La salud de mi abuelo estaba muy quebrantada, su corazón ya no era fuerte cuando salió de la cárcel diez años después. Y dos años más tarde fallecía en Madrid a los setenta años, mientras mi padre estaba en Argentina por motivos de trabajo El día que se despidieron, padre e hijo por tener que partir , fue el más emotivo que pudieron vivir. En casa de mi abuelo, se reunieron todos los hijos. En aquella época no había la facilidad de desplazamiento que ahora, y dieciocho mil kilómetros, eran muchos para una separación, que quizá fuese definitiva.. Él presentía que no se volverían a ver, como así ocurrió.
Contaba mi tia Aurora, que murió pronunciando el nombre de su primera esposa y el de su hijo Antonio. La complicidad entre mi abuelo y su hijo mayor, quizá por ser más afines en carácter, hizo que establecieran una especial unión. Probablemente, mi padre, al perder a su madre a tan temprana edad, depositó en mi abuelo el cariño inmenso que sintiera por ella. Siempre la recordó; ni un sólo día, mientras vivió, se olvidó de la madre que murió tan joven. A penas pasaron unos meses desde el viaje, cuando recibieron una carta desde España, notificando la muerte de mi abuelo.. A pesar de ser una noticia esperada, no por eso fue menos dolorosa. Mi padre se derrumbó y tomó la decisión de volver de nuevo a España. Quizá por dejar atrás sus raíces, no terminaba de encajar en Buenos Aires. Era una ciudad enorme , con distancias inmensas, que para desplazarse de un lado a otro era necesario mucho tiempo; provenían de un Madrid, pequeño, en el que a veces los desplazamientos se podían hacer caminando o en Metro. En cuanto tuvo dinero para los pasajes y para poder atender los gastos más perentorios en Madrid, regresó nuevamente. El reencuentro con sus hermanos fue tan triste como el de la partida, porque faltaba el tronco principal que había unido a todos ellos: el abuelo.
Años más tarde, en vista de que en España no había futuro, ni perspectiva de ello, y teniendo el estigma de "rojo", mi padre tomó la decisión de volver a Buenos Aires y buscar allí lo que en su país se le negaba. Y nuevamente emprendieron el camino de regresar a Argentina e intentarlo allí. Solo que en esta ocasión no serían tres, sino cuatro. Mi hermano ya contaba dieciocho años y yo once. Y allí encontramos paz, trabajo y cariño por parte de todos los que conocimos. Me integré perfectamente en el colegio. Mis profesores y compañeros me observaban cada vez que hablaba; les chocaba mi acento, y me comentaban a veces mis vecinos de pupitre: " che, vos sos gallega, pero no hablás como gallega ". Y yo respondía: "es que no soy gallega, soy de Madrid ", y lo decía con orgullo, con ese orgullo que te da la pertenencia a una familia tan especial como es la mía.
Mi padre falleció en 1986. Mi madre en el año 2000. y mi hermano en 2004. Cuatro años más tarde de fallecer mi padre, murió mi tia Aurora, y así fueron desapareciendo todos. La última ha sido Inés que murió el 26 de Diciembre de 2012. Los hijos de Ángeles también han muerto. De los cinco hijos que tuvo Adela, sólo viven dos. Inés tuvo una hija que vive en la actualidad y está casada y sin hijos. José, el último hijo de mi abuelo, murió con 47 años soltero. Yo me casé y tuve dos hijas; mi esposo falleció en 1996.
Todos están enterrados en el cementerio de La Almudena, excepto mi abuela Inés que está en Alcalá de Henares. Mi abuelo Antonio, falleció en 1951 y reposa en un panteón junto a su segunda esposa María , su hijo Álvaro, y sus hermanos Manuel , Amparo y María.
