viernes, 25 de marzo de 2016

Lucía - Capítulo 2 - Un amor de fantasía

 Peter cumplió con lo dicho.  Tomaron el Metro y se apearon en la estación en donde Lucía tenía su modesta vivienda.  En el portal se despidió del americano, que al estrechar la mano, la retuvo durante unos instantes

— Bueno.... pues aquí vivo
— Es una bonita calle — replicó Peter—¿ Puedo venir a buscarte en el fin de semana próximo?  Este me toca guardia en la Base
—Pues... No sé qué decirte.  Me parece un poco pronto para tener una cita.  No nos conocemos.  Ni siquiera sabemos cómo nos llamamos


— Oh... Yo soy Peter ¿ Y tú ?
— Yo Lucía
— Bien, pues ya nos conocemos  ¿Puedo venir a buscarte ?
— De acuerdo... Si-—dijo riendo
— ¿ Quieres darme tu número de teléfono para llamarte si surgiera algo?
— No tengo un papel para apuntarlo
— Hazlo aquí.

 -Y extendiendo su mano la sonrió y ella se derritió al verlo

— Seguro que se te borra
—No. Verás —, y sacando una pluma estilográfica se la tendió— Descuida no se borrará

Ella apuntó el número riendo y él complacido la observaba.  Lucía estaba nerviosa.  Era la primera vez que un chico la pedía salir. ¡ Y qué chico ! Guapísimo y además americano.  Parecía un personaje de una de las novelas que ella leía. 

 Cumplido los trámites,  se internó en el portal y él la vió ir.  Antes de subir las escaleras, Lucía se giró, pensando que Peter se habría marchado.  Se puso roja de vergüenza al comprobar que seguía ahí mirándola fijamente.

La semana transcurrió con normalidad: acudía a su trabajo y a Mangold.  Cada vez que pasaba delante de los agrandes almacenes, no podía evitar el sonreír, y apretaba,  contra su pecho, como en un abrazo, la carpeta que llevaba . Le cabía la duda de si la llamaría y vendría a buscarla

— Seguro que en cuanto dio media vuelta, habrá borrado el número. Cómo va a fijarse ese chico tan guapo, en alguien como yo, y además con la pinta que tenía. ¡ Ay !, pero es tan bonito soñar. Algo así le pasó a Violeta en No me olvides. Era una novela preciosa, y con el final lloré, lloré como una boba. La tengo que volver a leer. Sumida en sus pensamientos entró en el instituto de idiomas.  Ahora aprender inglés se le haría más fácil y llevadero.

Y llegó el viernes por la noche, pero Peter no había llamado. En el fondo, ella abrigaba la esperanza de que lo hiciera, pero no hubiera sido lógico.

— Fue una nube de verano ¡ Nunca mejor dicho !— se repitió sonriendo

Cuando se metió en la cama, antes de apagar la luz de la mesilla, imaginó su particular fantasía, y revivió en su cabeza el casual encuentro con Peter e imaginó que la tomaba de la mano y corrían por un campo cubierto de flores y, reían, reían felices. Al final ella caía en los brazos de él y se besaban.  De esta forma, aquella noche se durmió con una sonrisa en su rostro.

Desilusionada se levantó esa mañana. Quizá había puesto demasiadas esperanzas en Peter. En las novelas siempre salían bien, pero claro, la vida real era muy distinta.  Enfadada y resentida, decidió quedar con sus amigas e ir al cine.  Se arregló y después de comer salió en busca de una diversión que la hiciera más llevadera aquella tarde de sábado.  Al salir del portal, se topó de bruces con Peter que la esperaba.  Su cara de asombro denotaba que no  pensaba en que volviera.  El sonriendo  a modo de disculpa comenzó a dar explicaciones

— Antes de que me regañes, escucha lo que ha ocurrido
—No, no te escucho. Eres un malqueda.  No puedes presentarte aquí a estas horas y pretender que salga contigo. Yo he quedado con mis amigas y no les voy a dar plantón.
— Te entiendo y tienes razón, pero escúchame primero y luego me despides y listo
— Está bien. A ver dime
— Me apuntaste en la mano el número de tu teléfono, pero llovía a mares y las manos se me mojaron y la tinta se borró.  No pude recordar el número para avisarte de que iba a llegar algo más tarde.  Debía cumplir con un trabajo de última hora.  Te ruego me perdones y te aseguro que no volverá a ocurrir.  De ahora en adelante llevo una agenda y un bolígrafo. Mira— y le mostró lo que había anunciado
— ¿ Y quién te dice que quiero salir contigo ?
—Me lo dicen tus ojos y tu sonrisa
— Eres un adulador ¿ Lo sabes ?
— No, no lo sabía. Pero ahora si.  Bueno ¿ salimos o no ?
— Tengo que llamar a mis amigas que no me esperen

Buscaron una cabina de teléfono y desde allí rompió la cita con sus amigas, no sin antes aguantar el chaparrón de reproches que éstas le dedicaron.

— Bueno, ya está. Has conseguido que se enfaden conmigo— dijo haciendo un mohín

Él la tomó de la mano, después de depositar un beso en el dorso. Sin darse cuenta pasearon, y pasearon.  Peter le contaba su vida en la base.  Lo aburrida y pesada que le estaba resultando después de haberla conocido

— Pero no seas mentiroso.  Hace una semana que nos hemos visto por primera vez. Así que no me cuentes historias
— Es cierto.  Desde que te vi aquella tarde, empapada por la lluvia pero tan bonita, fue algo inexplicable, pero sentí algo especial.  Sabía que no podía perderte de vista, que quería estar contigo, compartir contigo mis planes , hablar en definitiva de nosotros.
— Peter, todo esto es muy bonito, pero baja a la tierra. Me dices estas cosas para seducirme, pero no soy de esas chicas, así que por favor, no juegues conmigo.
— ¿ Crees que estoy jugando ? Nada más lejos. Deseo que seamos novios, ese es mi pensamiento
— Calla Peter. No te creo. Se que cuando tengas que irte a tu país te olvidarás de mi y seré una anécdota en tu vida
—Nooo... Te lo estoy diciendo en serio. Me he enamorado de ti y cuando me vaya, quiero que vengas conmigo, que nos casemos y comencemos una nueva vida en América.
— ¡Estás loco  ¿Sabes cuántos años tengo? Tengo diecisiete.  Mi madre me mataría si le contase estas cosas que estás diciendo, además, no puedo dejarla sola.  Está delicada de salud y no me tiene más que a mi.  Creo que estás confuso y por eso hablas de esta manera
— No cielo. Se muy bien lo que deseo y eres tu.  Nos llevaremos también a tu madre, así no te separarás de ella
—No sabes lo que dices

 La miraba con ternura y lentamente la fue aproximando hacia él.  La rodeó con sus brazos y la beso. Era la primera vez que ella recibía un beso como aquel. Los chicos que conocía del barrio, lo habían intentado más de una vez, pero sólo consiguieron a penas rozar sus labios.  Peter la mantenía pegada a su cuerpo y sus labios abrasaban, y ella flotaba como en una nube.  Y en ese momento supo que ese chico americano sería el amor de su vida para siempre.



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