jueves, 15 de diciembre de 2016

Los hijos O'Connor - Capítulo 12 - Compartiendo mesa

Y el tiempo siguió su curso.  Pasó ese verano, y  el otoño Hacía más  de un año desde la separación del matrimonio.  Iris y Brendan recibieron el sobre que contenía el relato novelado de sus propias vidas. Ella se puso inmediatamente a conocer su contenido. A medida que iba leyendo sus páginas la emoción la embargaba. La enternecía el relato de cómo los jóvenes O´Connor emprendieron una nueva vida en Iberia.  Cómo entablaron amistad con sus padres y, cómo ella pasó a depender del padrino Philip por su pérdida .  El resto del relato fue doloroso. Harto conocía lo que se narraba,  al haber sido una de sus protagonistas. En el capítulo de la muerte del padrino y su encuentro con Brendan, las lágrimas inundaban su rostro.  No se había dado cuenta de que ya era de noche.  Decidió dar por terminada la lectura; seguiría al día siguiente, cuando las emociones se hubieran reposado.



Brendan, al contrario por tener menos tiempo libre,  su lectura iba más lenta, pero no exenta de emociones.  Hasta lo leído, era un relato fiel de todo lo ocurrido. Quizá lo que más le emocionó fue el primer encuentro con Iris el día del entierro de sus padres. Ahí dejó su lectura.  Una vez más esa escena volvía a su memoria con plena nitidez, debido a las circunstancias que vivían en el presente. El máximo dolor fue la violación de ella, por todo lo que aconteció después,  y que cambió su vida para siempre, porque siempre estaría ligada a Iris.
¡ Iris !, siempre amada, siempre recordada aunque ni él mismo se diera cuenta de ello. Se verían próximamente en Madrid. ¿ Sería distinto al último  encuentro que tuvieron ?, quizá todo estuviera peor.  Se echó un whisky y continuó la lectura del escrito.  Se había desvelado, no le importaba permanecer en vela, cosa que le ocurría a menudo desde la separación.  Debía dar su opinión a la hija.  Decidió seguir porque al ser fin de semana, no tenía que asistir al trabajo:  terminaría el relato.

Y, así fue. . . Tenía los ojos acuosos, había leído su historia,  su hermosa historia de amor a pesar de todo.



Se aproximaban las Navidades. La familia O'Connor, andaba desperdigada. Desde que los chicos tomaron  las riendas de su vida, rara vez las pasaban con sus padres.  Al seguir  separados,  no querían verse en la disyuntiva de elegir con quién pasarlas.  Así, que ambos hermanos decidieron seguir con su ritmo de vida, aunque les doliera hacerlo.   Philip viajaría hasta Nueva York, las pasaría con Rachel y Clive. Viky  con Luis y su familia en Madrid.  Brendan e Iris en solitario, cada uno por un lado.  Fue Luis el que consultando con su mujer decidió reunir a  todos en Madrid

- No sé mi amor. Estoy segura de que mi padre dirá que si, pero mamá. . .
- ¿ Me das permiso para que yo hable con ella ?
- Desde luego, eres de la familia. Si lo consigues. . .
- ¿ Qué,  si lo consigo ?
- Te querré eternamente
Luis llamó a Iris y la propuso reunirse en Navidad. Pese a que no lo esperaba, aceptó a pesar de que sabía que Brendan también acudiría

- Me parece bien. Hacia mediados de Diciembre iré a España y así podré ayudaros en algo. Os quiero.   Hasta pronto

Luis no se lo podía creer y corrió a comunicar a su mujer lo que había conseguido. Cogidos de la mano saltaban riendo, felices, como si fueran unos chiquillos. Viky haría lo mismo con Brendan, pero con él no tenía ninguna duda.  Y así fue, Brendan le confirmó en el acto que iría a Madrid,.  Posiblemente el 23 ya estaría allí.  Comenzaron a hacer planes: del menú,  y de todos los preparativos muy ilusionados.   pero tenían un problema en el que no habían caído: dónde hospedar a Brendan, porque de quedarse en casa con Iris, ni se lo habían planteado.

- Eso no es problema. Nosotros podemos dormir en casa de mi madre y que él se quede en nuestro piso
- No me parece, se sentirá violento.  Casi mejor reservar habitación en un hotel. Bueno ya lo iremos resolviendo, aún queda mucho tiempo. Basta de emociones por hoy, Vayámonos a dormir.




