La agitación en el castillo de O'Connor era grande. Los hermanos partían rumbo a España a perfeccionar los estudios en una universidad de Madrid. Habían concluido en Irlanda la carrera de filología Hispánica, pero ellos querían tener más conocimientos de la vida, costumbres, además de perfeccionar su dicción del castellano. La emoción que sentian, la excitación que experimentaban no eran tanto por ampliar sus estudios, sino por lo que representaba tener libertad absoluta para moverse lejos de la disciplina férrea que su padre, Thomas O'Connor, les había inculcado desde muy niños. A partir de ahora, fuera horarios; podrían entrar y salir a las horas que les apeteciera y sabido era que los españoles eran anárquicos cuando a horas se refería. Era algo inusitado en sus jóvenes vidas . Harían lo que quisieran, cuando quisieran y como quisieran.
La noche anterior habían tenido despedida de su amigos y las chicas hasta derramaron alguna lágrima. Iban a tardar mucho tiempo en regresar a Irlanda . Eran unos solteros de oro, así les calificaba. Eran apuestos, jóvenes y muy ricos, lo que se denomina " un buen patido ", pero además eran alegres y muy divertidos.
Pero aquella mañana se levantaron temprano como si hubieran dormido muchas horas, cuando en realidad hacía poco que se habían acostado. Estaban nerviosos y bromeaban mucho entre ellos. Se llevaban bien, con alguna pelea de vez en cuando, pero nada de importancia , lo normal entre dos hermanos con poca diferencia de edad. Llegaron al aeropuerto y sus nervios iban en aumento: dentro de pocas horas llegarían a Madrid, y se instalarían en un apartamento que papá O'Connor les había comprado para que viviesen cómodamente, en una calle céntrica . Una vez instalados verían la forma de adquirir un coche para poder desplazarse a la universidad que no estaba cerca de casa.
El primer día de asistencia a clase se desarrolló con toda normalidad. Eran pocos los alumnos españoles que iban a la universidad y si, había bastantes extranjeros de distintas nacionalidades: americanos del norte, mejicanos, japoneses, irlandeses y suecos. No tuvieron problemas para integrarse dado que por su simpatía eran muy solicitados entre sus compañeros. Al llegar la hora de la comida se dirigieron todos juntos al comedor.
Allí se reunieron con otros chicos de las universidades cercanas que concurrian al mismo sitio. Fueron presentados a un grupo de españoles que estudiaban Filosofía y les llamó mucho la atención una chica muy bonita. Pero lo que más les sedujo fueron sus ojos y el color de su pelo: negrísimos ambos. Su mirada despedía una luz entre inocente y picarona pero con una luminosidad que lo llenaba todo. Ellos pensaron: es normal que nos extrañe el color de su pelo, tan negro. En Irlanda el color rojizo es el que predomina y cuanto mucho el castaño. Al lado de la chica se sentaba un muchacho, moreno aunque no tanto como ella. Empezaron a bromear todos los alumnos y a contar chistes, cosa que también les extrañó esa costumbre meramente española. Se puede decir que su primer día de clase fue todo un éxito. Les encantó el carácter abierto de sus compañeros . Estaban todos perfectamente integrados y formaron una comunidad en la que cabían todas las formas de pensar. Así transcurrieron varios días, pero al mismo tiempo, y a medida que se iban conociendo más profundamente, sentían como una especie de desasosiego que ninguno de los dos comentaba con el otro.
Allí se reunieron con otros chicos de las universidades cercanas que concurrian al mismo sitio. Fueron presentados a un grupo de españoles que estudiaban Filosofía y les llamó mucho la atención una chica muy bonita. Pero lo que más les sedujo fueron sus ojos y el color de su pelo: negrísimos ambos. Su mirada despedía una luz entre inocente y picarona pero con una luminosidad que lo llenaba todo. Ellos pensaron: es normal que nos extrañe el color de su pelo, tan negro. En Irlanda el color rojizo es el que predomina y cuanto mucho el castaño. Al lado de la chica se sentaba un muchacho, moreno aunque no tanto como ella. Empezaron a bromear todos los alumnos y a contar chistes, cosa que también les extrañó esa costumbre meramente española. Se puede decir que su primer día de clase fue todo un éxito. Les encantó el carácter abierto de sus compañeros . Estaban todos perfectamente integrados y formaron una comunidad en la que cabían todas las formas de pensar. Así transcurrieron varios días, pero al mismo tiempo, y a medida que se iban conociendo más profundamente, sentían como una especie de desasosiego que ninguno de los dos comentaba con el otro.
