Su billete fue para Haití. Le daba igual ese pais que cualquier otro. Antes de ir al aeropuerto, había sacado del banco algo de dinero para sus primeros gastos. Al llegar a Puerto Príncipe, tendría que comenzar a contactar con alguna agencia, y venderles su reportaje, del que aún no tenía idea sobre qué sería. Aquel pais estaba muy necesitado de muchas cosas; seguro que encontraría tema .
Mientras el avión iba hacia su destino, comenzó a trazarse un plan de prioridades. Al llegar a la capital, lo primero buscar hospedaje, lo segundo buscar trabajo y. tercero salir a la calle para ir tras la noticia. Después con el reportaje en la mano contactaría con algún periódico, revista o canal de televisión. Se pondría un seudónimo. Sabía que Aidan trataría de localizarla, y no quería verle. La amargura que sentía, hacía que le odiase ¿ Odiarle ? Nunca podría hacerlo, pero no deseaba verle, ni que él ni Brenan, ni Scott, supieran por dónde andaba. Sin querer se puso a pensar en el giro que había dado su vida. Estaba pasando por una de las peores épocas que nunca había vivido. Lo había perdido todo, su marido, su hijo, su hogar, todo ...Volvería a empezar de nuevo, pero con las fuerzas rotas ,lo mismo que su corazón.
Todo le estaba resultado más difícil de lo que creía. Haití era un país pobre y el único reportaje que cabía era sobre el sistema de vida de las personas. Había sacado fotografías del atraso y pobreza en el que transcurría su día a día, algo que resultaba incómodo para la mayoría de la gente. Nadie le daba trabajo, ninguna agencia, las pocas que allí había, no querían meterse en jaleos. Tan sólo había un periódico de corte progresista al que interesó sus fotografías. Pero si las publicara, había que "disfrazarlas " para no tener tropiezos. Necesitaba el dinero; se le estaba acabando el que llevó. Los gastos eran mínimos, pero aún así tenía que pagar la pensión en la que se hospedaba. Pensó en cruzar a Santo Domingo, pero ¿ a quién interesaría las lujosas mansiones de los famosos en Punta Cana?
Se acercaban las Navidades. Eran las primeras que pasaría sola, tristes al máximo, en un país extraño del que a penas conocía nada, ni siquiera el idioma . Pero había sido su elección, y no podía volver con las manos vacías. Sin poder evitarlo, evocó a Aidan ¿ qué estaría haciendo? ¿ La echaría de menos? O quizá ya tendría a otra que le calentara la cama. No deseaba pensar en el; su herida estaba aún abierta. Seguían sin saber donde estaba y prefería que todo siguiera así. Quizá con el tiempo, cuando el mal se hubiera restañado, sería posible alguna llamada a Brenan o a Scott. No a su marido. Le quería demasiado y estaba demasiado dolida. Su cena de Nochebuena, fue un plátano y un vaso de leche. No quiso comer más, y estuvo llorando toda la noche. recordó la última, pasada con él. Fueron a la cabaña, solos ,disfrutando el uno del otro y posiblemente sería entonces cuando se quedó embarazada. Se tapó la cabeza con la almohada para ahogar los sollozos. Tenía la enorme tentación de llamarle, de escuchar su voz, y seguramente él la pediría que regresara. ¿ Por qué no volvía? No podía hacerlo, no fracasada.
No quiso seguir divagando más. Borraría de su cabeza que era Nochebuena y quizá al fin pudiera conciliar el sueño.
A muchos miles de kilómetros de distancia, solo en la cabaña, Aidan estaba asomado a una ventana. Contemplaba la nevada caída y la belleza del paisaje. Miró a los tilos y estaban desnudos de hojas, como su propia alma. Hacía tiempo que Nelly había desaparecido de su vida y, parece ser, que de la faz de la tierra. Todas las gestiones realizadas, habían sido infructuosas. Su relación con Brenan era fría y algo lejana, debido a una fuerte discusión que tuvieron ante la reacción de Nelly. Allí pasaría Nochebuena y Navidad. No quería ver a nadie, ni que nadie le hablara. Sólo quería recordar los días felices que vivieron en aquel lugar, y el rostro sonriente de su mujer.
- ¿ Dónde estás ? ¿ Por qué no me llamas? Me estoy consumiendo de preocupación e impaciencia
Mientras el avión iba hacia su destino, comenzó a trazarse un plan de prioridades. Al llegar a la capital, lo primero buscar hospedaje, lo segundo buscar trabajo y. tercero salir a la calle para ir tras la noticia. Después con el reportaje en la mano contactaría con algún periódico, revista o canal de televisión. Se pondría un seudónimo. Sabía que Aidan trataría de localizarla, y no quería verle. La amargura que sentía, hacía que le odiase ¿ Odiarle ? Nunca podría hacerlo, pero no deseaba verle, ni que él ni Brenan, ni Scott, supieran por dónde andaba. Sin querer se puso a pensar en el giro que había dado su vida. Estaba pasando por una de las peores épocas que nunca había vivido. Lo había perdido todo, su marido, su hijo, su hogar, todo ...Volvería a empezar de nuevo, pero con las fuerzas rotas ,lo mismo que su corazón.