Philip tomó el avión que le llevaría hasta Nueva York, Iris otro que la llevaría a Madrid y Brendan se quedó en Dublín cumpliendo con sus tareas diarias.  Había evitado un conflicto a sus hijos con el hospedaje  y se adelantó a ellos haciendo una reserva en el que habitualmente se hospedaba  cada vez que viajaba a Madrid.  Desde su separación no le agradaba vivir en su casa por los recuerdos que le traía y lo hacía en contadas ocasiones.  De esta manera se solucionó el escollo, pero faltaba el más importante: el encuentro de Iris y Brendan; esperaban que todo fuera bien.  Ya se habían visto en el verano y además eran personas civilizadas y educadas, no harían nada que violentase a la familia de Luis.

  Viky había concluido su obra en el pasaje de su boda católica de sus padres,  cuando todos eran felices; añadió un epilogo reseñando el nacimiento de su hermano. No podía dejarlo fuera, fue muy importante para ella que Philip también fuera protagonista de esa familia maravillosa, con sus luces y sombras, pero que no cambiaría por nada.



 El final, el actual, no había querido escribirlo, tenía esperanzas de que fuera distinto al real. Un amor tan intenso y duradero no podía acabar de mala manera.  En la primera página había incluido una dedicatoria: " A las personas que por encima de todo se amaron salvando cuantos impedimentos salieron a su paso. "

Brendan dejó sus gafas encima de aquellos folios plenos de sentimientos. Pasó sus dedos por los ojos. Había empezado a leerlo la tarde anterior y a través de sus páginas había vuelto a vivir aquellos días ya lejanos pero tan presentes en sus vidas.

Viky y Luis acudieron a Barajas a recoger a Iris.  Era veinte de Diciembre y en la alegría de las calles se notaba que la Navidad estaba cercana. El devenir de las gentes cargadas de paquetes, las prisas y la esperanza en que el día 22 les convirtiera en millonarios por la lotería, era un conglomerado que te hacía participar en él, aunque el ánimo no lo tuviera en el mejor de los momentos.

Iris a través de la ventanilla del coche miraba todo con curiosidad ¡ Hacía tanto tiempo que no pasaba una Navidad en su país !  Desde que murió el padrino, se arreglaba para estar lejos de Madrid; eran unas fechas en que los recuerdos se hacían más patentes y dolorosos, pero aquella era una ocasión especial y volvió, triste, pero por un motivo bien distinto.  Veía la felicidad reflejada en la cara de su hija, y el amor con que su compañero la miraba y para ella eso era lo que contaba:  la felicidad y el amor que esa pareja sentía y de la forma perfecta en que habían organizado sus vidas.

Una vez estuvieron juntas Iris no cesaba en alabar el libro de Viky. Explicaba a Luis algunas anécdotas que en un momento dado originaron alguna escena descrita en el libro. Estaba entusiasmada con él, reflejaba fielmente lo sucedido en la vida de todos ellos, porque su autora también fue una protagonista fundamental en todo.  Abrazó a su hija y yerno al tiempo que les decía

- No tenéis idea de la alegría que siento al comprobar que sois felices, que todo marcha bien entre vosotros.  Me da una tranquilidad tremenda, porque esta niña -  dijo dirigiéndose a Luis- fue muy, muy importante en mi vida.  Philip también, le amo tremendamente, pero él nació en una época sin conflictos, en pleno amor, pero ella. . . fue principio y fin de todo. Siempre ha sido muy especial para mí.
- Mamá. ¡ Cómo te quiero !  A pesar de todos los problemas que tuvisteis y tenéis, sólo le pido a la vida que nosotros nos amemos como lo hicisteis vosotros
- ¡ Mi reina ! - contestó Iris besando a su hija
- Y ahora voy a llamar a  Alicia y a Carmen- dijo a Luis-.  Deseo que esta tarde nos veamos.


El día veintires a mediodía, llegó Brendan que fue recogido en Barajas por su hija.  Luis no pudo acudir por tener trabajo en el hospital.  Padre e hija se fundieron en un abrazo y mientras regresaban a casa, Brendan no cesaba de alabar lo magnífico que era el relato  que había escrito .  Todos estos  halagos, la llenaban de  satisfacción, orgullosa del visto bueno dado por sus padres.

- Pasemos primero por el hotel, así dejo el poco equipaje que he traído.  El día de Navidad por la tarde he de regresar a casa
- Papá ¿ no te quedarás más días ?
- No hija. No puedo tengo un asunto importante entre manos y debo dar el visado para poderlo realizar. Pero volveré y pasaré el fin de año con vosotros. Será cuestión de dos o tres días; luego me quedaré una semana.  ¿ Has visto a mamá ?-  la dijo - ¿ Cómo está?

