Una vez el ritual del sepelio se cumplimentó, sólo quedaba viajar a España y comunicar a Lucía, la triste noticia del fallecimiento de Peter. ¿ Estaba preparado para esa misión? Pensaba que su hermano le había exigido demasiado, pero claro, él no conocía los sentimientos que albergaba respecto a su novia. Cuando comprobó que sus padres asimilaban poco a poco lo ocurrido, decidió preparar el viaje y tratar de cumplir la misión que le había encomendado.
Su llegada a Madrid fue a primera hora de la mañana , Se dirigió al domicilio de la chica, y el portero le dijo que acababa de salir a su trabajo, y que hasta mediodía no regresaría. Miró el reloj y comprobó que tenía muchas horas por delante hasta poder verla. Paró un taxi y dio la dirección del hotel que previamente había reservado.
Una vez instalado, volvió a leer la carta de Peter, y estudió mentalmente la forma en que le comunicaría su fallecimiento y su decisión de que le acompañase a América. Averiguó la dirección de la Embajada y hacia allí se dirigió para recabar información para el traslado de Lucia y fijar su residencia en Estados Unidos. Una vez informado por el secretario de embajada de los requisitos necesarios , comprobó que casi era la hora en que Lucía volviera a su domicilio, y hacia alli se encaminó. De cómo la chica recibió la noticia, ya lo conocemos por capítulos anteriores. Y ahora retomemos la historia tras la primera noche que Sean pasó en casa de Lucía tras conocer el fallecimiento de Peter.
Lucía hizo su aparición en el salón cuando Sean contemplaba el panorama que se divisaba desde el ventanal . Al escuchar los pasos de ella, se giró y al contemplar que el rostro de ella seguía desencajado, se alarmó y dibujando la mejor de sus sonrisas se le acercó
- Buenos días ¿ Has podido dormir?
-La verdad es que no- respondió ella
- Yo tampoco. Por más que lo he tratado, no lo he conseguido. La diferencia horaria me tiene algo despistado- respondió para relajar el hielo existente entre ambos.
Le miró de frente, como si fuera la primera vez que le viera, y entonces se fijó en el gran parecido que tenía con Peter, lo que acrecentó aún más su congoja. Los ojos se le volvieron a llenar de lágrimas,
- Voy a preparar el desayuno - dijo apresuradamente para salir de la estancia
- Yo te ayudo - respondió él
-No es necesario, de verdad
- Lo se, pero quiero ayudar
- Está bien. Como quieras. Vamos a la cocina
Cuando todo estuvo preparado, se sentaron uno frente al otro y Sean, comenzó a relatar los planes que habían trazado para ella
- Ignoro si mi hermano te diría algo en esa carta, pero a mi también me escribió otra dándome instrucciones de cómo proceder; después te la enseñaré. Peter quería que vinieras a vivir con nosotros como un miembro más de la familia. Me hizo expresamente ese encargo
- Pero yo no pinto nada en América.
-¡ Claro que pintas ! Te ibas a casar con mi hermano, ibas a ser uno más de los nuestros. Ahora eso no será posible, pero si debes vivir con nosotros. Aquí no tienes a nadie y allí estarías en casa , como una hija. A mi madre le haría mucho bien tenerte allí; es como si Pieter aún estuviera
- Os lo agradezco, pero creo que no es oportuno. Además ¿ qué haría alli? Apenas se manejarme con el idioma, y necesito trabajar
- Pues trabaja en casa. Te aseguro que nos harías un favor. Me ayudarías en la oficina, y respecto al idioma poco a poco lo irás aprendiendo. Ayer estuve en la Embajada, mientras hacía tiempo a que tú llegaras de trabajar, y no hay problema en que te vengas. Sólo necesitas el pasaporte y un visado.
- Sean..., es una oferta muy tentadora, y de haber vivido Peter, no lo hubiera dudado ni un minuto, pero ahora él ya no está, y necesito acostumbrarme a esa idea. Allí todo serían recuerdos suyos y mucho más doloroso.
- ¿ Crees acaso que aquí no le vas a recordar ? Tenemos que aprender a vivir con la angustia constante de no poderle tener . ¿ Crees que ha sido fácil este viaje para mi ? Yo veneraba a mi hermano; era mi referente, mi ejemplo a seguir, y él era más que un hermano. Era mi confidente y yo el suyo. Mira me mandó una fotografía tuya para que te conociera, antes incluso que a mis padres- y sacando la cartera, le mostró la foto que Peter le envió en su día.