Un día se enteraron de que era el cumpleaños de Estela y que lo celebrarían después de clase pues coincidió que era viernes y no tendrían que madrugar al día siguiente para asistir a la universidad.
No comentaron nada, pero por extraña razón y, sin decir nada entre ellos Sean y Philip se presentaron ante la muchacha con sendos ramos de rosas, que a ellos mismos les sorprendió. No les gustó nada la coincidencia pues cada uno creia que iba a ser el que la diera la sorpresa, pero fueron ellos los que se sorprendieron con la revelación de Julio: le iba a pedir que se casara con él nada más terminar el curso; ya llevaban varios meses de relación y dado que ya estaban a punto de terminar sus carreras, creía oportuno formalizarla. ¿ Cómo no se habían dado cuenta antes? Bastaba observarles para comprobar que cada vez que se miraban la ternura que reflejaban en sus rostros mostraba a las claras de que estaban muy enamorados. Sean y Philip se miraron y la decepción que reflejaban sus caras era evidente.
Estela les había llegado al corazón conquistándoles, pero ella estaba enamorada de otra persona. Al quedarse a solas en su casa no hablaron, no hacía falta. Ambos sabían que no tenían nada que hacer y esa revelación les hizo discutir por una banalidad, pero dado su estado de ánimo la discusión se tornó en algo más fuerte y terminó en pelea entre ambos, algo inusual en ellos. Después de una noche en vela, llegaron a la conclusión de que no iban a decir nada; preferían tenerla como amiga que a perderla definitivamente. Y así Sean, Philip, Estela y Julio llegaron a quererse como hermanos aunque en el fondo de su corazón los irlandeses no se resignaban a ser meros espectadores del amor de sus amigos.
Empezaron a salir con otras chicas para tratar de borrar de su interior el sentimiento que Estela había despertado en ellos, pero todo fue inútil. Estela se percató de lo que estaba ocurriendo entre los hermanos y optó por hablar con ellos y dejarles las cosas claras; no había opción , o tendrían una amistad sincera, como de familia o por el contrario se alejaría de ellos y no les volvería a ver. Les hizo comprender que su elección por Julio estaba hecha desde antes de que ellos llegaran a España y su amor era profundo y verdadero. Se casaron en el mes de Agosto en un día caluroso asistiendo al enlace sus amigos más íntimos de la universidad, dado que no tenían familia ninguno de los dos, junto a sus más queridos amigos Sean y Philip. Fué para ellos el más amargo día de sus vidas porque la habían perdido irremediablemente. Sean estuvo todo el día de malhumor, arisco y discutón. Philip estaba resignado aunque un halo de tristeza empañaba sus bonitos ojos azules.
Mientras que los novios disfrutaban de su luna de miel, los irlandeses regresaron a casa para pasar las vacaciones de verano. Sean tomó la decisión de no regresar a España, ya que el permanecer al lado de Estela era demasiado para sus sentimientos; Philip por el contrario, resignado, prefirió volver a Madrid y conformarse con verla aunque fuera de vez en cuando.
Llegó el otoño y el anuncio de que Estela estaba esperando un bebe. Sean recibió la noticia con desesperación: otra barrera más fuerte para su amor imposible. Philip por el contrario la recibió con alegría: él era feliz al ver que sus amigos se amaban cada día más y su felicidad se colmaba con el anuncio de la llegada de su primer hijo. Sean empezó a salir por las noches y frecuentar compañías poco recomendables; bebía a veces más de la cuenta y el señor O'Connor decidió tomar cartas en el asunto y organizaba fiestas y reuniones con los amigos y amigas casaderos entre sus amistades a ver si de esta forma se le quitaba de la cabeza el rostro de Estela. Philip decidió ir a ver a su familia e intentar hablar con su hermano para que cambiase de actitud lo que hizo que Sean reaccionara violentamente con él, echándole en cara que se quedara impasible ante el anuncio primero de su matrimonio y después de su embarazo. Le dijo que ya la había olvidado y que próximamente, él a su vez, contraería matrimonio con una bonita chica llamada Victoria. Philip le reprochó su proceder toda vez que no estaba enamorado de ella y no iba a ser feliz, pero Sean le rebatió diciendo que el amor llegaría después y su unión quedaba fijada para antes de las Navidades de ese mismo año. De nuevo una terrible discusión y pelea se produjo entre ambos, pero esta vez fue definitiva, ya que tardarían muchos años en volverse a ver.
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