domingo, 6 de diciembre de 2020

Doctor O´Reilly - Capítulo 10 -¿ Qué le llevo a tener ese carácter tan chocante?

 Para comprender el por qué de ese tipo de vida, tan extraño e inusual, retrocederemos hasta la primera parte de esta historia. En ella se detalla lo ocurrido y el largo camino emprendido. Y dice así:

Aidan O'Reilly, el solitario doctor que había enamorado a más de una enfermera, pero ninguna de ellas obtuvo ni siquiera una mirada.  Todos conocían la verdad sobre ese comportamiento taciturno y reservado.  Esa manera de ser cortante y seco en su tratamiento con los subalternos, y sin embargo era compasivo y cariñoso con sus pacientes.  Atendía a las familias de los enfermos con toda la paciencia del mundo, dándoles toda clase de explicaciones para dejarles tranquilos, referente a la recuperación del allegado que estaba ingresado.  Sin embargo, para él mismo, no tenía tregua. Su única alegría era estar con su hija que ya tenía cinco años y se cumplían cuatro de la desaparición de su mujer, continuamente recordada. 

En la fecha del aniversario de su fallecimiento, con la niña de la mano, acudía al cementerio donde reposaba y depositaba un ramo de flores.  Stella no recordaba siquiera el rostro de su madre, a no ser por la fotografía que tenía a la cabecera de su cama.  A menudo su padre le hablaba de cuando ellos eran más jóvenes, cuando se casaron y cuando llegó al mundo.  Pensaban tener cuatro o cinco hijos, pero el destino quiso que sólo ella  alegrara su hogar.

Y se acercaba un nuevo aniversario, y como tenía por costumbre, organizaba sus guardias de forma que pudiera estar unos días fuera de casa, en la cabaña, que apenas disfrutaron en vida de ella.  Allí se recreaba en recordar las horas felices que vivieron juntos. Clamaba con desesperación su ausencia y lloraba.  Se habían casado muy enamorados, por eso fue un gran mazazo cuando le avisaron al hospital del trágico accidente sufrido por su mujer.  No podía creérselo, era un error.  Ella no podía haber muerto.  Pero cuando llegó al lugar de los hechos, comprobó con horror el rostro ensangrentado de ella y su cuerpo inerte tirado en la calle, cubierto con una manta.  Trataba de desasirse de los brazos de los agentes que trataban de  evitar que se acercara a verla. 

Sentado en la sala de la Morgue, repasaba mentalmente los días vividos  cuando unieron sus vidas, su luna de miel, apasionada, la llegada al mundo de su pequeña y...  el horror vivido en esa mañana.  Llevaba todo el día allí sentado, y nadie pudo hacerle desistir de ello.  Habían vivido juntos muy poco tiempo, y su pequeña hija, un bebe, ya sin madre. ¿ Qué iba a hacer ?  Se mesaba los cabellos, pero no derramaba ni una sola lágrima, se habían secado en sus ojos.

Se centró totalmente en su trabajo, en facilitar la vida de las personas y aliviarles en sus dolencias.  Trabajaba más horas de las debidas, con tal de no estar en su casa.  Sabía que tenía un bebe al que atender y sentía una inmensa piedad por aquella criatura que era su hija, a la que no le dio tiempo a disfrutar de su madre.  Y recordaba una y otra vez, la alegría que sintieron cuando les fue confirmado el embarazo de ella.

El tiempo había pasado, pero él seguía sin encontrar una salida a su vida.  Deseaba darle un hogar estable a su hija, que no estuviera tan sola cuando él trabajaba, pero la sola idea de meter en su cama a otra mujer, le crispaba.  Nadie ocuparía el lugar de ella, nunca.  Pero en este aniversario, algo había cambiado.  Un día, de hacía poco más de un año, lo que debería haber sido un servicio rutinario, se convirtió en algo especial  que cambiaría su vida . En urgencias requerían su presencia para atender a una paciente con una fuerte intoxicación alimentaria.

No había vuelto a saber de Kyra;  ni siquiera habían coincidido en algún sitio. No se desenvolvían en los mismos círculos.  Ella en la docencia, él en la medicina.  Posiblemente esté  casada y esperando algún bebé.  ¿ Se habrá  olvidado de Stella?  En verdad quería a su hija, y hubiera sido perfecto que su proposición de matrimonio  no la hubiera tomado a broma.

Pero la idea era descabellada: casarse con alguien y no darle más espacio que el de educadora.  No era justo para ella, ni para él.  La relación con Moira había fracasado.  Sencillamente no se entendía con su hija, que la rechazaba de plano.  Stella seguía recordándola, aunque cada vez menos, acostumbrada sin duda a su permanente ausencia.

