viernes, 4 de diciembre de 2020

Doctor O´Reilly - Capítulo 3 - Normas

 Se quedó un poco parada a la entrada. Había pensado que la invitación era por un juego de la niña, y sin embargo era una invitación del padre. Seguramente para limar asperezas.

- ¿ Ha entrado ya en calor?  Pensé que sería bueno tomar un té y después repasar las normas que deseo siga.  De esta forma usted sabrá a qué atenerse y yo no volveré a sorprenderla sin alimentarse.

Resultaba que tenía hasta sentido del humor, y eso la tranquilizó un poco, aunque su imponente figura la intimidaba. Mientras los tres tomaban su té acompañado de unas pastas, Kyra tuvo oportunidad de fijarse más en él. Era de alta estatura, complexión fuerte, cabello algo rojizo y unos ojos profundos, de esos que cuando te miran saben leer dentro de tí. Él trataba de romper la tirantez. Comprendía que no había estado acertado al conocerse.  Ella no sabía nada de él, del por qué era a veces tan hermético y antipático. 


O´Reilly también analizaba a la persona que tenía enfrente y que de vez en cuando desviaba su mirada de él, para ponerla en unos papeles de encima de la mesa. La había dicho que repasarían las normas, y por eso supo que aquellos papeles sería el reglamento a seguir, sin saltarse ni una sola coma.

De repente, y sin saber cómo llegó hasta su cabeza una imagen acaecida no hacía demasiado tiempo ocurrida en el hospital: una joven vomitando encima de su pecho. 

- ¡ Es ella ! - pensó, esbozando una sonrisa al recordarlo. No se lo mencionaría para no violentarla más.  Se daba cuenta de que se ponía nerviosa en su presencia, y sin duda se debía a que  la primera vez que se habían visto, fue  de todo menos agradable. Tenía la sensación de que ella quería preguntar algo, hablar de algo, pero no terminaba de atreverse. Su psicología de médico, le advertía  que estaba muy nerviosa, no dejando ni por un momento de retorcer sus manos. 

Como si su hija le hubiera leído el pensamiento, la niña alargo su brazo y tomó una de las manos de Kyra. A ella le  enterneció la mirada de la pequeña y depositó un suave beso en la palma de su manita.

O´Reilly lo vió de refilón mientras leía los documentos que tenía delante y que no eran otra cosa más que las normas de su trabajo. Por unos instantes se hizo el desentendido, a ver si mientras, la tutora se tranquilizaba. Le vino a la imaginación la escena en que la conoció por primera vez y sonrió sin darse cuenta. 

 Como si le leyera el pensamiento, se atrevió a hacerle una pregunta referente a la educación de la niña:

-¿ Ha pensado en algún momento inscribir a Stella en algún colegio?

- Está siendo de nuevo indiscreta, y ya se lo he advertido.

-Creo que mi pregunta es todo menos indiscreta. A la niña la conviene estar con otros niños, jugando en el recreo, teniendo amigos de su edad. Acudir a cumpleaños de otros niños de su clase, en definitiva estar con sus compañeros y no sólo en el colegio. Sería muy conveniente. Está todo el día sola, con personas mayores que ella. No tiene más que a sus juguetes para hablar...

- Ese es su trabajo: jugar con ella, llevarla al parque, enseñarla, en una palabra. La necesito aquí, a mi lado.  Ella es mi válvula de escape, así que rotundamente no. Estará en casa hasta que no haya más remedio. ¿ Queda claro?- cortó en seco.


- Desde luego. Usted es su padre y tiene todo el poder sobre ella. Yo sólo lo decía únicamente por el bien de ella. Sé que me va a dar otro desplante, y perdone que se lo diga, cada vez que se refiere a mí me habla igual que a un ser inferior, y créame no lo soy. Presiento que va a despedirme de un momento a otro y eso hace que esté permanentemente en guardia y crea inseguridad en mí. Está siendo un día muy complicado para ser el primero.

