Aquella noche decidió dormir en Dublín. Buscó un hotel asequible a su economía y después de instalarse salió a dar una vuelta. Volvió al hotel pronto, ya que estaba cansada al haber madrugado mucho.
-Buscaré un coche de alquiler y mañana me dirigiré a mi destino. No debe estar muy lejos; la isla no es muy grande y la distancia no debe ser exagerada.
Laura |
Cenó poco en el restaurante del hotel e inmediatamente decidió meterse en la cama. Las emociones la habían rendido. Cogió pronto el sueño, pero debido a los nervios fue un sueño alterado por pesadillas.
Se despertó pronto cuando había ya amanecido. llamó a recepción para que le prepararan la cuenta y pidió información para el alquiler del coche. En el mismo hotel facilitaron esa gestión y al cabo de una hora se introducía en el coche rumbo a su nuevo destino: Aughnacliffe, nombre impronunciable para nuestro idioma latino en que el tener varias consonantes juntas, no tienen lugar.
-Debe ser gaélico, pensó.¡Pero qué dificil me va a ser! en fin ni un paso atrás, ni para tomar impulso. Si has llegado hasta aquí, no te vas a amilanar por un idioma...
Como había pensado, no había mucha distancia entre la capital y el pueblecito en el que viviría durante un año.
Entraron por la calle principal. Era la clásica calle irlandesa: un pub, una floristería, una pastelería, una tienda de moda, etc.
Era precioso muy cuidado y limpio. En las casas de una sola planta, el jardín lleno de flores. Le causó una grata impresión. Hacía sol y la temperatura primaveral era muy agradable.
El chófer la pregutnó la dirección exacta, se bajó del coche y entró en una tienda cercana para indagar. Al cabo de un rato dirigiéndose a Laura la dijo:
-Señorita, está muy cerca de aquí. Es muy bonito este sitio, no lo conocía. ¡ Ah mire! ahí está su casa.
Ante ella estaba una casa muy linda, muy cuidada como todas las que había visto. Era una vivienda social que el Ayuntamiento administraba en régimen de alquiler.
--¡ Caray, qué bien se lo montan aquí!
Antes de salir de Madrid, había realizado la gestión del alquiler a través de una agencia dedicada a los Erasmus, por lo que le fué muy fácil hacerse con la vivienda. Estaba contenta, presentía que le iba a ir muy bien. Primero se instalaría y después si tenía tiempo y ganas , saldría a dar una vuelta para ambientarse. Y así lo hizo El equipaje no era abundante y enseguida lo dispuso en el armario.
La casa estaba muy bien acondicionada, no era grande: un dormitorio, el salón, la cocina y el baño. Tenía ventanas por todas sus habitaciones y después de la lluvia pasada, el sol entraba a raudales, y eso la gustó; le recordaba a España, muy lejos del clima lluvioso que se había imaginado. Lo que más le desagradaba era la humedad por su proximidad al mar, de la que no estaba acostumbrada.
Decidió lo primero llenar el frigorífico. Hizo una lista con todo lo que debía comprar: leche, pan, filetes, agua, etc. Salió a la calle y miró a un lado y otro para orientarse del camino que debía tomar. Venía una mujer paseando a su perrito y se decidió a pregunatrala.
-Please, near of here a supermarket?
- Oh, yeah! to the right street,
-Thanks, you are very nice
Se sonrieron ambas mujeres y Laura siguió la indicación de la señora entrando en el supermercado para realizar sus compras.
Después de dejar las cosas acomodadas en la cocina, decidió que no se iba a poner a cocinar, con lo cual iba a comer en el pequeño restaurante que había visto en la calle principal, y hasta allí se dirigió. Para el horario de España, era casi la hora del aperitivo, sin embargo allí era la hora de la comida. Sin mucho apetito se decidió por el menú típico irlandés, pero advirtió a la camarera que la atendió, que no fuera muy copioso, pues apenas tenía hambre.