- Si. Está aquí desde el día veinte   Bien papá, está bien. Muy guapa, pero eso ya lo sabes
- Si, si, ¡ claro que lo sé!  Bueno ahora cuéntame ¿ cómo va Luis?
- Muy bien. Le encanta su trabajo a pesar de los sacrificios que tiene que hacer. Imagina el día de Navidad tiene guardia: entrará por la mañana, a las ocho, y saldrá al día siguiente, y además en urgencias. . . En unas fiestas como estas en que todos salen y el licor corre a raudales, son muy complicadas en los hospitales, pero a él le encanta. Está enamorado de su trabajo y no le importa
- Yo creo que de quién está enamorado es de ti y tú tendrás que acostumbrarte a ello. Te has unido a un médico y no es una profesión fácil. Llegará algunos días cansado y estresado porque quizá las guardias no han sido buenas, o porque alguien falleció en el quirofano.   Ayuda a la gente, tendrá entre sus manos la vida de otros y eso es loable,  pero no fácil.  Tendrás que ayudarle mucho
- Y lo hago, papá, lo hago. Es muy bueno conmigo, al igual que su familia. Me adoran, están  constantemente mirándose en mi. Siempre me tendrá a su lado; me miro en un espejo cercano - dijo a su padre con una sonrisa indicándole que tenía un buen ejemplo en ellos.

Reunidos todos a la mesa en casa de Viky el día de Nochebuena, hicieron que la armonía reinara a pesar de la situación difícil del matrimonio O´Connor. Hasta charlaron amigablemente entre ellos, muy lejos de la frialdad del verano,  cuando se vieron en la mansión.

Brendan no desperdiciaba ocasión de mirar a su mujer y ella le devolvía la mirada.  Quizá fuera el vino de Rioja tomado durante la cena, lo que había disipado un poco la tirantez que tenían o, quizá la lectura de sus vidas lo que les  hizo   recordar otros tiempos difíciles pero también hermosos, en que juntos solucionaron sus problemas.  Pero ahora todo era distinto, porque distinta era su edad y a fuerza de acumular penalidades, las cosas se magnifican.

Dieron por finalizada la sobremesa, entrada ya la madrugada. Luis y Viky llevaron a sus respectivas madres y abuela hasta sus casas. Brendan insistió en tomar un taxi para llegar la hotel, que estaba céntrico y no muy lejos del domicilio de su familia.

Iris sentada en la sala ante  el libro de su hija, se había desvelado. Habían pasado una noche muy agradable en la que habían aparcado sus diferencias para no violentar a las personas que les acompañaban en la cena.  Se puso las gafas y comenzaba a leer de nuevo el relato, cuando el teléfono sonó insistentemente.  Se sobresaltó pensando en que algo malo podría haber ocurrido y descolgó nerviosa

- ¿ Quién es ?
- Iris soy Brendan, ¿ Te has asustado?
- ¡ Naturalmente que me he asustado ! Estamos todos fuera de casa, pensé que te pòdía haber ocurrido algo en el taxi. Pensé en Philip, en un accidente. Pensé en mil cosas y ninguna buena. .   ¿sabes la hora que es ?
- Te ruego me perdones, no era esa mi intención
- Está bien. Afortunadamente no ha ocurrido nada malo. ¿ Qué es lo que quieres?
- Verás, no he tenido ocasión de hablar contigo de ello. . . Quería saber si podríamos hablar ahora
- ¿ Ahora ?
- Si ¿ estás ya en la cama ?
- No, estoy desvelada.  Estaba leyendo de nuevo la novela de Viky


- Es magnífica ¿ no crees ?
-¡ Ya lo creo que si ! ¿ Es eso lo que quieres decirme ?
- No . Es referente a algo que he pensado para ellos
- Lo hablamos mañana ¿ no ?
- Es que yo regreso mañana -. Iris se quedó pensando. Le extrañaba todo aquello; aunque regresase a mediodía, tenían toda la mañana para hablar. ¿ Qué sería de lo que quería hablar, de la separación oficial ?    El corazón le dio  una punzada.  No se lo había planteado, pero era lógico pensar que  tenían que arreglar su situación .
- Bueno da igual, ya no voy a dormir - pensó- Está bien.  Si quieres ahora, por mi no hay inconveniente
- De acuerdo en un rato estoy allí

Iris intrigada no hacía más que pensar en lo que Brendan tenía que decirla.  Pensaba que ese " los chicos ", debía ser una excusa para algo: o pedirla la separación, o  para tratar de una reconciliación.¡ Pero a esas horas!. . .  Estaba con sus pensamientos dándole vueltas, cuando el timbre del portero automático sonó estridente en el silencio de la noche