Mis abuelos fueron buenas personas que jamás hicieron daño a nadie y que vivieron unas circunstancias que les hicieron difíciles la vida, pero que su amor inmenso hizo que saltaran todas las barreras..., menos la de la muerte. Murió absolutamente pobre, al igual que lo eran sus hijos, pero les dejó una inmensa riqueza en valores, y fueron:
"Sed siempre honestos y honrados. Cumplid siempre la palabra que prometáis aunque no haya papel por medio. Ayudad a la gente que lo necesite y haced favores siempre que podáis. No mentir jamás, bajo ningún concepto. Nunca tengáis en cuenta ni la raza, ni la religión ni las posiciones políticas ni sociales. Sed condescendientes, pensad que no todo el mundo opinará como vosotros, aunque creáis que tenéis razón. Respetad siempre al contrario y no hagáis daño a nadie a sabiendas. Y sobre todas las cosas, jamás robéis a nadie aunque os vierais muy necesitados" - Antonio Fernández Quer
He de decir que todos estos lemas se mantienen en mi familia y han llegado hasta nuestros días . Fueron inculcados a sus hijos, y a los hijos de sus hijos. A todos los descendientes de aquellas personas que tuvieron un destino difícil, pero que reinó en sus vidas el amor más grande que se pudiera sentir.
A mi abuela Inés sólo la conozco por las coversaciones familiares, y de mi abuelo Antonio acabo de narrar su trayectoria, Ambos abuelos por parte de mi padre Por parte de mi madre, tampoco pude disfrutarlos. Mi abuelo murió siendo mi madre muy pequeña y mi abuela falleció cuando yo contaba dos años. Tampoco su vida fue fácil ni sencilla. Nacieron en un pequeño pueblo de Ávila y se ganaron la vida malamente, pero con honradez. La tierra en que nacieron se denomina " Ávila de los Caballeros", por la sencillez y formalidad de sus gentes. Fue la tierra de Santa Teresa de Jesus Pero ellos merecen capítulo aparte, que cualquier día narraré. Sólo yo sé, lo que les he echado de menos, a todos ellos.
Recuerdo que cuando era adolescente y en uno de los viajes que realizamos mi padre y yo a Alcalá de Henares, visitamos la tumba de mi abuela, y todavía siento la emoción de mi padre ante la sepultura de su madre, que jamas olvidó . La tumba de Antonio, mi abuelo, la visito con frecuencia en La Almudena . Descansa en paz, Antonio, ya todos estáis juntos de nuevo y seréis completamente felices.
F I N
Antología por: 1996rosafermu ( Septiembre de 2011 )
Fotografías: Archivo 1996rosafermu
Contaba mi tia Aurora, que murió pronunciando el nombre de su primera esposa y el de su hijo Antonio. La complicidad entre mi abuelo y su hijo mayor, quizá por ser más afines en carácter, hizo que establecieran una especial unión. Probablemente, mi padre, al perder a su madre a tan temprana edad, depositó en mi abuelo el cariño inmenso que sintiera por ella. Siempre la recordó; ni un sólo día, mientras vivió, se olvidó de la madre que murió tan joven. A penas pasaron unos meses desde el viaje, cuando recibieron una carta desde España, notificando la muerte de mi abuelo.. A pesar de ser una noticia esperada, no por eso fue menos dolorosa. Mi padre se derrumbó y tomó la decisión de volver de nuevo a España. Quizá por dejar atrás sus raíces, no terminaba de encajar en Buenos Aires. Era una ciudad enorme , con distancias inmensas, que para desplazarse de un lado a otro era necesario mucho tiempo; provenían de un Madrid, pequeño, en el que a veces los desplazamientos se podían hacer caminando o en Metro. En cuanto tuvo dinero para los pasajes y para poder atender los gastos más perentorios en Madrid, regresó nuevamente. El reencuentro con sus hermanos fue tan triste como el de la partida, porque faltaba el tronco principal que había unido a todos ellos: el abuelo.
Años más tarde, en vista de que en España no había futuro, ni perspectiva de ello, y teniendo el estigma de "rojo", mi padre tomó la decisión de volver a Buenos Aires y buscar allí lo que en su país se le negaba. Y nuevamente emprendieron el camino de regresar a Argentina e intentarlo allí. Solo que en esta ocasión no serían tres, sino cuatro. Mi hermano ya contaba dieciocho años y yo once. Y allí encontramos paz, trabajo y cariño por parte de todos los que conocimos. Me integré perfectamente en el colegio. Mis profesores y compañeros me observaban cada vez que hablaba; les chocaba mi acento, y me comentaban a veces mis vecinos de pupitre: " che, vos sos gallega, pero no hablás como gallega ". Y yo respondía: "es que no soy gallega, soy de Madrid ", y lo decía con orgullo, con ese orgullo que te da la pertenencia a una familia tan especial como es la mía.