Estaba muy excitada, muy nerviosa por la experiencia vivida. No tenía miedo ante lo desconocido; estaba acostumbrada a desenvolverse sola, pero estaba en un país extraño, con otro idioma , absolutamente sola y con dificultades para entenderse con los habitantes de aquel precioso lugar, pero...
-De peores he salido. Ten paciencia Laurita, podrás con ello. ¡ Acabas de llegar, caramba! ¿¿qué es lo que quieres? - se repetía una y otra vez
Empezó a recorrer las calles mirando a un lado y a otro observando con complacencia los edificios a su paso, las gentes que charlaban alegres y de esta manera conoció el centro de la ciudad. Llegó hasta el edificio del Ayuntamiento; ´clásico edificio británico, no muy grande y en el que en su entrada había un tablón de anuncios ofertando y demandando empleos. Les dio un vistazo y comprobó que había bastante demanda de camareras. El turismo se hacía patente en los meses de verano:
-Quizá debería buscarme algún empleo de intérprete de español. Aquí vienen muchos paisanos y sería una ayuda para mi presupuesto. Podría, por ejemplo, alquilarme un coche para recorrer el territorio, sería una herramienta de trabajo. Iría más desahogada con el dinero, que aunque está bien, no me permite hacer excesos.
Tomó nota de alguna dirección y se lo guardó en la agenda para no extraviarlo: por si acaso. La tarde iba cayendo poco a poco. En España anochecía más tarde, pero aquí no. Decidió volver a casa antes de que se hiciera de noche y se desorientara, pero la noche se hizo enseguida aunque su sentido de orientación era bueno y, no se perdió.
Caminaba despacio por la calle recreándose en el entorno, cuando de repente unos faros y un cláxon sonaron muy fuerte a sus espaldas. Oyó una voz muy enfadada que la increpaba aunque no entendía lo que decía. Ella se llevó las manos al pecho y de un saltó se apartó hacia la acera.
-Sorry,sorry,sorry. ¡ I am sorry very much ! Excuse me, please.
-¿Es que no se da cuenta que he estado a punto de atropellarla, ¿ por qué no mira por dónde va? Es usted una inconsciente e irresponsable. Seguro que luego diría que he sido yo el culpable.
Laura estaba a punto de llorar; el susto había sido grande, el hombre estaba hecho una furia y ella no sabía porqué había ocurrido aquello
-¡ Claro, aquí conducen al revés del mundo entero ! - se dijo
El hombre seguía muy enfadado agitando los abrazos al aire y entonces ella se cansó de aguantar la bronca, después de haber pedido perdón en repetidas ocasiones, decidió que le iba a contestar:
- ¿Por qué ustedes no conducen como el resto de los humanos? ¿ qué pretenden llevando la contraria a todo el mundo, se creen únicos y más originales? Si son todos como usted, voy a tener un problema. Ya le he pedido perdón varias veces. Soy extranjera he llegado hoy. ¿Sabe qué? si a usted le hubiera ocurrido en mi pais, el conductor le hubiera llevado a tomar una cerveza y hubiera aceptado sus disculpas desde el primer momento. No se hubiera puesto hecho un energúmeno como usted. Y ahora,.. buenas noches señor.
Dio media vuelta dejando al hombre sin saber qué decir. Había soltado su discurso en español, por lo cual se enteró a medias del enfado de ella. De repente él se echó a reír y avanzó hacia ella, que estaba temblando de los pies a la cabeza, entre el susto y la furia que la había provocado aquel hombre.
-Perdón señorita, he sido muy grosero. Le ruego me disculpe, no debí echarle esa bronca; debí darme cuenta de que era forastera. Siento haberla puesto tan nerviosa. Mire estamos cerca de aquel pub, vayamos y tomemos una tila que nos hace falta a los dos. Yo invito, por favor acepte mis disculpas. ¿Vamos?
Ella perdió toda su aversión a aquel hombre que de forma tan furibunda le había increpado.
- De acuerdo, y perdóneme también por haberme puesto tan furiosa. Sellemos nuestra paz.
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