sábado, 14 de noviembre de 2015

Celtic - Capítulo 12 -El paso del tiempo

El tiempo transcurría más veloz desde que el bebe había llegado,  e inexorablemente  se anunciaba el comienzo de un nuevo curso escolar.

Moira visitó a Laura en los primeros días de Septiembre para tratar de averiguar si volvería a dar sus clases de historia. Fué recibida con alegría por parte de Laura, ya que desde que dió  a luz al niño, había disfrutado de pocos ratos de ocio. Las dos amigas charlaron largo rato, se contaron las últimas novedades y por fin Moira se decidió a plantear lo que le había llevado en esa ocasión a visitar a su amiga.




-Pero con el niño me va a ser un poco difícil, aún le estoy amamantando, aunque bien es verdad que las tomas son más espaciadas puesto que ya empieza a tomar papillas. No sé Moira, me parece que si acudo al Instituto incumplo mi primer deber que es el de ser madre. ¡ Es tan pequeño !

-Pero querida, no incumples nada. Dentro de unos meses le dejarás en la guardería, y entonces que harás tú sola en casa. Se me ocurre que te le lleves a las clases; las acortaremos y en lugar de estar todo el día, regresaremos a primera hora de la tarde, así podrás darle la papilla del almuerzo.  Los chicos me lo han pedido expresamente y hasta se han ofrecido para ayudarte...

-Déjame que lo piense y lo consulte con Georges. Mañana mismo te contesto.¿Cuándo comienzan las clases?

-El día 16 de este mes a las 9 de la mañana.

-Bien, te llamo mañana sin falta y te doy una respuesta. Por un lado me gustaría enormemente, pero por otro me remuerde la conciencia.

- No seas boba, el bebe estará contigo y todos te ayudaremos

-Pero ¿qué ocurrirá si le tengo que dar el pecho? delante de los chicos me da vergüenza...

-Pues te metes en el coche y listo. Yo me encargo de que nadie te moleste, y por cierto, consúltalo con el pediatra: puesto que ya toma papilla, podías dejar  darle el pecho para la última toma de la noche y de esta manera no tendrías problemas ¿Qué te parece?

-Podría ser una posibilidad. Lo consultaré con John mañana mismo y si se puede hacer, acudiré a las clases aunque sea con el bebe.

Se despidieron al tiempo que Georges llegaba a casa después de su jornada de trabajo. Laura le expuso lo que Moira había venido a solicitarle y a él no le pareció mal. Ya era hora de que ella disfrutase de algo que la apasionaba y que era perfectamente compatible con su maternidad.  Georges tomó  a su hijito en brazos le besó y empezó a jugar con él. El pequeño le sonreía lo que hacía al padre inmensamente feliz.
Laura no estaba muy conforme.   Algo le mordía dentro de su corazón: ¡ es tan pequeñín! Parecía como si cometiera un delito. Presintiendo que su mujer pensaba en algo, Georges le dijo:

-¿Qué te ocurre? Ven aquí y cuéntamelo




-Sólo que me duele , ¡es tan pequeño...!
-¿Pero no te le vas a llevar contigo? ¡ Pues eso...! Consulta con el pediatra (que te dirá que no hay problema) y tranquilamente, en un termo, te llevas la papilla del mediodía por si acaso, y listo ¿dónde está el problema? Anda mujer, no seas chiquilla; le vas a seguir queriendo más que a tu propia vida y no le vas a desatender porque vuelvas a tus clases...

Algo más tranquila, acostó al pequeño y se dispusieron a cenar.
Comenzaron las clases en la fecha prevista y a ellas acudió Laura con su bebe encima, a modo de canguro.La alegría entre los chicos fue grande y el chiquitin era un juguete para ellos. Al estar todos reunidos en el aula, Laura solicitó su atención para decirles lo siguiente:

-Hoy comienzan las clases y como veis hay alguien más que al terminar el curso anterior aún no estaba visible. Esto quiere decir, que no admitiré distracciones ni excusas por parte de nadie. El siempre estará conmigo como cuando estaba en mi vientre, nada más. Si observo que alguien se distrae por culpa de mi pequeño, automáticamente dejaré de dar mis clases y seré substituida por otro profesor. Esto es un aviso tajante y que no admite réplicas. El resto corre de vuestra cuenta.

