jueves, 22 de diciembre de 2016

El chico de mis sueños - Capítulo 7- Ruptura - Mi vida con un actor

Estaba furiosa y la rabia me nublaba la visión y las lágrimas se agolpaban en mis ojos. Iba buscando, sin mirar, algún taxi cuando unos faros me deslumbraron. Era el vehículo de los estudios que venía a recogernos.  Para colmo hacía rato que comenzó a llover.  Mi ropa estaba mojada.  Algo raro debió notar Nicolás, porque se apeó rápidamente del coche y vino a mi encuentro

—Señorita ¿Qué le ocurre, qué le ocurre ¿A dónde va ?

  Yo le miré y le pedí que me ayudara a encontrar un taxi, a lo que él me respondió:

—A estas horas no hay nada por aquí. Venga, entre en el coche y yo iré a buscar al señor
—Es que no quiero ir con él, no quiero verle
—Pero ¿Qué le ha ocurrido, ha discutido? El es muy educado con todo el mundo...
—Si, si lo es para todos, pero me  exige más de lo que puedo tolerar, así que no volveré a trabajar más con él.



Tragándome el orgullo, no tuve más remedio que sentarme al lado del chófer, sin mirar atrás ni una sola vez  Maxim iba mirando por la ventanilla todo el trayecto,  dejé de llorar, delante de él no lo haría. Al  ver que mi ropa estaba mojada, se quitó su chaqueta y me la dio para reemplazar  la mía. Ni siquiera le miré.  Sólo dije " gracias".  Y en verdad se lo agradecí, pues estaba muerta de frío. De esta manera llegué a mi domicilio; estreché la mano del conductor para despedirme y con paso ligero me dirigí al portal.  Detrás de mi llegó Maxim, que asiéndome por el brazo dijo:

  —Vamos, vamos no ha sido para tanto. Perdóname, quizá salía nervioso y lo pagué con quién menos debía. Por favor no te vayas; eres mi mano derecha. Por favor,  perdón...

 Pero  estaba resuelta a dar fin a aquella situación y, soltándome de su mano, le dije:

—No Maxim, estoy harta y ya no le aguanto. Sólo deseo que sea más prudente con la persona que me substituya., yo no seré.   Buenas noches

 Me quité su chaqueta y se la devolví, quedando la mía en la furgoneta, pero ni siquiera la reclamé.

Abrí el portal y me dirigí al ascensor, sintiendo en mi nuca la profunda mirada del actor.  Cuando llegué a casa, tiré los zapatos y  el bolso . Llena de rabia, pena, nervios y no sé cuántas cosas más, fui al cuarto de baño y solté el agua de la bañera. Tomaría un baño caliente de agua con sales para relajarme. Tenía que tener la mente fría para redactar mi dimisión que debía ser concisa y sin lugar a tergiversar sus términos.  Permanecí en la bañera llorando,  hasta que el agua se quedaba fría. Yo pensaba en todo lo ocurrido y además de la rabia sentía una pena inmensa por la forma en que habíamos terminado. La atracción que sentía por Maxim, era fatal para mi . Era un hombre muy guapo, correcto y cariñoso, pero no llegaba a entender el cambio tan brusco que había sufrido.

Me vestí y abrí el ordenador dispuesta a redactar mi renuncia. Decidí no dar más explicaciones que las precisas: por incompatibilidad con la vida diaria....  sin más. Firmé y pulse la tecla de enviar, directa al ordenador de Maxim y una copia al de Ed y otra a Recursos Humanos.  De esta forma cerré bruscamente mi colaboración con Maxim Green, el actor de moda que se rifaban todas las actrices para trabajar con él.

Pasó algo más de un año , no recuerdo muy bien. Empezaron los spots y reportajes de la próxima película  a estrenar  de la causante de nuestra ruptura y que estaba causando gran expectación.  Para la fecha de su estreno estaba anunciada la presencia, además de los dos protagonistas, infinidad de actores y actrices y directores de revistas de Sociedad, . Todas relacionadas con ese mundillo.  Yo sentía curiosidad de verla y para ello saqué una entrada y fui a su estreno, pero pasando inadvertida ya que irían personas que conocía de cuando mi  colaboración con el actor.

Nadie se percató de mi presencia y cuando comenzaron los títulos de créditos, salí de la sala antes de que los actores recibieran los aplausos de los asistentes. Era una película buena, con las escenas "calientes" que imaginaba y eso me molestó  Muchos de los asistentes y por temor a la aglomeración, tuvieron la misma idea que yo, el caso es que nos amontonamos a la salida dando lugar a que salieran los actores. Ya estaba en la calle y me dirigía al aparcamiento en donde había dejado el coche, cuando vi de espaldas a mi y,   a cierta distancia, a Maxim, que charlaba amigablemente con al actriz y con algunas otras personas: sin duda comentando el éxito del film.


A pesar de no estar cerca , cuando llegaba a su altura,  él se giró y me vio . Ninguno de los dos hicimos ningún gesto; éramos dos extraños, como si nunca nos hubiéramos visto. Me introduje en el coche, pero en el primer semáforo observé que otro estaba detrás de mi. No podía ver en su interior, y no sé porqué llamó mi atención, pero no le di más importancia. Había cambiado de domicilio cuando dejé el trabajo. No quería estar localizable y no se me ocurrió nada mejor que irme  a otro barrio.
Llegué a casa y me estaba preparando un café cuando sonó el portero automático y por su visor le vi Qué hacia allí?
 Efectivamente Maxim era el coche que me había seguido. pulsé el botón de apertura preguntándome que querría. Pronto lo supe... Abrí la puerta y por unos instantes permanecimos los dos frente a frente sin pronunciar palabra, sólo mirándonos muy serios.  Maxim dio un  paso al frente y tomándome por la cintura me abrazó apasionadamente