Mi padre falleció en 1986. Mi madre en el año 2000. y mi hermano en 2004. Cuatro años más tarde de fallecer mi padre, murió mi tia Aurora, y así fueron desapareciendo todos. La última ha sido Inés que murió el 26 de Diciembre de 2012. Los hijos de Ángeles también han muerto. De los cinco hijos que tuvo Adela, sólo viven dos. Inés tuvo una hija que vive en la actualidad y está casada y sin hijos. José, el último hijo de mi abuelo, murió con 47 años soltero. Yo me casé y tuve dos hijas; mi esposo falleció en 1996.
Todos están enterrados en el cementerio de La Almudena, excepto mi abuela Inés que está en Alcalá de Henares. Mi abuelo Antonio, falleció en 1951 y reposa en un panteón junto a su segunda esposa María , su hijo Álvaro, y sus hermanos Manuel , Amparo y María.
Mis abuelos fueron buenas personas que jamás hicieron daño a nadie y que vivieron unas circunstancias que les hicieron difíciles la vida, pero que su amor inmenso hizo que saltaran todas las barreras..., menos la de la muerte. Murió absolutamente pobre, al igual que lo eran sus hijos, pero les dejó una inmensa riqueza en valores, y fueron:
"Sed siempre honestos y honrados. Cumplid siempre la palabra que prometáis aunque no haya papel por medio. Ayudad a la gente que lo necesite y haced favores siempre que podáis. No mentir jamás, bajo ningún concepto. Nunca tengáis en cuenta ni la raza, ni la religión ni las posiciones políticas ni sociales. Sed condescendientes, pensad que no todo el mundo opinará como vosotros, aunque creáis que tenéis razón. Respetad siempre al contrario y no hagáis daño a nadie a sabiendas. Y sobre todas las cosas, jamás robéis a nadie aunque os vierais muy necesitados" - Antonio Fernández Quer
He de decir que todos estos lemas se mantienen en mi familia y han llegado hasta nuestros días . Fueron inculcados a sus hijos, y a los hijos de sus hijos. A todos los descendientes de aquellas personas que tuvieron un destino difícil, pero que reinó en sus vidas el amor más grande que se pudiera sentir.
A mi abuela Inés sólo la conozco por las coversaciones familiares, y de mi abuelo Antonio acabo de narrar su trayectoria, Ambos abuelos por parte de mi padre Por parte de mi madre, tampoco pude disfrutarlos. Mi abuelo murió siendo mi madre muy pequeña y mi abuela falleció cuando yo contaba dos años. Tampoco su vida fue fácil ni sencilla. Nacieron en un pequeño pueblo de Ávila y se ganaron la vida malamente, pero con honradez. La tierra en que nacieron se denomina " Ávila de los Caballeros", por la sencillez y formalidad de sus gentes. Fue la tierra de Santa Teresa de Jesus Pero ellos merecen capítulo aparte, que cualquier día narraré. Sólo yo sé, lo que les he echado de menos, a todos ellos.
Cementerio viejo de Alcalá de Henares |
Entrada principal del Cementerio de La Almudena de Madrid |
Recuerdo que cuando era adolescente y en uno de los viajes que realizamos mi padre y yo a Alcalá de Henares, visitamos la tumba de mi abuela, y todavía siento la emoción de mi padre ante la sepultura de su madre, que jamas olvidó . La tumba de Antonio, mi abuelo, la visito con frecuencia en La Almudena . Descansa en paz, Antonio, ya todos estáis juntos de nuevo y seréis completamente felices.
F I N
Antología por: 1996rosafermu ( Septiembre de 2011 )
Fotografías: Archivo 1996rosafermu
Familia sencilla, pero con fuertes valores y una cantidad inmensa de amor que fueron transmitiendo a sus descendientes a lo largo de los años
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