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Y así lo hizo. Preguntó a un taxista a la salida del aeropuerto y la condujo hasta un hotel céntrico, limpio y asequible. De momento estaba bien. Si no le agradaba, ya buscaría otro lugar, al menos tendría donde pasar la noche. Pero para ello, tuvo que tomar una pastilla que le ayudase a conciliar el sueño y a calmar sus nervios. Era una situación desconocida para ella y totalmente nueva. Siempre había estado protegida por su marido, inclusive hasta antes de casarse: él siempre la ayudó. Ahora estaba sola, y por su amor propio herido, se las arreglaría sin ayuda de nadie.Todo le estaba resultado más difícil de lo que creía. Haití era un país pobre y el único reportaje que cabía era sobre el sistema de vida de las personas. Había sacado fotografías del atraso y pobreza en el que transcurría su día a día, algo que resultaba incómodo para la mayoría de la gente. Nadie le daba trabajo, ninguna agencia, las pocas que allí había, no querían meterse en jaleos. Tan sólo había un periódico de corte progresista al que interesó sus fotografías. Pero si las publicara, había que "disfrazarlas " para no tener tropiezos. Necesitaba el dinero; se le estaba acabando el que llevó. Los gastos eran mínimos, pero aún así tenía que pagar la pensión en la que se hospedaba. Pensó en cruzar a Santo Domingo, pero ¿ a quién interesaría las lujosas mansiones de los famosos en Punta Cana?
Se acercaban las Navidades. Eran las primeras que pasaría sola, tristes al máximo, en un país extraño del que a penas conocía nada, ni siquiera el idioma . Pero había sido su elección, y no podía volver con las manos vacías. Sin poder evitarlo, evocó a Aidan ¿ qué estaría haciendo? ¿ La echaría de menos? O quizá ya tendría a otra que le calentara la cama. No deseaba pensar en el; su herida estaba aún abierta. Seguían sin saber donde estaba y prefería que todo siguiera así. Quizá con el tiempo, cuando el mal se hubiera restañado, sería posible alguna llamada a Brenan o a Scott. No a su marido. Le quería demasiado y estaba demasiado dolida. Su cena de Nochebuena, fue un plátano y un vaso de leche. No quiso comer más, y estuvo llorando toda la noche. recordó la última, pasada con él. Fueron a la cabaña, solos ,disfrutando el uno del otro y posiblemente sería entonces cuando se quedó embarazada. Se tapó la cabeza con la almohada para ahogar los sollozos. Tenía la enorme tentación de llamarle, de escuchar su voz, y seguramente él la pediría que regresara. ¿ Por qué no volvía? No podía hacerlo, no fracasada.
Imaginaba que él estaría muerto de angustia sin saber nada de ella. ¿ Sería cierto que la amaba ? Se lo había demostrado muchas veces, pero entonces ¿ por qué cometió ese tremendo error, y ocultarlo? ¿ Le hubiera perdonado si se lo hubiese contado o habría tomado la decisión que tomó más tarde? Seguramente estaría cenando en alguna casa amiga y con una buena compañía. Se volvía loca. Le echaba de menos, mucho, muchísimo. Echaba de menos su voz, sus abrazos, sus besos y su intimidad única con él. ¿ Habrá vuelto a la cabaña ? ¿ Habrá llevado a otra chica ? Seguro que si; conocía a su marido y sabía que era de naturaleza fogosa, y ese fue uno de los motivos por el que la traicionara. Pero quizá no sea sólo su necesidad física, sino que se habría cansado de ella. Seguramente sería una mujer preciosa, de su mismo status.
No quiso seguir divagando más. Borraría de su cabeza que era Nochebuena y quizá al fin pudiera conciliar el sueño.
A muchos miles de kilómetros de distancia, solo en la cabaña, Aidan estaba asomado a una ventana. Contemplaba la nevada caída y la belleza del paisaje. Miró a los tilos y estaban desnudos de hojas, como su propia alma. Hacía tiempo que Nelly había desaparecido de su vida y, parece ser, que de la faz de la tierra. Todas las gestiones realizadas, habían sido infructuosas. Su relación con Brenan era fría y algo lejana, debido a una fuerte discusión que tuvieron ante la reacción de Nelly. Allí pasaría Nochebuena y Navidad. No quería ver a nadie, ni que nadie le hablara. Sólo quería recordar los días felices que vivieron en aquel lugar, y el rostro sonriente de su mujer.
- ¿ Dónde estás ? ¿ Por qué no me llamas? Me estoy consumiendo de preocupación e impaciencia
Pero fue el silencio y el chisporrotear de la chimenea, las únicas voces que se escucharon.
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Autora< rosaf9494quer
Edición< Septiembre 2016
Ilustraciones< Internet
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