me gustaría, pero pasado un rato, pensaría que yo tampoco lo soy, y entonces si ella ha tenido sus necesidades...al igual que yo ¿ por qué no iba a comprenderlo ?  Hemos hecho un tabú de algo tan natural como la vida misma; todos los seres sobre la tierra, de cualquier especie, necesitan reproducirse, sólo que el ser humano tiene esas apetencias más por placer que por otra cosa, pero es algo natural. Creo, que seguiría amándola lo mismo, me olvidaría del tema y pasaría mi noche de bodas con toda la pasión de la que fuera poseedor.  Y ahora ¿ a qué viene eso ?
- No..., por nada. Simple curiosidad.  Escuche anoche, en  un programa de televisión, una reflexión respecto al tema y me sorprendieron las respuestas de algunos hombres.  He de decirte que la inmensa mayoría deseaban ser los primeros con sus parejas, pero que tampoco la demonizarían si así no fuera.
- Y tú ¿ qué opinas ?- la dijo Aless mirándola fijamente
- La verdad, no lo se.  Desde el punto de vista femenino, pienso que es muy egoista de vuestra parte abandonar a una mujer en su noche de bodas, porque confesó a su marido que había habido  antes otro hombre . Quizá debió decírselo antes, pero posiblemente no lo hiciese por miedo. Pienso que al igual que el hombre va con mujeres y nosotras lo aceptamos ¿ por qué vosotros no ?
- Buena pregunta. La del millón.  Pienso que es algo ancestral, de machismo puro, pero
afortunadamente, las nuevas parejas tienen sexo sin pensar en que vayan o no a casarse.  Es  un imperativo de la naturaleza en un determinado momento te pide.  Eso no quiere decir que cada día se vaya con un hombre, pero con tu pareja ¿ por qué no ? Si es por amor y consentido... creo que lo aceptaría. Y ahora dime ¿ por qué te preocupa tanto ?
- No me preocupa en absoluto, simple curiosidad- respondió ella tomando un sorbo de vino de su copa, porque en realidad deseaba ocultar su rubor.

Ella no había tenido relaciones sexuales con ningún chico hasta ahora, y no  fue por falta de aspirantes, sólo que no había conocido a ninguno que la atrajese tanto como para entregarle algo tan íntimo para una mujer.  Su contacto había sido algún beso, e incluso algún toqueteo, pera nada más.  Pero.. ¿ se acostaría con Alessandro ? ¿ Qué sentía en realidad por él ?
Le gustaba, de eso no tenía duda, pero le conocía hacía poco, ¿ le atraía de tal  modo para pensar en ello ? ¿ Era influencia del diario, o que realmente deseaba tener una experiencia amorosa con aquel latino atractivo y seductor ?  Bien es verdad que él no se le había insinuado en ningún momento, y además recordó que tenía novia.  Ese debía ser el motivo: estaba enamorado de esa chica. ¡ Claro ! los latinos son pasionales, pero a la vez son relativamente fieles y enamoradizos. Su novia es muy bonita.  Seguro que no tiene ojos más que para ella.

Pero sin saber de qué forma, cómo ocurrió, y cuándo, se vio en la cama del hotel haciendo el amor con Alessandro, de una forma apasionada, desenfrenada como si fuera el último día de sus vidas. Aless buscaba sus labios una y otra vez, y de su boca salían palabras arrebatadoras de amor eterno por ella, de juramentos de eternidad y de caricias embriagadoras que la trasportaban a otro planeta. Estaba ¿ dónde ? ni siquiera sabía hacia dónde la había transportado aquel placer y entrega que sentía  y nunca experimentado antes.  La frente de Alessandro perlada de sudor y sus besos insistentes hacian una y otra vez que aquello no terminase nunca.  ¿ Sería siempre así ? ¿ Era aquello amor, o simplemente sexo ? Estaba segura de lo que ella sentía, pero ¿ él ? ¿ qué sentía Aless?. Se olvidó de que pertenecía a otra mujer, que quizá le hubiese dado palabra de matrimonio, pero no quería pensar en ello.



 Estaban allí juntos, hacían el amor y ambos se pertenecían mutuamente, aunque cuando se levantaran del lecho, él tuviera que irse y se refugiaría en los brazos de otra chica.  Pero ahora, en ese instante, era ella la que recibía sus caricias y sus dulces palabras.  No quería pensar en nada,  ni en nadie. Cuando se fuera, le borraría de su vida.

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