Ella estaba sorprendida. Nunca se lo había mencionado, a pesar de que hablaba a menudo de su familia. Sean observaba a Lucia detenidamente, sus reacciones, sus dudas... Creía que estaba a punto de convencerla. Sólo tenía que insistir un poco más para que diera su beneplácito. Pensó en no insistir de momento
- Piénsatelo. Esta noche llamare a mis padres y trataré que hablen contigo. Me tendrás que decir el horario que tienes en la oficina para que estés en casa cuando ellos les llame
- Aún no he aceptado
- Cierto, pero creo que sería una buena oportunidad para conocernos mejor. Si no te gusta mi pais, si no te sientes a gusto, siempre puedes volver a España. Dejaremos el piso cerrado y encargaremos a alguien que lo limpie, así siempre estará disponible
- Pero yo no puedo mantenerlo hasta que no tenga un trabajo
- Si te vienes, correrá todo de mi cuenta. Serás de la familia y las familias se ayudan. Desde allí domiciliaremos en el banco el importe de los recibos para tenerlo siempre al corriente de los pagos. Está todo muy pensado, Lucía. Durante todos estos días no he hecho otra cosa más que trazar un plan para poder cumplir con los deseos de Peter. ¿ Tienes algo que preguntarme ? ¿ Deseas saber algo más?
-Sólo déjame que lo piense. Y sí, me encantará hablar con tu madre. Peter la adoraba; bueno en realidad os quería mucho a todos.- fue su respuesta.
Y esa noche habló con Nancy.Necesitó la intermediación de Sean, ya que ella no dominaba el inglés y Nancy no hablaba castellano, pero entre unos y otros consiguieron entenderse. Nancy no podía reprimir el llanto al hablar con ella: se trataba de la mujer de la que su hijo se había enamorado y pensaba casarse en cuanto se licenciase. Dedicó a Lucía las palabras más cariñosas e insistió en que regresara con Sean y que aquella era su casa. Al colgar el teléfono, ambas lloraban desconsoladamente de emoción. Le había tocado la fibra sensible, al escuchar las palabras dulces de aquella madre desgarrada de dolor por el hijo muerto.
- Sean... déjame que lo piense, mañana te daré la respuesta.
- Está bien. Cuando creas conveniente.
El corazón de Sean le saltaba en el pecho, ante la posibilidad de que vivieran juntos. Sabía que era un imposible, que estaba muy lejos de hacerse alguna ilusión, pero sólo con verla, se conformaba. La quería demasiado, y por ella haría cualquier sacrificio, aunque tuviera que cerrar bajo setenta llaves a aquel corazón que latía desbocado por aquella joven, que ni siquiera imaginaba, los sentimientos que había provocado en aquel hombre.
Ella se quedó sola en casa y él salió rumbo al hotel. Quedaron en ir juntos a la Embajada y comenzar la tramitación de los documentos requeridos. El recuerdo de Peter se agigantaba más, y en lugar de atenuar su desesperación, la incrementaba la idea de la marcha. Se sentía insegura, con muchas dudas. Se iba a un país extraño, con una familia extraña y con un extraño idioma. ¿ Cómo se comunicaría con ellos ? A pesar de tener facilidad para los idiomas, una cosa era la academia y otra hablar con la gente día a día. Se sentiría aislada, por mucho que contara con Sean; pero él no iba a estar todo el día pegado a ella: tenía un trabajo que hacer. ¿ Cómo sería Sean en el día a día ? Ni siquiera le había preguntado si tenía novia, si vivía con sus padres... No sabía nada de ninguno de ellos. "¡Estás loca !", decía su yo interior. Pero no quería pensarlo ni volverse atrás. La charla con Nancy, sus cariñosas palabras, la habían convencido. Por otro lado ¿ qué más daba ? Aquí no tenía a nadie que la retuviese, y al menos allí podría poner unas flores en su tumba.
- Por cierto, ni siquiera se cómo se llama el lugar en donde viven . Creo que Peter me dijo que cerca de Austin. ¡ Dios mio vivir en el campo ! ¡ Pero si me dan miedo hasta las hormigas ! - Una congoja le subió hasta la garganta, y se sintió más indefensa y vulnerable que nunca.
- Si al menos estuviera Peter. Peter, Peter... ¿ por qué te alistaste ? ¿ por qué no pudiste trabajar en la granja junto a tu hermano ? No seas insensata - repitió su voz interior- no le hubieras conocido. Pasó, porque era soldado y tu estudiabas idiomas...Peter, Peter ¡ cuánto voy a echarte de menos ! , y rompió a llorar nuevamente.