Era el quinto  aniversario, y decidió, por el bien de su hija, dar un giro a su vida.  Sentía la ausencia de su mujer, pero el dolor no era tan desgarrador como al principio, y la idea de volver a organizar su vida y la de Stella, comenzó a abrirse paso en su cabeza.  Lanzaba al aire sus lamentos, hablaba con la fallecida como si pudiera escucharle buscando una respuesta a todo lo que estaba viviendo.  Una imagen giraba y giraba a su alrededor:  Kyra. 
 ¿ Por qué ella ?  El poco trato que habían tenido, era siempre de enfrentamientos.  Sus caracteres chocaban por cualquier cosa, no era lógico, pero también recordaba lo cariñosa y paciente que se mostraba con la niña, y por ella haría cualquier sacrificio.  Era hora de que al menos ella fuese feliz.

Poco a poco comenzó a abrirse paso en su cabeza una idea que desde hacía tiempo le rondaba. No se habían vuelto a ver. No sabía nada de ella, y sin embargo la recordaba con demasiada frecuencia, disculpándose él mismo por ello. Pero cada vez que miraba a su hija y recordaba a las dos juntas, jugando y como se reían, se fijaba en su cabeza la misma idea.

La buscaría establecería contacto con ella. Felicity era su amiga, así que debe saber algo sobre ella. ¿Se habrá casado? Seguramente; quizá con aquél amigo que la acogió en su casa cuando la despedí. Y si no fuera así ¿ cómo se presentaría de nuevo a ella? Tendría que ofrecerle algo más que el contrato que tenía preparado.  Ella no era una mujer cualquiera que pudiese interesarla lo que a otras  interesaba.  Ella era de todo o nada. Y en ese todo entraba un apartado del que no estaba dispuesto a dar. ¿Se conformaría con ser sólo esposa de puertas afuera, o tendría que incluir las relaciones sexuales, por otro lado lógico en un matrimonio? 
Pero en ese apartado es donde la duda estaba presente. Por un lado le atraía como mujer, era bella y suponía que bastante sensual. ¿ Estaría él dispuesto a renunciar al placer? ¡ Desde luego que sí ! Él solo se preguntaba, y él solo se respondía. No faltaría a la memoria de su mujer por nada del mundo, ni siquiera por Kyra. Reconocía que se sentía bastante atraído por ella, extraordinariamente atraído. Pero no faltaría a su palabra por mucho que le costase.

Tenía que frenar su imaginación que con demasiada frecuencia le gastaba bromas pesadas. Al fin y al cabo era un hombre y desde hacía tiempo no había estado con  ninguna mujer. Y Kyra siempre estaba ahí, en su pensamiento. Se mostraba seductora, sensual; le iba a ser muy difícil dar la espalda a la belleza que ella tenía, y mirarla simplemente como la cláusula de un contrato.

Lo estipularía claramente: nada de relaciones sexuales. Serían como socios de un negocio: ella tendría el cariño de Stella, y él...
Seguro que diría que no, pero podría remediarlo añadiendo un apartado:
"Si cualquiera de los cónyuges tuviera necesidades físicas, tanto uno como el otro, sería lícito  obtenerlas de su pareja. Podrían hacer libremente su vida independiente uno del otro, con la salvedad de que en público se mostraran como lo que son ante la ley: marido y mujer, aunque en la intimidad sean simplemente socios"

Una parte le decía que no, que no sería posible,. Pero por otra era la única condición que pondría. A cambio tendría a su disposición una cuenta bancaria en la que sería ingresada una cantidad mensual a convenir y la libertad de obtener fuera lo que no tuviera con su esposo,  ó en el caso de él, de su esposa.
Lo leyó infinidad de veces, y cuanto más lo releía, más difícil veía que cualquiera de ellos dos lo respetase. ¿ Y si eso ocurriera?

- Pero no puede ocurrir, de ninguna manera.

Pero al mismo tiempo su conciencia le repetía una y otra vez que no solamente estaba él, que cumpliría con el pacto. Pero ella es una mujer bella, seductora y, además las mujeres cuentan con armas a las que los hombres no se resisten. ¿ Qué harías si ella te provocara?

No quiso seguir leyendo. No hacía falta que ni su conciencia ni nadie le dijera lo que ocurriría si se diera ese caso.


DERECHOS DE AUTOR RESERVADOS / COPYRIGHT

Autora; rosaf9494quer

Edición: Diciembre 2020

Ilustraciones: Internet (5o Sombras de Grey)


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Entradas populares