martes, 10 de noviembre de 2015

Celtic - Capítulo 8 - Presentación oficial

Como si hicieran siglos que se vieran, aquella noche disfrutaron de otra luna de miel, de otra noche de pasión.  El amor que sentían el uno por el otro, les desbordaba. Apenas habían transcurrido unos días desde que se separaran , pero para ellos era una eternidad.  Georges estaba orgulloso de ella. Por fín era doctora, y la amaba como nunca había pensado.  Ella se sentía la reina del mundo.  Tenía un marido excepcional, y todavía,  a veces, no comprendía como había surgido aquel amor tan inesperado, en tan poco tiempo, entre dos personas, aparentemente tan dispares, pero que se compenetraban a la perfección.



El Aula Magna estaba plena por  todos los doctores que se graduaban en ese día, y Georges en las primeras filas, sintió una profunda emoción al ver a su mujer recoger la acreditación. Y sintió una punzada en el pecho: gracias a aquello se habían conocido, se habían enamorado y ahora estaban casados, todo en el corto espacio de un año.  Nunca imaginó que pudiera ser tan temperamental, claro que ella era superior a todo lo que imaginara y que podría encontrar en la mujer que compartiera su vida algún día.  Y allí estaban.

Felices, contentos y enamorados, una vez terminada la ceremonia, y después de charlar por breves momentos con los rectores, emprendieron el regreso a casa.  Celebraron esa ceremonia, sólo como ellos sabían, en privado.  Comieron y cenaron fuera de casa. Al día siguiente, emprenderían el regreso a Irlanda.  Laura estaba ansiosa por enseñarle a su suegro el diploma que acreditaba su licenciatura. Ahora aquella era su casa, y aquél su pais, aunque el corazón lo tenía dividido entre los dos.



Había pasado ya un tiempo desde que regresaran de Madrid con el doctorado bajo el brazo y  Laura no se decidía por emprender una nueva empresa. Un día mientras tomaban un café, los tres, reunidos en la biblioteca, George planteó:

-Querida, hay que ir pensando en tu presentación oficial como mi mujer. Ya han pasado varios meses y hay rumores por la ciudad de que tengo una novia y vivo con ella. Aquí todavía hay gente muy  conservadora y para un representante político, eso no está muy bien visto.

-Pero si soy tu mujer

-Ya lo se. ¡ Si lo sabré yo !, pero la gente no. Ni siquiera han trascendido fotografías  de nuestro enlace

-¿ Lo véis? -intervino Timoty.- Os lo dije,  que una boda a escondidas no daría resultado.

-De todas formas no le veo la tragedía- apostilló Laura.- Se dice claramente y suficiente

-Se me ocurre una idea- intervino Georges- Tengo un  amigo periodista y podía pedirle que nos hiciera un reportaje en nuestro día a día, aquí en casa y declarando nuestra boda desde hace meses. Incluso podría publicar el certificado de matrimonio; así acallaríamos las voces criticonas.

-Creo que el día de San Patricio sería una buena ocasión,-agrego Timoty.

-¿Tú qué opinas Laura?,-dijo Georges

- A mi me parece bien, lo que vosotros estiméis más oportuno- respondió ella

Georges se levantó y con el teléfono en la mano se puso en contacto con su amigo Brad para solicitarle el reportaje, a lo que el periodista respondió encantado, pues era una noticia muy suculenta. La publicación en los periódicos y revistas aumentaron la tirada de ejemplares más que nunca. Todos estaban impacientes por conocer a la muchacha que había conquistado el corazón de un solitario y atractivo alcalde.

-¡Claro ! es la chica que estaba de camarera en el pub, la ibérica. La verdad es que es muy bonita y simpática. - comentaban en las tertulias

A todas las casaderas del lugar les sentó como una bomba la noticia de que el chico más cotizado del lugar ya estaba comprometido, y a demás con una extranjera que apenas se había dejado ver.

-¿Está  Georges, por favor?

-¿A quién anuncio, por favor ?

-De Lisa, dígale que soy Lisa

- Si, ¿Lisa, cómo estás?- respondió Georges

-Sorprendida con el reportaje.¿Cuándo os habéis casado?

-Pues la verdad es que hace bastantes meses

-Lo que no entiendo el porqué lo habéis ocultado

-Mi mujer estaba preparando su doctorado y no quería que nada la distrajera hasta obtenerlo

-¿Un doctorado, en qué?

-Lisa.... Tú sabes que ella trabajaba en el pub para pagarse sus estudios, lo sabes de sobra

-¿La vas a presentar en el Ayuntamiento?

-Naturalmente, en el   primer acto oficial que celebremos. Será en San Patricio.