Pidió permiso en la oficina, y junto a Sean, se encaminó a la Embajada. Iba nerviosa; nunca había estado en un sitio como ese. Fueron recibidos por el embajador, toda vez que Sean se había identificado como hermano de un caído en la guerra. El embajador Lodge fue muy amable con ellos. Estaba a punto de cumplir su tiempo en España, país en el que vivía a gusto y lamentaba tener que abandonar. Sean, explicó nuevamente lo ocurrido a su hermano y la situación de Lucía. A pesar de las buenas palabras del embajador, el resultado fue que podría permanecer en USA en calidad de estudiante durante unos meses, y después deberían seguir un protocolo para conseguir la residencia
- Creo que debemos dejarlo - fue lo que dijo a Sean a la salida
- No, ni hablar. Te vienes conmigo y después ya veremos. Tenemos hilos que tocar y verás como lo conseguimos
-Pero...
- No hay peros que valgan. Te vienes. Ya está decidido
- Oye, eres muy mandón
- Eres como mi hermana pequeña. No dormiría tranquilo si no pudiera cumplir con el mandato de Peter
- Ya...- es todo lo que respondió Lucia
-Deberás despedirte de tu trabajo. Quiero salir en un par de días , a ser posible
- ¿ Tan pronto ?
- Si tan pronto.
Lo que en realidad temía Sean, es que ella se arrepintiera de ir a Estados Unidos, y ahora que la había conocido, no soportaría separarse de ella. A veces le daban ganas de confesar la verdad, de decirla que se moría de ganas por abrazarla, por cuidarla y protegerla. Que estaba loco por ella y que en realidad lo que deseaba era que fuera su esposa. Si se casaran no tendría tantos problemas para la residencia, y si por él fuera, lo haría al día siguiente. Pero debía callar, ocultar la verdad de sus sentimientos. Aún estaba caliente el cuerpo de su hermano y sería como traicionarle, aunque creo que él aprobaría su matrimonio, pero ¿ y ella ? No podía confesar su amor. No podía decirla que quedó hechizado cuando la vio, que aprendió su idioma porque al pronunciar cada palabra en castellano, sería la misma que ella utilizaría , y era una caricia a falta de las reales.
Quizá cuando se conocieran más y ella olvidase a Peter, pudiera tener alguna oportunidad de acercamiento. Habría de tener paciencia y calma, y ganársela día a día. Pero ¿ tendría paciencia ?
Su llegada a Madrid fue a primera hora de la mañana , Se dirigió al domicilio de la chica, y el portero le dijo que acababa de salir a su trabajo, y que hasta mediodía no regresaría. Miró el reloj y comprobó que tenía muchas horas por delante hasta poder verla. Paró un taxi y dio la dirección del hotel que previamente había reservado.
Una vez instalado, volvió a leer la carta de Peter, y estudió mentalmente la forma en que le comunicaría su fallecimiento y su decisión de que le acompañase a América. Averiguó la dirección de la Embajada y hacia allí se dirigió para recabar información para el traslado de Lucia y fijar su residencia en Estados Unidos. Una vez informado por el secretario de embajada de los requisitos necesarios , comprobó que casi era la hora en que Lucía volviera a su domicilio, y hacia alli se encaminó. De cómo la chica recibió la noticia, ya lo conocemos por capítulos anteriores. Y ahora retomemos la historia tras la primera noche que Sean pasó en casa de Lucía tras conocer el fallecimiento de Peter.
Lucía hizo su aparición en el salón cuando Sean contemplaba el panorama que se divisaba desde el ventanal . Al escuchar los pasos de ella, se giró y al contemplar que el rostro de ella seguía desencajado, se alarmó y dibujando la mejor de sus sonrisas se le acercó
- Buenos días ¿ Has podido dormir?
-La verdad es que no- respondió ella
- Yo tampoco. Por más que lo he tratado, no lo he conseguido. La diferencia horaria me tiene algo despistado- respondió para relajar el hielo existente entre ambos.
Le miró de frente, como si fuera la primera vez que le viera, y entonces se fijó en el gran parecido que tenía con Peter, lo que acrecentó aún más su congoja. Los ojos se le volvieron a llenar de lágrimas,
- Voy a preparar el desayuno - dijo apresuradamente para salir de la estancia
- Yo te ayudo - respondió él
-No es necesario, de verdad
- Lo se, pero quiero ayudar
- Está bien. Como quieras. Vamos a la cocina
Cuando todo estuvo preparado, se sentaron uno frente al otro y Sean, comenzó a relatar los planes que habían trazado para ella
- Ignoro si mi hermano te diría algo en esa carta, pero a mi también me escribió otra dándome instrucciones de cómo proceder; después te la enseñaré. Peter quería que vinieras a vivir con nosotros como un miembro más de la familia. Me hizo expresamente ese encargo
- Pero yo no pinto nada en América.
