Como había intuido Lucia, era su hija que regresaba de la visita efectuada a su amiga. Le extraño la actitud de sus padres. Estaban sofocados, huían su mirada y su madre tenía las mejillas encendidas. Pensó que habían discutido y así se lo hizo notar a ambos
— ¿ Habéis discutido ?.
—No, hija, no— respondió Sean mirando a hurtadillas a su mujer
— Voy a preparar café. Si me disculpáis, después iré a mi habitación. Deseo leer la carta de Nancy y he de hacerlo en soledad, como dijo solemnemente el abogado .
Deseaba salir de la habitación violentada porque su hija se había dado cuenta de que algo había pasado entre sus padres, aunque no tuviera ni la más remota idea de lo que había interrumpido con su llegada . Si no hubiera sucedido así, quién sabe lo que hubiera venido después de aquel beso tan arrebatador. Se negaba a pensar en ello; no quería pensar en ello. Lo consideraba una muestra de debilidad, cuando en realidad era la muestra del gran amor que sentían el uno por el otro. Miró a su marido antes de salir, cuando éste respondió
—Está bien. Yo tengo que hablar con la niña, también a solas— dijo Sean
— Estáis bastante raros, la verdad. ¿ Ha ocurrido algo entre vosotros? —preguntó Carmen
—Si, es cierto. Hemos hablado de muchas cosas, que ahora te las contaré, porque tú también entras en el juego— dijo Sean tomando asiento en el mismo lugar que ocupara hasta hacia unos momentos
Lucía sacó del bolso cuidadosamente la carta que la dirigiera su suegra. Temía leerla, y al mismo tiempo sentía una gran curiosidad por ver lo que en ella se dijera. Abrió el sobre, en el que figuraba su nombre escrito por el puño y letra de Nancy. Era verdaderamente algo muy personal. Y comenzó a leer.
" Mi siempre querida niña Lucía:
Llegaste como un soplo de primavera, de esa primavera que truncó la mala suerte. Fuiste un bálsamo para mi profunda herida de madre, porque había perdido a un hijo, y el que me quedaba se mostraba torturado por algo ó alguien que yo desconocía. Tiempo más tarde supe el motivo de aquel desasosiego y creo que imaginas a que me estoy refiriendo. Nunca le había visto tan feliz como el día que os unisteis en matrimonio y lo que debía ser una felicidad continuada, se truncó por algo, que hasta la fecha ignoro. Sólo se que tu regresaste a España llevándote contigo a la esperanza y alegría de mi casa: a Carmen. Hasta la fecha, la razón de esa determinación me ha sido ocultada; vuestros motivos tendréis, es algo en lo que no puedo intervenir porque eso os pertenece. Pero si te digo que veo a Sean desesperado por tu ausencia, amargado y gruñón por cualquier cosa. Y es que quizás ignores el amor que te profesa. A lo largo del tiempo, de la vida, todas las parejas tienen sus rachas buenas y malas, pero para eso existe el amor, y no tengo duda que es el caso vuestro. Sentaos a hablar, miraos de frente a los ojos, ellos no engañan, y pensad si os compensa mantener esa actitud..Salís perdiendo los tres, porque tenéis una hija, que de momento vive alejada de su padre y esa es una pena añadida a la vida de mi hijo.
No hay absolutamente nada que no pueda arreglarse, excepto la muerte. Te hablo de mujer a mujer, porque en nuestras manos está darle vuelta a la situación; nosotras sabemos cómo hacerlo. Si es que estás dolida porque te haya hecho algo tan grave que no puedas perdonar, rompe definitivamente con él. Andrew y yo, estuvimos a punto de divorciarnos pero la víspera de acudir al juez, ocurrió algo: una mirada, un roce de su mano, un beso, un abrazo... y todo lo demás vino por sí solo. No volvimos a tener problemas nunca más y he de decirte que no había mujer en el mundo que se sintiera más amada y más feliz que yo.
No hay nada que me gustara más que verte nuevamente por aquí y, a esa pequeña correteando por casa, y verla reír perseguida por su padre, y por ti sonriendo al contemplar la escena. Te quiero de veras; has sido como una hija para mi. Deseaba que lo supieras, pero cuando yo ya no esté, y presiento que no será muy tarde. Llevo una temporada que no me encuentro bien. El médico dice que es depresión, pero yo se que no es así. No deseo preocupar más a Sean, así que nadie sabe nada de lo que me ocurre, sólo tú cuando leas esta carta, y para cuando eso ocurra , ya me habré ido.