Y llegó la festividad. Georges y su padre como era de rigor llevaban los trajes irlandeses correspondientes al clan de su familia. Laura se había mandado hacer un traje especial que armonizara con los colores del clan , pero que no fuera estridente.  La noche cercana ya a la primavera, era suave, pero ella decidió que se cubriría con una capa española, ya que el vestido era escotado y terminarían muy tarde como para no llevar alguna prenda que la resguardase del frio de la noche. Todos estaban espectantes por conocer a la esposa del alcalde, de un alcalde querido por su comunidad debido a lo bien desempeñado su trabajo Entraron los tres  y un silencio con cuchicheos se produjo al entrar en el salón del Ayuntamiento en donde se celebraba el evento.


El primer teniente de alcalde, se adelantó para saludar a los recién llegados dirigiéndose en primer lugar a Laura, besándole la mano con respeto y complacencia. En el reportaje habían reflejado su vida cotidiana, pero aquella noche, vestida de gala, estaba más bonita que de costumbre.  La idea de ponerse el traje acorde con los que llevaban su esposo y suegro, agradó grandemente a la concurrencia, pues era señal de que ella también quería pertenecer a aquella comunidad

-Ahora sólo le falta aprender el gaélico. Dijo una voz femenina, que con muy mala intención y en voz algo alta para que se le oyera,  expresó con una risita contenida.

Todo el mundo giró la cabeza en dirección de donde partía la voz. Era Lisa, como no podía ser menos.

-Fhoghlaín mé, Inion  (Ya lo he aprendido, señorita)

Dejando a Lisa muy cortada y riendo  los de su alrededor.  Georges la miró sonriendo y murmuró a su padre


Lisa Mulligan

-Lisa no tiene ni idea de con quién se está metiendo.

Sonó la música, los camareros distribuyeron canapés y bebidas.

Hacía unos días  Laura había acudido al médico. A veces el estómago se le ponía en la garganta lo que le producía náuseas. El retraso en su regla era de bastantes días, cuando ella era de una puntualidad absoluta. Le hicieron analítica y ecografías y al cabo de un rato le comunicaron lo que ella ya sospechaba: estaba embarazada .  No  había dicho nada a nadie, quería dejar pasar algo más de tiempo para que todo se afianzara sin temor a imprevistos, pero aquella noche estaba especialmente contenta y era un día especial.  Todo parecía ir  bien, y la comunidad la aceptaba, unos mejor que otros.   ¿ Era el día para anunciárselo a Georges? Si, lo haría en cuanto estuvieran a solas. Estaban atendiendo a sus invitados y no encontraba el momento de poderselo decir. Lo haría cuando llegasen a casa.

De repente,  esa sensación extraña de que todo daba  vueltas, la boca se le llenaba  de agua y creía que el estómago se le iba  a salir . Estaba con una copa de zumo que había pedido al camarero y decidió salir al jardin a tomar un poco de aire fresco. Hacía una noche preciosa, el cielo estaba claro y lleno de estrellas. Decidió dar un corto paseo por el jardín hasta que finalizara la sensación extraña que sentía. Se acomodó en un banco y dió un sorbo del zumo. Levantó la vista y allí en la terraza vió a dos sombras una perfectamente identificable por ella: era Georges y la otra sombra femenina, no la identificó en un principio, luego averiguó que se trataba de Lisa, su antigua novia.

Con curiosidad se les quedó mirando, parecían mantener una charla no muy agradable. Hacía rato que había perdido de vista a Georges, buscado por varias personalidades asistentes a la fiesta.
Al ver dicha escena observó que unos rostros se unían y unos labios se juntaban al tiempo que unos brazos varoniles se posaban en los hombros de la mujer.  Laura se levantó de un salto y sin articular palabra dio media vuelta y entró en el interior de la estancia.

-¿Qué te ocurre?- le preguntó su suegro- Estás muy pálida

-¡ Oh nada ! es que el corpiño del vestido me aprieta un poco el estómago y me incomoda

-¿Dónde está Georges, quieres que nos vayamos?

-No,no. Es su gran noche y todavía hay mucha gente, no puede marcharse el anfitrión de la fiesta. Aguardaremos un rato más.

-Como quieras, pero es que estás muy blanca

- No te preocupes, se me pasará enseguida. Ha debido ser el zumo que no me ha sentado bien.

Pasaron dos horas durante las cuales Laura no hablaba y sentía que los nervios se apoderaban de ella

-¿Qué demonios hago aquí? Se estarán riendo a mi costa todo lo que quieran,- se repetía - .Pero no les voy a dar el gusto de que me vean triste y humillada.

