domingo, 29 de enero de 2017

Keira y el Dr. O'Reilly - Capítulo 12 - La boda

Y llegó el día del enlace. Y se casaron. Y fue la boda más anómala que se había visto.Fueron pocos los asistentes, entre ellos James, que hizo de padrino,los suegros de Aidan, Felicity, el administrador, la adjunta en el hospital de Aidan  y nadie más. Stella de la mano de su padre, fue la madrina y la encargada de llevar las alianzas-

Keira estaba hecha un manojo de nervios.  Felicity acudió a su domicilio por si podía ayudarla en algo, pero lo cierto es que no había nada en lo que ayudar.  No era así como Keira había imaginado su boda, pero ésto es lo que había.  Se casaba muy enamorada, pero sólo ella, porque la otra parte seguramente estaría tan nervioso como ella, pero por otros motivos muy diferentes.



Su traje de novia, era un sencillo vestido al que acompañaba una chaqueta, todo en color crema muy claro.  Un simple tocado en la cabeza y un bouquet  de muguet blanco como ramo.Se había maquillado ligeramente, con tonos muy suaves, pero a pesar del maquillaje se la veía pálida. James la llevaría hasta el juzgado y se la entregaría a Aidan.   No hubieron votos, y la ceremonia fue breve.  Un ligero beso cuando se convirtieron en marido y mujer, y nada más.  En media hora escasa, habían cambiado sus vidas.

Entre emocionada y nerviosa, recibió los parabienes de todos los que les acompañaron. Como banquete nupcial un reservado en un elegante restaurante . Un menú exquisito , vinos selectos  y como postre,  ni siquiera una tarta con muñequitos que dijeran que era una tarta de boda. Era de chocolate y nata con una rosa de mazapán como todo adorno.  Aidan la miraba de vez en cuando, como tratando de adivinar su estado de ánimo, que si se parecía al suyo, hacia que se cuestionase si habían hecho bien con esta boda.  Keira, sin embargo, rehuía el mirarle; estaba tensa.  Reía mucho sin ton ni son, señal inequívoca de que los nervios la traicionaban, Juntos repartieron la tarta entre los comensales y entrechocaron sus copas en un brindis con champán al final.

¿ Por qué ? o, mejor dicho,¿ para qué brindaban ?  Todo era surrealista, como sacado de una película cómica de enredo, sólo que ésto  era real.  ¿ Estaba arrepentida ? No,  no lo estaba, pero  ¿ y ´él ? No se mostraba muy feliz. La única que lo estaba disfrutando era Stella, que no paraba de coger las manos de ambos entre las suyas.  Molly no dejaba de escudriñar la cara de Keira y la de su yerno.  Creía imaginar lo que pasaría por sus cabezas, y comprendía que él recodara otra boda muy distinta a la que estaban celebrando, si es que a lo que sucedía se le podía llamar celebración.



Y llegó la hora en que cada uno de ellos se despidió  de los contrayentes.  Molly y Arthur, se llevaron a Stella con ellos, y el resto cada uno a sus casas.  Al despedirse James de Keira, la dijo:

- Si me necesitas, llámame.  Siempre estaré ahí.  No lo olvides. - Y Keira estuvo a punto de echarse a llorar, dando salida a la tensión que había tenido durante todo el día-  Lo que viniera después lo sabía de sobra: cada uno en una habitación.  Ella en su antigua dependencia, y él en su dormitorio.

De repente se sintió triste y muy sola. ¿ A que se enfrentaba ahora? ¿ Cómo sería el amanecer de mañana y de todos los días que siguieran ?  Ni siquiera tenían viaje de luna de miel. Al día siguiente él se iría al hospital y ella iría a recoger a Stellaa de casa de los abuelos.  Todo igual que cualquier otro día.

A solas en su habitación se quitó los zapatos y los tiró, sin saber siquiera donde cayeron.  Se tumbo en la cama  y mirando al techo, ya no pudo más contener su llanto.  La frialdad de Aidan, en ese día tan especial, la hería en lo más profundo. No había esperanza de nada; nunca la querría.  No supo el tiempo que permaneció en esa posición.  Se levantó, y tras darse una ducha ligera, , más para calmarse, que por otra cosa, se puso un camisón y se metió en la cama.

Daba vueltas y más vueltas.¡ Si al menos pudiera dormirse y esa noche terminase de una vez..!. Miraba hacia la ventana, tratando de acortar el amanecer, pero las horas pasaban despacio.  Ningún ruido en el exterior, era como si estuviera sola en el Universo.  Y por fin el sueño, los nervios, la tristeza, todo junto, la rindieron y,  se quedó dormida.

No sabía la hora que era.  Sólo sintió un suave roce a su lado y un brazo que abrazaba su cintura, al tiempo que besaba su cabeza.  ¿ Estaba soñando ? No, no era un sueño.  Era real y estaba pasando. Aidan había acudido a su dormitorio, a su cama. ¿ Cómo debía interpretarlo ?  Fingió estar dormida y entonces suavemente una pierna de él, enlazo con las suyas.  Una luz de esperanza, de alegría infinita se abrió camino en su cabeza.  Él estaba ahí, había ido hasta ella, pero debía aguardar un poco más, hasta ver que era lo que Aidan buscaba o quería.  Pero su impaciencia era grande, así que se giró quedando frente a él.

Se miraban fijamente, sin hablar. Aidan levantó su mano y acarició su cara, mientras se aproximaba a ella para besarla. No podía creer el milagro que había ocurrido que estaba ocurriendo. Ese beso no era un puro trámite,era apasionado, impaciente, anhelante, y ella correspondió.  Era lo que más había deseado. Aidan seguía acariciándola y ella veía ternura en su mirada y entonces se produjo el milagro tan largamente deseado, Aidan O'Reilly, tomó a Keira Moore como su  esposa. Y las caricias de ambos se juntaron al unísono, conociéndose, explorándose, amándose. No podía ser verdad.  Estaba soñando o eran imaginaciones suyas, pero era real, lo estaba viviendo. Sentía sobre su pecho, el latir acelerado del corazón de él y sus manos se entrelazaban con la posesión.  Sus besos eran ardientes, buscando impaciente su boca, sin hablar, sólo mirándose y recreándose en lo que estaba ocurriendo, que por deseado, le parecía un sueño.

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