Todas mis bendiciones estarán con vosotros. Recuerda hija mia lo que te escribo. Se que adoras a mi hijo, y precisamente por eso es que estás tan dolida con lo que haya ocurrido entre vosotros. Hay una palabra mágica cuando dos personas se aman y es el perdón. Haced las paces y hablad de lo que os aqueja, recibe sus caricias como antes y corresponde a ellas, y comprobarás como todo lo has olvidado y vuelves a vivir otra luna de miel.
Te bendigo y te quiero. Siempre. Nancy "
Cuando terminó de leerla, el llanto corría a raudales por sus mejillas. Ella sabía que se moría y aún tenía fuerzas para darla un consejo, para aclarar todas sus dudas, para orientarla en lo que debía hacer respecto a Sean. Y en ese momento tomó la decisión. Una vez se hubo calmado, salió de la habitación para reunirse con su marido y su hija, que aún seguían hablando en el salón.
— Ah, ya estás aquí— dijo Sean aliviado
—¿ Habéis hablado ya ?— preguntó a su marido
-—Te estábamos esperando. Quería contárselo contigo presente
— Bien, pues ya estoy aquí
— Sigo diciendo que estáis rarísimos. Me da miedo lo que tengáis que decirme ¿ Os vais a divorciar— preguntó apenada Carmen
—No, no. No se trata de eso. Verás: mama y tu vivís aquí solas. Yo me he quedado solo y la he propuesto que volviérais a Estados Unidos. De este modo os cuidaría y estaríamos más cerca para podernos ver
—¿ En serio. Se trata de eso? — dijo llena de alegría la chica y mirando a su madre
— Carmen, sólo lo hemos hablado. Mama me ha pedido tiempo para pensarlo y yo la he dicho que si. Hay algunas cosas que he de solucionar primero ¿ Qué te parece ?
— ¿ Qué me parece? ¡ Oh papa ! Eso seria ideal. ¿Tú que dices mama ?
— Veras hija... Necesito algo de tiempo para pensar en ello. Todo ha sido muy precipitado. Francamente no me esperaba una proposición así
— Dirás que si ¿Verdad mama ? Por favor, por favor
—No me presiones, Carmen. Hay muchas cosas que están en juego. No se pueden tomar decisiones a la ligera
— Esta bien, lo entiendo. ¿ Se lo puedo decir a Gloria?
—Díselo, pero no es nada seguro, aún
—Te quiero mama
— ¿ Habéis discutido ?.
—No, hija, no— respondió Sean mirando a hurtadillas a su mujer
— Voy a preparar café. Si me disculpáis, después iré a mi habitación. Deseo leer la carta de Nancy y he de hacerlo en soledad, como dijo solemnemente el abogado .
Deseaba salir de la habitación violentada porque su hija se había dado cuenta de que algo había pasado entre sus padres, aunque no tuviera ni la más remota idea de lo que había interrumpido con su llegada . Si no hubiera sucedido así, quién sabe lo que hubiera venido después de aquel beso tan arrebatador. Se negaba a pensar en ello; no quería pensar en ello. Lo consideraba una muestra de debilidad, cuando en realidad era la muestra del gran amor que sentían el uno por el otro. Miró a su marido antes de salir, cuando éste respondió
—Está bien. Yo tengo que hablar con la niña, también a solas— dijo Sean
— Estáis bastante raros, la verdad. ¿ Ha ocurrido algo entre vosotros? —preguntó Carmen
—Si, es cierto. Hemos hablado de muchas cosas, que ahora te las contaré, porque tú también entras en el juego— dijo Sean tomando asiento en el mismo lugar que ocupara hasta hacia unos momentos
Lucía sacó del bolso cuidadosamente la carta que la dirigiera su suegra. Temía leerla, y al mismo tiempo sentía una gran curiosidad por ver lo que en ella se dijera. Abrió el sobre, en el que figuraba su nombre escrito por el puño y letra de Nancy. Era verdaderamente algo muy personal. Y comenzó a leer.