- Está bien, no se justifique. Está constantemente justificándose y pidiendo disculpas ¿ por qué lo hace? No la estoy reprendiendo, creo que estamos hablando de lo más normal.

- Si usted lo dice ...

- Vamos a ver. Presiento que se le ha quedado otra pregunta en el tintero, así hágala ahora mismo y deje de estar nerviosa.  Va a conseguir que yo también lo esté. Creí que pasaríamos la tarde charlando e intercambiando opiniones sobre las normas, pero estamos discutiendo

- No doctor O´Reilly, no discutimos, discrepamos.  Tenemos diferentes puntos de vista sobre Stella y mi obligación es aconsejarle en lo que vea mejor para ella. Usted tiene la última palabra, y punto.

- Está bien, dígame ¿ cuál era la pregunta?

- ¿ En qué trabaja que le hace estar tan estresado?

- Soy médico señorita. Es una profesión de riesgo dado que siempre habrá alguien que vomite sobre mi pecho. Y no, no tengo estrés, al menos por esta causa. Hay otras cuestiones que hacen que me crispe. Usted no tiene nada que ver con ello.

- ¡ Usted ! Me muero de la vergüenza.  Me ha reconocido desde el principio y no me ha dicho nada. Nunca podré mirarle a la cara. Pregunté en el hospital por quién me había atendido y nadie me lo dijo.  Le pido mil perdones, discúlpeme. Estaba malísima; no pude contenerme.  Ahora debo irme

-Si, la he reconocido en cuanto la he visto.  No esté avergonzada por ello; no sabe la cantidad de cosas que vemos a diario. ¡ Ojalá todo fuera como eso ! Por cierto ¿ qué comió para casi envenenarla?  Creo que ahora debemos hablar sobre el trabajo. Ya nos hemos reconocido, pedido disculpas, enfadado, reconciliado... ahora hablemos de lo que quiero con Stella.


- He de decir que algunas veces he de viajar y se quedaría bajo su responsabilidad.  Es la persona que más quiero en este mundo, así que excuso decir la muestra de confianza que tengo en usted.  Ella es lo más sagrado para mi. Aunque mis ausencias no suelen ser grandes, pero sí algunas. Tengo de vez en cuando alguna cena bien en casa o fuera. En todas estas ocasiones usted tendría que estar con Stella. Tendrá un día a la semana totalmente libre para hacer lo que quiera, que normalmente sería un sábado, excepto si tuviera algún viaje o guardia en el hospital que entonces sería cualquier otro día que elijamos entre ambos y siempre a conveniencia suya. Creo que el administrador le habló del sueldo. Si tiene respecto a esto algún comentario que hacer...

- No, en absoluto.  Estoy conforme con lo expuesto. No se preocupe, siempre que lo necesite estaré con Stella y la cuidaré con mi vida.

- Bien, al final hemos estado de acuerdo. Y ahora si me perdona he de hacer algunas llamadas

- ¡ Claro, desde luego ! Buenas tardes doctor.

-Buenas tarde señorita.

La miraba mientras ella salía de la habitación. Sonreía satisfecho y pensaba: 

- Creo que nos vamos a llevar bien . Es mujer de carácter y me ha hecho frente con argumentos, a pesar de los nervios que ha pasado. Es su primer día, ya veremos qué tal cuando se enfrente a mis días complicados si sigue siendo tan espontánea y tan clara, o agacha la cabeza sin decir nada. A veces creo que me desafía, como cuando ha planteado lo del colegio. ¿ Para qué la querría a ella aquí? Es el caso que tiene en parte razón, además sería ella la primera perjudicada porque la despediría. Pero quiero, necesito, deseo ser egoísta con mi hija.  La vida ha sido dura y creo que merezco disfrutar de ella como compensación


RESERVADOS LOS DERECHOS DE AUTOR / COPYRIGHT

Autora: rosaf9494

Edición: Diciembre de 2020

Ilustraciones : Internet

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