Sentado frente a la chimenea encendida de la cabaña perdida en el monte, a la que siempre acudía en el aniversario de la muerte de su mujer, cada vez que las dudas le atormentaban, se debatía constantemente entre lo que su cabeza le decía y su corazón le ordenaba. No sabía que el destino, a veces, se muestra juguetón y nos envía unas pruebas duras, de difícil asimilación, desviándonos del camino correcto que debíamos tomar, para al final volver al principio día tras día, y año tras año.
Y allí estaba, desesperado rememorando su corto matrimonio y retorciéndose de dolor ante la pérdida de su amada esposa, muerta prematuramente. Le había dejado viudo con una criatura de un año, que no recordaba, ni ligeramente el rostro de su madre. Y eso le dolía profundamente, porque fue buscada y amada por ella. Pero la vida te da zarpazos tan crueles que a veces hasta desvarías.
Ahora estaba en una época de incertidumbre. Por un lado el deber respecto a su hija, le empujaba a algo que no quería, y sin embargo una voz interna le obligaba de forma apremiante. En su cabeza no había lugar para la lógica, y sin embargo debía tomar una decisión por el bien de la pequeña, que se había quedado sin madre con tan sólo un año de edad. Y de eso ya hacía cinco años.
Debido a su trabajo, se ausentaba de su casa más de lo debido, pero el tiempo que tuviera libre se lo dedicaba solamente a su hija. El resto del día, de los días, estaba en manos de la servidumbre que, aunque quería mucho a la niña y la atendían, no podían darle el calor y amor de unos padres, principalmente de su madre. Era una niña dócil, cariñosa y preciosa, pero solitaria, aunque una de las sirvientas intentara distraerla. Echaba de menos a su padre, ya que de su madre no tenía recuerdo alguno, pero en su interior creía que, al igual que sus amigas del parque, ella también debiera tener mama. El padre se lo había explicado, pero era demasiado pequeña para entenderlo
Cada vez que el doctor O´Reilly debía tomar una decisión referente a su vida privada, siempre se refugiaba en esa cabaña, en la que estuvo junto a su mujer, disfrutando solamente de su mutua compañía. Tenía la sensación de que aún perduraba en el aire su perfume, su presencia, y era el único lugar en el que se encontraba a gusto y hasta tenía la sensación de que ella le hablaba, le sonreía... aunque sólo fuera objeto de su imaginación. Ni siquiera con su hija acudía a ese lugar, desconocido por todos sus allegados.
Un conductor imprudente, algo bebido, o cansado de conducir toda la noche un enorme camión, no se dio cuenta de que se había cerrado el semáforo. Probablemente se durmiera, pero el resultado fue que se tragó literalmente el coche que ella conducía, muriendo en el acto.
Ya no podía, no quería recordar más. Se levantó de la butaca, y salió al exterior. Lo siguiente al accidente, no quería recordarlo; sucedieron horas en que deseaba morir, sin importarle dejar huérfana de padre también a un bebe de un año.
Hacía bastante frio; en el aire se notaba el cambio de estación. El otoño estaba finalizando y el invierno llamaba a la puerta insistentemente. Durante esa época del año, a penas venía a la cabaña. La nieve lo cubría todo. Solía estar varios días en solitario, como si hiciera un examen de conciencia, pero lo que realmente era , es que buscaba el recuerdo de ella, que se materializaba en imágenes y en fotografías, que a veces le hacían llorar, gritar y mesarse los cabellos.
En esta ocasión y coincidiendo con el aniversario, quería reflexionar. Tenía que tomar una decisión importante que implicaría tanto a él como a su hija y, principalmente por ella lo haría. Pero también tendría la responsabilidad de alguien más y le intranquilizaba no sólo el resultado de lo que iba a hacer, sino la otra persona implicada, que no sería su hija solamente.
Tendría que hablar, antes de nada, con los que fueran sus suegros. Maravillosas personas que le querían y adoraban a su nieta, prueba viva de la que fuera su hija. Sabía lo que ellos le responderían a lo que les dijera, pero era un deber y aunque a remolque lo cumpliría.
Muchas cosas en las que pensar en una fecha importante para él, pero muy delicado por la implicación que todos tenían en el tema.
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Autora: rosaf9494quer
Edicion: Diciembre de 2020
Ilustraciones: Internet
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