" Mi siempre querida niña Lucía:
Llegaste como un soplo de primavera, de esa primavera que truncó la mala suerte. Fuiste un bálsamo para mi profunda herida de madre, porque había perdido a un hijo, y el que me quedaba se mostraba torturado por algo ó alguien que yo desconocía. Tiempo más tarde supe el motivo de aquel desasosiego y creo que imaginas a que me estoy refiriendo. Nunca le había visto tan feliz como el día que os unisteis en matrimonio y lo que debía ser una felicidad continuada, se truncó por algo, que hasta la fecha ignoro. Sólo se que tu regresaste a España llevándote contigo a la esperanza y alegría de mi casa: a Carmen. Hasta la fecha, la razón de esa determinación me ha sido ocultada; vuestros motivos tendréis, es algo en lo que no puedo intervenir porque eso os pertenece. Pero si te digo que veo a Sean desesperado por tu ausencia, amargado y gruñón por cualquier cosa. Y es que quizás ignores el amor que te profesa. A lo largo del tiempo, de la vida, todas las parejas tienen sus rachas buenas y malas, pero para eso existe el amor, y no tengo duda que es el caso vuestro. Sentaos a hablar, miraos de frente a los ojos, ellos no engañan, y pensad si os compensa mantener esa actitud..Salís perdiendo los tres, porque tenéis una hija, que de momento vive alejada de su padre y esa es una pena añadida a la vida de mi hijo.
No hay absolutamente nada que no pueda arreglarse, excepto la muerte. Te hablo de mujer a mujer, porque en nuestras manos está darle vuelta a la situación; nosotras sabemos cómo hacerlo. Si es que estás dolida porque te haya hecho algo tan grave que no puedas perdonar, rompe definitivamente con él. Andrew y yo, estuvimos a punto de divorciarnos pero la víspera de acudir al juez, ocurrió algo: una mirada, un roce de su mano, un beso, un abrazo... y todo lo demás vino por sí solo. No volvimos a tener problemas nunca más y he de decirte que no había mujer en el mundo que se sintiera más amada y más feliz que yo.
No hay nada que me gustara más que verte nuevamente por aquí y, a esa pequeña correteando por casa, y verla reír perseguida por su padre, y por ti sonriendo al contemplar la escena. Te quiero de veras; has sido como una hija para mi. Deseaba que lo supieras, pero cuando yo ya no esté, y presiento que no será muy tarde. Llevo una temporada que no me encuentro bien. El médico dice que es depresión, pero yo se que no es así. No deseo preocupar más a Sean, así que nadie sabe nada de lo que me ocurre, sólo tú cuando leas esta carta, y para cuando eso ocurra , ya me habré ido.
Todas mis bendiciones estarán con vosotros. Recuerda hija mia lo que te escribo. Se que adoras a mi hijo, y precisamente por eso es que estás tan dolida con lo que haya ocurrido entre vosotros. Hay una palabra mágica cuando dos personas se aman y es el perdón. Haced las paces y hablad de lo que os aqueja, recibe sus caricias como antes y corresponde a ellas, y comprobarás como todo lo has olvidado y vuelves a vivir otra luna de miel.
Te bendigo y te quiero. Siempre. Nancy "
Cuando terminó de leerla, el llanto corría a raudales por sus mejillas. Ella sabía que se moría y aún tenía fuerzas para darla un consejo, para aclarar todas sus dudas, para orientarla en lo que debía hacer respecto a Sean. Y en ese momento tomó la decisión. Una vez se hubo calmado, salió de la habitación para reunirse con su marido y su hija, que aún seguían hablando en el salón.
— Ah, ya estás aquí— dijo Sean aliviado
—¿ Habéis hablado ya ?— preguntó a su marido
-—Te estábamos esperando. Quería contárselo contigo presente
— Bien, pues ya estoy aquí
— Sigo diciendo que estáis rarísimos. Me da miedo lo que tengáis que decirme ¿ Os vais a divorciar— preguntó apenada Carmen
—No, no. No se trata de eso. Verás: mama y tu vivís aquí solas. Yo me he quedado solo y la he propuesto que volviérais a Estados Unidos. De este modo os cuidaría y estaríamos más cerca para podernos ver
—¿ En serio. Se trata de eso? — dijo llena de alegría la chica y mirando a su madre
— Carmen, sólo lo hemos hablado. Mama me ha pedido tiempo para pensarlo y yo la he dicho que si. Hay algunas cosas que he de solucionar primero ¿ Qué te parece ?
— ¿ Qué me parece? ¡ Oh papa ! Eso seria ideal. ¿Tú que dices mama ?
— Veras hija... Necesito algo de tiempo para pensar en ello. Todo ha sido muy precipitado. Francamente no me esperaba una proposición así
— Dirás que si ¿Verdad mama ? Por favor, por favor
—No me presiones, Carmen. Hay muchas cosas que están en juego. No se pueden tomar decisiones a la ligera
— Esta bien, lo entiendo. ¿ Se lo puedo decir a Gloria?
—Díselo, pero no es nada seguro, aún
—Te quiero mama
Y dándola un beso salió como un torbellino. Lucía se dirigió entonces a Sean diciéndole
-—Ya he tomado una decisión; no iré porque no es justo el asunto Moira. No podría dormir por las noches.