Yo no sabía qué decir, no me salían las palabras. Pero no hizo falta. Me vi abrazándole y en ese instante supe que no era atracción lo que por él sentía. Era algo más fuerte, más profundo, quizá Maxim estaba percibiendo lo mismo que yo. Nos besamos una y otra vez. No necesitábamos decir nada, los dos sabíamos lo que aquello representaba.  Lo siguiente fue una noche apasionada, de infinito amor y entrega. El amanecer nos sorprendió despiertos uno al lado del otro. El me daba unas explicaciones, yo le replicaba, pero ambos hablamos y supimos que todo aquello que habíamos vivido y que queríamos ignorar nos había llevado a ese instante: nos amábamos aunque no quisimos darnos cuenta, es decir, no quise darme cuenta yo, porque él en repetidas ocasiones trato de hacérmelo saber, no permitiendo mi actitud ir más allá.


Ambos sabíamos que nuestras vidas estarían separadas. Nuestros mundos eran distintos. El amaba su carrera, era oxígeno para su vida y por otro lado estaba yo. Estaba dispuesto a dejar todo para seguirme, pero yo no lo podía permitir porque eso hubiera sido el fin de nuestra relación. Siempre hubiera habido un reproche por su parte por haberle hecho abandonar el cine. Yo no entraba en ese mundo, no me gustaba, no podía ver impasible cómo se besaba con otra mujer , como la abrazaba. Sólo el pensarlo me oprimía la garganta: sentía unos celos difíciles de soportar. Era imposible, debíamos separarnos y seguir cada uno nuestro camino. Así lo hicimos. Nos dimos el último beso, el último abrazo, nos dijimos por última vez "te quiero". Cuando cerró la puerta, me recosté en ella y rompí a llorar

—¿ Por qué es todo tan difícil? ¿Por qué?

No nos volvimos a ver y cada uno seguimos adelante con  el recuerdo de aquella noche maravillosa, la única que tuvimos a pesar de amarnos locamente.  Supe por las revistas y la televisión que tuvo bastantes romances con distintas mujeres. Unos duraban más que otros, todos,  no demasiados largos. A pesar de que en las fotografías  se le veía sonriente y feliz, yo sabía que no lo era: el gesto del entrecejo estaba cada vez más profundo.

Supe que Ed vivía en Puerto Rico, feliz con su mujer   ¡Se había casado ! Había cumplido su deseo : tenía gemelos.

De vez en cuando me llamaba por teléfono y me enviaba fotografías de sus pequeños, y hasta estuve con ellos en un par de ocasiones. Nuestra amistad se había hecho muy profunda.

 Y eso fue todo, querido amigo.  Ahí acabó la  historia de amor- odio entre un actor famoso y su asistente personal.

De esta forma,  Eva , que estaba sentada frente al periodista que la había entrevistado, narró la parte de su vida junto al actor. El reportero apagó la grabadora. Durante todo el tiempo escuchó todo lo que ella le había confiado, no le formuló ninguna pregunta, no hacía falta. Ella le había narrado sus vivencias y en el transcurso de su relato, algunas veces sus ojos se habían nublado por las lágrimas, pero siguió adelante.

Eva pidiendo disculpas,  se levantó y fue a preparar un café con que obsequiar al entrevistador. No comprendía el porqué de aquello; ella no era famosa ni desempeñaba un trabajo relevante. Conoció a aquel periodista cuando era becario.  Un día en el estudio le pidió que intercediera ante Maxim para que le concediera una entrevista para conseguir un puesto fijo en su revista. Por la mediación de Eva, la consiguió y consiguió su contrato. En agradecimiento él le envió un hermoso ramo de rosas y derivó en  una amistad que perduró a través del tiempo. 
Ante la pregunta de ella, del por qué esa entrevista, él  respondió:


—Me pareció interesante. Se dice que detrás de un gran hombre, hay una gran mujer. Voy a abrir una serie de reportajes de personalidades de distintas especialidades y quise empezar por Maxim, que goza de todas mis preferencias, como puedes comprender, y claro, detrás de él estabas tú. 

  Ambos rieron y junto con el café, Eva depositó encima de la mesa unos dulces y una botella de Jerez, que tomaron mientras derivaba la conversación hacia cosas intrascendentes.

—¡ Ya es de noche ! Gracias Eva te agradeceré siempre la deferencia que tienes conmigo
—Para eso están los amigos, y tú nos trataste siempre muy bien.
—  ¿Puedo pedirte una última cosa?— dijo el reportero
— ¡Claro! Sabes que si.  ¿ Qué es ello ?
—Deseo hacerte una foto. Pero algo especial.
— No desearía salir en el reportaje. No quisiera ser reconocida por alguien
— ¿ Cuando dices ese alguien, te refieres a Maxim?
— Si. A él me refiero
— No te preocupes. Te mandaré a una fotógrafa amiga mía, muy buena, a ella se le ocurrirá algo
-—Si es así ... de acuerdo
-—Bien. Mañana te llamo... o bien te llamará ella

Se dieron dos cariñosos besos en las mejillas. Al tiempo de esto, él  apretó un brazo cariñosamente en sentido de que había comprendido todo el relato que había escuchado.  Eva aún estaba loca por Maxim, aunque ella no lo hubiera mencionado.

 La fotografía resultó espectacular.  Eva parecía una estrella de cine insinuante, sin mostrar nada pero dejando claro que tenia una belleza poco común. Cuando el periodista la vio en la tirada de la revista, comentó:



- No me extraña que Maxim perdiera la cabeza por ella.

1 comentario:

  1. Su situación laboral se hacía insostenible. Mejor poner tierra de por medio

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