sábado, 5 de diciembre de 2020

Doctor O´Reilly - Capítulo 8 - Y el mundo sigue andando

 Y por mucho que lo sintiera y la echase de menos, los días pasaban y los meses también. No deseaba volver a experimentar con otras tutoras; sabía que ninguna llegaría a su altura. Tampoco hubieron más cenas de amigas con pretensiones de ser algo más. Como último recurso metería a su hija en un internado de mediodía. Pero de momento iría a un jardín de infancia, como ella le recomendó en su día. Procuraba llevarla cada mañana y la recogería Felicity por las tardes, Le daría la merienda y la llevaría al parque si hiciese buen tiempo. Pero nada era igual, y Stella lo acusaba; no tenía la misma espontaneidad de antes.  Pero no había otra alternativa.


Kyra buscaba de nuevo trabajo, a poder ser en lo mismo en el que había sido despedida.  Cada mañana salía temprano y recorría los anuncios, y con el periódico en la mano, entraba en alguna cafetería y desayunaba repasando la sección de empleos.

Había encontrado algunos, pero en todos era lo mismo: necesitamos referencias. Y justo es lo que no quería hacer. Había pasado  dos meses desde que la despidiera. Había alquilado un apartamento pequeño y de momento iba saliendo adelante, pero el dinero se acabaría pronto, y no quería pedir ayuda a Jimmy a pesar de que él se lo ofreciera, una y mil veces. Y la invitaba los fines de semana para pasarlo juntos. Unas veces a comer, otras al teatro, en fin, ella ponía excusas y no siempre aceptaba la invitación. No quería hacerle concebir esperanzas.Prefería no salir con él;  no podía ser que el pensara otra cosa,  porque ese hueco en su corazón ya estaba ocupado, muy a su pesar, y no lo estaba precisamente por él.

Repasó mentalmente sus finanzas y comprendió que tendría efectivo, después de pagar el alquiler de su casa, para comer una semana, aproximadamente. Y no  la quedó más remedio que llamar a la casa del médico  y pedir un favor a Felicity.

-¿ Cómo estás ? - la saludo el ama de llaves cariñosamente

- Bien estoy bien. Necesito me hagas un favor. Tengo que  encontrar trabajo,  y no lo obtendré si no entrego referencias. Como fue todo tan precipitado no pedí el certificado. ¿ Lo pedirías por mi al administrador?

- Desde luego. No hay problema. Cuando colguemos haré la gestión y te volveré a llamar . Quedamos te lo entrego y nos tomamos un café y me cuentas cómo te trata la vida.


Y no fue difícil. El administrador se lo confeccionó en el acto. Sabía que había sido un despido en un arranque de nervios y totalmente inmerecido, pero el jefe era el jefe y quién pagaba.  Por mucho que le objetara, Aidan no quiso saber nada. Lo hizo y se lo entregó a Felicity, con sus saludos más especiales.

- Una lástima, comentó al ama de llaves. La niña estaba mejor antes, pero...

Volvió a ponerse en contacto con Kyra y quedaron citadas para el día siguiente a la hora de recoger a la niña para regresar a casa.

Estaba impaciente por ver a la niña.La quería de verdad; se vió obligada a dejarla por las circunstancias impuestas por el padre. Llegó al jardín de infancia con tiempo suficiente. Estaba nerviosa y le parecía que el estar esperando a las puertas de la escuela, podría verla  antes. Miraba el reloj insistentemente y Felicity no llegaba.

- ¡ Qué extraño ! -, se dijo-. Ella es muy puntual. ¿ Será que no ha venido al colegio por estar enferma? No es posible; seguro que es el tráfico.

 Pero el tiempo pasaba y el ama de llaves no venía. Daba paseos arriba y abajo por ver si de este modo se calmaba. Se detuvo en uno de sus paseos. Un coche que identificó rápidamente se detuvo a las puertas de la escuela. Se escondió detrás de un árbol para no ser vista. No se equivocaba. Del coche descendió Aidan O´Reilly, con el pijama de quirófano y rápidamente se introdujo en el colegio .

-¿ Qué pasará ? El corazón parecía salírsele del pecho. ¿ Por qué Felicity no se lo comunicó? Algo había ocurrido; una caída, un empujón, cualquier accidente entre los niños de su edad. 

La impaciencia la consumía, así que decidió entrar y averiguar si había algo que conectase a Stella con la llegada de su padre. Justo cuando iba a subir los primeros escalones. la puerta se abrió y en ella aparecieron O´Reilly y Stella. No tenía donde esconderse, y por otro lado, los pies no la obedecían.

La niña la vió en el acto y salió corriendo abrazándose a las piernas de Kyra. El médico la vió también y clavó sus ojos en ella, recorriendo su silueta de arriba abajo. Por un instante sus ojos se cruzaron.

- ¿ Qué haces aquí?- la dijo a modo de saludo.  

Parecía estar, una vez más enfadado con ella, pero esta vez no tenía motivo. La calle es de todos los ciudadanos y sólo había sido una casualidad que se encontraran. Sentía la presión en sus piernas que ejercía Stella, y acariciaba su cabeza mientras se miraban ella y su padre.

- Respondiendo a tu pregunta. Necesito mi acreditación. Llamé a Felicity y quedé con ella para dármela. Pero veo que se debieron complicar las cosas ya que estás aquí con ropa de trabajo.

- Tu recomendación no sirvió de nada. Es la tercera vez que vengo a buscarla en menos de quince días. Se pelea con sus compañeros, les esconde sus pinturas..., en fin todos los días me llaman para ponerme sobre aviso.

- Lo siento. Está preciosa y más alta.

- Vuelve a casa - la dijo de repente

Ella no podía creérselo. ¿ Había entendido bien?

- ¿ Me lo está diciendo ahora? ¡ Y de qué forma ! No tiene arreglo. ¡ Qué difícil es este hombre!, se decía así misma

Él la miraba expectante, pendiente del movimiento de sus labios, pero ella estaba impasible. No se había creído la petición que la había hecho. Y sin embargo era más cierta que la luz del día. Pero él tampoco estaba muy seguro si era acertado. La última vez que se vieron la plantó en la calle con lo puesto, y ahora, al cabo del tiempo, la dice que vuelva. Sigue siendo él. No cambia y no estaba dispuesta a pasarlo por alto.

Tenía que regresar al hospital. De buena gana permanecería allí, a su lado durante toda la eternidad, pero había salido justo para hablar con la profesora de Stella, y tenía una operación pendiente.  Tenía unas palabras que quemaban su boca y que no dejaba que salieran por temor a lo que después sucedió: ella no las creería.  Pero es difícil frenar los sentimientos cuando son verdaderos y los de él lo eran.

Stella no se soltaba de la mano de Kyra. La ofreció dejarla en el sitio que le indicara, pero ella estaba deseando terminar con ese fortuito encuentro, así que no aceptó. Stella comenzó a llorar y a apretar con más fuerza su mano. Y Aidan abrió la boca para que salieran las palabras que tanto le quemaban:

- Cásate conmigo.


DERECHOS DE AUTOR RESERVADOS / COPYRIGHT

Autora: rosaf9494quer

Edición_ Diciembre 2020

Ilustraciones: Internet

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Entradas populares