— Ese asunto lo solucionaré en cuanto llegue a casa
— No Sean no es tan fácil. ¿ Cómo la vas a despedir ahora ? No es una empleada que le des un sobre con dinero y la eches a la calle. Esa mujer ha compartido su vida contigo, ha dormido en tu cama. No es tan fácil
—Pero no la quiero. Tengo derecho a ser feliz con la mujer que amo, y que además es la mía. Dime una cosa, y te ruego que sea la verdad por dolorosa que sea: ¿ me amas aún ?
— Nunca he dejado de amarte. Nunca ¿ me oyes? Traté de olvidarte, de no amarte, de odiarte con todas mis fuerzas, pero cuanto más lo intentaba, más te quería. Era más fuerte que yo. Había noches que lloraba amargamente porque pensaba que estarías durmiendo con ella, y me moría de celos.
— Ven aquí
Se abrazaron nuevamente, y se besaron. Lucía parecía escuchar la voz de Nancy recitando las palabras que había escrito en aquella carta, y que la hicieron ver que, efectivamente, no merecía la pena seguir enemistados sintiendo el profundo amor que ambos sentían. El beso que la había dado en ese mismo lugar, le hablaba de que su amor era sincero y al mismo tiempo agobiante, porque a ambos le desbordaba. Aún se besaban, cuando entró Carmen en la estancia. Se paró en la puerta sin decir nada; sólo observaba a sus padres que se besaban como dos jóvenes enamorados. Pero no era un beso furtivo, sino apasionado, como apasionado era el abrazo que su padre estrechaba a su madre y ella se dejaba hacer. Exhaló un suspiro y les dejó solos. Aquella noche sería distinta para los tres: papa dormiría en casa por primera vez en mucho tiempo.
En los ojos de Sean, había un brillo especial. Por fin su mujer volvería a él. No conocía el resultado de sus reflexiones, pero el corazón le decía que eran positivas. Si no ¿ cómo interpretar la correspondencia a sus caricias aquella tarde ? Lentamente cesaron en su arrebato; se miraban a los ojos y ambos sonreían
—¡ Vaya !— dijo él en tono jocoso.—. No se te ha olvidado besar, a pesar de no haber tenido práctica en tanto tiempo
— ¿ Y tú qué sabes ?— respondió ella riendo
— Lo sé. No se besa así a alguien sin estar enamorado de esa persona
—Eres muy presuntuoso, pero estás en lo cierto: tu fuiste el ultimo y ahora el primero. Voy a darte la respuesta a tu proposición: acepto, pero... tendrás que esperar un tiempo. En el trabajo se han portado muy bien conmigo y no me parece correcto dejarles colgados. Tendrá que ser cuando encuentren a alguien que me sustituya. En cuanto a nuestra vida en Sunset...
— Lo solucionaré en cuanto llegue a casa. Puedes estar segura
—Bien. Prepárate porque no va a ser agradable
— ¿ Crees que no lo sé ? ¿ Crees que me importa ? Ella tampoco jugó limpio
—¿ A qué te refieres ?
— Fue hace tiempo, y la verdad es que debí cortarlo en ese momento, pero estaba tan aturdido, tan furioso, que lo dejé pasar. Voy a decírtelo, porque de ahora en adelante no debemos esconder nada que ataña a nuestra vida. Me dijo que estaba embarazada y, he confesarte que el suelo se hundió a mis pies. Y no es porque no deseara un hijo, pero lo quería contigo. Nunca tomé esa relación en serio, y creo que ella estaba conmigo por la comodidad que le proporcionaba una vida de fiestas y disponibilidad de dinero. Pero fingí que estaba emocionado, al fin y al cabo era un hijo mio, y él no tenía culpa de que sus padres estuvieran así. Luego me enteré por casualidad que todo era mentira, que sólo buscaba asegurarse de que nunca la dejaría, Tuvimos una bronca descomunal; ella llorando me juró y perjuró que había sido una falsa alarma. Creyó que me había convencido y seguimos adelante, pero no me fiaba de ella, así que tomé mis precauciones, y se molestó bastante, pero a mi me dio lo mismo. Así que ya ves; no todo es de color de rosa.
— Si que es una historia ¿ Por qué algunas mujeres hacen eso ? Creo que el día ha sido bastante completo, así que dejemos ya las confidencias por hoy. Prepararé la cena
— ¿ Te ayudo ?