-Señorita Laura- se alzó el estudiante pelirrojo- hablo en nombre de todos: no tendrá la más mínima queja de nosotros y seremos tan buenos, o tan malos,  como lo fuimos al terminar el último curso. No queremos que sea otro profesor el que nos eduque en historia, por tal motivo haremos lo que sea necesario para que continúe dándonos clase. He dicho...

Unos fuertes aplausos fueron la respuesta de sus compañeros. Y dicho esto comenzó la clase y la explicación de dónde sería la próxima salida de ruta.



La primera salida fué como no podía ser de otra forma al valle en donde los druidas depositaron su luz sobre ella y sobre su bebe que aún estaba dentro .Sherleen y Moira la acompañaban además del chófer de la furgoneta y claro está,  los alumnos.
La ceremonia de agradecimiento la presidió Sherleen a la que se agregó Laura posando su mirada sobre el dólmen por el que según la leyenda los "dioses les habían bendecido":

-Druidas, dioses todos. Aquí os traigo a mi hijo, la culminación del amor existente entre su padre y yo. Me elegísteis en una ocasión y me distéis vuestra bendición, ahora os pido protección para este ser venido de mis entrañas. Que nunca  le dejéis de la mano otorgándole siempre vuestra bendición. Así os lo demando con toda humildad.

Todos emocionados escucharon aquellas palabras y un  silencio se hizo cuando de nuevo la luz se posó sobre el pequeño que dormia sobre el pecho de la madre. Pasados unos instantes nadie se atrevía a romper aquella magia que se derramaba por el lugar y por las personas espectantes que allí se encontraban.  Fue Laura la que dijo:

- Y bien, ahora demos comienzo a la clase,  que es para lo que hemos venido.

Y las semanas, los meses, fueron transcurriendo con toda normalidad. El bebe iba a la guardería lo que permitía que Laura tuviera  más tiempo libre para dedicarla a sus clases que se habían incrementado, a petición de los alumnos, a dos días semanales.

Estaba deseando de que Georges y ella pudieran disfrutar junto con el bebe de unos días libres y ante la proximidad de las vacaciones de Semana Santa, hacía proyectos para hacer un viaje que les permitiera estar todos juntos al menos durante unos días.

 Había ganado en reputación, al tiempo que su marido escalaba puestos dentro de su partido político, y le habían propuesto para que se convirtiera en  diputado del  Congreso. Creian que gozaba de gran predicamento y eso le haría más sencillo la escalada hacia la política.
Georges recibió una solicitud del embajador japonés para entrevistarse con él. La entrevista se realizaría en breves días y dejó muy sorprendido a Georges pues no esperaba tal visita:

- Buenos días señor. Embajador¿ A qué debo el honor de su visita?

-Sr. Mortimer, he recibido una solicitud de hermandad con la ciudad de Genkai. El Sr. Hiroto, su alcalde, no ha sido ajeno a la calidad de vida que tienen ustedes aquí y las mejoras realizadas para esta ciudad, de la que usted es el artífice. Genkai estaría muy honrada en recibirle y hermanar de esta forma a las dos ciudades.  Tomando nota de su experiencia,  el alcalde de  la ciudad desea realizar los mismos trabajos que ustedes han conseguido..

-Pues no sé qué decirle. No me lo esperaba francamente. Estaré muy honrado y agradecido con realizar ese viaje a su país. Hagaselo saber al señor. Hiroto para establecer un calendario de fechas.