- Ábreme, por favor, soy yo -. Abrió la puerta y ante ella  estaba Brendan


- ¿ Qué ocurre, es algo tan urgente?
- No, no es urgente.  Es algo que se me ha ocurrido y quería encargártelo, puesto que vas a estar más días aquí.  Pero primero, si no te importa, dame un café caliente. La madrugada está siendo muy fría y estoy algo destemplado
- ¡ Claro ! Ahora te lo doy. Yo también tomaré otro; efectivamente hace mucho frío
- ¿ Puedo ir contigo a la cocina y te voy explicando todo?  No tardaré mucho
- Por supuesto, ven. Pero quítate el abrigo, si no cuando vayas a salir, te quedarás helado-. Era una conversación trivial, intrascendente, pero normal,  sin malas caras ni tirantez
- Bueno, pues tú dirás - dijo Iris mientras cargaba la cafetera y disponía en una bandeja el servicio de café
- El apartamento que tienen es muy pequeño y, aunque está bien para ellos, es de esperar que puesto que Luis ya está trabajando en el hospital, cuando termine la residencia, pensarán en tener hijos. . . Se me había ocurrido regalarles por  Navidad un piso más amplio. Yo, ya ves, ando siempre mal de tiempo y puesto que tu vas a quedarte más días, te encargaras de ello. Pienso en que busques en alguna inmobiliaria alguno que te guste.  Te haría la transferencia de su importe a donde me indicases y... podérselo ofrecer como regalo navideño
- Me parece bien, pero se lo compraremos a medias. También es mi hija
- De acuerdo, si así lo prefieres
- Bien. Mañana mismo me pondré manos a la obra. Has tenido una buena idea. Espero no lo rechacen
- No creo. Ya ha pasado el tiempo suficiente como para conocernos y saber que no lo hacemos por otro motivo que no sea el de  ayudarles
- De acuerdo. Ven vayamos a la sala a tomar el café. La calefacción está encendida y allí  está más caliente. -.Al entrar en la sala,  Brendan observó que sobre el futuro libro había unas gafas que sin duda eran de ella


- ¿ Usas gafas  para leer ?
- Si, ya ves. Me alargaba lo que leía tanto, que llegó un momento en que los brazos no me daban de si - dijo riéndose.  Era la primera vez en mucho tiempo que Brendan  la veía reir
- ¿ Cuándo va acabar ésto?
- Mucho me temo que será as mientras viva. Confío en que no vaya a más - dijo Iris risueña, siguiendo la broma
- No me estoy refiriendo a las gafas, me refiero a lo nuestro.  Te he perdido perdón, he reconocido que metí la pata. Estoy tomando mi propia medicina, pero no me das tregua. Lo estoy pasando mal, todo lo mal que puedas imaginar y que  me arrepentiré de lo que hice  el resto de mi vida. Que te sigo queriendo con desesperación porque te he perdido, porque tu frialdad me duele como un cuchillo y, porque ya no puedo soportarlo más -.  Ella le escuchaba seria. No esperaba esa declaración - No sé qué hacer, cómo convencerte de todo ello, cómo hacer para volver a empezar, para que me dieras una oportunidad. Te aseguro que no puedo más.

Unas tenues lágrimas se deslizaban por el rostro de Brendan y una Iris pálida, seria, le escuchaba sin articular palabra.  Él esperaba reproches, respuesta a todo lo que la había confesado, pero ella no articulaba palabra, lo que interpretó que la situación sería la misma, y tomando su abrigo decidió salir de allí
- No te vayas - fue la respuesta de Iris
- ¿ Cómo dices ?
- Que no te vayas. . .
Brendan parado frente a ella, la miraba intensamente como para averiguar en sus ojos lo que aquellas palabras significaban.  No quería hacer conjeturas. No quería hacer interpretaciones precipitadas, porque si no era lo que estaba insinuando, el dolor sería mayor.  Ella avanzó hacia él y tomándole la cara con ambas manos, le besó, como hacía tiempo no hacía. La respuesta de Brendan fue un abrazo tan fuerte que a penas podía respirar.  Todo empezaba a arreglarse



Fundidos en un interminable abrazo, ambos esposos lloraban , con  un llanto silencioso, pero intenso. No hablaban, no hacía falta, por ellos lo hacían sus emociones, sus sentimientos, su interminable amor a pesar de todo

- Te quiero Brendan, te quiero. Siempre ha sido así, y siempre lo será
- Mi vida,. Porque eres mi vida entera. Eres mi centro, lo eres todo. No sé qué haría si no te tuviera. Te quiero con desesperación, eres el aire que respiro. Iris, mi  Iris

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