—No hace falta. Quédate tranquilo; las emociones han sido fuertes y debes estar agotado
— No creas. Tengo fuerzas para rato
-—Ya he tomado una decisión; no iré porque no es justo el asunto Moira. No podría dormir por las noches.
— Ese asunto lo solucionaré en cuanto llegue a casa
— No Sean no es tan fácil. ¿ Cómo la vas a despedir ahora ? No es una empleada que le des un sobre con dinero y la eches a la calle. Esa mujer ha compartido su vida contigo, ha dormido en tu cama. No es tan fácil
—Pero no la quiero. Tengo derecho a ser feliz con la mujer que amo, y que además es la mía. Dime una cosa, y te ruego que sea la verdad por dolorosa que sea: ¿ me amas aún ?
— Nunca he dejado de amarte. Nunca ¿ me oyes? Traté de olvidarte, de no amarte, de odiarte con todas mis fuerzas, pero cuanto más lo intentaba, más te quería. Era más fuerte que yo. Había noches que lloraba amargamente porque pensaba que estarías durmiendo con ella, y me moría de celos.
— Ven aquí
Se abrazaron nuevamente, y se besaron. Lucía parecía escuchar la voz de Nancy recitando las palabras que había escrito en aquella carta, y que la hicieron ver que, efectivamente, no merecía la pena seguir enemistados sintiendo el profundo amor que ambos sentían. El beso que la había dado en ese mismo lugar, le hablaba de que su amor era sincero y al mismo tiempo agobiante, porque a ambos le desbordaba. Aún se besaban, cuando entró Carmen en la estancia. Se paró en la puerta sin decir nada; sólo observaba a sus padres que se besaban como dos jóvenes enamorados. Pero no era un beso furtivo, sino apasionado, como apasionado era el abrazo que su padre estrechaba a su madre y ella se dejaba hacer. Exhaló un suspiro y les dejó solos. Aquella noche sería distinta para los tres: papa dormiría en casa por primera vez en mucho tiempo.
—¡ Vaya !— dijo él en tono jocoso.—. No se te ha olvidado besar, a pesar de no haber tenido práctica en tanto tiempo
— ¿ Y tú qué sabes ?— respondió ella riendo
— Lo sé. No se besa así a alguien sin estar enamorado de esa persona
—Eres muy presuntuoso, pero estás en lo cierto: tu fuiste el ultimo y ahora el primero. Voy a darte la respuesta a tu proposición: acepto, pero... tendrás que esperar un tiempo. En el trabajo se han portado muy bien conmigo y no me parece correcto dejarles colgados. Tendrá que ser cuando encuentren a alguien que me sustituya. En cuanto a nuestra vida en Sunset...
— Lo solucionaré en cuanto llegue a casa. Puedes estar segura
—Bien. Prepárate porque no va a ser agradable
— ¿ Crees que no lo sé ? ¿ Crees que me importa ? Ella tampoco jugó limpio
—¿ A qué te refieres ?
— Fue hace tiempo, y la verdad es que debí cortarlo en ese momento, pero estaba tan aturdido, tan furioso, que lo dejé pasar. Voy a decírtelo, porque de ahora en adelante no debemos esconder nada que ataña a nuestra vida. Me dijo que estaba embarazada y, he confesarte que el suelo se hundió a mis pies. Y no es porque no deseara un hijo, pero lo quería contigo. Nunca tomé esa relación en serio, y creo que ella estaba conmigo por la comodidad que le proporcionaba una vida de fiestas y disponibilidad de dinero. Pero fingí que estaba emocionado, al fin y al cabo era un hijo mio, y él no tenía culpa de que sus padres estuvieran así. Luego me enteré por casualidad que todo era mentira, que sólo buscaba asegurarse de que nunca la dejaría, Tuvimos una bronca descomunal; ella llorando me juró y perjuró que había sido una falsa alarma. Creyó que me había convencido y seguimos adelante, pero no me fiaba de ella, así que tomé mis precauciones, y se molestó bastante, pero a mi me dio lo mismo. Así que ya ves; no todo es de color de rosa.
— Si que es una historia ¿ Por qué algunas mujeres hacen eso ? Creo que el día ha sido bastante completo, así que dejemos ya las confidencias por hoy. Prepararé la cena
— ¿ Te ayudo ?
—No hace falta. Quédate tranquilo; las emociones han sido fuertes y debes estar agotado
— No creas. Tengo fuerzas para rato
Lo dijo con esa sonrisa picarona que empleaba cuando se insinuaba a su mujer. Algo que a ella la produjo un rubor, aunque se hizo la desatendida.
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