-¡ Claro que pintas ! Te ibas a casar con mi hermano, ibas a ser uno más de los nuestros. Ahora eso no será posible, pero si debes vivir con nosotros. Aquí no tienes a nadie y allí estarías en casa , como una hija. A mi madre le haría mucho bien tenerte allí; es como si Pieter aún estuviera
- Os lo agradezco, pero creo que no es oportuno. Además ¿ qué haría alli? Apenas se manejarme con el idioma, y necesito trabajar
- Pues trabaja en casa. Te aseguro que nos harías un favor. Me ayudarías en la oficina, y respecto al idioma poco a poco lo irás aprendiendo. Ayer estuve en la Embajada, mientras hacía tiempo a que tú llegaras de trabajar, y no hay problema en que te vengas. Sólo necesitas el pasaporte y un visado.
- Sean..., es una oferta muy tentadora, y de haber vivido Peter, no lo hubiera dudado ni un minuto, pero ahora él ya no está, y necesito acostumbrarme a esa idea. Allí todo serían recuerdos suyos y mucho más doloroso.
- ¿ Crees acaso que aquí no le vas a recordar ? Tenemos que aprender a vivir con la angustia constante de no poderle tener . ¿ Crees que ha sido fácil este viaje para mi ? Yo veneraba a mi hermano; era mi referente, mi ejemplo a seguir, y él era más que un hermano. Era mi confidente y yo el suyo. Mira me mandó una fotografía tuya para que te conociera, antes incluso que a mis padres- y sacando la cartera, le mostró la foto que Peter le envió en su día.
Ella estaba sorprendida. Nunca se lo había mencionado, a pesar de que hablaba a menudo de su familia. Sean observaba a Lucia detenidamente, sus reacciones, sus dudas... Creía que estaba a punto de convencerla. Sólo tenía que insistir un poco más para que diera su beneplácito. Pensó en no insistir de momento
- Piénsatelo. Esta noche llamare a mis padres y trataré que hablen contigo. Me tendrás que decir el horario que tienes en la oficina para que estés en casa cuando ellos les llame
- Aún no he aceptado
- Cierto, pero creo que sería una buena oportunidad para conocernos mejor. Si no te gusta mi pais, si no te sientes a gusto, siempre puedes volver a España. Dejaremos el piso cerrado y encargaremos a alguien que lo limpie, así siempre estará disponible
- Pero yo no puedo mantenerlo hasta que no tenga un trabajo
- Si te vienes, correrá todo de mi cuenta. Serás de la familia y las familias se ayudan. Desde allí domiciliaremos en el banco el importe de los recibos para tenerlo siempre al corriente de los pagos. Está todo muy pensado, Lucía. Durante todos estos días no he hecho otra cosa más que trazar un plan para poder cumplir con los deseos de Peter. ¿ Tienes algo que preguntarme ? ¿ Deseas saber algo más?
-Sólo déjame que lo piense. Y sí, me encantará hablar con tu madre. Peter la adoraba; bueno en realidad os quería mucho a todos.- fue su respuesta.
Y esa noche habló con Nancy.Necesitó la intermediación de Sean, ya que ella no dominaba el inglés y Nancy no hablaba castellano, pero entre unos y otros consiguieron entenderse. Nancy no podía reprimir el llanto al hablar con ella: se trataba de la mujer de la que su hijo se había enamorado y pensaba casarse en cuanto se licenciase. Dedicó a Lucía las palabras más cariñosas e insistió en que regresara con Sean y que aquella era su casa. Al colgar el teléfono, ambas lloraban desconsoladamente de emoción. Le había tocado la fibra sensible, al escuchar las palabras dulces de aquella madre desgarrada de dolor por el hijo muerto.
- Sean... déjame que lo piense, mañana te daré la respuesta.
- Está bien. Cuando creas conveniente.
El corazón de Sean le saltaba en el pecho, ante la posibilidad de que vivieran juntos. Sabía que era un imposible, que estaba muy lejos de hacerse alguna ilusión, pero sólo con verla, se conformaba. La quería demasiado, y por ella haría cualquier sacrificio, aunque tuviera que cerrar bajo setenta llaves a aquel corazón que latía desbocado por aquella joven, que ni siquiera imaginaba, los sentimientos que había provocado en aquel hombre.