El embajador se despidió satisfecho indicando a Georges que tan pronto enviara el mensaje se pondrían en contacto con él para preparar el protocolo.  Estaba contento, pero en su interior temía decírselo a Laura ya que ésta estaba continuamente hablando de esa pequeña escapada que iban a realizar.  Cuando llegó a casa, después de saludar a su mujer e hijo, derivó la conversación hacia el motivo que había tenido el embajador japonés para visitar su despacho:

-Mi cielo, tengo algo que decirte...

Y lentamente fué desgranando la solicitud del embajador de Japón al tiempo que mostraba su entusiasmo por tal petición.

- Lo que ocurre es que tengo una agenda muy apretada y tendrá que ser en los días libres de Semana Santa

-¡ Oh, no !-  exclamó Laura -. Pero eran nuestras vacaciones. Las tenía preparadas desde hace tiempo, tu lo sabes, y era la única ocasión que teníamos de estar los tres juntos.

-Bueno, pues ven conmigo, venid conmigo. Mientras yo asisto a los actos oficiales tu puedes contratar un guia y visitar la ciudad ¿ Qué te parece?

-Mal, me parece mal. El niño es muy pequeño para realizar un viaje tan largo fuera de casa. No. Me quedaré aquí y no te preocupes por mi; iremos con los abuelos a pasar estos días. Estate tranquilo.

A Laura no le hizo gracia la idea del alcalde de Genkai, pero se resignó ya que se trataba de un alto honor para la carrera de su marido.

Georges llegó a Genkai y fué recibido por el alcalde de la ciudad señor Hiroto con todos los honores y simpatía por haber aceptado la invitación que les permitiría intercambiar opiniones acerca de cómo favorecer a ambas comunidades.

Laura intentó contactar con su marido lo que fue harto difícil debido a la diferencia horaria y a lo apretada de la agenda de Georges. Al fin lo pudo hacer en el hotel en el que le habían hospedado.

-Por favor, ¿me pone con la habitación de, Georges Mortimer?-, le indicó a la recepcionista

- Un momento, por favor ¿de parte de quién?

- De su esposa

Al otro lado del hilo telefónico se oyó una risa alegre de mujer, lo que hizo que Laura se extrañara y mirase el teléfono como si sufriera una equivocación.

-¿Quién es?-, oyó a través del teléfono

-Por favor, el señor.Mortimer

-¿Quién le llama?

-¿Quién es usted?




Una sonora carcajada obtuvo como respuesta y a continuación colgaron.  No se lo podía creer  ¿qué es lo que allí ocurria?  Insistió en su llamada, amonestando esta vez a la telefonista para que no se confundiera.  Pero no se había confundido. La misma voz femenina respondió a su llamada, pero esta vez Laura alzó el tono de su voz exigiendo que se pusiera su marido

-Laura ¿eres tú?

-¿Qué es lo que ocurre alli?

-Nada, es una amiga de Hirato que ha cogido el teléfono y no te ha entendido

-Pues mucha confianza tiene contigo y con Hirato. Quiero que sepas que no me "trago" lo que me acabas de decir. Sé del  pensamiento tan liberal que tienen los japoneses respecto al sexo y no me hace ninguna gracia que esté esa mujer en tu habitación. Convendrás conmigo que es algo sospechoso. Pero veo que he llamado en un momento poco oportuno. Ya lo haré en otra ocasión. Adiós

Y colgando el teléfono, se quedó mirando al aparato como si no comprendiera lo que acababa de ocurrir.  Su suegro pasó por allí y al verla levantó la vista como interrogándola sobre  lo ocurrido.  Laura le contó la anécdota y Timoty extrañado la respondió

-Si que es raro, claro que son culturas distintas y distintos los conceptos que tienen sobre algunas cosas que a nosotros nos parecen que no son normales.  Todo tendrá una explicación, no te preocupes, aunque mucho me temo que hasta que Georges no llegue no nos vamos a enterar muy bien de lo ocurrido.  Bueno querida, nos vamos a la cama. Descansa y no seas mal pensada. Su amor está por encima de todo, no tengas ninguna duda.

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