Al cabo de un rato y después de poder librarse de un terrateniente, Georges llegó hasta donde estaba su mujer que charlaba animadamente con unas señoras que la tenian secuestrada haciéndole preguntas

-Es muy romántico. En la revista  se contaba cómo os conocisteis y como quisisteis casaros. Dios mio, yo creí que esas cosas tan bonitas ya no ocurrían-. Y rieron todas juntas

-Señoras, me temo que vengo a interrumpir su charla y recuperar  a mi esposa. Quiero bailar con ella,  aunque sólo sea un  baile al final de la velada ¿Puedo?

-¡Desde luego tienes razón os hemos secuestrado y no os hemos dejado ni un rato libres. Tendréis que perdonarnos.

Y riendo, Georges agarró del brazo a su mujer y se la llevó a la pista de baile.  Laura no pronunció palabra y a él le extrañó el silencio de ella y la cara extraña que la notaba.

-¿Te encuentras bien? ¿ Estás cansada?

-Un poco, pero dime ¿represento bien mi papel de alcaldesa consorte?  He hecho todo lo posible por no hacerte quedar mal.

Georges le dió un beso en la frente y estrechó más su brazo sobre la cintura de ella. Nos vamos en un minuto, mi amor. Yo también estoy cansado; en mi vida he hablado tanto y con tanta gente.

Regresaron a casa. Los hombres comentaban la velada y lo satisfechos y orgullosos que se sentían por el papel desempeñado por Laura.  Ella sin embargo no despegó los labios y silenciosa siguió cuando se dirigían a sus habitaciones.

Georges empezó a desabrocharse el traje de ceremonia, que por ser poco usual y debido al calor que hacía en la sala del Ayuntamiento le tenia algo sofocado.  Laura lo primero que se quitó fueron los zapatos y a continuación deshizo su peinado que era algo más complicado que de ordinario.  Seguidamente trató en vano de bajar la cremallera del vestido que se había atascado, pero no quería pedirle a Georges que la ayudara, no señor, no se lo diría.

 Le extrañó los gestos y los paseos de su mujer , sin sentido, con el vestido puesto. Haciéndo una broma le dijo:



-¿Vas a dormir esta noche con el vestido puesto?

-Si-  le contestó ella bastante enfadada.

-Eh,eh.¿Qué te ocurre?¿Qué te pasa, por qué  te enfadas?

-¿De qué me enfado, seguro que no tienes nada que decirme?

-¿A qué te refieres?

-Os vi, yo estaba en el jardín y vi cómo os besabais. Y lo has hecho  con la persona que más me odia en el mundo. He sentido la humillación y la vergüenza más grande. Le pido a Dios que no lo haya visto nadie más que yo, porque te aseguro que no se cómo he podido aguantar toda la noche.

-¿Pero de qué hablas?

-No me dirás que no es cierto. Lisa y tu os habéis estado besando en la terraza, yo estaba en el jardín

-¡Noo! no pudiste vernos abrazados, yo no la abracé. La retiré de mi por los hombros eso es lo que has visto. ¿Cómo puedes pensar eso? Si hubiera querido tener una aventura con ella, ¿crees que hubiera roto mi noviazgo? Lo que ocurre es que es muy ...

-Encismadora, por no llamarle otra palabra más fuerte..

-Laura, tu lo eres todo para mí ¿Me crees tan insensato que delante de todo el mundo voy a ligar con ella, además,  delante de mi mujer? Ven aquí, anda ven aquí.

Ella rompió a llorar apoyando su cabeza en el pecho de él mientras la acariciaba el cabello y besaba sus ojos llenos de lágrimas.  Entonces Laura se decidió a contarle su secreto:

-Verás Georges. Hace días que no me encuentro bien.

-¿Qué te ocurre? no me asustes

-No, no me ocurre nada,, que no sea normal. Estoy embarazada. No quería decírtelo tan pronto por si surgía algún imprevisto, pero hoy estaba tan contenta que decidí compartir mi felicidad contigo.

-Mi vida, mi vida.Te quiero, te quiero, te quiero. Vamos a tener un hijo...

Georges pasó su mano por el vientre de ella como buscando la vida que en su interior se estaba creando.La acariciaba suavemente con los ojos brillantes, muy brillantes al tiempo que miraba a su mujer a los ojos.

-Es muy pequeñito todavía. Apenas... - le dijo Laura



-Apenas una almendrita. Pero es nuestra almendrita y haré todo lo posible para que se convierta en una persona tan especial  como es su madre. Ahora deberás cuidarte mucho y por favor no te disgustes, guarda tu genio de ibérica para cuando lo hayamos tenido. Será perfecto, seguro

Ambos llenos de felicidad se fundieron en un abrazo. Laura pidió a su marido

-Por favor, Georges, libérame del corpiño que me está matando...- Y soltó una carcajada llena de felicidad.

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