Ella se quedó sola en casa y él salió rumbo al hotel. Quedaron en ir juntos a la Embajada y comenzar la tramitación de los documentos requeridos. El recuerdo de Peter se agigantaba más, y en lugar de atenuar su desesperación, la incrementaba la idea de la marcha. Se sentía insegura, con muchas dudas. Se iba a un país extraño, con una familia extraña y con un extraño idioma. ¿ Cómo se comunicaría con ellos ? A pesar de tener facilidad para los idiomas, una cosa era la academia y otra hablar con la gente día a día. Se sentiría aislada, por mucho que contara con Sean; pero él no iba a estar todo el día pegado a ella: tenía un trabajo que hacer. ¿ Cómo sería Sean en el día a día ? Ni siquiera le había preguntado si tenía novia, si vivía con sus padres... No sabía nada de ninguno de ellos. "¡Estás loca !", decía su yo interior. Pero no quería pensarlo ni volverse atrás. La charla con Nancy, sus cariñosas palabras, la habían convencido. Por otro lado ¿ qué más daba ? Aquí no tenía a nadie que la retuviese, y al menos allí podría poner unas flores en su tumba.
- Por cierto, ni siquiera se cómo se llama el lugar en donde viven . Creo que Peter me dijo que cerca de Austin. ¡ Dios mio vivir en el campo ! ¡ Pero si me dan miedo hasta las hormigas ! - Una congoja le subió hasta la garganta, y se sintió más indefensa y vulnerable que nunca.
- Si al menos estuviera Peter. Peter, Peter... ¿ por qué te alistaste ? ¿ por qué no pudiste trabajar en la granja junto a tu hermano ? No seas insensata - repitió su voz interior- no le hubieras conocido. Pasó, porque era soldado y tu estudiabas idiomas...Peter, Peter ¡ cuánto voy a echarte de menos ! , y rompió a llorar nuevamente.
Pidió permiso en la oficina, y junto a Sean, se encaminó a la Embajada. Iba nerviosa; nunca había estado en un sitio como ese. Fueron recibidos por el embajador, toda vez que Sean se había identificado como hermano de un caído en la guerra. El embajador Lodge fue muy amable con ellos. Estaba a punto de cumplir su tiempo en España, país en el que vivía a gusto y lamentaba tener que abandonar. Sean, explicó nuevamente lo ocurrido a su hermano y la situación de Lucía. A pesar de las buenas palabras del embajador, el resultado fue que podría permanecer en USA en calidad de estudiante durante unos meses, y después deberían seguir un protocolo para conseguir la residencia
- Creo que debemos dejarlo - fue lo que dijo a Sean a la salida
- No, ni hablar. Te vienes conmigo y después ya veremos. Tenemos hilos que tocar y verás como lo conseguimos
-Pero...
- No hay peros que valgan. Te vienes. Ya está decidido
- Oye, eres muy mandón
- Eres como mi hermana pequeña. No dormiría tranquilo si no pudiera cumplir con el mandato de Peter
- Ya...- es todo lo que respondió Lucia
-Deberás despedirte de tu trabajo. Quiero salir en un par de días , a ser posible
- ¿ Tan pronto ?
- Si tan pronto.
Lo que en realidad temía Sean, es que ella se arrepintiera de ir a Estados Unidos, y ahora que la había conocido, no soportaría separarse de ella. A veces le daban ganas de confesar la verdad, de decirla que se moría de ganas por abrazarla, por cuidarla y protegerla. Que estaba loco por ella y que en realidad lo que deseaba era que fuera su esposa. Si se casaran no tendría tantos problemas para la residencia, y si por él fuera, lo haría al día siguiente. Pero debía callar, ocultar la verdad de sus sentimientos. Aún estaba caliente el cuerpo de su hermano y sería como traicionarle, aunque creo que él aprobaría su matrimonio, pero ¿ y ella ? No podía confesar su amor. No podía decirla que quedó hechizado cuando la vio, que aprendió su idioma porque al pronunciar cada palabra en castellano, sería la misma que ella utilizaría , y era una caricia a falta de las reales.
Quizá cuando se conocieran más y ella olvidase a Peter, pudiera tener alguna oportunidad de acercamiento. Habría de tener paciencia y calma, y ganársela día a día. Pero ¿ tendría paciencia ?
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